Reseña a Ensayos desde la incertidumbre. Escritos sobre acción y reacción de Gonzalo Jara Townsend

  • Gonzalo Jara Townsend. Ensayos desde la incertidumbre. Escritos sobre acción y reacción. Valparaíso, Ediciones Inubicalistas/Voces Opuestas, 2023, pp. 338.

Miguel Angel Hermosilla Garrido

“Despoje la acción política de toda forma de paranoia unitaria y totalizante”.

Foucault. Reglas para una vida no fascista.

Ensayos desde la incertidumbre. Escritos sobre acción y reacción, es el más reciente libro de Gonzalo Jara Townsend. Publicado a fines del 2023 por la editorial Inubicalistas y Voces opuestas. En este texto ensayo, Jara Townsend se propone identificar y pensar los fundamentos teóricos de las arremetidas neofascistas en la escena general de la mutación del capitalismo global contemporáneo y sus derivas subversivas. Se trata de un ejercicio critico intenso y extenso que reúne ocho ensayos heteróclitos con una inspiración en común: pensar la actualidad de los fundamentos ideológicos de una nueva derecha tradicional y populista ligada a los valores nacionales y a la mitología de lo propio, relativa a la vuelta de una civilización apegada a la verdad de una identidad inalterable que habría sido objeto de pérdida y que estaría por ser recobrada –“retomar la tradición espiritual ancestral universal” según el fascismo ocultista y esotérico de Evola.[1]

Los primeros cuatro ensayos que se articulan dentro de lo que el autor denomina “la filosofía de la reacción” como formas de pensamiento de derecha, destacan títulos tales como, “Una nueva y vieja derecha:” Dugin y Fusaro, “Julius Evola” y su neofascismo sagrado, “El pensamiento político de Jaime Guzmán” y sus implicaciones en la constitución del ochenta y “Contra todo lo podrido”: la derecha que no quiere codearse con gente de sus mismos valores.

En ellos el autor configura una constelación conceptual y teórica que hace las formas del pensamiento y acción reaccionaria-católica que ha tomado la escena política de los últimos años, y a lo que Rodrigo Karmy Bolton y Julio Cortes Morales[2] denominan, siguiendo las lecturas de Furio Jesi, “cultura de derechas” y “religión de la muerte” como hermenéutica decisiva para pensar la máquina fascista de la extinción”.

“El fantasma de la nueva derecha recorre el mundo”, Dugin y Fusaro, los dos referentes contemporáneos más reconocidos de este desierto nihilista manifiestan la polifonía conceptual de esta cartografía política que caracterizan a las nuevas tendencias conservadoras y neo fascistas en gran parte de Europa y Latinoamérica.

Dentro de las repercusiones que estos dos intelectuales han generado, la más significativa ha sido la confusión dentro de pequeños grupos de izquierda y en jóvenes curiosos que buscan posicionarse en contra de la normalidad capitalista” (Jara Townsend).

Es muy necesario pensar aquí que la tradición política moderna porta desde su génesis una filosofía de la historia, un historicismo o filosofía del progreso que contempla un saber de auto legitimación de sus procesos de enajenación, acumulación y devastación. “La normalidad capitalista” hace referencia aquí también a estas lógicas naturalizadas de destrucción que el tecno-capital despliega sobre la tierra. Por estas razones es que el trabajo crítico de estos ensayos podría leerse como una interrogación general de las diversas narrativas que los procesos modernos de legitimación en la historia del capital han desarrollado para efectos de su violenta facticidad.

Habría que preguntarse aquí, siguiendo a Gonzalo, si ¿la emergencia de los diversos fascismos –y para este caso la emergencia de las nuevas derechas auto caracterizadas como antagónicas a la modernidad y sus extensiones globalizantes– no son más que otras formas de expresión del fascismo histórico siempre atento y funcional a los distintos modos de administración del capital? ¿Es la nueva derecha pregonada ideológicamente por Dugin y Fusaro, más allá de las confusiones políticas que genera, esencialmente una manifestación de continuidad y complicidad de los propios procesos modernos del desarrollo capitalista? Con todos los matices sociopolíticos que puedan caracterizar al momento histórico en el que estamos domiciliados podríamos afirmar que la incursión critica de estos ensayos responden de algún modo a la hipótesis planteada, toda vez que se hace cargo de insistir en la tesis de fondo que plantea: ¿qué es la tradición de derecha? ¿cuáles son y han sido sus modos de acercarse a la realidad? ¿cuáles sus prácticas? ¿cómo piensa esta tradición de derecha políticamente el mundo?

Estas son las preguntas en las que insiste la imaginación crítica de “las incertidumbres” de Gonzalo –ya que hay que carecer de certezas para la operación crítica de la razón– y son también una invitación a ciertas posturas de izquierda a pensar los modos en que “la cultura de derechas” actualiza sus mecanismos de dominación. Ninguna ingenuidad ni casualidad política en la historia, ni mucho menos una regla histórica inmutable que nos condene de una vez y para siempre a la explotación y a los modos opresivos del capital en el mundo, pues es la historicidad misma y sus dinámicas de acomodo las que garantizan su hegemonía global:

Esta “nueva derecha” se puede igualar en algunos de sus postulados con los primeros fascistas italianos, y por otro lado, con el Nacionalsocialismo antes de que Hitler llegara al poder, también al tradicionalismo franquista y el populismo peronista. (Jara Townsend).

Siguiendo las anotaciones críticas de Gonzalo, podríamos pensar que las fuerzas políticas reaccionarias y las tradiciones de derechas que atravesaron el siglo veinte, las cuales tienen una resolución de continuidad política con los micro fascismos de inicios del siglo veintiuno –en tanto que son operaciones de restauración del orden y reflujos del poder luego de las revueltas populares con las que se inicia este siglo–, tienen un denominador común, este es conservar e intensificar los patrones de acumulación de los procesos de modernización capitalista como predominio del principio general de intercambio y de la metafísica del individuo y su articulación posesiva.

A contrapelo de un culturalismo vulgar-reaccionario, y a la contra de la máquina humanista del poder, los ensayos desde la incertidumbre se proponen develar una cierta relación de complicidad entre las distintas expresiones políticas de la metafísica de la tradición conservadora y una cierta gubernamentalidad del espíritu, en donde se inscribirían los distintos tipos de fascismo, autoritarismos nacionalistas, el nacional bolchevismo y la “movilización total” como reflejo histórico de la supremacía del capital, el trabajo, la propiedad y la guerra.

Gonzalo Jara Townsend anota en los Ensayos desde la incertidumbre que una de las descripciones más complejas de estas expresiones de la nueva ultraderecha global es lo que Dugin denomina; “la cuarta teoría y el mundo multipolar” que sería algo así como una postura “meta política” de resistencia contra la modernidad, el liberalismo político, el capitalismo económico, “la globalización y su maquinaria tecnológica del progreso”:

La cuarta teoría política es la búsqueda de la eternidad por medio de una “metafísica de los escombros”, que consiste en tomar lo mejor de ciertas teorías políticas como el comunismo y el fascismo, y volver a edificar con la ya destruido, haciendo una lectura cruzada de ellas. En base a esto, Dugin señala el siguiente ejemplo: “Marx por medio de una lectura de derecha y Evola por medio de una perspectiva positiva de izquierda. Por tanto, es el fascismo sin racismo y el comunismo sin la idea técnica de progreso y sin proletariado” (Jara Townsend).

Entonces, podríamos afirmar aquí siguiendo las reflexiones de Sergio Villalobos Ruminott que “en el horizonte fascista hay un proyecto eminentemente reactivo respecto de las lógicas de la modernización; la amenaza de la colectivización estalinista del trabajo y de la propiedad, es decir, la amenaza del comunismo, y la amenaza del dinero, es decir, la amenaza del capitalismo”[3] .

No obstante, el fascismo afirma Benjamin, y en este caso el fascismo de Dugín, Fusaro y su inspiración espiritualista y esotérica en Evola, intentan movilizar a “las masas proletarias” confundirlas, sin tocar las relaciones de propiedad; su objetivo está puesto en lograr que las masas alcancen medios de expresión, pero de ningún modo su derecho, “sabiendo en todo caso que las masas tienen el derecho de transformar las relaciones de propiedad, el fascismo intenta darles expresión que consiste en la conservación de esa relaciones de propiedad”.

La cita benjaminiana, apunta al corazón de la pregunta fundamental de los Ensayos desde la incertidumbre, que es: ¿cuál es la condición “ontológica” de todo tipo de fascismo –más allá de la complejidad de pensar este fenómeno de masas a lo largo del siglo veinte y veintiuno– o como piensa la tradición de derecha políticamente el mundo?”.

Mientras mantenemos con Jara Townsend, la pregunta suspendida en la incertidumbre de los tiempos de la “movilización total”, continuamos con la caracterización y los nodos comunes que complicitan estas expresiones de la nueva derecha articuladas en las teorías o meta política de Dugin y Fusaro que podríamos sintetizar en la triada propagandista reaccionaria y autoritaria de orden, tradición y jerarquía:

La cuarta teoría política es “disidente”, vale decir, se encuentra en ella todo lo que fue rechazado por el “centro” conformista: las culturas, las soberanías, la tradición nacional- religión, jerarquía y familia (Jara Townsend).

Y más adelante en relación a Fusaro y la identificación hegeliana de este con los nuevos sujetos de la historia: señor globalista –sujeto opresor– y “siervo nacional popular” –sujeto oprimido–  se desliza lo siguiente:

Fusaro busca un movimiento dialectico en este proceso y no duda en decir que el siervo debe ser la antítesis del señor, el primero, debe vivir en la inversión de sus ideas y valores, por lo tanto tendrá ideas de izquierda, tales como, “emancipación, derechos sociales, igualdad, dignidad en el trabajo”, pero sus valores serán de derecha, “arraigamiento, patria, lealtad, trascendencia, familia, eticidad” (Jara Townsend).

Las fuerzas que mueven la operación “meta política” de estos ideólogos de la nueva derecha es instalar un escenario no de acceso al poder, sino para preparar las condiciones de ambigüedad política para conservar las estructuras fundamentales del poder y las relaciones de producción capitalista en su etapa “cibernética” de mutación neoliberal de alienación y explotación. La cara fascista de este movimiento de ultraderecha se revela justo en el vértice autoritario y bélico de la violenta revolución del capital pues, visto el desarrollo del capitalismo en perspectiva, el fascismo emerge no como una anomalía o algo ajeno al despliegue de la modernidad y la democracia liberal burguesa de la acumulación, “sino como parte constitutiva de los modos totalitarios de conservación, reproducción y transformación de la dominación capitalista”.[4]

Casi al cierre de la primera parte de los Ensayos desde la incertidumbre, Gonzalo dedica una parte importante del análisis del pensamiento reaccionario para interrogar los modos fascistoides del autoritarismo conservador católico local, en él aparece la figura del jurista fundador de la UDI, Jaime Guzmán Errazuriz y la maquina constitucional del ochenta como expresión del pensamiento político conservador chileno.

Jaime Guzmán y su proyecto conservador-católico se puede caracterizar estrictamente como una manifestación de las influencias del hispanismo tomista pregonado por Osvaldo Lira y el estado político universal ecuménico cristiano, destinado a la recuperación de la grandeza del pensamiento hispánico y su tradición monárquica, frente a un mundo que postulaba el progreso de la democracia liberal humanista. También es importante destacar la filiación ideológica que Jaime Guzmán mantuvo con la revista contrarrevolucionaria de los sesenta en chile denominada Fiducia, órgano político del movimiento llamado “tradición, familia y propiedad”:

Este grupo, concebía la idea de una elite católica gobernante que tomara decisiones en torno a la mantención de jerarquías sociales. Tenía fuertes ideales elitistas, motivaba a construir cuadros civiles que lograran influencia en lo político, su meta era construir una elite tradicional, parecida a la nobleza, pero políticamente activa”. (Jara Townsend).

Ensayos desde la incertidumbre describe también la relación de lecturas que Jaime Guzmán mantuvo con las teorías constitucionalistas del jurista alemán Carl Schmitt para la elaboración de una constitución autoritaria que prescindiera del estado para garantizar ciertos derechos fundamentales, y la relación  de lectura que también mantuvo con Novak( más allá de la influencia de Hayek), teólogo norteamericano que hace una reformulación de la doctrina social de la iglesia estableciendo una compatibilidad entre cristianismo, capitalismo y democracia:

En Novak es donde debemos profundizar para comprender como las ideas reaccionarias de Guzmán permiten introducirse al pensamiento de los neoliberales chilenos. Es en él donde encuentra una relación entre su credo religioso tradicionalista y el capitalismo (Jara Townsend).

Resulta importante hacer notar que muchas de las ideas fundamentales de la nueva derecha han conseguido una cierta resonancia también en Latinoamérica y particularmente en Chile. Los Think tank –comunidades epistémicas con vocación hegemónicas– como el IES, de base social cristiana y nacionalista donde desarrollan sus trabajos de pensamiento político autores, como Daniel Mansuy, Pablo Ortuzar y Rodrigo Pérez de Arce, respecto a este último Gonzalo resalta su texto, “Contra todo lo podrido” en el que desarrolla una tesis de blanqueamiento político del Movimiento Social Patrita (MSP), ubicándolo más allá de las posiciones tradicionales de izquierda y derecha en una mal entendida interpretación de Dugin:

Pérez de Arce se asegura de tratar al MSP por fuera de las derechas, blanqueando de esta manera a todo su espectro, para que no pueda ser reconocido como parte de ese sector político. Pero en su texto no duda en afirmar que algunos de sus correligionarios pretendían firmar por el Partido Republicano de José Antonio Kast, lo cual no lograron por dificultades logísticas las que propiciaron la decisión de entrar al MSP (Jara Townsend).

Hacia el final del texto se ensaya una revisión crítica de la idea de progreso como fórmula de la episteme moderna, pues, si la pregunta decisiva que desarrolla es el cómo se desliza cierta racionalidad política conservadora o reaccionaria a partir de los procesos de modernización y sus relatos de emancipación, que contemplan en el núcleo de su desarrollo la violencia de la razón capitalista –como realización de la libertad y la plenitud humana en el mundo, inscritas en el horizonte de la utopía liberal burguesa–, entonces, interrogar la idea moderna misma de progreso como motor de la historia es a la vez cuestionar el corazón mismo del desarrollo capitalista como catástrofe o devastación total y a las filosofía de la historia que lo sostiene. Será entonces la democracia liberal moderna la modulación y los contornos de toda forma de violencia que la soberanía del capital como guion totalitario de la vida porta consigo:

La idea de progreso ha estado unida a una expansión desmesurada de los colonialismos, explotaciones indiscriminadas y actos criminales sobre ciertas culturas que, al no estar en la “edad de la razón”, debían entrar en ella por la fuerza”, está expansión de la “ideología del progreso” lleva al análisis del modelo de producción capitalista con todas sus características destructivas que concibe como forma de crecimiento (Jara Townsend).

Si la modernidad es el guion teleológico de la tradición onto-política europea y de la revolución del capital que porta consigo, entonces la pregunta fundamental que encontramos al finalizar el texto muestra la diferencia entre la revolución como dispositivo de aceleración del tiempo histórico –en tanto que temporalidad de la acumulación– y la revuelta como suspensión de la de la filosofía de la historia y el tiempo productivo del capital.

Es en este momento del texto donde surgen las reflexiones en torno a las teorías contemporáneas respecto al lugar de las sublevaciones populares en los procesos de modernización y revolución del capitalismo; Dugín-Fusaro y las nuevas derechas que asedian al mundo como punta de lanzas de estos procesos de aceleración del necro capitalismo y el “fascismo de la ambigüedad”–Marcia Sá Cavalçante Schuback[5]– en tanto que producción y programación general de la vida y  de los cuerpos “en el contexto de  la democracia neoliberal y la ficción de la participación y la pertenencia”.

En esta última parte de los Ensayos desde la incertidumbre, Gonzalo nos propone una lectura crítica de la modernidad y su racionalidad pastoral y sacrificial de la vida, interrogando la mutación del fascismo histórico y la emergencias de las nuevas derechas desde una teoría de las sublevaciones contemporáneas que contemplan un acercamiento a las posturas heterodoxas de los cuerpos en resistencia que están formuladas en los planteamientos teóricos de Rosa Luxemburgo, Furio Jesi y la Intifada de Rodrigo Karmy Bolton; respecto de este último, destaca la caracterización de las sublevaciones contemporáneas como como lugar de la imaginación popular más allá de la concepción tradicional, monumental de revolución al borde de la tradición de la metafísica moderna. La revuelta sería una interrupción no trágica si no cómica –es decir mundana de los símbolos del poder y sus lógicas de acumulación. La singularidad de las revueltas contemporáneas sería una torsión económica de la filosofía del progreso que atravesó la modernidad y donde los pueblos irrumpen desmarcados de toda vanguardia que los dirija hacia algún destino prefigurado por la soberanía del capital y la comandancia de un centro político hegemonizante.

[1] Julius Evola- 1898- 1974. Influyente filósofo italiano que afirma ser parte de una tradición de pensamiento tradicional y anti moderno, conocido como el máximo exponente del fascismo esotérico. O fascismo metafísico.

[2] Respecto a Rodrigo Karmy Bolton revisar en “Pensar las derechas”. Teorías, practicas política e imaginarios culturales: “El antisemitismo. Prolegómenos para una genealogía de la ultra derecha” y respecto a Julio Cortés Morales revisar en el mismo texto; “El retorno de lo reprimido” . Editores. Gonzalo Jara Townsend, Jorge Moya Carvajal y Claudio Berrios Cavieres.

[3]  Sergio Villalobos Ruminott. Seminario  sobre nuevas derechas, miseria simbólica y capitalismo postindustrial. UCM. 2023

[4] Julio Cortes Morales. “Pensar las derechas. “ ¿El Retorno de lo Reprimido”?.

[5] Marcia Sá Cavalçante Schuback. Filosofa brasileña que caracteriza las nuevas formas de autoritarismo como fascismo de la ambigüedad constitutiva