Toni Negri: las multitudes de un operaísmo en las antípodas del marxismo

Thomas Franco Useche[1]

Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles

Bertolt Brecht

A pocos días de acabar el 2023, puntualmente el 16 de diciembre, nos vimos forzados a despedir a Antonio Negri, quien a sus noventa años (cumplidos el 1 de agosto) se había consolidado como uno de los intelectuales orgánicos marxistas más reconocidos a nivel mundial. Tras ser conocido públicamente el fallecimiento del filósofo italiano, aparecieron de forma casi inmediata en distintos medios de comunicación de izquierda contenido de autoría o sobre Toni Negri.

Y no es para menos, pues Negri está todavía vigente, siendo “la prueba de la potencia intelectual de Negri es lo bien que funcionan sus viejos textos a pesar de lo mal que los han leído quienes lo han citado con el mero afán de refutarlo” (Sztulwark, 2023). Una vigencia que parte de su experiencia como comunista sin partido, influido primero por la desestalinización del movimiento comunista tras la muerte de Stalin en 1953, el movimiento estudiantil y obrero de 1967 (el largo otoño italiano) y, finalmente, por la radicalización del movimiento de masas en la década de 1970;[2] pero además, por sus estudios sobre el Estado, la constitución material de la clase (del obrero masa al obrero social) y las temáticas típicas de las apuestas insurrecionales, reflexiones bastión para la izquierda en medio de una época tan desconcertante como lo fuesen los ochentas y los noventas (Fernández, 2021)[3].

De este modo, “Negri enhebra en su misma biografía teórica su carrera académica y su experiencia política sin jamás separar una de otra” (Kohan, 2002, p. 16), siempre con “capacidad de insertarse en la acción colectiva” (Fernández, 2021), pues su trabajo militante como intelectual orgánico no se desarrolló “nunca en soledad, [sino] siempre cultivando una idea colectiva del trabajo teórico y una cierta obsesión por la organización” (Bascetta, 2023):[4]

lo peculiar de Negri es su carácter híbrido: su vinculación a las luchas, su papel de dirigente en corrientes comunistas heréticas y sus reflexiones en el terreno de la teoría marxista producen un nuevo tipo de intelectual, a medio camino entre el militante revolucionario y el filósofo. (Fernández, 2021)

Ahora bien, este carácter híbrido se basa en su formación marxista y comunista[5], un marxismo donde “no hay dogma ni doctrina, y su pensamiento, al igual que su vida, tan rica como atribulada, rebosa de apuestas” (Bascetta, 2023), y por ello, hay un latente interés “por demostrar la relevancia del pensamiento de Marx en un momento en que había sido descartado como perro muerto tras la caída del Muro de Berlín en 1989” (Callinicos, 2023). Por ende, Negri se esfuerza en “entender al marxismo en la clave de ‘una ciencia de la crisis y la subversión’” (Ouviña, 2023), que con sus apelaciones es un “punto de referencia intelectual para un vasto arco de la izquierda no stalinista ni socialdemócrata” (Castillo, 1999) al proponer “una lectura del marxismo que intenta descentrar la tradicional disputa” (Kohan, 2002, p. 32).

Dicha concepción se da desde una crítica al marxismo hegeliano,[6] que mediante una hábil salida spinoziana,[7]mantiene elementos sugerentes del materialismo histórico[8] para así desprenderse de la concepción de superación al apelar a la pasión alegre de la vida entregada a la causa del comunismo (Ortega y Sandoval, 2023).[9]

Sin embargo, esto no puede llevarnos a pensar que el marxista italiano fuera un bohèmien de las ideas, un improvisador de acciones y pensamientos, sino que a partir del rigor se adapta a todo lo que es, pero podría no ser, y viceversa, a todo lo que no es, pero podría ser (Virno, 2023); de modo tal que, Toni “partiendo de la tradición marxista a la que pertenecía y que tal vez le condicionó y traicionó, intentó ciertamente medirse con el destino de Italia y del mundo en la fase extrema del capitalismo que estamos atravesando”. Aquellos debates se sintetizan en dos aportes muy puntuales:

Primero, reconduce radicalmente ese desarrollo de las fuerzas productivas al trabajo vivo: es la creatividad de este trabajo vivo la potencia innovadora que, a través de crisis y revoluciones, signa el curso del desarrollo capitalista. De aquí que aquella noción de desarrollo de las fuerzas productivas sea intercambiable con las nociones de potencia y de poder constituyente en sus trabajos más recientes.[10] Segundo, actualiza el límite de la completa socialización e intelectualización de ese trabajo vivo en el presente: el trabajo devino hegemónicamente inmaterial a partir del 68. De aquí la importancia que revisten sus reflexiones sobre las notas del Marx de los Grundrisse y del capítulo inédito de El Capital en aquellos textos.[11](Bonnet, 2003)

Por lo tanto, podemos entrever en Negri una potente lectura de Lenin, pero en una estela distinta a la tradicional del leninismo (Ortega y Sandoval, 2023),[12] pues su obsesión con la revolución como síntoma del deseo (Roggero, 2023) traerá una “reformulación del ¿Qué hacer?” (Moncayo, 2023), ya que entiende la revolución “no como acontecimiento salvador, catártico o palingenético. [Sino] Revolución como forma de vida. No sólo frases hermosas, sino la dura y agotadora realidad” (Roggero, 2023):

Considero que actualmente resulta fundamental introducir un poco de esta utopía dentro de la crítica. Ya no podemos seguir moviéndonos sobre la base de una crítica que no sea colorida, que no esté cargada de los sabores de la vida. Hemos de reconstruir la utopía de una vida liberada, más allá de la crítica a los medios de producción. (Elorduy y Castrillo, 2019)

No obstante, Negri no está exento de falencias, pues “el problema con Toni no es que viera lo que no estaba allí, como tantas veces le han imputado los necios, o los filisteos, como se habría dicho en otra época. El problema es que, a menudo, veía lo que no podía estar ahí” (Roggero, 2019); puesto que si bien logra “hacer observables problemáticas y tendencias históricas no siempre visualizadas cuando se las analiza desde el viejo arsenal teórico de las ciencias sociales (Kohan, 2002, p. 5), ignora “con altivez el análisis concreto de estas situaciones, que han sido objeto de muchos trabajos importantes” (Amin, 2014).

Así, si bien sus ideas marcarán la agenda política y filosófica de principios del presente siglo, sus respuestas no siempre serán las más adecuadas, acertadas, justas, eficaces y eficientes (Kohan, 2002), ya que su marco de referencia no pocas veces es una abstracción, una idealización, que no se corresponde con los hechos concretos; lo que se traduce en que si bien “el pensamiento de Negri sí contribuye a renovar la teoría marxista aunque, en nuestra opinión, no de forma holística” (Molina Campano, 2017, p. 509). Además, en muchas ocasiones, las posibilidades de la revolución se diluyen por completo en la formalidad de su gramática (Borón, 2003):

Queremos dejar claramente sentado que Hardt, Negri y Holloway de ninguna manera entran en esta lamentable categoría de los que bajaron los brazos, se resignaron y se pasaron a las filas del enemigo de clase. Son, en buenas cuentas, camaradas que proponen un análisis equivocado de la situación actual. Su integridad moral, totalmente fuera de cuestión, no les ahorra sin embargo caer en la trampa ideológica de la burguesía al hacer suyas, de manera inconsciente, algunas tesis consistentes con su hegemonía y con sus prácticas cotidianas de dominio y que de ninguna manera pueden ser aceptadas desde posiciones de izquierda. (Borón, 2003, p. 144)

Aunque, se debe aclarar que, si sus tesis son leídas de manera superficial y desancladas, sus categorías pueden encarnar una maliciosa ofensiva posmoderna[13] contra el marxismo y en detrimento de la lucha de clases; cuando en realidad buscan identificar y entender las indudables transformaciones en curso a nivel geopolítico, en los intersticios mismos de las formas de vida y de la organización social del trabajo; de allí la polémica acerca de las estrategias de lucha y autoorganización, el rechazo abierto, la conquista y/o toma del poder, sus diversas acepciones y formas de enunciación (doble poder, poder popular, contrapoder y/o antipoder), la relación (o no) con el Estado y la gravitación de la autonomía en la construcción de una nueva izquierda anticapitalista (Ouviña, 2023). Y por ende, “el suyo no era el cliché de una sabiduría pacificada: podía ser combativo, enrevesado, contradictorio. Pero un entusiasmo incontenible por la liberación le concedió una rara juventud rebelde, incluso en la vejez” (Toscano, 2023).

En conclusión, “a Toni tenemos que leerlo ‘con’ las luchas comunistas del presente y del porvenir” (Sztulwark, 2023), porque sólo así “su nombre deja de pertenecer a los reducidos circuitos académicos y a la historia de los militantes perseguidos de la izquierda extraparlamentaria italiana” (Kohan, 2002, p. 50) para adquirir una dimensión universal que nos siga permitir recorriendo los caminos del Che.

Bibliografía

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Bonnet, A. R. (2003). El marxismo de Antonio Negri. Espacios de crítica y producción. Chiapas, 15, 143-161.

Borón, A. (2003). Poder, “contra-poder” y “antipoder.” Notas sobre un extravío teórico político en el pensamiento crítico contemporáneo.

Callinicos, A. (18 de diciembre de 2023). Recordando a Toni Negri, 1933-2023. Jacobinlat. https://jacobinlat.com/2023/12/18/recordando-a-toni-negri-1933-2023/.

Capoccetti, F. y Melegari, D. (2017). Marxismo en el presente Mapa de los conceptos para pensar el cambio. Tiempo devorado, (3), 478-508.

Castillo, C. (9 de septiembre de 1999). Una crítica marxista a Toni Negri y los autonomistas. Estrategia internacional. https://www.ft-ci.org/Una-critica-marxista-a-Toni-Negri-y-los-autonomistas.

Di Nardo, P. (23 de diciembre de 2003). El Imperio no existe. Una crítica de las ideas de Toni Negri. Izquierda revolucionaria.

Elorduy, P. y Castrillo, P. (2a de febrero de 2019). Toni Negri: “No hacen falta héroes, ni vanguardias, ni líderes. El liderazgo nace dentro del movimiento”. El Salto. https://www.elsaltodiario.com/pensamiento/entrevista-toni-negri-no-hacen-falta-heroes-ni-vanguardias.

Fernández, B. (2 de noviembre de 2021). Memorias del otro comunismo. Jacobinlat. https://jacobinlat.com/2021/11/02/memorias-del-otro-comunismo/.

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Molina Campano, E. M. (2017). El pensamiento político de Antonio Negri: ¡renovación marxista o renegación ecléctica?. Revista internacional de pensamiento político, (12), 507-520.

Moncayo C., Victor Manuel. (17 de junio de 2023). De Trastevere a Montparnasse: un nuevo encuentro con Toni Negri. Revista izquierda. https://revistaizquierda.com/de-transtevere-a-montparnasse-un-nuevo-encuentro-con-toni-negri/.

Negri, T. (21 de abril de 2023). Comencemos de nuevo a leer a Gramsci. Jacobinlat. https://jacobinlat.com/2023/04/21/comencemos-de-nuevo-a-leer-a-gramsci/.

Ortega, J. y Sandoval, E. (21 de diciembre de 2023). Las pasiones de Toni Negri. La Jornada. https://www.jornada.com.mx/noticia/2023/12/21/opinion/las-pasiones-de-toni-negri-5552.

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Roggero, G. (19 de diciembre de 2023). Para quien nos enseñó a buscar el amanecer dentro del crepúsculo. Jacobinlat. https://jacobinlat.com/2023/12/19/para-quien-nos-enseno-a-buscar-el-amanecer-dentro-del-crepusculo/.

Sztulwark, D. (16 de diciembre de 2023). Las razones de Toni Negri. Lobo suelto. https://lobosuelto.com/las-razones-de-toni-negri-diego-sztulwark/.

Toscano, A. (21 de diciembre de 2023). A communist life. Sidecar. https://newleftreview.org/sidecar/posts/a-communist-life.

Verdú, D. (16 de diciembre de 2023). Muere Toni Negri, el filósofo de la insurrección, a los 90 años. El País. https://elpais.com/cultura/2023-12-16/muere-el-filosofo-italiano-toni-negri-a-los-90-anos.html?ssm=TW_CC.

Virno, P. (23 de diciembre de 2023). Una despedida silenciosa. Sin permiso. https://www.sinpermiso.info/textos/toni-negri-una-sobria-despedida-dossier.

[1] Estudiante del pregrado de Antropología en la Universidad Nacional de Colombia-Sede Bogotá, miembro del Semillero de Investigación Delia y Manuel Zapata Olivella y del Círculo de Estudios Marxistas Juana Julia Guzmán.

[2] Vale la pena recordar que “Negri es comunista desde la periferia, a contracorriente, extraparlamentario, no solo por el hecho de desarrollar su práctica política fuera de la representación, si no porque lo hace contra los grandes representantes de la clase obrera, los partidos comunistas. Lo hace no solo contra sus organizaciones, sino contra sus referentes intelectuales” (Fernández, 2021), es decir, el desarrollo militante de Negri se enmarca en una serie de discusiones bastante álgidas propias de la izquierda italiana y europea entre el operaismo y el autonomismo contra la socialdemocracia y la derechización de los partidos comunistas.

[3] Frente a esta época reconocida como el ascenso del neoliberalismo, se hace vital empezar a analizar su relación con el Sur Global en lo transcurrido del siglo XXI, elemento olvidado por la izquierda europea, pero bastante resaltada por el marxismo del Tercer Mundo, tal y como lo hace el profesor Micael Löwy (2023): “por fin, habiendo recuperado su pasaporte, ahora podía viajar, un viejo sueño hecho realidad. Viajó mucho por América Latina, sobre todo a Brasil y Venezuela, ‘más para aprender que para hablar de mí mismo’. Hugo Chávez le rindió homenaje como uno de los inspiradores de la Revolución Bolivariana, con su libro sobre el poder constituyente. También fue invitado a China, donde mantuvo una (decepcionante) reunión con representantes del Comité Central del PCCh. Aunque admiró el deslumbrante posmodernismo de Shanghai, sin embargo creía que ‘el Termidor del PCCh desarrolló el capitalismo antes que la democracia’…”.

[4] El mismo Negri da su propia definición de lo que es un militante: “en la era postmoderna, cuando se disuelve la figura del pueblo, el militante es la que mejor expresa la vida de la multitud: el agente de la producción biopolítica y la resistencia contra el Imperio. […] Cuando hablamos del militante, no estamos pensando en algo como el agente triste y ascético de la Tercera Internacional. […] No estamos pensando en alguien que actúa sobre la base del deber y la disciplina, quien pretende que sus acciones están deducidas de un plan ideal […] Hoy el militante no puede siquiera pretender ser un representante, ni incluso de las necesidades fundamentales del explotado. Todo lo contrario, hoy, la militancia política revolucionaria debe redescubrir lo que siempre ha sido su forma apropiada: la actividad constituyente no la figurativa.  […] Los militantes resisten el dominio imperial de una forma creativa. En otras palabras, la resistencia está inmediatamente vinculada a la inversión constituyente en la esfera biopolítica y a la formación de aparatos cooperativos de producción y comunitarios” (Negri citado en Di Nardo, 2003).

[5] Si bien Negri se involucró de forma temprana en el marxismo, no debe olvidarse su procedencia de la Juventud Católica, es decir, “sin haber sido al comienzo puramente comunista (fue algo crítico), [era] más bien un marxista muy sui generis, viviendo el relato político desde las universidades y entrando en el calor de las luchas estudiantiles a través de esos muros” (Verdú, 2023); de allí que, en su juventud renegara de Gramsci y la herencia de este en el Partido Comunista Italiano (PCI), aun cuando en su madurez revisitará estas concepciones y planteará la necesidad de que “comencemos de nuevo a leer a Gramsci” (Negri, 2023).

[6] Toni Negri hace parte de una serie de autores que se oponen al regreso del marxismo a Hegel, sin embargo, habrá diferencias entre estas concepciones: “y para mencionarlo, no ya dentro del campo burgués sino dentro mismo del campo de la izquierda revolucionaria, Toni Negri también plantea un marxismo sin dialéctica. Muy cerca de allí, no dentro del campo del marxismo pero sí muy cerquita de él, Michel Foucault igualmente plantea una recuperación de Marx sin la dialéctica, sin Hegel. Por otra parte, en los años 60, Louis Althusser (a pesar de que hoy ya no esté de moda como Negri y como Foucault) también insistió con este marxismo antihegeliano en Francia. No nos podemos olvidar tampoco de Galvano della Volpe y su escuela (Umberto Cerroni, Lucio Colletti, Mario Rossi, etc.) en Italia, también en los años ‘50 y ‘60, plantea este marxismo antihegeliano, antidialéctico, aunque distinto del de Althusser” (Kohan, 2003, p. 34).

[7] Negri realiza un giro bastante creativo hacía los filósofos racionalistas, puntualmente hacía Spinoza; dicho retorno a la segunda escolástica aunque ya había sido realizado anteriormente en el marxismo, por ejemplo Lenin y su lectura de Leibniz, ha sido poco desarrollado por la filosofía marxista; así, lo de Negri es “Marx con Spinoza. Se trata de ecuaciones teóricamente densas, que suponen leer a fondo Marx más allá de Marx” (Sztulwark, 2023), para dar pie a “una nueva tradición materialista que transforma el comunismo de un ‘movimiento real que abole el estado de cosas presente’, en un elemento de comportamiento, la presencia del cual está garantizada ontológicamente por una práctica colectiva votada espontáneamente a la insubordinación y a la construcción del ‘común’” (Capoccetti y Melegari, 2017, p. 481-482).

[8] Al respecto de su encuentro con el materialismo dialéctico: “Toni nunca tuvo miedo de pasarse de la raya. Ni siquiera cuando entabló un combate cuerpo a cuerpo con la filosofía materialista, incluyendo en ella más cosas de las que parecen estar entre cielo y tierra, desde el condicional contrafáctico (‘si quisieras hacer esto, entonces las cosas serían de otra manera’) hasta la secreta alianza entre alegría y melancolía. Ni cuando (a mediados de los años setenta) sintió que el espacio de autonomía debía apresurarse a organizar el trabajo postfordista, articulado en torno al conocimiento y al lenguaje, obstinadamente intermitente y flexible” (Virno, 2023).

[9] Negri retomará la importancia de los afectos, pues “su evocación de la plenitud de la potencia nunca fue negación de la tristeza sino ejercicio ético político en filosofía” (Sztulwark, 2023); ello en tanto que se trata de una reflexión “inspirada en Spinoza, Marx y los postestructuralistas franceses (Deleuze-Guattari, Foucault) y hostil a Rousseau, Hegel y la Escuela de Fráncfort. Contra la melancolía y el pesimismo de esta última -una especie de polo negativo para Negri- proclama, con Spinoza, la fuerza de la Hilaritas, el poder liberador de la risa y la espontaneidad, sin las cuales la revolución no puede respirar” (Löwy, 2023).

[10] En esta lectura, como heredero de Tronti, y de la mano con Rossana Rossanda y Panzieri “desarrolló la categoría de composición de clase, misma que le sirvió para analizar el vínculo entre práctica política y cambios técnicos en la producción” (Ortega y Sandoval, 2023).

[11] En sintonía con su antihegelianismo, desarrollará “una lectura no hegeliana de los Grundrisse de Marx. Frente al consenso académico, Negri aventuró una alternativa frente a la interpretación dialéctica de aquellos manuscritos” (Ortega y Sandoval, 2023).

[12] Sobre el volver a Lenin, se trae a colación la nota que dará la Revista Herramienta en una entrevista realizada al mismo Negri en el año 2009 “que quede claro que cuando escribimos ‘volvamos a decir Lenin’, nosotros no queremos referirnos a las experiencias asiáticas del leninismo. Hablamos del hilo rojo indestructible que liga las experiencias de la subversión del capital, desde Maquiavelo a Espinoza, de Thomas Müntzer a Karl Marx, de Lenin a Gramsci, de Lumumba al Che… y, para no olvidar alguna flor asiática, de Trotsky a Mao, a Ho Chi Minh… Pero el problema no consiste en la filología: el olvido ha sido tan rápido que el ansia de revolución y de reconstruir la organización es impaciente y, a veces, feroz”.

[13] Empero, es pertinente prestar atención a la pregunta que hacen los profesores Capoccetti y Melegari (2017) sobre el marxismo, y es que, “¿aunque a falta de esa síntesis [del marxismo], qué marxismo puede, hoy, no llamarse ‘post’?” (p. 479).