Ranajit Guha (1923-2023)

Marcelo Starcenbaum

El pasado 28 de abril murió Ranajit Guha, fundador junto a otros intelectuales indios de los estudios subalternos y, como tal, uno de los historiadores más importantes y más influyentes de la segunda mitad del siglo XX. Guha había nacido en 1922 en un pequeño pueblo de Bengala Occidental. Mudado a Calcuta para realizar sus estudios, eligió la carrera de Historia a la par que comenzaba una militancia en el Partido Comunista de la India. En las décadas de 1940 y 1950, combinó las tareas académicas con las militantes. Como miembro de la Juventud del PCI, permaneció un tiempo en París, desde donde viajó a los países de Europa Oriental, Rusia y China. Abandonó el PCI con la invasión soviética a Hungría y a partir de entonces se dedicó completamente a la investigación histórica. En las décadas de 1960 y 1970, trabajó como profesor e investigador en la Universidad de Sussex. Vinculado con los procesos políticos de la India, simpatizó con la guerrilla naxalita, una expresión radicalizada del PCI influenciada por el maoísmo. A fines de la década de 1980, una vez consolidados los estudios subalternos, Guha abandonó el trabajo universitario y se mudó a Viena. En los últimos años de su vida, publicó sólo en bengalí algunos trabajos sobre literatura y filosofía.        

En su primer libro, A Rule of Property for Bengal: An Essay on the Idea of Permanent Settlement, publicado en 1963, reconstruyó los debates intelectuales alrededor del llamado ”Acuerdo permanente”, la ley británica de 1973 que otorgó derechos de propiedad sobre la tierra de Bengala. Dicho trabajo estuvo orientado a evidenciar que dicha ley descansaba sobre una idea potente de propiedad privada según la cual las tierras debían ser entregadas a una clase de emprendedores nativos que tuvieran intereses en la tierra y que fueran políticamente confiables. A su vez, la reconstrucción de los efectos de la ley demostró que una idea que había tenido un origen anti-feudal y que buscaba modernizar la economía colonial, terminó facilitando la consolidación de una organización económica semi-feudal y reproduciendo, por tanto, una estructura social pre-capitalista. 

Ya en un plano netamente historiográfico, su segundo libro, Elementary Aspects of Peasant Insurgency in Colonial India,de 1983, abordó el problema de la politicidad campesina desde un espacio que confrontaba tanto con las interpretaciones liberales como con algunas provenientes del espectro marxista. Al detenerse en la relación entre colonialismo e insurgencia, Guha daba cuenta de las narraciones estatales sobre la actividad campesina como un discurso de poder orientado por los objetivos contrainsurgentes. De esta manera delimitaba una historiografía de carácter dominante que negaba al campesino como protagonista de su propia historia. A su vez, producía una constatación análoga en las reconstrucciones marxistas que le otorgaban un carácter pre-político a la insurgencia campesina. Al ubicar la actividad insurgente del campesinado en un estadío previo a las experiencias auténticamente políticas, esta historiografía no permitía ver que la lucha campesina efectivamente apuntaba a revertir las relaciones de dominación y subordinación.            

Los lineamientos de los primeros trabajos de Guha se consolidaron en las contribuciones por él realizadas a los volúmenes Subaltern Studies editados entre 1982 y 1996. Una de ellas, “On Some Aspects of the Historiography of Colonial India”, que suele ser mentado como la sistematización del programa subalternista, prolongó aquel esfuerzo inicial de trascender las narrativas elitistas para encontrar al subalterno como un sujeto activo de los procesos históricos. En este caso, Guha evidenciaba la convergencia de las historiografías colonialista y nacionalista en una misma matriz interpretativa que volvía a las élites el único sujeto de la formación de la nación india. En consecuencia, la labor historiográfica debía dirigirse precisamente a la indagación de aquellos espacios en los cuales la política popular se desplegaba independientemente de las élites o en confrontación con ellas. La reconstrucción de dicho despliegue le permitía a Guha afirmar que si bien la actividad política del pueblo había sido insuficiente como para propiciar una transformación social, sí había sido efectiva en la limitación de la capacidad hegemónica de la burguesía local. De allí la formulación de su célebre concepto “dominación sin hegemonía”, a través del cual intentaba dar cuenta del carácter fallido e inacabado de la construcción de la nación india. Otra de las contribuciones a los volúmenes colectivos, “Dominance Without Hegemony and Its Historiography”, estuvo precisamente dedicada a un análisis de los efectos de esta particularidad de la nación india en el campo historiográfico.

Estos trabajos también profundizaron la discusión en torno a los problemas teóricos y metodológicos de la labor historiográfica. Uno de ellos, “The Prose of Counter-Insurgency”, continuó el trabajo de reflexión alrededor de la historiografía como una forma de conocimiento elitista. A través de un análisis de los relatos oficiales atento a sus unidades discursivas y sus funcionalidades, Guha constataba la absorción de las revueltas campesinas en una narración de carácter contrainsurgente. En una dirección similar, el célebre “Chandra’s Death” propició una densa reflexión sobre el conocimiento histórico de la experiencia subalterna a partir de una fuente oficial en la que se enjuiciaba a miembros de una comunidad por la muerte de una mujer luego de un aborto. La descontextualización del acontecimiento y la mediación de la ley constituían elementos que le permitían a Guha señalar las dificultades para una reconstrucción de los hechos del pasado a partir de los marcos que lo volverían inteligibles. Estas advertencias debían volver consciente al historiador de que la voz subalterna se le presenta asimilada al orden de la ley y disociada de las perspectivas que permiten situar a los hechos dentro de la experiencia concreta de los sujetos.           

Luego de sus contribuciones a los volúmenes Subaltern Studies, Guha se concentró en el problema de la relación entre Estado y relato histórico. En su trabajo “Small Voices of History”, de comienzos de la década de 1990, analizó lo que él mismo denominaba “ideología estatista”, una concepción fuertemente arraigada que autoriza que los valores dominantes del Estado determinen el criterio de lo que se entiende por “histórico”. Al reconstruir el proceso de institucionalización de la historia, Guha señalaba el lugar de la disciplina como un conjunto de conocimientos que producía efectos en la interacción entre los ciudadanos y el Estado. De esta manera, el “estatismo” se presenta como una ideología propiciadora de un relato que establece linajes oficiales a la vez que subordina otras voces -aquellas “pequeñas voces de la historia”. El trabajo del historiador, por tanto, consistía en desplegar una crítica de la ideología estatista y desarrollar las habilidades necesarias para oír estas voces subordinadas e interactuar con ellas.          

La indagación sobre los efectos y la influencia del trabajo de Guha aún está por realizarse. Mencionemos al menos dos lecturas de su obra que resultaron sumamente productivas en el campo de las humanidades y las ciencias sociales contemporáneas. A mediados de la década de 1990 se constituyó el Grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos. Integrado por intelectuales latinoamericanos y latinoamericanistas, el Grupo llevó a cabo una renovación significativa de los estudios sobre la historia y la sociedad de América Latina. El “Manifiesto inaugural” del Grupo reconocía a la obra de Guha como un insumo que permitía revisar la realidad latinoamericana desde la hipótesis de que el subalterno es un sujeto activo del proceso histórico. De esta manera, su trabajo se volvía relevante para una lectura a contrapelo de las formas en las cuales el subalterno había sido representado tradicionalmente en la región tanto por las interpretaciones liberales como por las marxistas tradicionales. Por otra parte, la obra de Guha constituyó uno de los puntos de partida para la formulación de la teoría poscolonial. Si pensamos por ejemplo en Provincializing Europe, el trabajo de Dipesh Chakrabarty que resultó fundamental en dicha formulación, la renovación historiográfica de Guha aparece como una de las fuentes que habilita una crítica de las narrativas maestras que hacen de Europa el espacio soberano de todo relato histórico. En tanto profundización del programa subalternista, la teoría poscolonial avanzará sobre el trabajo de Guha a través de una advertencia sobre sus lastres historicistas, especialmente en lo relativo a las figuras de la “falta” y la “carencia” en su interpretación de la transición al capitalismo en la India.