La derecha de abolengo

CE, Intervención y coyuntura

“Yo con Vox ni a la esquina”: estás eran las palabras de una indignada Xóchitl Gálvez en el 2021, cuando la bancada del PAN invitó al ultraderechista español Santiago Abascal, con quien firmó la llamada “Carta de Madrid”. En la cual además de comprometerse en la lucha contra el avance del comunismo en la región latinoamericana, anotaba de manera similar la idea de la “Iberosfera”. Se puede leer en la carta: “La Iberosfera tiene todas las condiciones para ser una región de libertad, prosperidad e igualdad ante la ley. Sus pueblos no están condenados por ningún tipo de determinismo histórico…”.[1] Hoy tal parece que eso ya quedó en el pasado, la gira por España y Estados Unidos tuvieron su efecto en las posiciones políticas de la candidata del PRIAN, quién ahora festeja el apoyo de la ultra derecha española.

Aunque pareciera que no hay que tomarse en serio los dichos de Cayetana, –quien presume ser Marquesa y de un linaje que tiene sus raíces en los conquistadores españoles del siglo XV–, más que una cuestión anecdótica, es la representación de la otra cara de la sociedad mexicana, aquella que mira de manera nostálgica los títulos de la realeza y que han querido reactivar una y otra vez la dependencia y sumisión de la nación mexicana. Por las exageraciones que propone, justo por eso hay que tenerlo en cuenta y no ridiculizar su discurso que de principio suena inverosímil. Cuando Cayetana habla de la “Iberósfera” se refiere a esa comunidad ilusoria de los Estados cuya lengua es hegemónicamente el castellano.

La derecha mexicana históricamente ha tenido una tendencia colonialista y proimperialista, que no sólo ancla el surgimiento de la nación mexicana al momento de la conquista, sino que aun se asume por lo menos una parte de ella como descendiente de esos mismos conquistadores. La alternancia política del PAN tuvo como correlato todo un movimiento revisionista que trató de mexicanizar las apuestas políticas monárquicas como la de Maximiliano de Habsburgo, además de de posicionar a algunos personajes como Porfirio Díaz, mientras denostaba o desmitificaba las figuras de Benito Juárez, por ser “más conservador” en el tema de las comunidades indígenas respecto Maximiliano. También es palpable en su esfuerzo por desmitificar a Miguel Hidalgo y Costilla, mostrando sus claroscuros personales.

Ello cobra más relevancia si cavilamos cómo desde el terreno histórico el presidente Andrés Manuel López Obrador ha mirado a contrapelo, poniendo otra historia y otro anclaje de lo nacional en los indígenas, en los afrodescendientes y en los sectores populares. Reivindicaciones que la derecha solo utiliza como ornamento, como lo demuestran los huipiles que utiliza la actual candidata Xóchitl Gálvez, que por lo demás, se ha señalado que son realizados en el extranjero por marcas que hacen una apropiación cultural del arte de los pueblo y comunidades indígenas.[2] 

Sin embargo, además de la persistencia de este colonialismo cultural, o de esta colonialidad asumida por la derecha mexicana que aspira y se identifica sólo con los valores de los estados europeos y norteamericano, introdujo un neocolonialismo en el cual las empresas españolas se fueron posicionando en actividades estratégicas a lo largo de América Latina, como lo fueron la banca y la industria petrolera y gasera, por mencionar sólo tres dimensiones. Este neocolonialismo que inicio en la década de los noventa para la primera década del siglo XXI ya estaba muy posicionado y avanzado y es el que ha sido un tope y conflicto permanente con los gobiernos progresistas en la región.

 

[1] Carta de Madrid: en defensa de la libertad y de la democracia en la iberosfera”, se puede consultar en https://www.pan.senado.gob.mx/wp-content/uploads/2021/09/FD-Carta-Madrid-AAFF-V28-1.pdf

[2] Ulises Rodríguez López, “Exhiben que Xóchitl Gálvez usa huipiles fifís y plagiados”, Polemón, 23 de septiembre de 2023. https://polemon.mx/exhiben-que-xochitl-galvez-usa-huipiles-fifis-y-plagiados/