Ha muerto Franz Hinkelammert

Ilustración de Francisco Octavio López
Ilustración de Francisco Octavio López

Manuel Vega Zúñiga[i]

Ha muerto ayer Franz Hinkelammert. Falleció recientemente en San José de Costa Rica a los 91 años. En Costa Rica donde tantas décadas de su vida pasó. Ya nos habíamos acostumbrado a verlo eterno. A saberlo subterráneamente el maestro de nuestros maestros, a ser parte fundamental de la conciencia crítica de América Latina. Hoy hay desperdigada por el continente entre sus lectores una tranquila tristeza llena de solitud por el vacío que deja, y de agradecimiento militante por el legado revolucionario que también deja.

A diferencia de los teólogos y filósofos latinoamericanos que fueron en los años 50´s y 60´s a formarse teológica y filosóficamente a Bélgica, a Francia, a Italia o a Alemania; Franz Hinkelammert, nacido en Alemania en 1931, emprendió el camino inverso: con fuertes inquietudes desde la década de los 50´s sobre Simón Bolívar, la conquista de México y las guerras de independencia hispanoamericanas, llegó a Chile en 1963. Ahí vivió una década como joven investigador y profesor, siendo testigo y militante activo de la experiencia chilena en el emblemático intento de construir una vía democrática al socialismo. En 1970, año en el que llegó Salvador Allende a la presidencia de Chile, Hinkelammert, publicó sus libros «Dialéctica del desarrollo desigual» e «Ideologías del desarrollo y dialéctica de la historia».

Franz Hinkelammert es un pensador latinoamericano, pues medio siglo pensó, escribió y militó desde la América Latina. Radicando en Chile, Costa Rica y Honduras, siendo al mismo tiempo un pensador universal.

Franz Hinkelammert fue un economista, teólogo, y filósofo de la liberación de cuño marxista. De aquella estirpe de teólogos de la liberación que conjugaron dialécticamente teología y crítica de la economía política, de aquellos que no se limitaron a predicar la metafísica del humanismo cristiano de la doctrina social de la iglesia. Teólogo de la liberación, de la estirpe que leían a Marx y su crítica de la economía política con mucha mayor acuciosidad y profundidad que muchos trotskistas o leninistas en América Latina.

En obras como “Las armas ideológicas de la muerte” (1977) realizó una de las primeras aportaciones teóricas sobre el fetichismo de la mercancía desarrolladas en América Latina, y además, no con un enfoque academicista, sino militante y revolucionario. Develando el fetichismo de las relaciones sociales que pretenden ocultar la dominación y la explotación. En su libro “Democracia y totalitarismo” (1978), realiza en el continente una de las primeras apropiaciones teóricas de los derechos humanos para el campo de la lucha socialista. Y en su libro “Crítica a la razón utópica” (1984), hace un potentísimo y definitivo ajuste de cuentas con el radicalismo abstracto que desdeña la política concreta, tan característico del infantilismo de izquierda. En este libro Hinkelammert reivindica la importancia estratégica de las mediaciones institucionales para transformar la realidad existente sin fetichizarlas, pero sin creer que la socialidad capitalista puede ser superada sin mediaciones institucionales.

Profundo conocedor de la obra de Karl Marx y de Walter Benjamin, su teología de la liberación es una poderosa síntesis de crítica de la economía política; del pensamiento universal situado en la realidad concreta; de la no-renuncia a la esperanza ni al horizonte de emancipación; de la reivindicación del sujeto relacional por encima del individuo racional-aislado; de la democracia como condición necesaria para el socialismo; y de la justicia material como condición necesaria para la existencia de otro derecho. En Franz Hinkelammert hay un fuerte arsenal teórico y praxeológico para el pensamiento jurídico crítico.

Cuando tengo oportunidad de dar clases sobre filosofía del derecho, sobre teoría de la justicia o sobre derechos humanos, Hinkelammert siempre está presente entre la bibliografía sugerida, un texto diferente en cada ocasión pues su prolífica obra es un vaso caudal para pensar críticamente el derecho.

Ayer ha muerto biológicamente un ser humano que vivió tantos acontecimientos históricos fundamentales en el pasado siglo y en el presente milenio, un maestro intergeneracional que aportó tanto el pensamiento crítico latinoamericano y a la praxis de liberación, y que nunca tuvo como centro el ego-del-académico o del investigador; sino la producción y reproducción de la vida, de lo vivo, de la naturaleza y del ser humano. Mis más grandes maestros en el campo del estudio crítico del derecho han estado directa o indirectamente atravesados también por el marxismo y por la teología de la liberación. Por ello me cala hondamente la muerte física del maestro al que nos acostumbramos a ver eterno.

Sin embargo, como señala balsámica y certeramente el Evangelio de Juan: «Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto». Hoy el camarada Hinkelammert cae en la tierra y muere, pero nos queda su vasta y prolífica obra como frutos revolucionarios para las presentes y futuras generaciones. Que el legado de Hinkelammert se extienda con fuerza en estos tiempos inciertos y angustiosos donde reina globalmente el totalitarismo del mercado con fachada de democracia [del capital].

[i] Abogado por la Universidad de Colima, maestro en derechos humanos por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.