Javier Alatorre y el striptease de la verdad sobre los libros de texto

                                                                                                                                                         Leonardo Meza Jara

Queda claro, que toda verdad televisada es una verdad dudosa. Los intereses a partir de los cuales las televisoras administran la verdad son intereses de tipo empresarial, político y obviamente mediático. Las televisoras mexicanas como TV Azteca y Televisa se han encargado de construir(se) una verdad a modo, a partir de intereses que en este caso le son beneficiosos a un empresario como Ricardo Salinas Pliego.

¿Cuál es la verdad que le es conveniente a un empresario que se ha enriquecido de manera desmesurada, a partir de los negocios de Elektra, Banco Azteca y TV Azteca?

Si hay una verdad ideológica y política en torno a los libros de texto, esta se debe buscar antes y después de la impresión, la distribución y el acalorado debate que se ha generado en estos días. Y una parte de la verdad, que se comienza a construir en torno a los libros de texto y el proyecto de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), está siendo construida por las televisoras, los empresarios y los intelectuales orgánicos del panismo y el priismo.

El mecanismo mediante el cual Javier Alatorre distorsionó la verdad en torno a los libros de texto de la NEM es una forma de desnudarse que amerita un reconocimiento público. Al analizar los libros de texto en el noticiario nocturno de TV Azteca del martes 2 de agosto, Alatorre puso en marcha un striptease, que mostró incluso los intestinos de los intereses de la televisora de Ricardo Salinas Pliego. Se analizan a continuación diferentes contenidos del discurso actuado por Javier Alatorre, en el noticiario nocturno de TV Azteca, del 2 de agosto de 2023:

1º.- En un primer momento, Alatorre afirmó que: “México está en peligro por un virus que se creía erradicado, el virus comunista.” Pero ni el comunismo es un virus, ni el proyecto educativo del gobierno lópezobradorista es comunista. La analogía mediante la cual Alatorre conceptualizó al “comunismo” es una inflamación de la verdad, que estalla al calor de las pasiones ideológicas y políticas que anteceden al 2024.

2º.- Enseguida el conductor de TV Azteca afirmó sobre el comunismo: “Su resurgimiento está en la educación que la Secretaría de Educación Pública busca imponer a las niñas y a los niños.” En la actualidad, es imposible que el comunismo resurja en México por tres razones:

– En la historia del siglo XX, nunca se estableció un régimen estrictamente comunista, sino que los gobiernos basados en el marxismo del siglo XX fueron socialistas. Hay un mar de diferencias entre el comunismo y el socialismo, que no me voy a detener a explicar en esta parte. La manera de conceptualizar de Alatorre, está plagada de distorsiones conceptuales. 

– Es imposible que en siglo XXI pueda establecerse un comunismo ortodoxo, como el que fue pensado utópicamente por los marxistas del siglo XX. En el mundo hay una transformación de las izquierdas, que se identifican en proyectos de gobierno como el de la Cuarta Transformación.

– El gobierno de López Obrador no es comunista, ni socialista. Incluso, el historiador Carlos Illades duda que este gobierno pueda ser un gobierno progresista de izquierda (“Vuelta a la izquierda. La cuarta transformación en México…” , P. 147). La izquierda de Morena y de la 4T son una izquierda enrarecida, que se formado a partir de una serie de piezas que no rompen con la dominación neoliberal, que termina beneficiando a empresarios como Salinas Pliego.

3º.- A partir de una imagen que combina las fotografías de Marx Arriaga, Luciano Concheiro, Sady Loaiza y Carlos Marx al fondo, el conductor de TV Azteca elabora una narrativa conspiracionista que descalifica el supuesto comunismo del proyecto educativo de la 4T. Las imágenes de Arriaga, Concheiro, Loaiza y Marx, fueron manipuladas mediante las estrategias del diseño gráfico. Estas imágenes montadas y superpuestas no fueron tomadas a partir de un acontecimiento real, en alguna reunión u otro acto público. Sino que fueron extraídas de su contexto real, para ser insertadas y montadas en la narrativa conspiracionista de TV Azteca. Aquí cabe preguntarse: ¿Hay evidencias concretas de documentos, reuniones u otros acontecimientos, donde se compruebe que estando juntos Arriaga, Concheiro y Loaiza, hayan conspirado para introducir un modelo educativo comunista en México? ¿O más bien el montaje de las imágenes de Arriaga, Concheiro, Loaiza y Marx es parte de una imaginación desmesurada que se extravía en la ficción?

4º.- Alatorre admite que el proyecto de la NEM pretende que: “Los niños no lean, no aprendan matemáticas, lógica, ciencia, ética o historia sin distorsiones…” En ningún apartado de los libros y los documentos que se han producido en torno al modelo curricular de la NEM, se afirma la mentira que es actuada por el conductor de TV Azteca. En el discurso de Alatorre se identifican datos falsos (errores de inducción), razonamientos sesgados (errores de deducción) y mentiras viles (afirmaciones sin fundamentos epistemológicos, ni éticos, en el manejo de la línea editorial). La voz engolada de Alatorre que descalifica el proyecto educativo de la NEM, es una forma de aderezar la mentira. Hay otras distorsiones epistemológicas, sesgos informativos y manejos dudosos que enmascaran la verdad, que no tiene caso seguir abordando.

A lo largo de la intervención en la que descalificó el proyecto educativo de la 4T, Alatorre practicó un striptease histórico para la televisión mexicana. El conductor del bigote icónico que le sirve de mandadero a Salinas Pliego, se fue desnudando poco a poco. Primero se quitó los pantalones y el saco de la verdad (desnudez epistemológica), después se retiró la camisa y la corbata de la militancia empresarial (desnudez ideológica y política) y, finalmente se quitó la ropa interior de la deontología periodística (desnudez ético-periodista).

Y vestido solo con los calcetines, Alatorre deambuló por el set de noticiarios de TV Azteca, mostrando las miserias de una línea editorial carente de una mínima verdad y una mínima ética periodística, que le pudieran dar sustento a las palabras…