Dossier:

El día después. ¿Cómo es la lucha política sin López Obrador?

¿Y si AMLO hubiera ganado en 2006?

CE, Intervención y Coyuntura

¿Y si AMLO hubiera ganado en 2006?

Corría el año 2006 y la oligarquía financiera, mediática, empresarial y sus comparsas políticas festejaban el haberle cerrado la puerta de Palacio Nacional al “peligro para México”. Ensoberbecidos, imaginaron que AMLO estaba derrotado y que, como antes hicieron con el ingeniero Cárdenas, enviarían al político a la marginalidad. Tuvieron que pasar 12 años para la recomposición que permitió volver la derrota en victoria y 18 para afincar aún más la maestría política.

De AMLO y su gobierno se pondrán a decir y se dirán muchas cosas en adelante. En todos los sentidos: veremos a quienes lo valorarán más adelante, y también asistiremos al distanciamiento de algunos de sus aparentes seguidores –el transfuguismo es una ley de la conducta política–; como sea, su nombre seguirá presente, aun así sea a la manera de una ausencia.

Sin embargo, pasados estos 18 años, uno no puede dejar de imaginar a la oligarquía –a lo que queda de su cerebro colectivo– dándose de tumbos. Un ejercicio de imaginación permite pensar ¿Qué habría pasado si AMLO hubiera accedido al poder en el año 2006 en lugar de Felipe Calderón? A continuación algunas hipótesis que nos hacen valorar el camino recorrido:

  1. AMLO habría tenido un entorno económico más favorable, debido al alza de las comodities, misma que generó ilusiones posneoliberales en gran parte de los países que vivieron el auge de la primavera primario-exportadora. No habría pasado penurias económicas y su programa anti corrupción habría sido aún más limitado, pues el excedente estaba disponible.
  2. AMLO habría tenido nula capacidad de reformar la constitución, pues ni en 2006 ni en 2009 habría podido contar con mayorías legislativas. El PLAN “C”, en aquel momento, era más que una quimera, un verdadero absurdo, de manera que se hubiese caminado en un terreno más sinuoso.
  3. Envalentonada por dejar sin espacio político al presidente, la derecha se habría mantenido más unida. Los órganos políticos que abandonaron y desairaron al PRI, seguramente tendrían que permanecer en esas siglas. El PAN, al no gobernar de continuo, habría tenido que reagruparse y las grietas en su interior, producto de una lucha interna por convertirse en los gestores de los negocios, probablemente no ocurrirían con la fuerza que hoy atestiguamos. Entre los panistas, recordemos, su división no es ideológica, sino por ganancias. Punto positivo de aquel momento, jamás habríamos tenido que escuchar a Marko Cortés o a “Alito”.
  4. Aunque la política exterior quizá hubiera sido más latinoamericanista, lo cierto es que la ausencia de Trump en aquel escenario habría relajado cosas. Pero muchas de ellas, como sabemos, expresan la debilidad del imperio. En realidad AMLO habría tenido que negociar con una potencia enfocada en Irak, pero no maltrecha.
  5. El PRD seguiría vivo, pero enfrascado en una terrible lucha interna en donde las facciones se disputarían de manera más artera los cargos, los territorios y el presupuesto. Es decir, el obradorismo apenas sería una pequeña facción interna que no tendría la hegemonía al seno del partido, lo que haría que, además de tener que negociar con el PRI y el PAN en las cámaras, se tendría un suelo muy resbaloso, pues se tendría la presencia en el partido de individuos y facciones dispuestos a entregar a la oligarquía espacios con la finalidad de obtener prebendas político-económicas.
  6. No hubiera existido la “resistencia pacífica”. Tras el fraude de 2006, no sólo las facciones y organizaciones inmiscuidas en el PRD salieron a manifestarse a las calles, sino que de manera espontánea la sociedad acudió al llamado de AMLO a construir la denominada resistencia pacífica. Fue un proceso arduo, complicado y desgastante, pero fue en este escenario donde diversos cuadros se prepararon, donde la sociedad vio por sí misma cómo la oligarquía pretendía controlar la narrativa a través de sus medios de comunicación. Es decir, a pesar de lo tortuoso, la “resistencia pacífica” se convirtió en una experiencia pedagógica que nos entregó la Convención Nacional Democrática, que fue el inicio de Morena. Por tanto, ese escenario no existiría, y muy probablemente esa potencia social hubiese sido maniatada por la lucha de facciones interna del PRD, desgastado, o llamada a movilizarse por AMLO con finalidad de demostrar la fuerza que no tendría en las cámaras y en ciertos ámbitos estatales, lo cual tendería a un desgaste de esa fuerza.
  7. Si un gobierno de AMLO de 2006 hubiera terminado, con dificultades políticas, no así económicas, habría tenido que ceder su lugar a un Marcelo Ebrard, y con ello tal vez hacia un escenario más oscuro, pues con ello se le hubiese abierto la puerta a personajes como Mancera; es decir, la continuación del proceso de transformación tendría pocas posibilidades de realizarse.

Especulaciones, claro, pero a partir de líneas claras y tendencias. La oligarquía aplazó el cambio, pero no lo detuvo. La perseverancia fue importante, sobre todo para demostrar, una vez más, que en política no hay victorias ni derrotas absolutas. Lección para los tiempos que vienen. La despedida de un presidente como AMLO no puede ser otra que como el político inamovible, pero al tiempo flexible que es; el líder popular, pero también el conductor de gobierno. ¡Vaya tiempo que nos regaló!

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