Fertilidad proletaria

Jonatan Romero
Introducción
Esquilo escribió la famosa tragedia llamada Prometeo encadenado, en donde su pluma descifró la primera etapa del movimiento revolucionario. Según la obra griega, un héroe trastoca las leyes divinas, porque su conciencia está con la liberación de la humanidad y los dioses le pagan bastante mal al liberador. El primer revolucionario llama a la emancipación de la humanidad, pero el premio que recibe por tal proeza es el castigo de los dioses.
Prometeo es el ejemplo más claro del héroe primitivo, en tanto este sacrifica su vida por la liberación de sus hermanos y, en ese camino, el mártir emerge como el horizonte revolucionario por excelencia. En esta época y un poca más allá, la rebeldía se pagaba con la vida, puesto que si alguien decía la verdad esta merecía su desaparición por la vía violenta. En un primer momento, ser revolucionario significaba en ese momento que la vida de este se pusiera en juego frente a las fuerzas autoritarias.
Shelley creó al segundo Prometeo de la historia de la humanidad, quién tiene una semejanza muy cercana con el Fausto de Goethe y, por lo mismo, el revolucionario tiene un carácter dual: libera y oprime a la vez. Frankenstein es el moderno Prometeo o el Prometeo burgués, puesto que su promesa radica en la búsqueda de los grandes descubrimientos, pero, su traición consiste en no llevar hasta sus últimas consecuencias esos avances. El revolucionario burgués busca la revelación dentro de la ciencia, pero este sigue dominado por la religión y, por ende, su creación termina destruyendo la vida humana.
El Monstruo de Víctor es la caída del Prometeo burgués, en tanto esta refleja, por un lado, el amor a la vida del plantea y, por el otro, el desprecio a la humanidad. Este segundo momento es clave en la literatura, en tanto que el progreso técnico promete la emancipación de la humanidad, pero, al mismo tiempo, el resultado se presenta como algo antihumano. Por lo mismo, este carácter abre un paso muy importante en la humanidad en la burguesía, pero el sistema económico colapsa cualquier intento por ir hacia la emancipación.
En este sentido, este trabajo quiere expresar la última fase del carácter prometeico, en tanto que la humanidad debe guiarse bajo los principios de la libertad y, desde ahí, la humanidad pueda construir una brújula revolucionaria para la clase dominante.
Contenido
La sociedad burguesa ante todo ha propuesto una forma muy particular de relacionarse con la naturaleza, en donde el objetivo central es la acumulación de capital. Hoy en día, el planeta no es visto como la casa única de la humanidad, sino que su función queda reducida a un simple dotador de capital fijo y capital circulante. La sociedad contemporánea no puede salirse de esta lógica mercantil y, por lo mismo, lo que no es mercancía puede mercantilizarse fácilmente, por ejemplo: la fuerza productiva de la naturaleza.
El límite histórico del capitalismo no se encuentra únicamente en la relación entre trabajo asalariado y capital, sino que su impacto devastado afecta directamente a la naturaleza, cuando el ciclo biológico es sustituido por el ciclo de la tasa de ganancia. La destrucción del planeta puede considerarse desde un carácter de clase, es decir el daño que se hace en este momento se debe a la clase propietaria de los medios de producción en este momento. Los burgueses y los terratenientes ven a este astro no como un lugar donde se despliega la vida, sino como una herramienta que produce un beneficio monetario.
La crisis económica también genera una crisis en la naturaleza, porque el equilibrio ecológico es desplazado por el desequilibrio entre la oferta y la demanda y, por lo mismo, esto fractura de manera alarmante la reproducción de la vida en el planeta. El ciclo del capital es mucho más rápido que el ciclo que sigue la naturaleza para regenerarse y, por ende, sacrificar al segundo por el primero va a traer consecuencias bastantes graves a la humanidad. El límite del capitalismo no solo es subjetivo, sino que también el límite objetivo representa un problema bastante grave, es decir la explotación del trabajador se conecta con la explotación de la naturaleza.
Mientras esta sociedad siga guiándose por la acumulación de dinero por unas cuantas personas, entonces la mayoría vivirá en un mundo, donde la base de la vida se ponga en jaque de manera permanente. El único planeta que puede albergar vida humana está siendo destruido por una civilización necrofílica, ya que el amor de la muerte pesa más que el amor por la vida y esto sucede porque la base de este sistema económico es la ganancia. En este sentido, una conclusión preliminar es que este momento histórico está dominado por una forma de entender a la fertilidad de la naturaleza, en donde la fertilidad pasa de una forma concreta a una forma abstracta que yo podría llamarla fertilidad burguesa.
Sobre esta fertilidad burguesa se alza una forma muy particular que, en este momento, yo podría llamarla como fertilidad contradictoria.
Uno podría decir en términos generales que la sociedad burguesa no se hace nada por el derecho a la vida en el planeta, pero, en la realidad, la humanidad siempre intenta de todas maneras resistir ante el colapso civilizatorio. Si la fertilidad burguesa apunta hacia la destrucción de la base material de la existencia, pues los dominados suelen organizarse en torno al reto de que la extinción de la humanidad no sea la meta de esta forma social. Todo parece indicar en este momento de que, si bien la forma social hegemónica pudiera imponer su modelo destructivo de relacionarnos, entonces a ese se enfrenta con un modelo bioético.
De lo que se trata aquí es de rastrear ese contragolpe a la fertilidad burguesa, ya que, si el capital solo ve a naturaleza con algo instrumental, entonces el otro lado de la moneda debe romper con esa visión del capitaloceno. Pero ¿qué significa romper con el modelo contemporáneo de mercantilización de la tierra? Esta respuesta no puede ser bastante simple, ya que la postura deberá abarcar múltiples dimensiones, pero una cuestión debe resaltarse de todo esto: el movimiento de la sociedad debe seguir el movimiento de la naturaleza. En otras palabras, el concepto de planeta azul no puede desligarse del concepto de especio humana, porque ambos forman un vínculo inseparable o en otras palabras naturaleza y humanidad son una misma cosa.
En este sentido, la fertilidad contradictoria sólo buscaría la forma en como el movimiento social se debe acoplar al movimiento de la naturaleza y que el equilibrio de un polo se conecte con el equilibrio del otro. Por esto mismo, esta postura busca más allá de la sociedad burguesa sus propias epistemologías, en este sentido, una de las repuestas se encuentra en las formas sociales precapitalistas, en donde uno puede observar la sincronización entre la forma cultural y la forma natural. Algo de vital relevancia es que la sociedad antigua la cual la propiedad privada no existía puede darle a la humanidad varias lecciones y una de ellas está en el respeto sobre la tierra que utiliza para vivir.
En este sentido, el contragolpe puede verse de manera general en la idea de que el ser humano vuelva a sus orígenes y su proyecto civilizatorio pueda sincronizarse con el proyecto vital de la naturaleza. Es decir, las necesidades humanas no busquen romper con el equilibrio ecológico, por lo mismo, la producción de satisfactores debe ligarse y seguir las leyes del planeta tierra y sobre esta base construir una forma social diferente a la que se tiene en este momento. Lo que sí es una verdad incuestionable es que la sociedad actual es insostenible y que el propio momento está buscan las formas en las cuales la humanidad se pueda relacionarse con ellos mismo y así se pueda llegar a un mundo nuevo.
Sobre esta fertilidad contradictoria se alza otra forma prometedora de un mundo mejor que, en este momento, yo podría llamarla como fertilidad proletaria.
Si bien es cierto que la fertilidad contradictoria ubica el problema de que la humanidad debe encontrar el equilibrio entre la reproducción de la riqueza y la reproducción de la vida natural y ese es un acierto muy importante. Pero, la anterior tiene un limite muy claro y es que esa forma nueva de sociedad debe partir de una cuestión material y esa debe contemplar el origen del problema. Por eso mismo, si la fertilidad burguesa es el problema derivado del control de los medios de producción en la clase dominante, entonces la sociedad debe organizarse para arrebatarle el capital fijo y capital circulante.
En primer lugar, yo considero muy importante tomar como punto de partida de que el origen de este problema histórico es que hay una forma de concebir la producción, circulación y consumo de la riqueza en forma de mercancía. Que esta sociedad se basa en el dominio del capital, en sus diferentes formas, sobre la clase trabajadora a su cargo y, por lo mismo, esta última es la encargada de empoderar a un sistema destructivo. Por ello, la clase trabajadora o en este caso los proletarios modernos deben comprender en este momento crucial de que, si ellos detienen la maquinaria destructiva, entonces la fertilidad burguesa pudiera cambiar de forma.
En segundo lugar, el proletariado debe organizarse en torno a la neutralización del movimiento burgués, pero eso significa en términos táctico que su objetivo es tomar y socializar el capital constante. Si la fertilidad burguesa tiende a sacrificar a la vida por la ganancia, entonces los trabajadores deben cambiar el carácter de la economía futura y el tránsito debe ir sobre una economía de la muerte hacia una economía de la vida. Si la economía de la muerte se basa en el control de la burguesía del capital fijo y capital circulante, entonces la economía de la vida debe poner en el centro el control de este capital en manos de los trabajadores y, así que la fertilidad burguesa pueda convertirse en una fertilidad proletaria.
La fertilidad proletaria buscaría en todo caso que la naturaleza no siga secuestrada por unas elites ociosas y avaras que esta no siga bajo la lógica del capital y así el producto del suelo y subsuelo vaya dirigido a las necesidades vitales de los productores directos. Si los medios de producción siguen considerándose como capital, entonces la riqueza va a trastocar de manera negativa la vida del planeta, pero si la vida se pone en el centro de la producción, circulación y consumo, entonces el equilibrio ecológico se podrá sincronizar con el equilibrio económico. Ya aquí, la visión marxista del siglo XXI puede poner en énfasis un puente entre la liberación de la humanidad con la de la naturaleza.
Conclusión
Un tercer Prometeo está desarrollándose en plena sociedad capitalista, en donde la postura es llevar hasta sus últimas consecuencias el carácter revolucionario de la humanidad gracias al proletariado y, por ende, la emancipación de los dominados se deberá hacer por los propios dominados. Frente a los retos que presenta la sociedad moderna, uno de los límites se encuentra en el propio movimiento del capitalismo y como este impacta de manera destructiva al sujeto y a la naturaleza. Por ende, la salida estará en dar un contexto material de lo que algunos conocen como socialismo como este sistema no es bajo ninguna manera un sueño.
El primer argumento se deriva de la propia forma natural, es decir el planeta tierra logro la vida gracias al equilibrio, es decir un momento en donde la producción y regeneración lograban un momento de sincronización perfecta y, por ende, el socialismo solo es una extensión sobre el funcionamiento de la naturaleza. La dictadura del proletariado también es la fertilidad proletaria. Planificar la economía significa al mismo tiempo planificar la vida, en tanto que el equilibrio productivo debe contemplar el equilibrio biológico y, así, la vida en este planeta esté garantizada en el futuro.
El segundo argumento se deriva de la cuestión humana, ya que su composición orgánica no puede sostenerse mediante la idea de que el cuerpo necesita del equilibrio y, por ende, la salud se manifiesta de este proceso. La dictadura del proletariado también forma parte de un proyecto, en donde la vida humana no siga el ritmo de las mercancías y la vida sea el fundamento de su existencia. Por eso, la fertilidad proletaria impacta de manera significativa en la vida humana, en tanto que, bajo esta premisa, la especie en cuestión puede garantizar su existencia junto con la del planeta mismo.
Finalmente, el tercer Prometeo viene a darle fin a la dominación de una parte de los seres humanos sobre la totalidad de la vida en el planeta, en tanto que este se conecta con la revolución en su dimensión material. Los seres humanos están destinados a regenerar la vida en este espacio, el planeta asegurará su existencia en tanto la humanidad se naturaliza en la actividad real y, por ende, la vida se pone como el fundamento de la existencia. Un mundo feliz es posible crearlo y vale la pena pelear por ello.