Habitar otro caribe: literaturas y pensamientos en Quintana Roo
Coordinadores: Viviana Genoveva Caamal Estrella y Christian Olivier Lozano Villanueva
Foto de Liliana Gamboa
Este dossier está narrado desde nuestros sentires y pensares; también como un posicionamiento y una acción política que nos atraviesa no solo en el Estado de Quintana Roo, sino en otras partes del territorio mexicano que comparten similitudes. El Caribe mexicano además de ser una construcción con base fundamental en megaproyectos turísticos, nos ofrece la oportunidad de repensar nuestra identidad y cuestionar las aristas que lo recubren. No solamente es lugar de selva, mar, tierra, juventudes sino también pensamiento crítico que nace desde un habitar que se articula desde las periferias que no son visibilizadas, y que refleja inquietudes a través de diferentes expresiones literarias, filosóficas y artísticas.
Tomamos como punto de partida esta manera de ver el mundo para participar en el diálogo que convocó la Caribbean Philosophical Association (CPA) en su conferencia anual Shifting the Geography of Reason XIX, misma que se realizó los días del 18 y 19 de junio del 2021 y que llevó por título Black Lives Matter: Black American Resistance Through Thought. Nuestra participación estuvo dividida en dos mesas. Una trató sobre las identidades en el Caribe, y en la segunda se presentó el libro Sargazo: Antología literaria de jóvenes quintanarroenses, el cual fungió como piedra angular para cuestionarse qué, quiénes y porqué se escribe en esta geografía.
Las participaciones se llevaron a cabo tomando en cuenta dos de los principios rectores del quehacer intelectual de la CPA: El Caribe como un espacio de reflexión para investigar las caras adyacentes al proyecto de Modernidad-Colonial. En este sentido, la CPA, ha considerado importante que la filosofía que nace y se despliega en el Caribe pueda interrogarse con un carácter interdisciplinario por la raza, la colonialidad, el genocidio, la diversidad sexual, el género, la libertad y la descolonización, entre muchas otras cuestiones que se materializan y moldean las realidades caribeñas. Y el segundo, es el de propiciar la construcción de un hogar para las ideas de y sobre los pueblos del Caribe.
De esta manera queremos compartir al lector y lectora de qué hablamos cuando mencionamos “habitar otros caribes”. Dentro de los muchos caribes que se nombran, en la parte continental de la región costera al sureste de México, en el estado de Quintana Roo, frontera con Belice y el mar, es también nombrada y reconocida como el caribe mexicano –como se mencionó al inicio– la popularmente llamada “Riviera maya”, nombre también acuñado por la publicidad del turismo que vende playas turquesas, arenas blancas, mariscos exóticos, pirámides mayas, Xcaret, Cancún, cenotes turquesas, centros turísticos nocturnos y grandes hoteles lujosos.
El imaginario colectivo de quién no vive en Quintana Roo se construye de manera significativa mediante esa publicidad y no es para más, según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), Cancún es la ciudad turística más importante de Quintana Roo, contribuye con el 7.1% del Producto Interno Bruto (PIB) turístico de México, el cual representa el 60% del PIB al interior del estado de Quintana Roo.
La dinámica del paraíso turístico de Quintana Roo solo es una cara sostenida por problemáticas sociales que quedan ocultas por dos razones: la primera para no afectar el aporte del PIB nacional y estatal, y la segunda, porque dichas problemáticas son ejemplos de plusvalía, como lo es la explotación laboral de quiénes trabajan en el sector hotelero y que además tienen un determinante racial maya; el ecocidio a consecuencia de la demanda del suelo turístico; turismo sexual, feminicidios y trata de personas (que en diferentes zonas de Quintana Roo ocurren los diferentes momentos: captación, traslado y explotación), entre otros ejemplos.
Cabe destacar que una de las problemáticas que se distingue en este Caribe es que, a pesar de que en estos lugares hay un gran flujo de migración interna hacia las ciudades turísticas, en Quintana Roo ocurre un determinante racial con la población indígena maya yucateca que migra con el fin de elevar su calidad de vida en trabajos precarios pertenecientes al sector de servicios hoteleros, por lo que su calidad de vida no mejora, viven en condiciones de pobreza, marginación y racismo en su cotidianidad en estas grandes ciudades turísticas. Al mismo tiempo, la población maya se encuentra en un constante proceso de asimilación al sistema, el cual se expresa en el mercado turístico, como una especie de exposición, o más bien, folklorización, incluso para construir megaproyectos turísticos utilizando el nombre de los pueblos mayas, pero no para beneficio de los pueblos originarios, sino para la población turística extranjera, impactando con temas de despojo territorial, apropiación cultural y extractivismo epistémico; basta con esperar los resultados del megaproyecto “tren maya” en las consecuencias negativas no solo de la selva, sino en temas relacionados con el agua, flora, fauna local y en las dinámicas socioeconómicas de los pueblos mayas; o incluso revisar casos como Tajamar, Dragon Mart, entre otros.
Dar cuenta de la complejidad de lo antes mencionado y reconocer sus aristas más significativas implicó el diálogo, el análisis desde diferentes trincheras del saber y la literatura.
De esta manera, se reúnen las reflexiones del panorama de Quintana Roo y las aportaciones de lo artístico e intelectual de voces emergentes jóvenes provenientes de las periferias del sureste mexicano, mediante un proyecto literario denominado Sargazo: antología literaria de jóvenes escritores quintanarroenses, el cuál refleja los sentires de la realidad inmediata de las autoras y autores, por lo que se presenta una breve reseña de dicho libro por Viviana Caamal. Posteriormente Lucy Muñoz hace un análisis de la antología mediante la “comprensión efectual” desde el pensamiento de Hans-Georg Gadamer. Por otra parte, Laura Angulo expone consideraciones personales sobre las diferentes problemáticas que se enfrentan las mujeres del caribe para escribir. Olivier Lozano se pregunta sobre la posibilidad de una tradición de pensamiento crítico en el caribe mexicano y sus posibles características. María Luna se cuestiona sobre la identidad fronteriza y esboza una respuesta desde el Sur, desde esa otra frontera que pareciese olvidada. Melissa Chablé aporta categorías conceptuales para pensar la relación existente entre el turismo, la folklorización de la identidad maya y el paisaje. Por último, Miguel Castillo se pregunta cuál es el papel que ocupa el Caribe en el proyecto pedagógico del estado mexicano y la tensión con el proyecto del mestizaje. Categorías como etnochic, herida abierta, frontera, literatura o pensamiento, nos remiten a pensar de una manera crítica problemas estructurales relacionados con la educación, la violencia de género y la naturaleza.
Esta inquietud por describir con categorías más cercanas a nuestro devenir, la realidad que se está materializando en este territorio se ejemplifica con el Sargazo. Más allá de ser un alga, éste se entiende como una categoría analítica para describir aquella existencia que no debiese tener presencia en un lugar pero allí está: incomodando la paradisíaca cotidianidad del Caribe mexicano.
El Caribeallien es otro concepto que creemos puede servir para entender este lugar como aquel que es resultado de un diseño en el que los que lo habitan, no tienen la oportunidad de vivir dignamente, son alliens, en el sentido de extranjería. Ciudadanos que viven sin un piso común de servicios básicos, donde el ejercicio pleno de una ciudadanía se ejerce bajo condiciones socioculturales de extrema vulnerabilidad que resultan de un proyecto turístico que materializa las distinciones de raza, clase y género como ejes rectores para sustentar su permanencia.
Con el presente Dossier, buscamos que las reflexiones puedan incentivar conversaciones críticas para describir y visibilizar algunas de las diferentes realidades caribeñas a las que nos estamos enfrentando, y con ello, aprender a sentir el pulso de la selva maya, la fuerza del oleaje y los sentipensares de una generación que nació en a finales del viejo milenio y los umbrales del nuevo siglo.