La poética de la evanescencia

Juan Manuel Díaz de la Torre
Ficha Técnica: Todo documento de civilización
Película | Todo documento de civilización |
Dirección | Tatiana Mazú González |
Año | 2024 |
País | Argentina |
Duración | 90 minutos |
Guion | Tatiana Mazú González |
Género | Documental / videoarte |
Fotografía | Francisco Bouzas |
Edición | Manuel Embalse |
Producción | Nacho Losada |
Sonido | Julián Galay |
Reparto | con intervenciones de Mónica Raquel Alegre |
Sinopsis | Documental que narra el asesinato del adolescente Luciano Arruga a manos de policías en el conurbado de Buenos Aires. |
Crítica
El objetivo de esta crítica es demostrar que Todo documento de civilización crea una poética generada a partir del tratamiento de sus imágenes y que eso acentúa la tragedia de Luciano Arruga. La cinta establece una gramática mucho más cercana al videoarte que a la forma documental tradicional. Es un documental cuya forma se encuentra en el orden estético de la alteración de la imagen y no necesariamente en la mera presentación de la información del caso de Luciano Arruga, un joven argentino de 16 años asesinado por la policía bonaerense en 2009 por negarse a robar para ellos. El documental usa secuencias de imágenes de la vida cotidiana de la ciudad, específicamente hablando del área conurbada de Buenos Aires. Además, intercala planos negros sobre los cuales habla Mónica Alegre, madre de Luciano; imágenes de ilustraciones de libros de Julio Verne, autor del que era fanático el chico; mapas antiguos de la ciudad de Buenos Aires, basura y carteles de denuncia con el rostro de la víctima.
De fondo, me parece, hay una propuesta estética y hasta genérica: el documental propone unos códigos fundados tanto en el montaje como en la evanescencia de lo que vemos en pantalla. Cuando se realizan transiciones en la cinta, hay fundidos evanescentes entre un plano y otro. Las transiciones entre secuencias e imágenes no son inocentes, son realizadas para producir dramatismo y mayor impacto en el espectador. ¿Qué sucede cuando se niega la imagen y solo se escucha a la madre hablar del asesinato de su hijo? ¿Cuándo se habla de quien era Luciano y se presenta en pantalla las ilustraciones de los libros de aventura del que era fanático? La tragedia se hace presente.
¿Cómo es que se hace presente la tragedia? La propuesta que hago parte de la negación de aquello que se ve. Se le obliga al espectador a escuchar, no a ver. La pantalla regresa negrura, no hay nada que distraiga al espectador de la voz de la mujer hablando de su hijo. En algún momento Mónica Alegre, la madre, menciona: “Mi hijo me decía: Un día voy a volar en globo, ma”. En mi opinión se hace palpable la ausencia de Luciano, escuchamos su voz, la voz que ya no está, por medio de su madre. Ella se vuelve en una suerte de traductora de su hijo. Así como la voz de Luciano, a lo largo de la historia, aparece y desaparece.
Por otra parte, en muchas ocasiones la toma de una calle se mezcla con otra. Hay superposiciones entre dos imágenes. En otros momentos, la toma se construye a través del reflejo de un vidrio, del agua o se observa la calle mirando desde dentro de una peluquería, lo cual provoca que se confunda a las personas al interior del comercio y los manifestantes que marchan en la calle exigiendo justicia por los desaparecidos. Todo se mezcla en un plano difuso que termina por superponer toda imagen de civilización en una imagen de barbarie.
Esta última frase que acabo de escribir es un derivado de la famosa cita de Walter Benjamin: “todo documento de cultura es un documento de barbarie”. El autor expresa que en toda civilización se esconden mecanismos de violencia y barbarie. Hay contradicciones en toda civilización. Inclusive, se puede pensar que el principio de civilización, entendido como formas de superación de la violencia, intrínsecamente genera violencia para aquellos afuera de dicha organización social. Lo traigo a colación porque el título de la cinta hace referencia a esa cita. En la sinopsis oficial del documental se reflexiona sobre el dicho mismo de Benjamin. En términos formales, el documental muestra la decadencia que implica la civilización o al menos, el orden supuestamente democrático que es capaz de asesinar a un adolescente y encubrirlo durante siete años. La muerte de Luciano es el documento de barbarie que evidencia la cinta.
Al mostrar las calles abandonadas, la basura, la pobreza, el abandono de las zonas conurbadas de Buenos Aires, la cinta hace evidente la barbarie tanto estructural como específica en el caso de Luciano. Sin embargo, no lo hace de una manera árida, sino que la fuerza de las imágenes presentadas nace de la poética de la evanescencia, los fundidos y transparencias. La cinta se estructura alrededor de la desaparición de la imagen, casi como aparato metafórico para ejemplificar formalmente la desaparición del chico cuyo asesinato convoca a la narrativa de la cinta: el caso de Luciano Arruga.
Los planos negros, momentos en los que habla la madre de Luciano, anulan el rostro de la mujer para que solo quede una imagen importante: el rostro de su hijo, aquel que se ha negado. En la cinta se niega el rostro de la mujer hasta el término de la cinta, lo cual, al final le da identidad. Observamos a la mujer en las marchas, hablando en un templete, gritando y exigiendo el esclarecimiento de la muerte de su hijo y de otros desaparecidos. Dado que el rostro de su hijo ha desaparecido, ella desaparece de igual manera. Al final recupera su rostro o la película muestra el rostro de la madre porque el rostro que permanece en pie de lucha.
Por medio de las imágenes de los libros de Julio Verne, casi en sustitución del rostro del joven, se crea un espacio imaginario de la mente de un muchacho, la cual se vuelve más real que su realidad mimética. Ilustrada esa imaginación por los paisajes creados por los libros que le gustan. El dolor se incrementa cuando vemos estos paisajes del mundo interior de Luciano.
En el momento en que la madre de Luciano habla sobre los deseos de su hijo de conocer el mar, la pantalla se va a negro. Solo escuchamos los sonidos del mar porque no hay ningún plano que pudiera hacerle justicia a los deseos de un adolescente asesinado, a los recuerdos de una madre sobre el brillo de los ojos de su hijo y la injusticia perpetrada continuamente desde 2009.
El partido de La Matanza, el barrio donde creció Luciano, deja de ser un paisaje físico y se convierte en un espacio simbólico, mitológico. El tiempo y el espacio se mueven de maneras distintas, algo más construido por medio de emociones que de asfalto y edificios. De ahí la imagen en negro, negada, incapaz de reconstruir esas formas mitológicas. También el uso de mapas e ilustraciones. Todo para tratar de ilustrar un espacio que va más allá de un barrio o de una carretera.
Las imágenes barridas, el desenfoque, todo para dar al espectador una ventana a un espacio creado por retazos de vida y de recuerdos de un adolescente. La cinta deja de ser un documental y se convierte en una colección de imágenes, las cuales reconstruyen un retrato de Luciano. Como diría Jun Fujita Hirose, las imágenes cotidianas se vuelven extraordinarias en su montaje, en la yuxtaposición entre imágenes y en su relación. Pero yo iría más allá, el montaje, la narración de la madre y el uso de distintos tipos de imágenes, las superficies que distorsionan la visión, los reflejos y otros elementos formales; convierten a la cinta en unas imágenes mitológicas: imágenes que nos hablan del drama de la existencia humana y que no corresponden a una mímesis de la realidad, sino a una serie de emociones elementales, principalmente, el dolor.
Hay una belleza en el encuadre de elementos decadentes, de pedazos de asfalto roto o basura en la calle. Es la manera en la que se encuadra la imagen lo que permite que la basura o elementos de desperdicio obtengan un cariz distinto. Se muestra que hay belleza en los lugares de putrefacción y que, de alguna manera, en esos contextos, las cosas aún mantienen cierta dignidad. El pasado de esos objetos se hace presente por medio de ecos indiscernibles pero que construyen la atmósfera melancólica a la que pertenecen los objetos de desperdicio.
Las imágenes mostradas, posteriormente a la decadencia dentro de los cimientos de Buenos Aires, son imágenes de un libro. Presumiblemente una versión ilustrada de Viaje al Centro de la Tierra, de Verne, En esas ilustraciones, exploradores recorren cavernas con poca luz y escuchamos en off la voz de la madre de Luciano, buscando en un hospital a su hijo. Nunca lo encuentra. Es la fábula terrible y violenta de un estado que se comporta como el monstruo de un cuento o de una leyenda que termina por devorar vidas. Viene a la mente un plano anterior: un cartel pegado en una pared: El Estado más cerca de los barrios. Esto es lo que provoca esa consigna, entre más cerca esté el Estado de los barrios, más cerca está la barbarie.
Trabajos citados
Benjamin, W. (2008). Tesis sobre la filosofía de la historia y otros fragmentos. Itaca.
Fujita Hirose, J. (2014). Cine-capital. Cómo las imágenes devienen revolucionarias. Buenos Aires: Tinta Limón.