La guerra de Estados Unidos que Ucrania perderá

Arturo Liceaga Ancer*

En el ámbito de las relaciones internacionales, la multipolaridad puede ser entendida como una estructura de poder global en la que múltiples Estados poseen una influencia significativa. En 1991 Estados Unidos triunfa ante la disolución de la Unión Soviética. El mundo entró en una fase única en la historia mundial: la unipolaridad. La unipolaridad estadounidense no duró tanto como la Guerra Fría, aquella fue una época de transición fuera de una era multipolar; el momento unipolar que existió era un período de transición hacia otra época, que ahora es multipolar. Un ejemplo claro de la multipolaridad en acción es la competencia de seguridad emergente entre China y Estados Unidos. China busca establecer una hegemonía regional en Asia-Pacífico, mientras que Estados Unidos busca contender y detener de manera absoluta esta ambición.

A partir de 1945 en adelante, se puede notar la lenta degeneración de la época Colombina (caracterizada por la centralidad de Europa) y la transición hacia una nueva era, a la que hace referencia Walton (2007) en sus escritos, la época Pos-Colombina, un término que utilizó el mismo Mackinder. Walton argumenta que en el siglo XXI Eurasia Oriental reemplazará a Europa como el teatro de decisiones en los asuntos internacionales. La Guerra Fría bipolar se puede entender como la «era del lecho de muerte» de la época Colombina (1492-1991). A pesar de que la época Pos-Colombina se caracteriza por una geopolítica impredecible, Walton se equivocó en su predicción de que habría una Europa unificada, no solamente por el momento Brexit, sino también porque han surgido movimientos políticos iliberales en Europa, sin mencionar que el conflicto actual en Ucrania ha fracturado la UE por las diversas perspectivas sobre la guerra. Al dejar de ser el centro de gravedad geopolítica, Europa ha sido subordinada a los intereses estadounidenses.

Desde el 2019, el orden internacional liberal erigido después de la Guerra Fría se encontraba en un estado de decadencia. Tenía fallas de origen y estaba destinado al fracaso. El profesor Micheal Doyle, piensa, como otros académicos progresistas, que: “los gobiernos no liberales están en un estado de agresión con su propia gente”. Pero la expansión de la democracia enfrentó y se sigue enfrentando a una fuerte resistencia debido al nacionalismo, que enfatiza la autodeterminación y soberanía.

Según algunos exponentes de la hegemonía liberal, el mundo sigue siendo unipolar (esto va en contra del consenso académico). Ellos la categorizan como una “unipolaridad parcial”, porque conserva muchas de las características que exhibió la era de la unipolaridad total, solo que de una manera modificada o alterada. El problema con esta idea es que no existe una sola potencia dominante capaz de ejercer la hegemonía global. Esta ausencia de hegemonía impide que cualquier Estado establezca las reglas y normas del sistema internacional de manera unilateral.

Uno de los pensadores y teóricos más importantes de relaciones internacionales en Estados Unidos, Stephen Walt, profesor en la Escuela Harvard Kennedy, ha dejado claro lo siguiente: un mundo multipolar es más peligroso que uno unipolar o bipolar.  El Dr.  Mearsheimer, académico de relaciones internacionales y exponente principal del realismo ofensivo, señala que, en la multipolaridad, la probabilidad de guerras aumenta porque hay más díadas de conflicto que en un sistema bipolar o unipolar. Los desequilibrios de poder son más comunes. El potencial del error de cálculo es mayor, los Estados pueden pensar que tienen la capacidad de coaccionar o conquistar otro Estado, cuando en realidad, quizás no puedan hacerlo.

Para poner algunos casos de la realidad multipolar es de hacerse notar el ascenso de los BRICS (grupo conformado por Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica) en detrimento del G7. El petroyuán y la influencia de China y Rusia en el Golfo Pérsico. Los esfuerzos de desdolarización por Oriente Medio y los países que conforman BRICS. La creación de instituciones como “El Nuevo Banco de Desarrollo”. El ascenso de movimientos soberanistas e iliberales en Europa del Este. El periodista Andrew Collingwood y el macroeconomista Philip Pilkington creen que el mundo está experimentando un cambio geopolítico y macroeconómico único en el siglo después de décadas de dominio estadounidense.

En sus conferencias, el Dr. Mearsheimer hace énfasis en el “dilema de seguridad”, por ser un rasgo característico de un mundo multipolar, el dilema de seguridad expone que las acciones de los Estados para mejorar su seguridad pueden amenazar la seguridad de otros Estados. Según el realismo estructural, la arquitectura del sistema internacional explica el comportamiento de los Estados nación, independientemente de su ideología particular. Los que argumentan que la guerra en Ucrania es culpa de Rusia porque la OTAN es solamente una alianza “defensiva”, olvidan el concepto de dilema de seguridad, pues es prácticamente imposible distinguir si las armas o planes militares de otros Estados son de naturaleza defensiva u ofensiva. Los exponentes del orden liberal ignoran uno de los pilares más importantes del realismo estructural: los Estados nunca pueden conocer verdaderamente las intenciones de otros Estados.

Angelo Codevilla, profesor de relaciones internacionales, escribió en el 2019 que Estados Unidos estaría más seguro geopolíticamente si Rusia fuera simplemente una de varias potencias europeas. Codevilla entendía la gran importancia que Ucrania y los Estados Bálticos tienen para Rusia. Pero también entendía que Ucrania estaba más allá de la capacidad de Estados Unidos para asegurar como un Estado bajo influencia occidental. En los últimos sucesos de la guerra se ha comprobado la realidad: el hecho de que Estados Unidos no puede derrotar al ejército ruso a través de Ucrania.

La guerra en Ucrania significa el fin de los sueños de una hegemonía liberal. ¿Cuál fue el objetivo de los Estados Unidos en su momento unipolar? Propagar el proyecto de su “democracia liberal” a países en donde no era aplicable, sin ningún respeto a las tradiciones de los países sujetos a su política exterior. Un proyecto, que no habría de tener fronteras, que acabaría con todas las guerras, que llevaría al mundo al “fin de la historia” (Fukuyama, 1992).

Estados Unidos tiene una amplia historia de aplicar su política exterior con una ambición excesiva, sin considerar los balances de poder. Es el país con la mayor cantidad de bases militares en el mundo y ha luchado en incontables guerras desde el fin de la Guerra Fría. A pesar de su discurso de democracia liberal, actuaba en formas antidemocráticas, denunciando el imperialismo y al mismo tiempo actuando de forma imperialista. ¿Quién podría negar todo el daño que le ha hecho a Latinoamérica en sus interminables intervenciones?  Ni hablar de Oriente Medio “El Gran Oriente Medio” según ellos. Destruyeron países como Libia, Irak, Afganistán, alentaron la destrucción de Siria al financiar a los “rebeldes”, que canalizaron sus recursos a ISIS. Es importante recordar que al-Qaeda apareció en Irak después de la invasión de Estados Unidos y Gran Bretaña (Milne, 2015).

Incluso Chomsky hizo una pregunta pertinente en torno a la gran hipocresía liberal de la guerra en Ucrania: “Cuando Estados Unidos y Gran Bretaña destruyeron Bagdad, ¿algún líder extranjero fue a visitar Bagdad?”. Chomsky afirma que es obvio que los rusos han librado sus batallas en Ucrania de una manera más humana que los estadounidenses e ingleses en Irak.

Lo que los estadounidenses verdaderamente buscan es la desnacionalización de las masas (Fusaro, 2021). La “democratización” y los procesos de “democratización” siempre son dirigidos a Estados del mundo que son problemáticos para el punto de vista liberal estadounidense. Cualquier nación que signifique un reto para la hegemonía estadounidense, requiere de “democratización”, es este el sofisma que busca desarraigar a las naciones de sus modelos particulares y de sus tradiciones.

Es importante diferenciar cuando EE.UU. busca un cambio de régimen en función a un idealismo liberal y cuando EE.UU. busca un cambio de régimen en función a un realismo político (realpolitik) disfrazado con un discurso de idealismo liberal, que le da una aparente superioridad moral a su causa. La guerra en Irak, por ejemplo, no fue motivada por una política realista, fue motivada por la teoría liberal de hegemonía, se basó en la idea de que el Oriente Medio podía democratizarse y que consecuentemente habría una paz ejemplar. El corazón del liberalismo moderno es la creencia en la ingeniería social. Los internacionalistas liberales y los neoconservadores (Kagan, Nuland, Kristol) van de la mano con estas ideas.

La civilización occidental globalista y liberal moderna no es la verdadera civilización occidental en un sentido amplio. Cuando se escribe Occidente en el contexto de este documento se hace referencia a instituciones, gobiernos, multinacionales, organizaciones no gubernamentales y lobbies de poder.

Si los neoconservadores e ideólogos de un orden internacional liberal hablaban del “fin de la historia”, entonces hoy los nacionalistas en sus respectivos países pueden hablar del “retorno de la historia”. La destrucción del Estado ucraniano es consecuencia directa de ese mismo orden liberal que insiste en sostener una realidad geopolítica unipolar. ¿Quién tiene la culpa de esto? ¿Es culpa del pueblo de Ucrania? Ciertamente no. La élite de Washington es culpable de esta guerra. Los rusos habían planteado una línea roja muy clara que se ignoró desde hace más de 30 años, esta línea roja se llama Ucrania, que, por obviedad, no se podría convertir en miembro de la OTAN. Por lo mismo algunos expertos estadounidenses, como el escritor Michael Mandelbaum, el diplomático George Kennan, y el exsecretario de defensa William Perry siempre se opusieron a la expansión de la OTAN. En 1997 Kennan declaró que expandir la OTAN hacia el este “sería el error más fatídico de la política estadounidense en toda la era posterior a la guerra fría”.

En la primera entrevista pública desde que dejó su cargo en diciembre 2022, Merkel explicó que Putin habría interpretado la entrada de Ucrania a la OTAN como una declaración de guerra. Es por eso que Merkel y Sarkozy se opusieron a la entrada de Ucrania a la OTAN en la Cumbre de Bucarest en el 2008. Es por eso que se llevó a cabo la negociación de los acuerdos de paz de Minsk en 2014 y 2015, que por cierto, la “Ucrania democrática” financiada por Occidente consideró desventajosos para su propia seguridad.

Es de dominio público que Angela Merkel, Hollande, Poroshenko y Zelenski engañaron a Putin en las negociaciones de los tratados de Minsk II. Putin tenía una gran intención de que los tratados de Minsk II funcionaran y no tenía planes de invadir a Ucrania. Engañaron a los rusos todo el tiempo para que Ucrania pudiera construir su economía y fortalecer su fuerza militar.

Desde un punto de vista de idealismo liberal, se podría argumentar que Ucrania se ha convertido en un Estado totalmente opuesto al ideal democrático. Un país militarizado sin garantía de que exista una transición democrática, ya era uno de los países más corruptos en el mundo antes de la invasión, se cometieron toda clase de violaciones a los derechos humanos en la zona de Dombás. Florece la impunidad. Se les da plataforma a grupos de “extrema derecha” (que supuestamente eran inaceptables para Occidente).  En Ucrania se ha suprimido la libertad de expresión, su sistema de partidos ha sido desmantelado, no hay elecciones, hay persecución de rivales políticos, los medios de comunicación tienen solamente una opinión, ha habido una tremenda persecución religiosa en contra de la Iglesia Ortodoxa, el Estado recluta a jóvenes a la fuerza. Ucrania se está convirtiendo, como lo predijo el Dr. Mearsheimer, en un Estado totalmente disfuncional. Mearsheimer, ha tenido una tremenda presciencia y un análisis de genio en cuanto a los sucesos venideros.

La aparente victoria de Estados Unidos en integrar a Finlandia a la OTAN, es en realidad, otro terrible error estratégico de sus “policymakers”. El hecho de que Finlandia se haya unido a la alianza no tiene nada que ver con un miedo a la posibilidad de un ataque ruso con fuerzas convencionales, que hoy por hoy es militarmente imposible.

Finlandia es un país con tecnología militar avanzada, básicamente ya participaba en operaciones conjuntas con la OTAN. Su entrada a la alianza le abre la puerta a nuevos mercados y le da acceso a nuevos equipos militares avanzados, pero nunca ha habido ninguna indicación de que Rusia pueda atacar a países como Finlandia o Suecia.

El “doblepensar” de aquellos que buscan mantener el mundo unipolar es tremendo: por un lado, han señalado que los militares rusos son tan incompetentes, que no pueden conquistar todas las ciudades en Ucrania y por otro lado han caído en un alarmismo permanente, donde parecen pensar que Rusia, a través del nuevo Pedro el Grande, va a conquistar a países como Finlandia y Suecia. Si hoy Rusia tiene un Pedro el Grande, en Alemania ciertamente no se ve por ningún lado a Federico el Grande.  

Se puede observar a la élite de Washington instrumentalizar a grupos ucranianos extremos para alcanzar un fin geopolítico, justificándose una vez más con un discurso supuestamente universal. Ucrania se ha convertido en el tablero de ajedrez de esta batalla geopolítica, en realidad no tiene voz para entrar a la Unión Europea o a la OTAN. El canciller alemán, Olaf Scholz, ha reiterado en numerosas ocasiones su oposición a que Ucrania se una de inmediato a la OTAN. Este tema será analizado en la cumbre de la alianza militar occidental en la capital lituana de Vilna. Zelenski tarde o temprano se dará cuenta de que no aceptarán a Ucrania en la alianza. Tampoco le consentirán su deseo de que Ucrania tenga una zona de exclusión aérea. La cumbre será un reflejo de las fracturas internas de la OTAN y las visiones incompatibles dentro de la UE. Zelenski empezará a exigir más de la alianza y eventualmente se dará cuenta de que lo han engañado. Es por eso que hay una gran posibilidad de que un Zelenski decepcionado y enfurecido empiece a lanzar declaraciones en contra de la alianza, acusándola de debilidad, desunión e incluso traición.

La realidad es la siguiente: los ucranianos no tienen la capacidad militar para derrotar las fuerzas armadas rusas dentro de Ucrania. No hay ningún escenario realista donde Ucrania gane esta guerra militarmente y mantenga su soberanía. Rusia está ganando esta guerra. Un tratado de paz es imposible, lo máximo que uno podría soñar es una paz fría, esto es debido a la disputa territorial, que es irreconciliable. Un tratado de paz era posible, los rusos y ucranianos estaban involucrados en negociaciones diplomáticas el 29 de marzo de 2022 en Estambul, hablaron en su tiempo sobre un posible tratado, pero los ingleses y los estadounidenses intervinieron. Es por eso que ha continuado la guerra.

La contraofensiva ucraniana que empezó a partir del 4 de junio fue suicida, las principales unidades entrenadas por la OTAN fueron seriamente abatidas. Es notable la irresponsabilidad de Occidente, especialmente de Estados Unidos en empujar a los ucranianos a lanzar esta ofensiva. Debido a la presión occidental, los ucranianos han sufrido enormes bajas.

Los rusos han anexado 4 óblast (Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón), ese es el 23% de Ucrania. Buscarán el cambio de régimen en Kiev. No regresarán Crimea, ni tampoco los 4 óblast (regiones) que ya anexaron. Anexarán 4 óblast más que están directamente al oeste de los que ya conquistaron (Járkov, Dniepropetrovsk, Mikolayiv y Odesa). Mearsheimer argumenta que Rusia se quedará hasta con el 43% de Ucrania. A los rusos solo les interesa las regiones donde hay ruso-hablantes y rusos étnicos. No intentarán quedarse con zonas de Ucrania que tienen una mayoría étnica ucraniana, a menos que estén forzados a tomar esa decisión y Kiev no quiera negociar. La victoria rusa tiene dos componentes: anexar territorio y mantener a Ucrania occidental como un Estado totalmente disfuncional para que no sea capaz de unirse a la UE y la OTAN.

Esta es una guerra clásica de desgaste, como la Primera Guerra Mundial, no hay guerra relámpago como la Segunda Guerra Mundial, por lo mismo que es de suma importancia para Rusia las poblaciones rusas en Ucrania. ¿Por qué es una guerra de desgaste? Porque son dos ejércitos, enfrentándose cara a cara, esperando a que el otro se desangre. Mearsheimer ha mencionado que, en una guerra de desgaste, estas son las 3 cosas que importan principalmente: Tamaño de población (hombres jóvenes), balance de artillería y entusiasmo nacionalista. La artillería es lo más importante, pues es la herramienta principal en la batalla.

  1. Los rusos superan a los ucranianos 7 a 1 en cuanto a la balanza de artillería, la reina de la batalla.
  2. Rusia tiene una población superior que Ucrania. En cuanto a hombres jóvenes, los superan 5 a 1.
  3. Se puede decir que no hay diferencia significativa en el sentir nacionalista entre los dos países.

El profesor Michael McFaul, un fanático promotor de la guerra, aseveró que Ucrania emergerá de esta trágica guerra como uno de los ejércitos mejor entrenados, mejor equipados y más grandes de la Europa “democrática”. A pesar de la poderosa imaginación del profesor, Ucrania no es democrática, no es soberana y quizás tampoco tenga un ejército funcional pronto. Al final del día son los ucranianos los que están luchando por su país, no los intelectuales intentando justificar la guerra de la OTAN. Esta catástrofe pudo haber sido evitada, solamente Posteridad podrá juzgar con claridad los eventos que han transcurrido.

Aunque haya ocurrido en una etapa histórica sumamente diferente, se viene a la mente el capítulo 9 de “Tormenta de Acero”. Sobre lo que ocurrió en la línea Sigfrido, Ernst Jünger escribió: “Sin embargo, me parece que la aprobación satisfecha de los guerreros de sillón y los periodistas es incomprensible. Cuando miles de personas pacíficas son despojadas de sus hogares, la autosatisfacción del poder puede al menos guardar silencio”.

*Arturo Liceaga Ancer es escritor y analista político. Es licenciado en Ciencia Política y Gobernanza por la Universidad de Monterrey. Sígalo en @liceagancer