Mejor dos candidaturas de izquierda, que una
CE, Intervención y Coyuntura
El 20 de septiembre el fantasma del neo-mancerismo revivió como opción política en la Ciudad de México: el policía Omar García-Harfush ha levantado la mano para ser el candidato de Morena a la Ciudad. Esto alertó a más de uno –aunque también voces autorizadas llamaron a la mesura. Más allá del ruido mediático, dicha candidatura carga el espectro hacia la centro-derecha. Por un lado, García-Harfush, que recuerda el perfil del inefable Miguel Ángel Mancera, representa una opción donde la izquierda gana perdiendo, con su visión policiaca y tecnocrática. Al centro se habla de la posibilidad de Mario Delgado –quien aspira a ser candidato y pertenece a la comisión que prefigurara la encuesta, en una evidente contradicción que no él no ha resuelto– con un programa tibio, más parecido al de Ebrard, aunque a la larga parece poco viable.
Hasta ahora, dos candidaturas de izquierda se han izado con una bandera viable y con posibilidades. De una, la de la líder popular Clara Brugada, cuya excepcional gestión –la tercera, ya– en Iztapalapa ha dejado sendos dividendos y experiencia social-política para el conjunto de la sociedad y la más reciente, que ha comenzado a sonar, del Dr. Hugo López Gatell. Dadas las condiciones socio-estructurales (clase, género, ideológicas) de la ciudad es mejor tener dos candidatos a la izquierda, que una sola. Las tendencias conservadoras para la ciudad pueden ser combatidas a partir de estos dos perfiles, el de la líder popular y el del cuadro no-político ni militante, pero que ha se ha posicionado en la defensa de lo público, enfrentando a no pocos de los grandes poderes.
Ambas candidaturas podrán lograr lo que no se pudo en 2012, que fue el advenimiento de un cuadro técnico, cuyas aspiraciones políticas no pasaban por un proyecto más general. Ambas candidaturas –Brugada y Gatell– tienen la fortuna de que no se agotan en esta elección. Brugada por su largo trayecto como dirigente, que no se evaporará por un puesto de poder; y López Gatell por ser un personaje que no vive de la política en el sentido de los profesionales. Esta característica les da un plus, pues contribuyen al proyecto de la 4T desde dos frentes distintos, pero convergentes.
Veremos en estos días si la candidatura de López Gatell cristaliza, pero que su nombre vuelva a aparecer es un signo no de competencia a Brugada, sino de fortalecimiento de las tendencias de izquierda, nacional-populares, sobre la ascética y siempre peligrosa sombra de la expertise supuestamente a-política.