¿Claridad en la ruta?

Foto María Luisa Severiano

CE, Intervención y Coyuntura

Una vez concluido el proceso de designación de coordinación de comités de defensa de 4T, que adelanta la candidatura presidencial, se abre un nuevo momento de disputa: la ciudad de México. En un tiempo político signado por la posibilidad, a lo largo de los meses pasados se ha observado de manera premeditada el intento de posicionar a diversas personalidades, que, literalmente, ocupan todo el espectro político.

En el centro se ha presentado los nombres de Mario Delgado y Rosa Icela Rodríguez. A la derecha, el de García Harfush e incluso los de un derrotado Monreal y Cuauhtémoc Blanco. A la izquierda, el de Clara Brugada. De esto hay que hablar, pues, aunque las piezas del escenario aún no están totalmente dispuestas, ya comienzan a clarificarse.

Es bien sabido que la exmilitante maoísta tiene intenciones de posicionarse para competir por la ciudad. En el enroque que la oposición realizó al lanzar a Xóchitl a la presidencia, perdió a su figura más significativa para este espacio, razón por la cual no parece existir una oposición competitiva en un espacio, que, sabemos, está atravesado por hondas contradicciones.

Brugada ha gobernado en diversas ocasiones la delegación más grande y poblada de la capital, Iztapalapa. A lo largo de los años ha ensayado numerosos programas sociales y culturales de gran calado. Los de su gestión más reciente la han catapultado, en alianza con otros sectores de Morena. Hay que decir que resulta muy impresionante recorrer las colonias de Iztapalapa y observar la cantidad de murales pintados en sus paredes, así como el respeto popular que se les tiene: no hay graffitis sobre ellos, ni otro tipo de boicot. Otras obras, como el cabeblus, si bien no pueden ser solo capitalizadas por ella, han tenido efectos positivos en la vida. Brugada desde hace tiempo, además, impulsa la comercialización de productos sin intermediarios con resultados diversos.

Uno de los más de 6000 murales realizados en Iztapalapa durante el gobierno de Brugada.

Es indudable que ella es una candidata con perspectiva plebeya y popular hacia la ciudad. Sin embargo, aprovechamos estas líneas para llamar la atención de algunas cuestiones que podrían estar soslayándose.

La primera es que Brugada es muy conocida en Iztapalapa, pero no fuera de ella. Es una política local con un increíble arraigo, pero con dificultad para competir en otros espacios sociales. Finalmente, la capital, ciudad neoliberal, es un abigarrado espacio de intereses, perspectivas y forma de vida. Desde nuestra óptica, no se gana sin Iztapalapa, pero no sólo se gana con Iztapalapa.

La segunda remite a una realidad que está más allá de los deseos de la militancia, de las simpatías por la 4T: la Ciudad de México, como todas las grandes ciudades y capitales, es, esencialmente, una ciudad pequeñoburguesa (o clasemediera por si no gusta el lenguaje clásico). El encarecimiento del suelo, los procesos de expulsión, de gentrificación, entre otros, son una realidad. Esta es una ciudad que vive de la cultura y en buena medida cuyos habitantes, seres clases medieros, responden a lo que Bernardo Bátiz describió hace unos años en La Jornada como el “homo narvartius”. Bátiz señaló en una columna, tras su fracaso en la elección a la entonces Delegación Benito Juárez, la dificultad de enfrentar a habitantes ensimismados, retraídos de la vida comunitaria y alejados de la socialización vecinal, todos estos elementos que la vuelven proclive al conservadurismo. Aquello que Bátiz vio en la Narvarte, en realidad podría replicarse en cada vez más espacios de la ciudad.

Gobernar una ciudad así –como se ha registrado desde 1997 con Cárdenas– requiere de equilibrios, alianzas, negociaciones. Salvo el lapso de López Obrador, quienes han gobernado, responden a perfiles intermedios, próximos a los reclamos populares –Cárdenas, Sheinbaum– pero también con capacidad de diálogo –y, en algunos casos, con abierta alianza— de los poderes económicos. Amén de ello, las movilizaciones en favor de los intereses consolidados en los “organismos autónomos”, han sido preferentemente ne esta plaza.

La 4T enfrenta, en la diputa por la ciudad, una paradoja: el principal fuerte de Brugada –su talante plebeyo– es, al mismo tiempo en la coyuntura actual, su debilidad.