Respuesta a Valeria List sobre la exposición: “Germán List Arzubide (1898-1998). en las letras está la vida”

Eric Germán List

Con gusto leo el artículo «Los escritores no quieren a Germán», que Valeria List dedica a la Exposición que el MUNAL  ha dedicado a la figura de Germán List Arzubide. De más está decir que Valeria, el fantasma de Germán List y yo, somos parientes. Difícil es, en México, apellidarse List y no estar relacionados. Es irrelevante. Lo importante es que Valeria, al igual que muchísimos jóvenes académicos, ha escrito una tesis sobre el poeta estridentista. Desde mi privilegiado lugar de nieto de Germán List Arzubide, he podido conocer a muchísimos jóvenes y ahora no tan jóvenes, que desde los años noventa han hecho trabajos sobre el estridentismo y algunos en particular sobre Germán List.

La longevidad del vate poblano, en sus últimos años, lo hacían una figura imprescindible para conocer ese periodo cultural, en que se desarrolló el movimiento estridentista y en general, el movimiento de las vanguardias internacional. Hubo un momento, bastante largo, en que List Arzubide, fue el decano de las vanguardias literarias de inicio de siglo (acaso las vanguardias en general). Disputaba el título con Rafael Alberti, pero al final Alberti cedió el paso y dejó a List, absolutamente solo.

En el ocaso de su vida, no había semana, a veces no había día, en que algún joven del mundo se acercara a entrevistarlo (contrario a la imagen que proyecta Bolaño, nunca hubo intelectual más hospitalario y jovial que mi abuelo). Venían por montones, a sacar algo del tesoro de su memoria de poeta, de activista, de protagonista de la historia (entre otras cosas).

Menciono lo anterior, solo para aclarar que no es tan misterioso, ni tan maquiavélico, ni tan “conspirante”, que se le hiciera un reconocimiento de este tamaño a Germán List. El homenaje parte en realidad, de una hipótesis que no prefigura Valeria: hay un enorme interés, inocultable, en las generaciones contemporáneas hacia el estridentismo (hace poco el Reina Sofía, de España, expuso una sala estridentista) y dentro de ello, especialmente en la figura del poeta estridentista más irreverente y auténtico: List Arzubide.

Cierto es que en vida, su calidad de opositor probablemente hubiera hecho imposible que un “templo” solemne, como el MUNAL, le dedicara un piso entero. Si, en parte esta exposición es posibilitada por la distancia de un nuevo siglo. Eso es un hecho. Pero debo aclarar a Valeria, porque he sido testigo, que también es producto directo de jóvenes como ella, que han tomado al fantasma de List, lo han estudiado, lo han apreciado, amado, explorado, dialogado, construido y deconstruido. El interés es enorme.

Concretamente esta exposición surge del trabajo de investigación documental de tres, a veces cuatro jóvenes, que se acercaron a nuestra familia guiados por la leyenda de que existía un archivo inexplorado de Germán List Arzubide y una colección de materiales incunables, de época, tanto estridentistas como de otros autores. Era cierto, aunque el archivo (de varias decenas de cajas) estaba completamente desorganizado. Los jóvenes consiguieron apoyo y se dedicaron, en un arduo proceso de cinco años, a explorar el archivo, organizarlo y catalogarlo. En el proceso, obviamente se encontraron maravillas autorales, testimoniales y culturales, producto de una vida intensa y telúrica de cien años.

Obviamente, el descubrimiento número uno, para ellos, es que Germán List, fue un poeta y mucho más que un poeta. El interés por el legado, y su consecuente investigación, fua tan importante que surgió, la idea de la exposición. Lo que Valeria presenció, es ni más ni menos, que el reconocimiento a ese trabajo de tesistas e investigadores (extremadamente jóvenes, pero de gran ambición en su búsqueda de la documentación), apadrinados y apoyados por la investigadora y curadora Telly Duarte, del MUNAL.

Ahora siento que debo hacer, en rigor, algunas reflexiones y consideraciones:

1. No es cierto que se esté reconociendo en el MUNAL, a Germán List Arzubide, antes que a Manuel Maples Arce, o al resto de los estridentistas. Esta exposición, ha sido precedida por una sala estridentista dentro de las exposiciones permanentes en el MUNAL (no sé si sigua ahí, pero durante décadas la pude visitar cada vez que entré al Museo). Después, hace no tantos años, hubo una exposición dedicada a Manuel Maples Arce, que ocupó exactamente las mismas salas, que hoy ocupa la de Germán List Arzubide. Al contrario de lo que asume Valeria, Germán List, ha tardado mucho más tiempo en ser expuesto en el MUNAL, que Maples y que los artistas gráficos del movimiento.

2. Germán List Arzubide no es autor de solo tres libros de poesía. Cuenta con “Esquina”, “Plebe”, “El viajero en el Vértice”, el extrañísimo libro risomático, que fusiona ensayo, prosa poética y poesía, que se llama “El movimiento estridentista”, “Los Cantos del hombre errante”, “El libro de las voces insólitas”. También tiene libros inéditos como “El canto de los hombres”, creado en colaboración con Tina Modotti. Son en mi cuenta siete poemarios, si contamos con el inédito. Adicionado, yo estoy preparando un libro que recoge los poemas sociales, que él imprimía en carteles y pegaba en las calles. Pronto, serán ocho libros de poesía de List (si bien, no todos estridentistas).

3. El Estridentismo, nunca pretendió ser “soterrado” (como por ejemplo, pretende verlo Bolaño en “Los detectives Salvajes”). Nunca fue un movimiento que buscara ser “underground”, ni ninguna de esas imágenes liberales romantizadas de la cultura beat norteamericana. Al contrario, fue un movimiento que no pudo ser más abierto. Inició con manifiestos callejeros, en los que convocaba a la juventud a actuar y ser estridentistas. En uno u otro momento, a pesar de la violenta reacción en contra que tuvo, contó también con la adhesión de un porcentaje importante de la juventud creativa de su tiempo. Además de los nombres fundamentales asociados al estridentismo, Fermín Revueltas, Silvestre Revueltas, Carlos Chávez, Diego Rivera, José Juan Tablada, Tina Modotti, Edward Weston entre muchos otros, orbitaron en sus filas.

El último de los manifiestos estridentistas, presentado por Miguel Aguillón Guzmán, fue suscrito por el III congreso Estudiantil, entero, en Ciudad Victoria Tamaulipas.

El estridentismo fue, en un sentido, equivalente al constructivismo ruso (y tuvo un final análogo, purgado por las revoluciones de las que emergieron respectivamente). Fue una estética que surge de la vorágine de un mundo revolucionado y revolucionario. Respecto a la relación con Heriberto Jara, considero que es equivocado intuir que los estridentistas eran “artistas de Estado” (como creo que Valeria insinúa). No, eran artistas de proyecto, no de Estado; cosa que es muy diferente. Eran hijos de una revolución buscando una estética que respondiera a un nuevo mundo, que despreciaba la estética alambicada de claros de luna, que había sido la voz de mundo que su generación había dinamitado.

En cuanto a Jara: no era un Obregón o un Calles, sino un dirigente de corte más popular y social. Además, en los años veinte, el proceso revolucionario aún estaba palpitante y vigente. Lo que se intentó en Veracruz en ese periodo, no fue la “revolución institucional”, sino la revolución social. “Estridentópolis”, como concepto, era mucho más que un apodo para una ciudad. Heriberto Jara, fue un revolucionario integral (así lo llamó Germán List Arzubide) y el proyecto de su gobierno era una renovación social integral, que tenía como centros, la creación de la Universidad, el nuevo trazo urbano de Xalapa (qué aún se puede vislumbrar) y un proyecto cultural y educativo que giraba alrededor de una modernísima imprenta que puso en manos de los estridentistas y particularmente bajo la dirección de Germán List. El proyecto editorial era ambicioso. Partía de una pedagogía nacionalista en la que se editaban para la gente “clásicos mexicanos” (rescataron por ejemplo “los de abajo”) y la revista cultural “Horizonte”. Sobre todo trabajaron en la realización de una serie de “silabarios”, que pretendían formar a la población de Veracruz, tanto en habilidades como en valores revolucionarios. Estridentópolis, fue un proyecto revolucionario y refundador. El apoyo de Jara no fue uno diletante, como suele pasar en la relación “Estado–intelectuales”, a la que estamos acostumbrados en México, sino que fue un encargo militante, social y comprometido.

El asunto acabó mal. Jara, fue purgado y exiliado por el Obregonismo (simiente de la Revolución institucional); el proyecto cultural desmantelado a fuego y culatazos, y el estridentismo erradicado represivamente y echado al exilio. Ahí, inicia, si se quiere su presencia soterrada (más bien enterrada) de décadas. Por cierto, nada más distante que el carácter de los estridentistas de Xalapa, con la visión ficticia y justamente diletante, que describió Bolaño, tanto en sus personajes de ficción, como en la descripción de los personajes reales que pretende retratar.

4. Concuerdo con Valeria en su extrañamiento en cuanto a la poca presencia del lado poético de Germán List Arzubide, en la exposición del MUNAL. Tengo entendido que la pretensión curatorial era mostrar la vastedad del personaje, que es ampliamente conocido como poeta, parcialmente conocido como activista y opositor y virtualmente desconocido como ensayista, dramaturgo infantil, editor, líder social y gestor cultural. Como intento de rescate de la complejidad del personaje, se comprende, pero creo que la curaduría, ahí, tuvo un hueco incomprensible.

Probablemente, la mejor lectura de la exposición de la que brillantemente hace crítica Valeria, es entenderla como la develación del archivo y la colección documental que fue y aún está siendo estudiada por sus colegas.

Si Valeria List, quisiera acercarse a conocer el resto de los libros de poesía de Germán List Arzubide, con gusto puede acercarse y consultarlos (sin duda deben adicionarse en su tesis). Esos libros, merecen ser parte de su bagaje.

¡Apaguemos el sol de un sobrerazo!