Movilización CFK
Daniel Runnels
“Holaaa. En qué andás? En este día tan particular para estar ahí” me escribe el martes 10 de junio una amiga argentina que vive en Madrid. Andaba por las calles de Buenos Aires habiendo visto algo en las redes sociales sobre la Corte Suprema pero sin haber tomado el tiempo para leer bien las noticias. Luego en un bar veo algo en la televisión, escucho un poco, y abro el Whatsapp para responderle a mi amiga: “De qué hablas? De lo de Cristina?” Inmediatamente me dice que sí, y que quiere saber si he visto algo – protestas, movilizaciones, y/o “gente festejando por ahí”.
El fallo contra CFK es el más reciente síntoma de lo que Verónica Gago ha llamado “el vaciamiento de la democracia” en Argentina. Gago propone que se ha consolidado una coincidencia absoluta entre el orden político y el bloque de poder, dejando una situación en la que el orden de los sectores rentísticos “ya no requiere ámbitos de negociación”. Que haya esta consolidación absoluta entre el orden político actual y el bloque de poder no sorprende del todo, como bien notó Diego Sztulwark en una entrevista con Mundo Hormiga. Al mismo tiempo, agrega Sztulwark que “quizás la novedad es que se concretó de una manera muy abrupta la idea de que no ya no existe más una democracia liberal en el sentido amplio”.
¿Qué hacer en esta situación? El avance de la ultraderecha mundial que tanto se ha comentado parece haber triunfado en este momento. Dice mi amigo Jorge Alemán: “Si uno no quiere contribuir al neofascismo, a la ultraderecha, tiene que estar del lado del kirchnerismo y al lado de Cristina”. Añade Gago: “Todo depende de lo que suceda en las calles…”.
El martes 17 –un día antes de que CFK tuviera que presentarse en el Comodoro Py– le otorgaron la detención domiciliaria, una decisión que corresponde al hecho de que tiene 72 años de edad, pero también como una manera de desarmar una movilización que se venía planeando desde la semana anterior. Temiendo la circulación de imágenes de una multitud masiva acompañando a CFK rumbo al Comodoro Py, el gobierno intentó desactivar el apoyo popular por medio de una decisión anunciada por Zoom sobre la detención domiciliaria. Convocada por una larga serie de sindicatos y movimientos sociales – UOM, SMATA, Luz y Fuerza, Sanidad, CTA, ATE, etc – y también políticos importantes como Axel Kicillof, Juan Grabois, y Teresa García entre otros, y en el marco de cambios significativos con respecto a la policía federal en Argentina, la gente salió a la calle igual.
El miércoles 18 un poco después de las 11am salgo del subte Sáenz Peña justo al lado de Congreso, una plaza donde los jubilados han manifestado por lo menos una vez por semana desde hace meses. En Congreso había poco más que un par de personas trotando alrededor de la plaza –gente haciendo ejercicio– pero poca evidencia de la movilización política más allá de los policías que se habían reunido allí en frente del Cine Gaumont. Tranquilamente voy caminando por la Avenida de Mayo hacia la Plaza de Mayo y me voy dando cuenta de que la cosa va en serio. A pocas cuadras del Congreso, cruzando la Avenida 9 de julio, banners grandes que dicen “Siempre con Cristina”. Un poco más adelante, la calle cortada por sindicatos y varios movimientos sociales que ponen “Argentina con Cristina”. Llegando a la Plaza de Mayo, uno grande que dice “Defender a Cristina es volver a Perón”.


Sobre las 12pm llego a la Plaza de Mayo. Yo, que he vivido mucho de mi vida en el midwest de USA, pocas veces he visto a movilizaciones así de grandes. En 2020 participé en las grandes manifestaciones de Black Lives Matter, y en el pequeño pueblo donde viví estos últimos tres años, algunos hemos salido a protestar, pero en Buenos Aires soy un outsider –un outsider con sensibilidades anarquistas. Más sobre esto en un momento.
La Plaza de Mayo va llenándose de gente, tocan batería y muchos cantan, gritan, bailan. Hay energía acá. Escucho a alguien decir que hay un grupo de gente frente a la casa de CFK y decido ir para allá.
En San José 1111 veo un camión que está transmitiendo un programa de radio, y varios otros medios de comunicación que mandan noticias al resto del mundo. Las personas alrededor mío sacan selfies y una banda musical toca piezas que a veces animan a la gente, a veces no. Cuando estoy por salir, por regresar a la Plaza de Mayo para encontrarme con una amiga, empiezan a tocar una muy conocida que hace que la multitud frente a la casa CFK cante con energía:
“A pesar de las bombas, de los fusilamientos, los compañeros muertos, los desaparecidos…No nos han vencido!”

Camino a la Plaza de Mayo, me paro en un pequeño restaurante para comer algo rápido y salgo para volver al núcleo de la marcha. Ha crecido.
Me escribe por Whatsapp una amiga de Nicaragua quien sabe que ando por estos lugares, y me pregunta qué hago yo por aquí – yo, un estadounidense con tendencias anarquistas. Y tiene razón. Hay algo que comparto con el filósofo francés Jacques Ranciére. En una entrevista a la que le han dado el título “Le peuple est une construction”, confiesa Rancière: “J’ai une sensibilité profondément anarchiste mais je la sépare des petits groupes anarchists”. La afirmación es importante, y recomiendo el libro de la filósofa francesa Catherine Malabou sobre la cuestión del anarquismo político y la anarquía filósofica de la que Rancière es un representante. Pero a pesar de estas sensibilidades anarquistas, y caminando por la Plaza de Mayo y por el barrio donde va a vivir estos próximos seis años CFK, admito que hay algo que me conmueve. Le robo las palabras de una amiga y colega argentina quien también tiene tendencias anarquistas, una académica mucho más inteligente que yo, en un mensaje personal sobre la manifestación de ayer: “sería raro no conmoverse…más allá de las filiaciones políticas”.
Llego otra vez a la Plaza de Mayo. Un poco pasado de las 15h ponen una grabación de CFK. Dice mucho, pero una cosa en particular que hace que la gente aplaude: “lo que más me gustó fue escucharlos cantar otra vez ‘Vamos a volver’”.
Terminada la gran marcha la gente empieza a dispersar. Algunos paran a comprar comida por la calle, otros se quedan a escuchar la música que ahora ponen en los altavoces: “Argentina, put your hands up” entre otras. Otros grupos siguen tocando batería, cantando “Perón, Perón”, y más. Los vendedores ambulantes intentan deshacerse del agua, de la cerveza, de las Coca Colas que no han vendido. Muchos compran, como yo.
Regreso a la casa CFK en San José 1111, hay gente. Le mando una foto a mi amiga en Madrid. No soy de acá, no me identifico del todo con esta ideología, pero le digo a mi amiga que me ha conmovido el día. Es un momento histórico para Argentina – una instrumentalización descarada de la política, y la gente ha respondido con una marcha masiva que nos recuerda que las bases de la política están siempre en disputa. Volviendo a Rancière, en su libro El odio a la democracia, dice que la democracia se funda fundamentalmente sobre “la ausencia de todo título para gobernar”. Lo que Rancière propone es una definición profundamente an-archē-ica de la democracia en la que está siempre, para repetirlo, en disputa. Frente al vaciamento democrático del momento actual en Argentina que señala Gago, el miércoles la gente ha salido a reclamar. Si el bloque de poder quiere vaciar a la democracia, la respuesta de hoy ha sido contundente: van a volver.