Marxismo, Religión y Socialismo en Latinoamérica

  • Reseña del libro Dialectique de la modernité et socialisme indo-américain de Luis Martínez Andrade, Paris, L’Harmattan, 2023, 190 p.*

Frederico Lyra de Carvalho**

Lo primero que salta a la vista cuando abrimos el libro de Luis Martínez Andrade es la organización de su índice. Efectivamente, se trata de un conjunto de seis artículos independientes, pero en los que las diversas temáticas se encuentran entrecruzadas. Notamos también que tres de ellos contienen en sus títulos respectivos referencias directas a la religión. El título del libro, como la organización de los capítulos, oculta el hecho que la mitad de la obra se inscrite en una reflexión sobre la relación, a menudo tensa, entre socialismo y religión, fenómeno que cabría de esperar pues su autor es uno de los más importantes sociólogos de la religión de la nueva generación en Latinoamérica. Dialectique de la modernité et socialisme indo-américain es una obra de historia intelectual que presenta el trabajo de ciertos autores marxistas latinoamericanos, que intenta encontrar algunas afinidades posibles con autores no marxistas y, finalmente, muestra que no es posible tratar de soslayo la religión para pensar la política emancipatoria del continente. Básicamente, como sugiere Martínez Andrade, la dialéctica de la modernidad debe tomar en serio su contenido teológico frecuentemente reprimido. Más que una obra sobre el “socialismo indoamericano”, se trata entonces de un libro sobre el socialismo en Latinoamérica.      

El primer capítulo de este libro toma prestado su subtítulo de “socialismo indoamericano”. Aquí, Martínez Andrade nos propone una muy documentada y rigurosa introducción al pensamiento y a la vida del marxista peruano José Carlos Mariátegui. Según él, “Mariátegui produce una síntesis dialéctica entre tradición (elementos del socialismo práctico) y el presente (lucha de clases) volcada hacia el futuro (utopía socialista)”. La manera cómo el marxista peruano es presentado despierta en el lector/lectora un interés para profundizar la reflexión de su obra y así imaginar lo que sería efectivamente un socialismo indo-americano en nuestros días. Sin embargo, no estamos totalmente de acuerdo con las conclusiones que Martínez Andrade expone en el capítulo cuarto de su libro sobre un supuesto “giro conservador” de la Escuela de Frankfurt el cual se hubiera producido en T. Adorno y M. Horkheimer. Si su posición, en el período de la posguerra fue defensivo y retraído en relación con la lucha de clases del período anterior, dicha posición está lejos de ser conservadora. Alexandre Neumann (2008) contrariamente, muestra claramente que fue a raíz de Adorno que se constituyó “la corriente cálida de la Escuela de Frankfurt”. Al mismo tiempo, Martínez Andrade nos propone un paralelo muy enriquecedor entre la perspectiva de la Dialéctica del iluminismo de M. Horkheimer y T. Adorno y la de Enrique Dussel. Así ocurre en el siguiente pasaje, cuando retoma al fundador de la Filosofía de la Liberación: “los cuatro fenómenos: la modernidad, el eurocentrismo, el colonialismo y el capitalismo son cuatro aspectos de un mismo proceso y determinaciones simultáneas, contemporáneas: surgen y se desarrollan al mismo tiempo”. Como señala Martínez Andrade, “si Horkheimer y Adorno se detuvieron a examinar la tendencia a la autodestrucción permanente de la racionalidad instrumental del iluminismo y el aspecto destructor del progreso, Dussel analiza la racionalidad colonialista propia del proyecto necrofílico de la modernidad/colonialidad”. Mucho más que rechazar su trabajo en razón de un supuesto conservadurismo, parece más provechoso de enjuiciar a Dussel en su tarea de determinar el contenido real de La Dialéctica del iluminismo. Es en la obra de Enrique Dussel y de Aníbal Quijano, específicamente del concepto de colonialidad del poder, que nuestro autor se apoya en el capítulo final en la elaboración de una crítica de las limitaciones de la perspectiva de Achille Mbembe. Básicamente Martínez Andrade parece sugerir que el concepto de necropolítica de origen foucaultiano, empleado por Mbembe en sus análisis críticos sobre la soberanía contemporánea, carece de una toma en consideración de la materialidad concreta de los sujetos implicados en el proceso de gubernamentalidad contemporáneo. Sería pues demasiado abstracto. Sin embargo, Martínez Andrade, después de haber construido todo un edificio teórico, se queda a mitad de camino sin profundizar demasiado en su crítica, cuando ésta lo merece.  

“El capitalismo, nos dice Walter Benjamin, no es solo una forma condicionada por la religión, sino un fenómeno esencialmente religioso”. Apoyándose en los trabajos de Michael Löwy, Giorgio Agamben, entre otros, Martínez Andrade nos propone una riquísima contribución de la recuperación de una de las tesis más importantes para la comprensión de nuestra época contemporánea, a saber, aquella elaborada por Walter Benjamin en un ensayo escrito a principios de 1920 sobre el capitalismo como religión el cual fue publicado hasta 1985. “Benjamin identifica cuatro características que constituyen la estructura del capitalismo como religión: a) el capitalismo como puramente religión de culto; b) la duración permanente de su culto; c) su carácter culpabilizante y d) el hecho que su Dios permanece oculto”. Martínez Andrade muestra claramente que esta idea se prolonga en la obra del filósofo alemán en sus libros Dirección Única y El Libro de los Pasajes, en particular a través de las imágenes que asume el deseo y las formas en las que se escenifica el capital. A lo largo de este ensayo, el autor desarrolla las relaciones entre la perspectiva de Walter Benjamin con autores como Jung Mo Sung, Allan Coelho, Gilles Lipovetsky, Franz Hinkelammert, Gustav Landauer, entre otros. Solo queda esperar que Martínez Andrade pueda seguir desarrollando el encuentro entre Welter Benjamin y estos autores siguiendo el hilo prometedor de la crítica del capitalismo como religión.  

El cuarto capítulo nos presenta una bella reconstrucción de la “sociología crítica de la religión” que es uno de los terrenos fundamentales de la vasta obra de Michael Löwy. “Siguiendo a Bloch, Löwy sostiene que religión, ateísmo y mesianismo son fenómenos íntimamente ligados. De tal manera que el papel del ateísmo consiste en “des-teocratizar” los textos religiosos para rehabilitar su carga subversiva, contribuyendo así a la lucha de liberación”. El papel de esta perspectiva crítica de la religión es política. Es inspirándose principalmente de Ernst Bloch y de Walter Benjamin que la revolución y la utopía adquieren un contenido teológico fundamental en la obra de Michal Löwy. Este contenido es analizado en la tradición cristiana, especialmente en la teología de la liberación latinoamericana con sus repercusiones en los movimientos sociales como el de los trabajadores rurales Sin-Tierra en Brasil. Cabe señalar que a pesar su riqueza teórica, el desarrollo de la teología de la liberación estuvo sobre todo ligada con los eventos políticos que tuvieron lugar en este continente. En Brasil, por ejemplo, estuvo íntimamente ligada con las corrientes radicales del catolicismo, por lo general abiertamente anticapitalistas, implicadas en la lucha política que precedieron el golpe de 1964. Por otro lado, también existe una tradición teológica mucho más teórica, a saber: la corriente del judaísmo libertario de Europa central. Esta tradición es mesiánica y se desarrolla siguiendo dos tendencias contradictorias. De un lado, encontramos los restauradores y, del otro lado, los utópicos que aspiran a un futuro totalmente nuevo. En lo que respecta a los utópicos, aquellos que realmente nos interesan, encontramos dos polos distintos. Uno, compuesto de judíos religiosos anarquistas y, otro, aquellos asimilados (ateos-religiosos) libertarios. La manera cómo Martínez Andrade presenta este corpus muy rico y desconocido puede ser leído como una invitación a retomar y a profundizar la reflexión y la lectura de los trabajos de Michael Löwy. Para concluir, en la última parte de su ensayo, Martínez Andrade reconstruye fielmente la interpretación elaborada por Michael Löwy sobre el filósofo Walter Benjamin quien es, sin duda, una de las más ricas e influyentes sobre este filósofo.  

“El Capital y la Biblia”, quinto capítulo del libro es el más original y el de mayor interés tanto para el lector de lengua francesa como para el lector latinoamericano. Aquí Martínez Andrade presenta una historia muy detallada de diferentes lecturas de El Capital -del libro y no simplemente de K. Marx-  que han llevado a cabo algunos teólogos en Latinoamérica. “A diferencia de la teología política europea, escribe el autor, la teología de la liberación supo ver que el problema en Latinoamericano no era el ateísmo sino la idolatría moderna”. En otras palabras, la teología de la liberación identificó inmediatamente que el problema era el capital. Sin embargo, el autor no deja de recordar un período muy importante de la lectura de Marx en Francia, realizada por los teólogos antes y después de la Segunda Guerra mundial, en autores como Louis-Joseph Labret y Jean-Yves Calvez. Se trata pues de una tradición de lectura de Marx que merece ser recuperada. El filósofo jesuita Henrique Cláudio de Lima Vaz y lo teólogos Allan da Silva Coelho y Jung Mo Sung, integran un grupo de pensadores brasileños presentado por Martínez Andrade como lectores de El Capital mostrando bien la duración y el arraigo de tal enfoque en este país que va de la década del sesenta del siglo pasado hasta nuestros días.

México es otro país donde esta lectura se desarrolló de manera acentuada. Martínez Andrade da importancia a un foro de diálogo organizado en 1983, con motivo del centenario de la muerte de Marx, en diversas ciudades mexicanas, en el que algunos teólogos como Enrique Marroquín, Rubén Dri, Jorge Pixley participando dando como resultado la publicación de la obra Marxistas y Cristianos. Según Martínez Andrade, Ruben Dri hizo hincapié en la dimensión profético-apocalíptico del Antiguo Testamento el cual sería el suelo de la teología de la liberación. Al mismo tiempo, ofreció un análisis de las “afinidades electivas” entre el proyecto de Jesús y el de K. Marx. Pixley, por su parte, insistió en la idea de que la práctica del culto permite hacer la diferencia entre los ídolos y los dioses. La lucha de los profetas contra los ídolos aparece como simétrica de la lucha de Marx en contra del fetichismo. El teólogo y sociólogo brasileño Hugo Assmann, miembro de la Escuela del DEI (departamento de investigaciones ecuménicas) insiste mucho en la crítica del fetichismo, así como en resaltar la importancia de la secularización para el cristianismo en el espacio público contemporáneo. En colaboración con Franz Hinkelammert, otro miembro del DEI, destaca el hecho que la economía capitalista funciona como una teología secularizada. Así, este par de teólogos concibe el capitalismo como un “sistema de apariencias fetichizadas”, pero también como una “religión cotidiana que exige sacrificios”. Autor de una obra considerable, Franz Hinkelammert, curiosamente de origen alemán es, según Martínez Andrade, aquel que más ha desarrollado este enfoque tomando como eje el vínculo entre teología y economía. Después de formarse en Alemania, Hinkelammert llegó a Chile en la década del sesenta, donde permaneció antes de partir en exilio por causa del golpe militar de 1973. Enseguida parte para Honduras durante un tiempo para posteriormente instalarse en Costa Rica. En este ensayo, Martínez Andrade logra tejer un vínculo con los otros ensayos del libro, particularmente en torno de la crítica del capitalismo como religión, corazón de sus trabajos y temática común de un conjunto de autores de Latinoamérica y a entrever la posibilidad de inventar un socialismo latinoamericano para el futuro.   

Bibliografía

Luis Martínez Andrade, Dialectique de la modernité et socialisme indo-américain, Paris, L’Harmattan, 2023.

Alexandre Neumann, “Le courant chaud de l’École de Francfort”, Variations, vol. 12, 2008.

** Musicólogo y filósofo. Su tesis de doctorado versó sobre la idea de improvisación e intentando pensar el jazz a través la dialéctica negativa de T. Adorno. Sus principales líneas de investigación son: el pensamiento de T. Adorno, la Escuela de Frankfurt y la tradición de la Teoría crítica brasileña, especialmente, el pensamiento de Paulo Arantes. Realizó una estancia postdoctoral en la Universidad de São Paulo. Actualmente enseña en la Universidad de Amiens, en Francia.

* La versión castellana de esta obra tiene como título Teoría crítica anticolonial. Ensayos de historial intelectual y fue publicada por la editorial Tirant Lo Blanch (2023).