Universidades Estatales: fuerzas políticas, autonomías y propósito

Sergio Alan piña

Hay un lugar incomodo de las universidades públicas estatales en el espectro político. Esta posición es resultado de historias con múltiples contradicciones y actores regionales que dificultan las evaluaciones externas. Estas instituciones se vuelven más complejas por los procesos de Autonomía, y sus relaciones con soportes Estatales. Sumado a ello, al interior de las Universidades se albergan muy diversas posturas, algunas radicalmente contrarías a sí misma, pero estos espacios pueden ser entes representados con supuesta neutralidad. No se termina de comprender a la Universidad Pública como una institución educativa y de investigación que bajo principios orientadores garantiza y está obligada a reconocer derechos, haciendo de esto un núcleo de su autonomía. 

Hay una tensión fundamental respecto a la autonomía: los gobiernos estatales han visto en las universidades públicas regionales, tanto un bastión de estructuras políticas como uno de estructuras económicas. Sin duda, es alentador que de la Universidad Pública surjan servidores públicos, técnicos, profesionistas, Investigadores, Presidentas con vocación. Esta dimensión política de la universidad debe reconocerse. Por otra parte, la pregunta que moviliza la vida política intrauniversitaria puede plantearse así: ‘¿Cómo debería organizarse una Universidad para cumplir con los principios que la sustentan?’

Las Universidades tienen internamente vida política, pero ¿quiénes definen los límites de las relaciones institucionales? el caso de la UAS[i], o de la UDG[ii], o la intromisión gubernamental en la Universidad Juárez del Estado de Durango[iii], por poner algunos ejemplos. De estos casos se tiene en común al acecho de grupúsculos ajenos que desestiman los principios por formas mercantilizadas, las prácticas machistoides de amenaza y prebenda, viendo en una institución la posibilidad de servirse de ella, aludiendo fideicomisos o recursos extraordinarios.

En estas disputas, la correlación de fuerzas difícilmente favorece la exclusividad de proyectos académicos frente a la negoción laboral, pues la Universidad es también un centro de trabajo y esto es un elemento coercitivo importante. La organización del trabajo al interior de una Universidad Pública es un campo complejo pero crucial. El papel del sindicalismo universitario, que hoy expresa una franca crisis. Los procesos generacionales de ingreso y salida que por poca planificación profundizan la inestabilidad de los esquemas institucionales.

Derivado de esto, están también la creación de grupos de interés, proyectos y recursos donde por mucho o poco se da la confrontación. La fuerza política de muchos grupos reaccionarios se afianza en organizaciones de choque con limites poco claros en relación con las universidades como Teco, Muro, o Yunques[iv] que se anidan en las estructuras del porrismo, se articulan de manera clientelar bajo dinámicas de intercambio mercantil y lucro. Incluso la valoración incomoda de Universidades asechadas por el más bajo interés comercial que implica al narcotráfico (De esto no se tienen pruebas, pero tampoco dudas). Muchas de estas condiciones, hacen que la actividad política universitaria se desborde y, son buenos momentos para observar con atención las coyunturas regionales.

Reconocer a las Universidades como organismos políticos no debería escandalizar, está de más decirlo, pero aquí hay otro punto clave de la autonomía. No se pueden entender la autonomías como aislamientos; la universidad es de hecho una institución que integra y forma parte del Estado con un campo de agencia, la regulación de las fuerzas políticas internas es un proceso que también implica a las formas de gobierno intrauniversitarias; es cierto que con mayor frecuencia en las universidades se esconden movimientos cada vez más reaccionarios de orden dogmático, religioso y violento, aludiendo libertad de catedra pero poco tiene relación con la libertad que Justo Sierra argumentó en defensa de la autonomía.

Autonomías al Acecho: Repensar las Autonomías de forma responsable

Cuando intereses ajenos a la orientación de enseñanza e investigación buscan por medio de la amenaza y hostigamiento establecer a la universidad como un alfil económico-político, ya sea en uso de recursos o en venta de plazas, se vulnera la autonomía pues se está en contra de los principios educativos que norman a las Universidades Públicas. Es cierto que, al interior de estas instituciones se albergan academias insensibles con la realidad social, pero esto, no es pretexto para vulnerar autonomías. Aquellos que aludan a la 4T bajo el pretexto de vinculación de la universidad con los programas, no sólo no han entendido la Cuarta Transformación tampoco han entendido a la Universidad. No es el momento Peña Nieto de las Estafas Maestras y no lo será.  

No hemos terminado de direccionar el rumbo que las universidades pueden tener. El germen de la autonomía es la posibilidad de organización interna que garantice la pluralidad y al mismo tiempo la posibilidad del consenso entre universitarias. ¿Cuáles son los límites de esta relación universidad-gobiernos, en la actualidad?  Es cierto que sin condiciones democráticas es complejo la generación de conocimiento. Como en la vida, siempre se tienen más preguntas que respuestas: ¿Puede el Estado garantizar la educación en respeto de la autonomía? ¿Puede un gobierno reconocer y respetar la vida interna universitaria? ¿Puede una estructura Universitaria reorganizarse para atender las demandas sociales que considere necesarias? ¿Puede la Universidad desligarse del discurso mercantil de la calidad y orientar un humanismo de calidez? Lo que tengo claro es lo complejo de la coexistencia de universidad pública con negocios privados, así como complejo es el diálogo entre la pluralidad epistémica o la unilateralidad ideológica.

La autonomía no puede perder su contenido político. Considero que el espectro político interno debe expresar una pluralidad dialogante, y una orientación comprometida con principios básicos. ¿Debemos defender la Universidad Pública como proyecto educativo y Nacional? Sí, pero ¿Qué clase de proyectos universitarios debemos defender? El lugar incomodo que ocupan las universidades en el espectro político, pasa por la discusión pública, nacional y regional. Sin obviar la orientación cultural, no debemos excluir el papel político que tienen y su vinculación con los poderes que la tensionan, que son diversos y solo quienes se inscriben en estos contextos conocen.

Que tenga flexibilidad administrativa para asimilar los cambios, sin sacrificar los contenidos. Pero como se ha mencionado muchas universidades se han extraviado en favorecer un núcleo reducido de funcionarios o académicos sin mayores compromisos que sí mismos, alimentando brechas de desigualdad con pocas o muy selectivas oportunidades. El gobierno federal se ha mantenido en una actitud parca al respecto, se sabe en la disyuntiva que cuesta más rescatar universidades estatales con corruptelas que crear nuevas universidades nacionales, y hoy sabemos hacia donde apunta la política educativa ¿Cuál es el papel que las universidades existentes deben tomar ante este hecho? Los Ecos de una Universidad Estatal, como la Universidad Juárez del Estado de Durango, [con quien tengo una ambivalencia afectiva], pueden ser vistos como laboratorios y vale la pena comprender.   

Un ejemplo Histórico. Lombardo-Caso

Un contexto de diálogo y contraste de ideas, donde se discute con conservadores de estima intelectual y honestidad proba. De personajes con contradicciones sin temor al corregir.

  1. Caso argumentó que como parte de la sociedad la Universidad es una “comunidad de cultura cuyos fines son: investigación y enseñanza” y atribuyó que al ser comunidad se debe “subordinar el interés individual”. Entiende por cultura el “crear valores” y la establece como un fin. Menciona que No se puede enseñar un credo
  2. Caso se Pregunta ¿Quiénes desacatan los individuos o los grupos? Expone que la modificación de determinados principios básicos dentro de la Institución educativa, traerá consigo la modificación constante de la Institución Educativa. Por ello presenta como irrenunciables determinados elementos. Si bien reconoce que la Universidad debe orientar su atención a los problemas sociales, determina que “… la universidad de México, dentro de su personal criterio inalienable, tendrá el deber esencial de realizar su obra humana ayudando a las clases proletarias del país en su obra de exaltación, dentro de los postulados de la justicia, pero sin preconizar una teoría económica circunscrita porque las teorías son transitorias por su esencia, y el bien de los hombres es un valor eterno que comunidades e individuos necesitan tender a conseguir, por cuantos medios racionales se hallen a su alcance” (p. IV, 1933)[v]
  3. Advierte que una universidad que cierra oídos, corazón e inteligencia al bienestar es un proyecto que se queda al margen de la cultura, pues esta seguirá desarrollándose [Con o sin universidad].
  4. Se pregunta de forma retórica pero asertiva ¿Cuál es el credo del mañana? De ahí que la clave es la enseñanza y la investigación pues nunca se termina de conocer ¿qué se debe enseñar en la universidad?
    1. El papel del naturalismo en Caso, es interesante pero no es este el momento de discutirlo. Lo comprende como Competencia.
  5. Caso Refiere que las Instituciones sociales son parte de la historia y consagra un papel importante para esta disciplina, así como el amplio contenido de la ética. Caso está en contra de monotematizar ciertos elementos en la enseñanza. Por eso defiende la libertad de catedra, en tanto el docente cumpla con dos criterios “Competencia e Idoneidad” [Dos nociones que fácilmente son trastocados por la dinámica del mercado]
  6. Una universidad sin credo, pero con orientación. Abrir de par en par las posibilidades de investigación, conocimiento y enseñanza. [¿El problema radica en el eclecticismo?]
  7. Caso polemiza sobre el sentido de Orientación de la Universidad y distingue cuatro bases a su noción, que se pueden resumir de la siguiente forma:
    1. no apoyará UN credo (sea filosófico, social, artístico o científico), es Plural.
    2. Libertad de catedra delimitada por el marco legal y libertad de inscripción de cátedras.
    3. Tiene un deber social, no partidista [Es una apelación al Estado].
    4. Apela a la discusión y el análisis de los problemas sociales, en sus sectores internos, siendo el Individuo responsable de las opiniones que sustente. El alumno elige [Que se traduce en un papel activo al estudiantado en los procesos universitarios]
  8. La universidad debe tener una orientación de humanidad y justicia, la universidad no es ‘persona moral’ por eso no se puede adherir a una ideología.
  9. Cierra su primera intervención con esto: “… la ciencia no está hecha y se prolonga en perspectiva eterna y va constantemente adquiriendo verdades que antes no tuvo”
  10. Advierte a Lombardo Toledano “su profesor de filosofía se opone al naturalismo, se opone a la declaración del colectivismo como credo” (iv) [Malas formas de expresarlo, pero gran argumentación]

Toledano, replica estar de acuerdo con diversos puntos dichos por Caso, pero profundiza.

  1. Toledano argumenta que enseñar no es solo transmitir conocimientos, sino lograr nuevos y rectificar los previos (p. IV). Comprendiendo que la ciencia se mantiene en cambio, y éste también se encuentra en los fundamentos de la universidad.
  2. Desestima la noción del naturalismo como competencia y expresa la importancia de la historia y de la ética, mostrando nuevamente el acuerdo con Caso.
  3. Alude sobre el Credo y Orientación:
    1. “Es preferible un profesor sabio partidario de una doctrina que no se sustente por los alumnos, que un profesor adocenado que solo explique una tesis de acuerdo con nosotros, porque el primero hace un servicio a la cultura, en tanto que el segundo no hace ningún servicio a nadie” (Toledano, p. VII)
  4. Toledano es directo, en consagrar la tesis de Caso: “la Universidad no podrá adoptar ningún credo especialmente relacionado con las tesis políticas (…) orientación, pero no dogma” ¿Cuál es política de una Universidad? Toledano duda: ¿libertad para cualquier doctrina? No todos los valores tienen el mismo valor.
  5. Toledano expresa que la cultura es instrumento del hombre, es un medio. Establece con mucha contundencia, no perderse en la abstracción. Menciona que si cada régimen histórico ha tenido una cultura, es porque la cultura es el medio para valorizar la vida y medio de acción para lo colectivo (p. VII).
  6. Defiende que el sistema educativo como producto de la Reforma y tiene en sus fundamentos las ideas del movimiento de reforma: el individuo. La institución está al servicio del movimiento. Éste crea herramientas que sirvan al momento histórico que se vive, para Toledano era la época de comprender la economía como estructura básica de la sociedad.
  7. Para Toledano, la Universidad misma y en su interior opta por UNA doctrina, no es neutral, y nos insta a reconocerla como una institución política. No hay libertad de Catedra, pues esta se supedita a una pedagogía de su momento histórico, y esa libertad absoluta solo conduce a la contradicción.
  8. Afirma que al enseñar se transmite un criterio al estudiante. Y el problema de enseñar en dinámica de competencia, es que la Universidad incumple con el sentido de orientación pues el fin político que lo motiva es la excelencia individual por encima de cualquier mandato superior.
  9. Argumenta que ningún credo es eterno, y mañana puede corregirse, pero no deberíamos obviar según Toledano que es problemático creer que toda verdad es posible (p. X). La universidad debe ser de todas, orientando cátedras a finalidades humanas, al servicio de la nación, en su contexto, en sus historias locales. Enseñar es transmitir criterio, repetirá Toledano. Tomar en cuenta el progreso de la ciencia en favor de la humanidad, poner lo humano-histórico como centro.
  10. Además de estas diferencias notorias, Toledano enfatiza el rol de la historia alejándose de la exaltación individual: “Sabemos de las cosas a través de las biografía de hombres superiores; no sabemos la historia a través de las instituciones sociales; no sabemos cómo fue la vida donde es necesario saberlo; no sabemos de los aztecas, ni de los mayas, ni de las tribus que habitaron en México antes de los siglos XV y XVI; no sabemos más que la historia de emperadores y caudillos (…) no importa saber los nombres de los virreyes sino como fueron evolucionando las instituciones humanas” (p. XI)
  11. Reconoce que hay un carácter objetivo en la investigación, un elemento que no puede subordinarse al interés partidario pero que no puede justificar al capitalismo. Por ello, la libertad de catedra no puede conducir a la confusión. La orientación que es pilar de la Universidad, de empezar por afirmar qué es la sociedad y cómo transformarla.
  12. Es interesante que Toledano reconoce el limite de la investigación en su relación con las clases trabajadores, “En realidad no podemos siquiera ir a señalarles determinadas cosas que ellos saben mejor que nosotros. Lo que necesitamos es decirles cómo la Universidad, institución responsable de una misión histórica, puede ayudarles de un modo concreto, claro y definido” (p. XI)
  13. Argumenta entonces que las reformas educativas no son dogmas, ni credos, alude Toledano y sostiene lo siguiente a título personal: “La Universidad no va a realizar la revolución social. Ojalá, pero es imposible. No puede. No solo no sabe: no puede” (…) La universidad no puede ser una torre cerrada” (p. XI-XII) Un profesionista que es producto de una Universidad debe formarse una noción de responsabilidad en las instituciones que representan al país.

Caso revira:

  1. El que investiga no alcanza criterio, no puede coexistir libertad de catedra y enseñanza definida. De qué forma se puede enseñar algo con lo que no se comulga. Por otra parte, ciencias sociales y ciencias físicas parten de principios diferentes, son problemas de orden distinto, ni la ética, derecho o economía se fundamentan en lo natural. Caso en esta línea argumentativa rechaza el materialismo histórico, pues lo asimila con el naturalismo. Establece la dicotomía entre Naturaleza-Cultura. Y afirma su visión religiosa. Mucho menos se podría reducir la historia a la historia de las instituciones, debemos reconocer la individualidad excepcional y victoriosa.

Toledano considera        

  1. El hombre es un producto integro de la naturaleza, y actúa sobre ella. Para Toledano, Caso solo justifica su compromiso religioso, por encima de otros valores. Toledano defiende un gradualismo entre disciplinas científicas estableciendo pluralidad de expresiones, en contraste con la justificación religiosa que hace univoca su visión. Toledano considera que los reformadores tendrán dificultad como lo muestra la historia con Gabino Barreda, con Juárez. Cierra, Toledano con la siguiente expresión:
    1. “Yo prefiero (…) que la Universidad se le entregue al clero. Es preferible una escuela católica a una escuela burguesa individualista, romántica, sin orientaciones definidas, porque la falta de orientación es el caos (…) no es respetable el individuo que va a la vida sin orientación, con un título universitario a pegarse a los faldones de cualquier político profesional” (p. XV).

Referencia

Caso, A., & Lombardo Toledano, V. (1986). La polémica universitaria (1933). Revista de la Universidad de México,Vol. 41 (425). Recuperado de https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/a4195d80-573f-4e0f-a149-27a0eda05677/la-polemica-universitaria-(1933)

[i] Véase el artículo de Gaspar Resendiz de 2024 Los caminos de Melesio – Cómo construir un imperio desde una universidad: la intensa vida de Cuén en Sinaloa – SinEmbargo MX

[ii] Véase el artículo de Álvaro Delgado La transición garantizada – La estructura de poder que deja Padilla incluye a su familia, que asumirá el control – SinEmbargo MX

[iii] Véase el artículo de 2011  “Ilegal”, la actual administración de la UJED – Contralínea (contralinea.com.mx)

[iv] Véase el artículo de Dulce Olvera en 2021  La ultraderecha resurge. Busca enfrentar a AMLO y dar segundo aire a su agenda conservadora – SinEmbargo MX

[v] La polémica universitaria (1933) publicado en la Revista de la Universidad de México.