Diez notas sobre intelectuales y democracia en Argentina (A propósito de una solicitada)

Marcelo Starcenbaum

Las siguientes notas constituyen una respuesta al documento “Compromiso electoral: ante las amenazas a la democracia”

Los fundamentos del pacto democrático

Es cierto que por primera vez en cuarenta años candidatos que promueven abiertamente la violencia social y reivindican la dictadura tienen posibilidades de resultar electos. Estamos sin embargo frente a una coyuntura electoral de tercios en los cuales la fuerza política apoyada por varios de estos intelectuales viene construyendo su campaña en base a la promoción de la violencia y el negacionismo, ya sea en su versión más abierta (Bullrich) o en una más lavada (Larreta). La absolutización del «mileismo» distorsiona un escenario político mayoritariamente «corrido a la derecha» en el que gran parte de estos intelectuales se ubican objetivamente en posiciones reaccionarias.

Política y democracia

El carácter reaccionario de estas posiciones intelectuales no se agota en el encuadramiento político frente a la presente coyuntura electoral, sino que adquiere sentido en el marco de las relaciones que la intelectualidad dominante estableció con la política democrática en las últimas décadas. La solicitada advierte sobre el peligro de una candidatura como la de Milei que promueve la violencia social, desconoce la idea de equidad y reivindica la dictadura militar. Sin embargo, señala como responsable de esta misma candidatura a la experiencia política que más avances ha propiciado en esos planos y la equipara con otras que sólo han producido retrocesos en esos mismos aspectos de la vida social. ¿Será que, nostálgica de la claudicación alfonsinista, la intelectualidad democrática argentina no perdona al peronismo la reactivación de lo que aquella experiencia tuvo de fracaso?

Los pisos de la sociedad democrática

La solicitada señala que las posibilidades electorales de Milei hacen peligrar los consensos alrededor de los derechos humanos y la conquista de nuevos derechos civiles. Resulta curioso que estos avances logrados en la sociedad argentina se presenten como un hecho dado y no como políticas efectivas propiciadas por los gobiernos peronistas y resistidas por los sectores políticos apoyados por gran parte de estos intelectuales. La posibilidad de un retroceso en el plano de los derechos humanos y civiles es un peligro que no acecha sólo en la candidatura de Milei sino que es resultado de un proceso de acumulación conservadora al cual el radicalismo y el macrismo han realizado contribuciones significativas.

Política y violencia

Es llamativo que una solicitada que manifiesta preocupación por la apología de la violencia y un eventual retroceso de los derechos humanos no mencione hechos de alta conmoción social tales como el intento de asesinato de la vicepresidenta llevado a cabo hace un año por un grupo de extrema derecha. Autores de obras que marcaron el debate intelectual argentino con sus hipótesis normativas de la no implicación entre violencia y política parecen soslayar un hecho que implicó un claro resquebrajamiento del consenso democrático y que anticipó el crecimiento de candidaturas de extrema derecha. El silencio de la solicitada con respecto al intento de asesinato de la vicepresidenta marca del punto de llegada de una serie de estrategias interpretativas que contribuyeron a relativizar el hecho, ya sea erosionando su politicidad o culpabilizando del ataque a la propia víctima.     

La crisis pos-2015

Si bien es cierto que la candidatura de Milei cobra sentido en el marco de un agotamiento con las alternativas políticas de los últimos ocho años, es tramposo el otorgamiento de responsabilidades simétricas al peronismo y radicalismo-macrismo en la coyuntura de crisis que atravesamos. Con sus limitaciones, el gobierno de Alberto Fernández ha logrado enfrentar las consecuencias del endeudamiento externo llevado a cabo por el gobierno de Mauricio Macri y los efectos de una pandemia para la cual el radicalismo y el macrismo proponían medidas que hubiesen resultado sumamente dañinas para el pueblo argentino. Con respecto a este último punto, algunos de los firmantes de la solicitada protagonizaron operaciones mediáticas que buscaron contrarrestar una política que, con sus limitaciones, evitó una catástrofe sanitaria en nuestro país.

Política y derechos humanos

La solicitada menciona como uno de los elementos propiciadores del crecimiento del negacionismo el «uso político» de los derechos humanos del kirchnerismo. Sin mencionar los problemas relativos a la categoría de «uso político», es indudable que el aumento de las posiciones negacionistas no apunta a corregir la «politización» de los derechos humanos sino directamente a revertir las políticas de memoria, verdad y justicia implementadas a partir del año 2003. Es irresponsable por tanto la equiparación entre el kirchnerismo y el radicalismo-macrismo en torno a la política de derechos humanos. Si en el caso del primero puede hablarse de una política efectiva de justicia y reparación, en el segundo sólo encontramos negacionismo y esfuerzos por lograr impunidad. Sólo por mencionar algunos ejemplos de estas últimas posiciones: la caracterización de Macri del terrorismo de Estado como “guerra sucia”, el intento por aplicar el 2×1 a condenados por delitos de lesa humanidad y las recientes declaraciones de Bullrich sobre la necesidad de “encontrar una salida justa” para represores enjuiciados. 

Brasil

La solicitada llama a mirar el pasado y el futuro de la Argentina en el espejo brasileño. Al igual que en el caso argentino, el crecimiento de un movimiento de extrema derecha no fue tanto resultado de una “grieta” abierta entre los sectores democráticos como de una reacción conservadora frente a lo que los gobiernos de Lula y Rousseff tuvieron de transformadores. Del mismo modo que ocurrió en nuestro país, el mentado “agrietamiento” de las fuerzas “democráticas” obedeció en gran medida a la oposición de sectores liberales frente a lo que entendían que era una política de rasgos populistas. La mención a Lula en una solicitada que lleva la firma de intelectuales que avalaron su persecución por parte del juez Moro roza la provocación. Mirarse en el espejo brasileño ameritaría al menos un gesto de honestidad con posicionamientos que refrendaron una persecución tan injusta para Lula como regresiva para el pueblo brasileño.    

Intelectuales y política

La discursividad desplegada por la solicitada da cuenta de una concepción marcadamente elitista del rol de los intelectuales y una ingenuidad pasmosa acerca de la especificidad de las prácticas políticas. La jactancia acerca de un posible voto en blanco por parte de algunos de los firmantes no sólo abona las representaciones acerca de la excepcionalidad intelectual y su abstención frente a un campo político que entiende homogéneo, sino que tiende a aristocratizar las preferencias electorales de un conjunto de personas que, al igual que millones, cumplen determinados roles en nuestra sociedad. Por otra parte, el llamado a que todas las fuerzas políticas apoyen al candidato que enfrente a Milei en un eventual ballotage evidencia un desconocimiento de las reglas que rigen el campo de la política y representa un razonamiento vergonzoso por parte de intelectuales pertenecientes a las disciplinas sociales y humanas.

Presente y futuro

Si como afirma la solicitada, la vara con la deben medirse las candidaturas políticas es el carácter progresivo y regresivo en los planos de la violencia social, la equidad y los derechos humanos, resulta al menos ingenuo que las esperanzas electorales se coloquen de manera simétrica en los dos sectores que dominan la política argentina. La discursividad y las acciones desplegadas por los candidatos que resultaron electos en las PASO hablan por sí solos. Mientras Massa llamó a un gobierno de coalición con sectores democráticos, plantea un crecimiento económico armónico con el desendeudamiento, y promete no ceder en la política de derechos humanos, Bullrich aseguró que reprimirá violentamente la protesta social, achicará el gasto público y revisará las políticas de memoria, verdad y justicia. Resulta difícil pensar de qué manera una posición intelectual puede tener rasgos progresistas absteniéndose frente a dichas diferencias y, consecuentemente, restándole apoyo a la candidatura que expresa las posiciones más progresivas y democráticas en la política argentina.   

Intelectuales y democracia

Si las posibilidades electorales de Milei implican una crisis del sistema democrático inaugurado en 1983, resulta llamativo que gran parte de estos intelectuales se coloquen al margen de dicha crisis. Autores intelectuales de las formas democráticas que rigieron nuestra sociedad en los últimos cuarenta años, deberían interrogarse sobre los contenidos sociales y políticos del régimen que contribuyeron a consolidar. Más que señalar desde una posición externa a la crisis, deberían preguntarse si las formas liberales de la democracia que absolutizaron no son también responsables de la crisis que atravesamos. Como diría el viejo Horacio, «¿de qué te ríes? esta historia también habla de ti».