La inversión del gobierno de la 4T, al rescate de la economía

Enrique Vera Estrada

Se sabe que la obra pública es un motor fundamental de toda economía. Es un gasto anti cíclico y vital para detonar el crecimiento y el empleo. Se dice que en momentos de apretura económica, la construcción de obra pública es algo que sirve para atacar el desempleo y para fomentar el gasto en consumo de la población, razón por la cual es un medio ideal para despertar a una economía en momentos de estancamiento. En muchos países los desembolsos del gobierno, en obras que van desde carreteras hasta puertos, aeropuertos y edificios de servicios públicos, han servido para salir de la crisis.

En estos momentos el gobierno actual ha tomado medidas para proteger la salud de la economía mexicana. La primera medida fue implantar un apoyo o subsidio a la gasolina para evitar que la economía mexicana se contaminara con una fuerte inflación que hubiera lesionado la situación económica de millones de familias mexicanas en situación de precariedad. Según los cálculos del Banco de México, si no se hubiera implantado ese subsidio voluminoso al precio de la gasolinas –del orden de los 400 mil millones de pesos— la inflación en nuestro país sería en estos momentos del 11 o 12 por ciento. A pesar de ello, muchos analistas del sector privado atacan esta medida por considérala como un subsidio regresivo, pues era otorgada a los automovilistas que tienen un alto poder adquisitivo.

Además, la segunda medida, como ya todos sabemos fue el paquete de control de precios que contempla a 24 productos de la canasta básica. Y, la tercera medida de apoyo del gobierno de la 4T, es el mantenimiento de la disciplina en su gasto. Todas estas acciones están encaminadas a contener lo más que se pueda la inflación, que es el impuesto más pesado que recae sobre los más necesitados. Y el gobierno actual tiene un firme compromiso con ellos y con su calidad de vida.

Otra crítica poco fundamentada se relaciona con el gasto en obra pública del actual gobierno mexicano. Se establece que el gasto o erogación es muy elevado, mal aplicado. Lo que es cierto, es que ese gran gasto en obras de beneficio público han servido como amortiguador en momentos en que la inversión privada ha sido débil. Ya John Maynard Keynes mencionaba hace casi un siglo que el gobierno siempre debe de garantizar un nivel mínimo de inversión en una economía, sobre todo en momentos en que el sector privado no quiere invertir lo suficiente. Y esto es precisamente lo que está haciendo el actual gobierno mexicano, al invertir grandes cantidades de fondos púbicos para financiar inversiones en beneficio de todos los mexicanos.

Es de vital importancia mencionar que el gran pivote de la inversión en México es el sector de la construcción. Datos recientes nos muestran que el valor total de esta inversión, sobre todo en el orden residencial, muestra un valor inferior al presentado antes del brote sanitario, es decir, el reportado hasta finales de 2019. Se sabe que sin inversión no puede haber crecimiento. Y en consonancia, con esto el gobierno actual ya destinó grandes sumas de recursos a obras públicas importantes como el Ten Maya y la refinería Dos Bocas. Lo que el sector privado dejó de invertir lo está haciendo ahora el gobierno, utilizando de forma responsable su presupuesto. Se establece que para 2023 el gasto gubernamental en obra pública será del orden de los 824 mil millones de pesos. Este gasto haría que el nivel de inversión total en el país se mantuviera estable a pesar de que la inversión privada haya tenido un retroceso. Esta es la esencia del modelo económico del gobierno actual de la 4T, la de un modelo keynesiano. Este modelo ha sido adoptado por la mayoría de los países del mundo, incluyendo los países desarrollados. Y el sector energético en el país se verá favorecido con las grandes inversiones, como la que se da en la refinería dos Bocas, que ayudará a suministrar combustibles a todo el país a precios más económicos. Un hecho que respalda la política económica de la 4T.

En el mundo de la Economía se reconoce que hay dos tipos de inversiones: la fija bruta y la neta. La segunda se refiere al valor de la primera menos la depreciación o desgate del equipo productivo. Todos los años se deben de modernizar y remplazar obras públicas con el objetivo de preservar la inversión neta con que se cuenta. En muchas ocasiones gran parte del ahorro en la economía se destina a la modernización y reemplazo de inversión obsoleta. Y ese reemplazo y modernización implica hacer construcciones y otro tipo de inversiones que absorben grandes cantidades de mano de obra y, que a su vez, implican elevadas inversiones en el sector privado, las cuales apoyan la inversión pública. Ésta genera grandes multiplicadores en toda la economía, pues utiliza gran cantidad de maquinaria e insumos generados por el sector privado. Y se reconoce que el estancamiento que se ha dado en los últimos años exige que el gobierno gaste en inversiones para generar un crecimiento. Y ese crecimiento debe inducirse por mayores desembolsos estatales en inversión. Es una crisis secular, como se le conoce en macroeconomía.

De ahí que se pueda ver que el paquete en obras de infraestructura es  vital en nuestra economía, absorbe grandes cantidades de mano de obra y es un medio idóneo para redistribuir la renta nacional. ¿Por qué? Porque la obra pública es financiada con impuestos progresivos, es decir, con impuestos de la clase pudiente, con ello se retribuye o se paga la mano de obra que utilizan las grandes obras de infraestructura. De esta manera, se puede ver que los gravámenes de la clase más rica pagan los ingresos y, por lo tanto, gran parte del consumo de las clases más necesitadas. Por ello, recalcamos la imperiosa necesidad de que el gobierno mantenga una inversión mínima para detonar el crecimiento. Ya Keynes también había establecido, hace casi un siglo, que el nivel de consumo en una economía es relativamente constante, pero el nivel de inversión o acumulación de capital siempre es volátil , ya que la percepción del empresario privado siempre es cambiante. De ahí la importancia de que el gobierno garantice un nivel mínimo de inversión en toda economía. Y eso es lo que está haciendo el actual gobierno federal.