Jubilados, hinchas, futbol, rebelión en Argentina

Julio Muñoz Rubio

La reciente y masiva movilización en Argentina en defensa de los jubilados y sus pensiones, duramente reprimida por la policía del régimen de Milei, ha tenido como ingrediente novedoso y creador de gran simpatía, la presencia masiva de la afición futbolística de ese país manifestada por las hinchadas de todos los equipos de primera, segunda y hasta tercera división. No es la primera vez que grupos de hinchas se manifiestan contra alguna política gubernamental, pero si la primera ocasión que todos se unen y marchan a la cabeza de una protesta así de masiva. Su presencia aviva con aires frescos y formas organizativas inéditas la lucha social de aquel país, e impulsa a reflexionar muchas cosas.

En primer lugar, destaca la enorme transformación de estos grupos. Hasta no hace mucho dominados por las llamadas “barras bravas”, que durante un par de décadas tuvieron en vilo a la afición futbolística y la sociedad de aquel país, protagonizando irracionales hechos de violencia, en los que los números que indicaban el resultado de algún partido se confundían con los de heridos y muertos en la tribuna y alrededores de los estadios. Violencia como un fin en sí, espíritu destructivo y necrófilo.

Hoy día ha resultado conmovedor y esperanzador observar cómo, por encima de rivalidades deportivas históricas, y sin hacerlas a un lado, las hinchadas son capaces de unirse por un objetivo común y enfrentar a la dictadura del rufián Milei. Estimulante al máximo resulta ver a los hinchas de Boca y River estrechándose la mano y marchando juntos y junto a los demás equipos: San Lorenzo, Independiente, Racing, Chacarita, Lanús, etc., etc. A eso se le llama, FRENTE ÚNICO, en el lenguaje de los mejores revolucionarios del siglo XX, que se resume en una idea: podremos tener muchas desavenencias que nos separen, pero tenemos una identidad común, el ser pueblo, explotados, oprimidos y cuando el acuerdo entre nosotros sea mayor que estas desavenencias, marcharemos juntos, unidos. Las organizaciones de izquierda y los sindicatos, que podas veces han comprendido el sencillo significado de la táctica de frente único y menos veces aun la han aplicado, se vieron rebasados en la acción, en los hechos, por los aficionados al fútbol.

En segundo lugar, este es un claro ejemplo de la capacidad de las masas o sectores de ellas para auto-organizarse con independencia tanto del Estado como de muchas de las organizaciones que dicen hablar a su nombre. Es un claro ejemplo de la espontaneidad a la que Rosa Luxemburgo tanto se refirió y tanto defendió durante toda su vida. Es la capacidad creativa de las clases explotadas, que no tienen que esperar a que sus auto-denominadas “vanguardias” elaboren sesudos programas de lucha a ser acatados y obedecidos. Son esas direcciones revolucionarias, o aspirantes a serlo, las que están obligadas a comprender el significado de estas dinámicas de las masas, y a partir de ahí orientarlas, pero nunca al revés.

Reflexionando sobre la revolución rusa de 1905, Rosa nos decía a este respecto:

Una verdadera revolución, un gran levantamiento de masa no es nunca ni puede ser jamás un producto artificial de dirección y agitación premeditadas conscientes… jamás se puede dirigir la revolución, tan pronto como ha estallado, especialmente en su primera fase, con voz de mando, jamás puede fijarse la explosión elemental de las masas en un día o un ahora determinadas como en un estreno de teatro, y menos todavía puede conducirse a las masas que irrumpen en la calle como una compañía de soldados disciplinados en un desfile… Es lo cierto… que las explosiones de la lucha de clases nunca esperan hasta que la ‘labor de preparación’… esté perfectamente terminada y todo se haya llevado a cabo como por arte de magia. (Luxemburgo,1978, 245).

Seguramente, si Rosa la Roja viviera, a la cabeza de esas movilizaciones se hubiera puesto y con el futbol y sus aficionados estuviera.

Digna de mencionarse a este respecto es la irrupción, junto con las masas, de personajes situados al margen de las direcciones tradicionales y que encarnan el espíritu de esta memorable movilización. Un lugar prioritario lo ocupa Diego Armando Maradona, verdadero líder moral de estas combativas masas. Un tipo de futbolista, excepcional no sólo por su gran calidad y talento en las canchas, sino por su formación humana, su combatividad, su irreverencia ante los poderes y ante toda injusticia. Un líder popular que siempre defendió “a muerte” (sic) a los jubilados y que hoy, junto con todos ellos y las hinchadas, ocupó todos los sitios de esa movilización. Su simbólica imagen ha estado presente entre todos los hinchas de esas protestas. Hay muertos que en las masas viven mucho más que lo que ellos vivieron en su propia vida.

En tercer lugar, cabe preguntar cómo les ha quedado la cara de descompuesta y avergonzada a todos los “teóricos” e intelectuales de la izquierda tradicional, de todos los colores y matices, quienes simplistamente han concebido al futbol como un mero ejercicio de manipulación imperialista, dirigido a enajenar las mentes de los aficionados y sustraerles sus energías revolucionarias. Tales tesis destacan por una unidireccionalidad y reduccionismo inservibles para explicar el mundo de raíz y estériles para la lucha revolucionara. El futbol no sólo está en manos de la FIFA, y las empresas comerciales, que constantemente lo degradan y cosifican, el futbol también está en manos de los propios jugadores y de los aficionados y ahí es donde las cosas pueden cambiar y dar giros de 180 grados a la comercialización, porque en manos de las masas, del pueblo, pues, el futbol es o puede ser también pasión y creación de vínculos de convivencia e identidades, en ese sentido formación de conciencia individual y colectiva, receptáculo de aspiraciones y deseos de las clases subalternas, en palabras de Eduardo Galeano:

La cancha constituye también un espectáculo de expresión de destreza, en ocasiones de belleza, un centro de encuentro y comunicación y uno de los pocos lugares donde los invisibles pueden todavía haberse visibles… en tiempos donde esa hazaña resulta cada vez menos probable para los hombres pobres y los países débiles. (Galeano, 2017, 205).

Se dice “el futbol es un negocio”. Y como suele ocurrir con los lugares comunes, tienen razón…Pero bien puede uno preguntarse: ¿existe algo que no sea un negocio en el mundo actual? ¿No es un negocio el sexo, que es el objeto preferido de la manipulación comercial? ¿Y acaso significa eso que el sexo no vale la pena? Según dicen los entendidos, sigue siendo de lo más gustoso. (Galeano, 2017, 211).

Resulta que el negocio el futbol, como pocos otros, está irremediablemente asentando en las masas populares. La burguesía mundial ha globalizado ese negocio-espectáculo, y al hacerlo globaliza aún más a las masas, a los pueblos, dentro de y entre los países, y si esas masas se dejan llevar por las lógicas chovinistas y fascistas entonces el partido lo va ganando la burguesía. Pero esta clase social juega con fuego, porque al igual que en las canchas, siempre puede ocurrir que en el último minuto surja un travieso irreverente que haga una jugada genial y empate el partido y en el tiempo de compensación haga otra y lo gane. Y eso es lo que ocurrió ahora con los hinchas, alguien (parece que fue en la banda del Chacarita) tuvo la idea: “marchemos con los jubilados”. Y la idea prendió como en la pradera seca, la psicología de masas funcionó en sentido contrario al de la comercialización burguesa.   La masa futbolera expresó como pocos su rabia contenida contra la austeridad y la represión de Milei y sus seguidores en bancos, oficinas industriales, agencias de publicidad y fraudes financieros

En Argentina, hoy en día el futbol se ha convertido en vehículo de comunicación, de desarrollo y ampliación de las conciencias y las sensibilidades, es vehículo de identificación subjetiva; es decir, es el inicio de la desenajenación de y entre millones de personas; es el reencuentro de los seres humanos consigo mismos.

En ese país el futbol, siendo como es, una actividad basada en clubes barriales y habiéndose ubicado siempre entre los mejores futboles del mundo, es un parte imprescindible de la cultura, está presente en todas y cada una de las células de la sociedad de ese país, entre la gente de todas las edades. Es algo indestructible. Si Milei y sus nefastas huestes neo fascistas quisieran acabar con el futbol y sus aficionados, tendrán una misión imposible, no lo podrán hacer nunca. Desde luego podrán recurrir a muchas otras maniobras represivas o demagógicas o las dos y quizás tengan algún éxito; su la represión de Milei no sirve, el peronismo y la UCR pueden entrar a mediatizar “pacíficamente” a las masas, ese escenario está presente, esa mediatización peronista se ha mostrado históricamente más eficaz que la más salvaje represión. Sin embargo, el futbol, con sus aficionados jamás desaparecerá. Si el nivel y esas formas de conciencia de las masas futboleras argentinas se mantienen y desarrollan aún más, podemos ver con esperanza las perspectivas de la lucha contra la nueva dictadura de ese país. Ojalá y así sea.

¡Que viva Argentina futbolera y sin Milei!

Bibliografía

Galeano, E. (2017): Cerrado por Futbol, Ciudad de México: Siglo XXI.

Luxemburgo, R. (1978) [1905]: La Revolución en Rusia [IV], en Luxemburgo, R: Obras Escogidas, Tomo I, pp. 244-252.