Reseña a “Libertad. Una enfermedad sin cura ”de Slavoj Žižek
- Slavoj Žižek. Freedom. A Disease Without Cure. UK, Bloomsbury Academic, 2023.
Salvador Medina Ramírez
“De acuerdo, pero aparte de la asistencia sanitaria universal, la regulación social de la economía, la educación gratuita… ¿qué hará por nosotros este nuevo comunismo? ¡Nada!” (p. 256)
La humanidad hoy enfrena amenazas desde diferentes direcciones de corte apocalíptico como el cambio climático, pandemias, la guerra, hasta la manipulación total biológica y mental del mismo ser humano. En consecuencia, las libertades ganadas en las luchas del pasado enfrentan nuevos peligros y ya no basta luchar por ellas, es necesario dar un paso atrás y reflexionar qué significa la libertad. Especialmente porque este concepto está lleno de ambigüedades y contradicciones, que lo hacen susceptible de ser usado de manera ideológica para limitar diferentes libertades. La lucha también es por el significado del concepto de libertad.
Así, Žižek en Libertad. Una enfermedad sin cura (Freedom. A Disease Without Cure, 2023), aborda esta tarea urgente, para lo cual divide el libro en dos partes, una que trata el concepto de libertad como tal (qué es la libertad y su relación con el sujeto) y una que discute la libertad humana (la libertad concreta que conocemos). Cada parte está compuesta a su vez por algunos capítulos largos, junto con algunos cortos, a los cuales llama apéndices. Estas partes se redondean en unas conclusiones que abarcan la crisis actual del liberalismo democrático y las perspectivas apocalípticas que enfrenta la humanidad.
La siguiente reseña es un breve resumen que resalta las conclusiones, por su importancia para la comprensión actual del mundo y por ser un llamado a la izquierda para confrontar las crisis actuales.
Primera parte, la libertad como tal
En esta primera parte, trata de no sólo de forma abstracta que es la libertad, también las situaciones sociales concretas en que al realizarse rompe las reglas y muestra sus posibilidades más prometedoras y peligrosas para la emancipación de la humanidad.
En primer lugar comienza discutiendo sobre la diferencia entre “freedom vs liberty” (que en español podría traducirse entre libertad y libertinaje). Formas que debe de distinguirse, pues la definición tiene consecuencias importantes. Esta diferencia puede establecerse como la existente entre libertad abstracta y la libertad concreta. Lo relevante es ésta última y requiere de reglas formales e informales (lenguaje) y ciertas cosas que socialicen la vida: educación gratuita, sanidad, etc. La verdadera libertad surge cuando estamos obligados a tomar una decisión que afectará toda nuestra vida, algo que definirá los contornos de nuestra libertad. Esto debe de diferenciarse de cómo se abandera la idea de una libertad (de forma abstracta) para impulsar y defender el “libre” mercado” y que en realidad coarta la libertad concreta.
Posteriormente aborda la hipótesis de compatibilidad entre el determinismo científico y el libre albedrio. Es decir, la idea de que no importa que todo este determinado (naturalmente), mientras nosotros experimentemos la libertad como tal no hay incompatibilidad entre ambos. El sujeto es una respuesta a esta situación y es libre, pero cuando una cree que actúa de manera libre, uno está dominado por patologías. El problema, para Žižek, es que hoy el determinismo científico esta dejando de ser sólo una teoría, pues los avances tecnológicos han abierto la puerta a la manipulación y control de nuestro ser más profundo.
Del mismo modo, aborda la física cuántica, que muestra que existe un “vació” entre las ondas cuánticas y la realidad actual, lo cual crea una gran cantidad de problemas nuevos y de perspectivas nuevas. Esto implica que existe un nivel cero de realidad que incluye el azar irreductible y la impredecibilidad. Žižek sitúa en un nivel (pre)ontológico ésta falla en la realidad. Lo cual lo ha llevado a sostener que la realidad ontológicamente es incompleta, es fallida, en El sexo y el fracaso del absoluto (Paidós, 2020). Por lo que la realidad mantiene esa apertura y la libertad está relacionada con ella.
Adicionalmente, discute y se pregunta sobre la idea del suicido simbólico como un acto político, una negación de la negación, que implica un borrado de la identidad propia y con ello desarrollar a nuevas formas de identidad. Esto lo ejemplificada en Malcom X, que al adoptar la “X” como su nombre de familia eliminaba cualquier referencia a sus raíces y fundaba la nueva posibilidad de una universalidad y emancipación. Mantener la idea de un regreso a las raíces permite mantener el racismo. Razón por la cual fue asesinado, para evitar el suicidio simbólico colectivo de las personas de color y su emancipación.
En los ensayos apéndices, critica la teoría decolonial, la cual suele criticar y desestimar la lucha de universales como algo de origen europeo, cuando olvida que el capitalismo ha generado una realidad universal sin importar culturas o sociedades. Las ideas universales existen, como la revolución haitiana ejemplifica al recuperar los ideales de la revolución francesa. Así como los intentos decoloniales han terminado siendo utilizados para mantener la explotación. Recuerda los intentos fallidos de los jesuitas por crear palabras nuevas en guaraní durante la colonia, las cuales no eran usados por los locales, ya que ellos adoptaban términos españoles que les permitían su propio dominio del lenguaje. Por otro lado, toca el tema del arte y de cómo el arte moderno no representacional reproduce el horror, la ansiedad y disonancias que caracterizan al ser social hoy día. Y ahí radica su importancia, pues mostrar estas disonancias es valioso para establecer cómo funciona el orden actual.
Segunda parte, la libertad humana
En esta segunda parte, tiene un aspecto mucho más político al abordar problemas actuales y críticas a la ideología contemporánea al tratar la libertad concreta. Comienza postulando que Marx inventó no sólo el síntoma, también la pulsión (antes que el psicoanálisis). La estructura de sus inversiones dialécticas no sólo corresponde al registro simbólico, imaginario y real lacaniano. En este sentido, el capital transforma el acumular para gozar, a gozar el acumular, volviéndose un mecanismo de reproducción automática y ciego (D-M-D´).
Para Žižek ya no es suficiente con señalar el mecanismo ideológico en funcionamiento, su parte sintomática, para que pierda eficacia. La ideología hoy día ha tomado un giro a funcionar como fetiche, al ser cínico: “sé lo que estoy haciendo, no obstante…”. Es decir, “sé bien lo que hago, así que no me puedes reprochar porque lo estoy haciendo” (p. 32). Ya no existe un sucio secreto, una obscenidad, que desenmascarar. La obscenidad está a la vista, se conoce la verdad por todos y el estatus quo continua sin cambios. Nos recuerda que Hegel tenía recelo a la democracia en Inglaterra, debido a que la movilización anárquica de las masas podría manipularse y derivar hacía la dictadura. Algo similar a lo sucede en Rusia con el surgimiento una “plebe rica” (rich rable) dirigida por Putin. O los “lumpen burgueses” (Lumpen-bourgeoisie) que manipula a los pobres mediante el nacionalismo populista, que ejemplifica Trump.
Para romper la ideología actual cínica, una posible solución es la destitución subjetiva: un cambio en la pulsión. Lo que implica posponer el deseo eternamente, lo cual no es posible. Como tampoco es posible un retorno a un estado previo armonioso. Para Žižek el lenguaje surge como un accidente (exadaptación), no como una manera de generar cooperación entre los humanos. Ha sido un efecto secundario su uso para la cooperación. En ese sentido, Marx proponía un futuro post capitalista de que el trabajo no solo satisficiera las necesidades, sino también la de la producción ampliada (el goce). Marx no proponía un retorno a un tiempo anterior armonioso.
A la par, Žižek alerta que está surgiendo algo que se puede calificar de neofeudalismo, en el que sus promotores se presentan como paladines de la libertad de discurso, como Elon Musk. Esto es un absurdo, pues en qué mundo la propiedad privada de un solo individuo garantiza la libertad de expresión (como ejemplifica la compra de Twitter, hoy X, por Musk). De igual manera, el capitalismo ha avanzado a la venta de experiencias, que son momentáneas. De aquí parecieran surgir los NTF, que son un intento de volver escaso lo que no es (tal vez garantizar que la experiencia es única, privada). Similar sucede con las criptomonedas, en donde se abandera la idea de transparencia, pero cada vez se vuelve más agresivos sus participantes en sus acciones (incluyendo fraudes, etc.) para obtener ganancias. Una mayoría de participantes es explotada por unos pocos “entusiastas” que concentran y manipulan el mercado de criptomoneda. Aquí la contra tendencia es Creative Commons, que significa distribución gratuita y de reproducción, algo que batalla contra el libre mercado, mientras los NTF y las criptomonedas están en unidad con el mercado y la anarquía, enmascarados bajo la idea de libertad.
La contraparte ideal de la privatización neofeudal de los comunes son los trabajadores precarios que se experimentan a sí mismos como empresarios libres (al dominar sus medios de producción). Esto dificulta su organización y además genera una mayor mistificación: los trabajadores son emprendedores libres y señores neo feudales que crean el espacio para la actividad libre.
Por ello es necesario hacer una defensa del Estado ante la concepción de qué es sólo una agencia de opresión y dominación de clase; el Estado también es una institución que representa el interés común de la población. La pandemia demostró que el Estado es el último y único espacio social de protección ante las catástrofes. Una discusión que recupera de García Linera (2023). Si bien esto está basado en una ilusión, es una ilusión real materializada en una serie de aparatos materiales y sociales como la educación o la salud pública. Del mismo modo, es necesario aceptar que el Estado siempre tiene algo de exceso, de poder arbitrario. Es lo que le permite darle sentido. No aceptarlo, es destruirlo.
Asimismo, es necesario recuperar la idea comunismo y defenderla, pero no se puede hacer a tibias mencionando sus logros o relativizándolo. Hay que aceptar que el estalinismo es una posibilidad dentro del comunismo desde sus inicios. Incluso Lenin aceptaba el autoritarismo. Ante esta situación se requiere establecer una universalidad neutral, una que privilegie a los que están explotados y dominados, y con una ley que también establezca límites al movimiento emancipatorio. Debe de evitarse que el agente emancipatorio tenga poder ilimitado, que genere una distancia con el partido, a diferencia de lo que Lenin, Robespierre o los jacobinos establecieron. Una discusión que retoma lo señalado por Álvaro García Linera sobre ¿Qué es una revolución? (Clacso, 2021), donde trata la importancia del Estado, la revolución rusa y sus límites, así como a Agon Hamza (Reading Hegel, 2022) sobre la idea de recuperar el comunismo.
En los apéndices de la segunda parte, Žižek señala que la solución a la crisis actual tampoco pasa por la cultura de la cancelación y el woke, ya que derivan en un régimen universal de prohibición. Toca el tema de la guerra rusa a Ucrania, de cómo occidente toma una posición cómoda, en especial sus elites que se encuentran desconectadas de la realidad. Observan el conflicto a una distancia cómoda, sin aceptar las implicaciones sobre la población de Ucrania. También hace una crítica sobre la limitación de recontar historias, utilizando el ejemplo de a Matrix Revolutions. Recuerda que es necesaria la acción, sin ella no hay cambios, no importa que tanto se recuenten las historias. Así como también escribe contra la idea de la diversidad y multiculturalidad, porque enmascara que todos los problemas son iguales en cualquier cultura y régimen. Reconocer la propia universalidad es el camino, que implica fracturar la propia identidad y socava cualquier identidad particular.
Conclusiones, los jinetes del apocalipsis
Žižek cierra discutiendo sobre los peligros de gran escala que se enfrentan en la humanidad, utilizando la metáfora de los cuatro jinetes del apocalipsis (peste, hambre, guerra y muerte); lo cuales habían estado limitados por los avances de la misma humanidad.
Hoy la peste, se presentó con la pandemia del COVID19 y puede surgir una nueva pandemia en cualquier momento. La guerra con el ataque de Rusia a Ucrania (y habría que agregar el de Israel a Gaza, que no se toca en el libro por su fecha de escritura). El hambre con la crisis alimentaria mundial generada por la guerra de Rusia y Ucrania. Y la muerte, se refiere a la segunda muerte, la simbólica, que se acerca más con el “cerebro conectado” (Žižek, 2023b) y la manipulación del DNA (que hace preguntarnos si aún seriamos humanos con tales modificaciones). Ante estas crisis, la democracia parlamentaria no ha podido hacerles frente ni a las perspectivas apocalípticas que de ellas derivan, por lo que es necesario un nuevo tipo de comunismo: con más cooperación global, limitación del mercado y regulación social del mercado.
Sobre la guerra en Ucrania, profundiza en como Rusia ha justificado la invasión y Europa ha quedado relegada en el conflicto al no tomar una posición clara de apoyo a Ucrania. Así como señala cómo el cambio climático cambiará la naturaleza como la conocemos y aún más, la misma humanidad está cerca de cambiar su propia naturaleza. Se promociona a las intervenciones biogenéticas como acciones para eliminar las limitaciones que tiene la humanidad y así emanciparla. No obstante, esto coincide con la última falta de libertad: somos reducidos a un objeto que puede ser rediseñado infinitamente. Žižek señala que ante las crisis es necesario “obliterarse a uno mismo”, no ser libre individualmente (creer serlo es dirigirse bajo el ego), sino ser un objeto-instrumento de la libertad.
De acuerdo con Žižek toda su discusión trata sobre el antagonismo entre el universalismo radical y el enfoque experimental particular. Los resultados no apoyan a este último enfoque, más cuando se observa la insatisfacción con el orden actual que se parecía en la obscenidad del discurso populista, permeado por el racismo y sexismo. El populismo usa la idea de un “pueblo” que no existente para descartar a los enemigos, al señalar que estos están en contra del pueblo. Es una manera de enmascarar el poder detrás de la idea de “pueblo”. Como también es una reacción a que el discurso universitario ya no funciona y, por ello, se recurre ahora a un amo obsceno. A uno que recurre al cinismo.
La solución que propone ante esta situación, basada en Miller, no es el cinismo, ni es regresar a la ley, sino actuar como si se sostuviera a la ley. Uno tiene que mantener el semblante de la ley, el regreso a la ficción. La opción alternativa es el anarquismo, el cual de facto ya está presente como anarco-capitalismo contemporáneo: un nuevo autoritarismo, con la máscara de economía colaborativa.
En este sentido, la crisis actual no se supera limitando el poder del Estado. La única salida a la posición cínica es el salto heroico de pasar a la posición de un nuevo Maestro. Si bien es necesario saber que el Gran Otro no existe, se requiere tomar su lugar. Aún a sabiendas que de las debilidades de la posición, pero ignorando dichas limitaciones y tomando el riesgo: “sé que soy muy débil para hacerlo, sin embargo de todos modos lo hago” (p. 280). Retomando parte de la introducción, para Žižek, tal vez ha llegado el momento de re concebir al comunismo como una contrarrevolución un esfuerzo por retomar un nuevo orden estable (p. 11) ante el caos del capitalismo actual.
Referencias:
García Linera, Álvaro. (2021). ¿Qué es una revolución? Y otros ensayos. Buenos Aires: CLACSO.
García Linera, Álvaro. (2023). Politics, State and Communism. Coppell: Mimesis International.
Žižek, S. Ruda F. & Hamza, A. (2022). Reading Hegel. Cambridge: Polity Press.
Žižek, Slavoj. (2023). Freedom. A Disease Without Cure. London: Bloomsbury Academic.
Žižek, Slavoj. (2020). El sexo y el fracaso del absoluto. México: Paidós.
Žižek, Slavoj. (2023b). Hegel y el cerebro conectado. Barcelona: Paidós.