La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños como alternativa al intervencionismo imperialista en la América Latina del siglo XXI

Valeria Olvera Alvarado

Profesora UNAM

“Nuestra misión histórica, para nosotros que hemos tomado la decisión de romper las riendas del colonialismo, es ordenar todas las rebeldías, todos los actos desesperados, todas las tentativas abortadas o ahogadas en sangre”.  

Frantz Fanon 

En la historia de América Latina se han escrito valerosos pero tenues renglones en los que se imprimen: el deseo de una transición hacia algo “mejor”, por ejemplo, el cambio hacia una democracia liberal más incluyente, el cortejo de nuevas opciones de integración regional no sólo en el ámbito económico y comercial, sino también en lo militar, político y cultural, pensadas a manera de escudos para defenderse del enemigo; el cual sigue con la idea de expandirse y de hacer creer a los demás que sus propios intereses son los de ellos también. Aunado a las acciones ofensivas emprendidas por unos cuantos países tales como Cuba, Ecuador, Nicaragua, Bolivia, Venezuela, entre otros, que se han planteado por qué deben de seguir los pasos dictados por un actor externo, en lugar de forjar, de acuerdo a sus intereses, el camino que desean recorrer para darle otro sentido a su existencia. A pesar de ello, su cristalización en la práctica ha sido cuestionable, por el alto grado de dificultad de los objetivos esbozados y por la dependencia enfermiza hacia Estados Unidos.

El objetivo del presente ensayo es, en primer lugar, exponer la situación a la que se enfrenta la región a partir de la interdependencia existente por la propia historia; en segundo, abordar la importancia de las alternativas a las integraciones propuestas por el país reconocido por sus barras y estrellas y, finalmente, mencionar algunas pautas a las que se llegaron en la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños del pasado 18 de septiembre de 2021. Se espera con ello, que las y los lectores comprendan las dificultades que acarrea una cooperación y una integración más sólida y contundente; a la par de que se reconozcan las oportunidades que existen si se alejan del patrón ya reconocido.

En este sentido, la complejidad se incrementa por las cadenas que atan a los países latinoamericanos, elaboradas con materiales resistentes e infalibles, que tienen como plus la aceptación inconsciente por parte de los sojuzgados, los cuales se colocan la soga al cuello al no darse cuenta de sus virtudes y al buscar el protagonismo, cuando lo que se requiere es un trabajo colectivo.

Imperialismo estadounidense: la revictimización de América Latina 

Estados Unidos tiene la virtud de saber cuándo y cómo mover las piezas del juego para que éstas resulten a su favor. En consecuencia, ha logrado a través de los años permear un territorio que estaba desahuciado desde hace varias décadas, fuese por la manera en que se había configurado luego de la dominación colonial de las metrópolis europeas o por las características heredadas con las que despertó a la vida independiente. 

Al respecto, Nayar López Castellanos, agrega otros elementos que consolidan la posición privilegiada que ejerce este gigante –identificado por las barras y las estrellas-: “no sólo estamos hablando de una presencia extranjera en esta parte del mundo durante 300 años, período conocido como la Época Colonial, sino de la creación de una nueva configuración de pensamiento político, económico, cultural que se logró tras la pulverización de una amplia y rica diversidad de mundos indígenas que existían en el momento de la llegada de los invasores, estamos hablando de la deconstrucción de un mundo de mundos, incluyendo el exterminio físico de millones de personas, para dar paso a la imposición sangrienta de una nueva cosmovisión”(2017, p.2).

En este punto cabe reflexionar ¿por qué Estados Unidos puede entrometerse en la vida de sus prójimos sin siquiera pedir su opinión o consentimiento? Para hablar de ello, Carlos Bosch expone que fue el amalgamiento de varios factores, lo que provocó el incremento de la capacidad de EE.UU., que a su vez coadyuvó en la reorientación tanto de su política interna como de la externa (1986, pp.8-11). 

Algunos de los elementos rescatables son: la competencia de éste con las naciones europeas después de su independencia, que redundó en una sólida experiencia en el campo estratégico; su idea de transcontinentalidad que le dio el visto bueno y el apoyo de España al perseguir un fin común: la demarcación del continente americano; el rechazo por parte de Francia de hacer un compromiso de no agresión a América, que desembocaría en la formulación de la Doctrina Monroe y su técnica de colonización amoldada a las necesidades circunstanciales.

Cabe subrayar que Estados Unidos durante la partida ha jugado con un as bajo la manga, en otras palabras, el haber vivido en sangre propia la colonización (Howard Zinn, 1999). Desde esta perspectiva sabía que encarnar el papel de hermano mayor, que cuida y protege a los más pequeños y débiles, lo haría obtener beneficios en la región. El plan fue puesto en marcha y su aplicación fue un éxito, al garantizar la imposibilidad de un compromiso entre América Latina y Europa y lograr una dependencia cada vez más acentuada de éstos hacia él a partir de utilizar diversas estrategias de intervención a “veces fue el de la política del gran garrote […], es decir, la del uso de la fuerza militar directa y, en otros casos la del buen vecino” (Nayar López Castellanos, 2017, p.8).

De esta manera, la presencia cada vez más marcada de la Casa Blanca tanto en el interior: localizada en “altos negocios, élites agrominerales y de banca respaldados por regímenes e instituciones estatales colaboradoras (ejército, la judicatura, bancos centrales, agencias de inteligencia y medios de comunicación)” (Nayar López Castellanos, 2017, p.34), así como en el exterior, a través de organismos financieros como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, o bien, de propuestas integracionistas excluyentes como la Organización de Estados Americanas, o por intentos de apertura de libre comercio (como fue la proposición a favor de Clinton del Área de Libre Comercio de las Américas [ALCA]), entre otros; favoreció el regreso de un nacionalismo oxidado, que está relacionado con el refrán “a cada chancho le llega su San Martín”.

Integraciones contra hegemónicas  surgidas en América Latina

Bajo un panorama diagnosticado como poco esperanzador, se abren paso algunos países latinoamericanos que tienen como atributo semejante el ser “talentos desobedientes” (Catherine Walsh, 2007, p.58), es decir, que poseen una óptica distinta a los dominantes que los posibilita a luchar contra la corriente y buscar una vía alterna que promueva sus verdaderas inclinaciones. De este modo, así como Estados Unidos ha fabricado integraciones que le permiten tener un dominio de ámbitos como el económico-comercial, militar, cultural, entre otros. También los países que conforman América Latina han hecho lo propio.

Aunque existen varias referencias, sobre todo, en esta segunda década del siglo XXI, las más relevantes por su visión, amplitud de temas que abarcan y países que la conforman son:

a) La Alternativa Bolivariana para América Latina y El Caribe (ALBA), que surge con la propuesta del presidente venezolano Hugo Chávez en la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Asociación de Estados del Caribe, celebrada en isla de Margarita en diciembre de 2001 y pone énfasis en la lucha contra la pobreza, la exclusión y la marginación; además de explorar ventajas comparativas para acortar las brechas existentes entre los países del hemisferio. Su innovación es el instrumento de comercio que lo acompaña, el cual propone un modelo de desarrollo independiente al neoliberalismo, al implementarlo cambia su nombre a Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) en 2009 (Servicio Nacional de Aduana del Ecuador, 2019).

A partir de seguir los principios proclamados por Martí de la “América Nuestra”, para diferenciarla de la otra América, expansionista y de apetitos imperiales, se unen siete países más, Cuba, Nicaragua, Mancomunidad de Dominica, Ecuador, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda, y Santa Lucía, cuyo interés en común es la conservación y ampliación de las capacidades productivas de cada una de sus sociedades para proteger su soberanía (Juan Carlos Moreles y Lucía Morales, 2007, pp.56-83).

b) La Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) es una organización intergubernamental dotada de personalidad jurídica internacional que se constituyó el 23 de mayo de 2008 en el marco de la Reunión Extraordinaria de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno, realizada en la ciudad de Brasilia, Brasil. Está integrada por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela. Su principal objetivo es construir “un espacio de integración y unión en lo cultural, social, económico y político entre sus pueblos, otorgando prioridad al diálogo político, las políticas sociales, la educación, la energía, la infraestructura, el financiamiento y el medio ambiente, entre otros, con miras a eliminar la desigualdad socioeconómica, lograr la inclusión social y la participación ciudadana, fortalecer la democracia y reducir las asimetrías en el marco del fortalecimiento de la soberanía e independencia de los Estados” (Parlamento del MERCOSUR, 2021).

c) La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, por su parte, se desprende de una Cumbre en Playa del Carmen, México, en 2010, para perseguir objetivos comunes que la han puesto como la antagonista de la OEA. Entre éstos destacan: promover la concertación política, impulsar la agenda latinoamericana y caribeña, posicionar a los organismos subregionales, desarrollar nuevos esquemas de cooperación regional y con otros Estados. Por lo tanto, se le considera como elemento clave para fortalecer la democracia y la protección a los derechos humanos sin la presencia de Estados Unidos, acercándose a ser el foro más relevante para la región al comprender a 32 Estados miembros (Servicio Nacional de Aduana del Ecuador, 2019).

De las tres integraciones marcadas como alternativas a las propuestas intervencionistas, imperialistas y neocoloniales, se contempla como la más relevante del siglo la última, debido a que a diferencia de las primeras logra conjugar un sinnúmero de temas, ofrece un espacio de interlocución entre los países latinoamericanos y vivió su etapa de esplendor a la par de la consolidación de gobiernos progresistas que tenían afinidades similares; tales como la Argentina de los Kichner, Brasil de Lula da Silva, Bolivia de Evo Morales y Ecuador de Rafael Correa.

Sin embargo, en 2017 se puso en juego su papel tras los cambios surgidos en varios países a partir de elecciones y golpes de Estado, ejemplo de ello fue la salida de Brasil de la integración tras la llegada de Bolsonaro al poder. Por ello, el que se lograra una sexta edición en 2021, permitió que se abriera la puerta de la esperanza y que, aunque no todo fuera armonioso, se pensara, de nueva cuenta, en el “mandar obedeciendo” de los zapatistas y de muchas comunidades indígenas que poseen la misma cosmovisión.

IV Cumbre de la CELAC

El 18 de septiembre de 2021 tuvo lugar en la Ciudad de México, la VI Cumbre de jefes de Estado y Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), con la asistencia de 17 mandatarios, 2 vicepresidentes, 9 cancilleres y otras autoridades de primer nivel. También estuvieron representantes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el presidente del Consejo Europeo.

Es menester, mencionar que esta Cumbre se consideraba de vital importancia dado que se produjo en un momento convulso para la región, en el que hay protestas en Cuba, se suscitó la muerte del presidente de Haití, hubo un nuevo enfrentamiento contra el régimen de Daniel Ortega, aunado al reciente conflicto electoral en Perú.

El tema clave de este encuentro fue el papel que ha tenido la Organización de los Estados Americanos (OEA) en la región. En ese sentido, la discusión se centró en torno a dos posibilidades; por un lado, una posible reforma de la OEA y, por el otro, la creación de una entidad que la reemplace atendiendo a los intereses de los países de la región y que sobresalga el liderazgo de un sólo país, concretamente Estados Unidos.

Asimismo, se abordó la cuestión del rechazo a la intervención en asuntos políticos y económicos de los Estados, llamando a solucionar los conflictos por la vía del diálogo e instando a organismos neutrales. En esta tónica, se condenó la agresividad que el país conocido por sus barras y estrellas ha mantenido hacia Cuba con su bloqueo. Otros temas que se abordaron fueron: “1) La propuesta de producir lo que la región consume, aprovechar recursos humanos, naturales y estratégicos, mediante políticas redistributivas centradas en la justicia social. 2) El llamado al FMI para flexibilizar condiciones de deuda y financiamiento, y a condonar y reducir deudas ante crisis económica agudizada por la pandemia de COVID-19. 3) El apego al Acuerdo de París y sus compromisos de reducción de emisiones para combatir el cambio climático. 4) El llamado a proyectos conjuntos para combatir el crimen organizado; y, 5) la elaboración de un plan regional para la seguridad alimentaria con la FAO” (Silvina Romano y Tamara Lajtman, 2021).

Es así, que gracias a este encuentro se alcanzaron principalmente tres compromisos: “el impulso a una agencia espacial, la aprobación de un plan de autosuficiencia sanitaria y la creación de un fondo único para la atención de desastres naturales” (Redacción AN/TM, 2021).

A pesar de los contrapesos de la misma y de los dimes y diretes realmente se consiguió la promesa de un trabajo arduo en común, bajo la diligencia pro tempore de México y de su representante, Efraín Guadarrama, quien desde el 2020 trabajó con todo el equipo organizador para concentrar la fuerza de los países en lo que los une. Con ello, se espera que no tengan que pasar otros siete años para estrechar lazos y alzar las voces al unísono. 

REFLEXIONES FINALES

Ningún país de América Latina ha podido, ni puede, ni podrá enfrentarse directamente al hermano mayor. No bajo sus reglas, ni estipulaciones. Por lo tanto, es fundamental que existan integraciones alternativas donde los países realmente puedan expresarse y tener un ente resolutivo. A pesar de las diferencias existentes entre cada uno de los miembros lo que se está poniendo en riesgo es su soberanía, cuestión grave si de política exterior hablamos y peor si se toma en cuenta el juego geopolítico, geoeconómico y geoestratégico que se plantea alrededor del mundo.

Lo elemental es no rendirse, denunciar y actuar en consonancia, sólo así se obtendrán resultados fructíferos y, sobre todo, distintos. La guerra continúa, hay batallas que se han ganado, otras que se han perdido; sin embargo todavía queda mucho por escribir y contar en las venas de la América Latina que ha sido condenada a ser dirigida y sumisa por su historia. Hay que apostar por vivir peligrosamente, pues de lo contrario sólo queda vivir en la espera pero sin esperanza. Las utopías son válidas sólo no hay que dejarlas de mirar críticamente. “El fin justifica los medios” de acuerdo a Maquiavelo, entonces ¿por qué no emular los pasos de los “talentos  desobedientes”?

México, fue sede de esta IV Cumbre que puso a críticos y defensores de la región en una misma arena. Aquella en la que se aprecian las distinciones entre los países, pero en la que reina la posibilidad de una lógica antisistémica que lleve a resultados disímiles a los esperados. En virtud de ello, se perfiló no sólo como líder regional, sino como un país que también sabe que no puede combatir solo a su gran derrotero: Estados Unidos. Así que la moneda ahora está echada al aire, ojalá que los acuerdos se respeten y se haga eco a una alineación no sólo defensiva sino también ofensiva.

FUENTES CONSULTADAS

-Altmann, Josette y Beirute, Tatiana (2007). Cuadernos Integración en América Latina. Dossier: ALBA Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe. FLACSO-Fundación Carolina, Costa Rica.

-Arámbula Reyes, Alma y Bustos Cervantes, Candida (2008). Unión de Naciones Suramericanas UNASUR, Cámara de Diputados, México.

-Bosch, Carlos (1986). La base de la Política Exterior estadounidense. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, México, tercera edición.

-Domínguez, Francisco (2011). “El declive de Estados Unidos” en Daniel Hernández (Coord.). Antiimperialismo y Revolución. Fondo Editorial Mihail Batjin, Caracas.

-López Castellanos, Nayar (2017). “Intervencionismo imperialista en la América Latina del siglo XXI” en Nayar López Castellanos Lucio Oliver (Coordinadores). América Latina y el Caribe, una región en conflicto. UNAM, FCPyS, Plaza y Valdés Editores, México.

-Morales Manzur, Juan Carlos y Morales García, Lucrecia (2007). “Origen y naturaleza de la Alternativa Bolivariana para las Américas”, Polis,Santiago, vol. 3, no. 1.

-Naím Soto, Nayllivis Nathaly (2004). “Alternativa bolivariana para las américas: una propuesta histórico política al ALCA” en Geoenseñanza, Universidad de los Andes, Venezuela, vol. 9, núm. 1.

-Parlamento del MERCOSUR (2021) UNASUR, Uruguay. URL:https://parlamentomercosur.org/innovaportal/v/4503/1/parlasur/unasur.html

-Redacción AN/TM (2021). “Estos tres acuerdos se alcanzaron durante la cumbre de Celac Entérate” en Aristegui Noticias, México. URL:https://aristeguinoticias.com/2009/mexico/estos-tres-acuerdos-se-alcanzaron-durante-la-cumbre-de-celac-enterate/

-Romano, Silvina y Lajtman, Tamara (2021). Cumbre CELAC 2021: renovada apuesta por la integración latinoamericana. CLACSO-CELAG, México.

-Servicio de Aduanas de Ecuador (2019). Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP), URL: https://www.aduana.gob.ec/alianza-bolivariana-para-los-pueblos-de-nuestra-america-alba-tcp/

-Servicio de Aduanas de Ecuador (2019). Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, URL: https://www.aduana.gob.ec/comunidad-de-estados-latinoamericanos-y-caribenos-celac/

-Walsh, Catherine (2007). “Interculturalidad y colonialidad del poder. Un pensamiento y posicionamiento ‘otro’ desde la diferencia colonial”, en Castro – Gómez, Santiago y Ramón Grosfoguel (Eds.). El giro decolonial. Reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global. Pontificia Universidad Javeriana-Instituto Pensar, Universidad Central-IESCO, Siglo del Hombre, Colombia.