Francisco Martínez Farfán in memoriam (1955-2024)
Adrián Gerardo Rodríguez Sánchez / historiador
Trotsky lo escribió claramente: no sólo de “política” vive el hombre. Por eso hoy recordamos la labor de escritura de Francisco Martínez Farfán, simplemente conocido como Farfán, quizá el último de los “poetas malditos” de Aguascalientes.
Preferimos hablar de su labor de escritura que calificarlo de “poeta”, un término con el que no se sentía a gusto, por considerarlo soberbio, pero también porque no embonada con su concepción de la labor creativa. El prefería el concepto de “escribiente”, entre otros. Y de eso queremos hablar: más de su escritura que de su persona.
La verdadera relevancia de una obra, como lo apunto Paul Ricoeur, se puede medir mejor después de la muerte de su autor: en tal situación ya no hay nadie que nos pueda explicar algo sobre ella; nos quedan sólo los textos (los signos) y sus lectores, las múltiples lecturas o experiencias de lectura. Creemos que Farfán estaría cómodo con esta forma de leer su trascendencia escritora.
“pero uno escapa sólo de un texto a otro”
Para quienes empezamos adentrarnos en los talleres literarios allá cuando el CIELA abrió sus puertas en el 2004, el nombre de Farfán aparece en la vida familiar de aquellos círculos. Los más jóvenes escuchábamos de su obra como algo oculto en la cotidianidad de la existencia bohemia. Primero oímos que su producción era mínima, que su transcurrir no se manifestaba más allá de los cafés y de uno que otro texto disperso en la revista Tierra Adentro e incluso en Tierra baldía, de la Universidad Autónoma de Aguascalientes.
Se nos decía que Farfán sólo contaba con una publicación personal: una pequeña plaquette titulada “Al sur de barcos húmedos”, dada a la luz por la editorial “Aguardiente”, que circulaba en fotocopias entre los púberes ávidos de leer todo lo que se nos dictaba. Aún conservo con una copia de aquella obra, cuya lectura recuerdo nos abrió el horizonte hacia algo sin nombre todavía: simplemente se distanciaba de la forma en que la mayoría escribía. En aquel momento la figura de Farfán aparecía asociada a la de Jesús de Lara Huerta, porque se les identificaba a ambos con cierta marginalidad social: personas que no vivían de la escritura (dar clases o en algún puesto burocrático), sino de otros oficios del común de la gente; además de que nos les gustaban los reflectores.
Cuando por fin pude tomar un taller literario con Farfán, por el año de 2006, realmente la expectativa engarzó con la realidad: la humidad de su estilo contrastaba con la soberbia de los demás escritores que impartían los mismos cursos. Nunca me sentí pequeño junto a él: con su vocación natural de conversar nos hacía partícipes de sus lecturas (desde el psicoanálisis hasta “el Eclesiastés”, pasando por Quevedo hasta Vicente Huidobro, los surrealistas, los haikús, ¡Pessoa!, de quien por primera vez escuché por él y una friolera de autores que nunca habíamos leído). Y eso es lo que percibí al principio: estaba ante un gran lector, pero un lector que no temía compartir sus lecturas o sus formas de leer. Realmente, ante lo suntuoso de premios amafiados (y cotizados) como el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, llamaba la atención la sencillez, la ausencia de protagonismo y la paciencia de artesano de Farfán.
Por ello, por esa parquedad en su producción y porque muchos sabíamos del valor de su obra, nos sentimos emocionados cuando muchos años después Farfán empezó a publicar de manera regular libros u obras más completas, y no sólo fragmentos de una estela riquísima en su gama de creatividad. Leímos casi con devoción La memoria verdadera (ICA, 2009), Acto fósil (PACMyC, 2010) y El fondo y la imagen (UAA, 2017). Éste último fue una propuesta más original, trabajada desde la obsesión de “describir” algunas de las imágenes fotográficas o pictóricas emblemáticas de la historia de la humanidad.
La emoción más grande fue con el libro Criba. Esta fue mi experiencia.
“¿Una flor sigue estando una flor en la oscuridad?”
Fue por el año de 2020, al comienzo de la pandemia, cuando Farfán me buscó vía redes sociales para publicar digitalmente su libro Criba y ponerlo a disposición de los lectores a través de su descarga gratuita. El maestro había visto que yo publiqué por esa vía un pequeño librito titulado Describir la Máquina y pensó que era buena idea hacer lo mismo. Estuvimos mucho tiempo trabajando, tallando la edición, afinando los textos, vía correo, vía Messenger, vía teléfono celular. Finalmente se publicó así, con una portada que contenía una imagen bellísima de la artista Pilar Ramos: un árbol que parece un relámpago captado en su expansión nocturna. El conocedor podrá darse cuenta de que para la edición nos inspiramos en los libros de Sexto Piso; específicamente en aquellas obras de Inger Christensen, que habíamos leído recientemente en aquel momento.
Algo pasó. Nos distanciamos por una razón. O mejor dicho, yo me alejé de muchas cosas y personas al sumarme a la Cuarta Transformación, que, según recuerdo, Farfán siempre aprobó satisfecho. Así, nos perdimos la pista, aunque siempre supimos dónde estábamos cada uno, por las redes sociales o por los amigos. Hasta donde supe estuvo trabajando hasta antes de su fallecimiento como corrector de estilo en el periódico Página 24.
Hasta hace poco Farfán finalmente decidió publicar una nueva edición de Criba, en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Su decisión pudo deberse a su insatisfacción ante la primera edición; su autoexigencia, como todo gran escritor, era implacable. Es totalmente comprensible. Cabe aclarar que, hasta donde sabemos, la nueva edición de esta obra no se ha presentado de manera oficial.
A pesar de lo anterior, creemos que vale mucho la pena hacer algunas anotaciones a la primera edición de Criba. Finalmente es un rastro de la experiencia creativa de nuestro querido autor.
¿Qué es Criba? El acto de escritura más radical de Farfán. Ese es el primer acierto de todo creador: no repetirse. Es inmediata la percepción de esto, con una escritura quebrada en su sintaxis y gramática: no sólo prescinde de comas o puntos donde deberían ir, o pone signos de interrogación donde con un sentido diferente a su uso. También prescinde en muchas ocasiones de conectores gramaticales:
Este paréntesis de no dar con el nombre
ni siquiera en la suma de sus desapariciones
esta mañana un juguete el mundo
una preocupación interna
la imagen de lo que no puede verse otra cosa
o en:
Qué calor en la vida hace
un mes que el cuerpo pregunta
si no será mejor su flama el sol
en otros días que no sabes
si yacer es lejano
Parece que estamos ante una escritura en proceso de depuración. Precisamente, la criba, esa herramienta antiquísima, su trabajo es afinar la materia, separar la gruesa de otros sedimentos más pequeños; su labor es eso: quitar impurezas. Así entonces, se puede llegar a sentir que la escritura en Criba es resultado de un tamizaje: solo nos queda lo esencial. Por ello podemos meternos en él como quien se adentra en un flujo constante de sensaciones, efectos, reflejos, del cual salimos con un sentimiento de resplandor: sin entender nada. Quizá porque parte del proceso de nacimiento del texto sea el que describió Goethe: “Tenemos la lucha diaria, ineludible y terriblemente seria, de apoderarnos de la palabra y ponerla en el contacto más directo posible con todo lo que se siente, ve, piensa, imagina, experimenta”.
Sin embargo, en ese luminoso caos que es Criba hay constantes, tópicos si se quiere. Por un lado, el intento infatigable de buscar nombrar algo que escapa a la palabra. Esta es la forma que da un sentido al texto. En todo momento hay un intento que se percibe casi como un balbuceo que siempre vuelve a sí mismo, porque no llega a donde se quiere; se palpa como quien va pasando por un borde, por un límite, por una frontera, pero que no llega al otro lado (recordemos el “Vendrá un día un día vendrá un día” de Edgar Bayley). Entonces, el acto de escritura se vuelve un acto existencial, cuyo objetivo de búsqueda, develar el enigma, simplemente no se da, porque no hay nada del otro lado:
no es cierto nada la memoria
queda vacía se recuerda
como se cuentan ovejas
en concreto son ficciones:
no sólo no hay ilusiones
sino que además
se fingen
o en estas líneas:
Todo sentido es un lugar de ilusiones
el tiempo duele irse una línea
se recorre siempre que te acercas a ella
Y es que Criba es también una reflexión sobre la escritura y sus límites. Y así se lee de manera continua en las palabras: “¿Quién encuentra en su propio refugio una sola palabra / que no vaya contra sí misma?”. O cuando escribe: “uno debe insistir si se mantiene interesado / en esta vanidad particular la escritura / obedece a una voluntad de desorden es decir / a un orden que sólo puede proporcionar la decepción”.
Y en ese caudal de intentos, de balbuceos, de ecos, de repeticiones, de aparentes pifias, en algún momento de la corriente emerge, como de las profundidades del subconsciente, el enigma nombrado, como un lenguaje perforado, desintegrado:
-Bebe insólita agua la pureza del agua…?
Estamos ante una línea que nos quiere balbucear un sentido roto, pero que se quiere concretar más allá, a través de una repetición que a la vez es una pregunta y una suspensión de la lógica. ¿Qué nos quiere decir, entonces? ¿Qué quiere decir? ¿Qué escuchamos? Simplemente lo que es, como Trilce. ¿Se ha llegado acaso con esta línea al “fracaso esencial”, del que el mismo Farfán habla para referirse al acto en que la escritura logra revelar algo que no puede nombrar, y que se puede escuchar en la entrevista que le hizo alguna vez Diana León?
Finalmente ¿Encontramos reminiscencias de otros autores en Criba? Claro, como cualquier otro gran texto suenan por todos lados la literatura de todo el mundo. Una vena es clara: Vallejo, Trilce. Pero también creemos encontrar una influencia en una línea que nos remite a Migraciones de Gloria Gervitz. Escribe Farfán:
A una luz imaginaria
encendida contra una tétrica
lucidez de fondo
A la que uno renunciaría con tal de echarse
A dormir de nuevo como un macizo cerdo
En un charco de lodo
Escribe Gervitz, en su última versión de Migraciones (2024):
uno se muere entre los sentimientos más simples
en la sorpresa enorme de estarse muriendo
uno se hace un hueco en la obscuridad
y se echa ahí como un animal
¿Coincidencia? Se lo dejamos a los estudiosos del futuro.
“Mi vida junto a Farfán” (comentario hemerográfico digital)
Como lector asiduo de Farfán, consciente de su trascendencia a pesar de que él quizá no lo manifestara en esa tónica, un servidor siempre buscó la forma de que su obra y sus lecturas fueran difundidas, que alcanzaran a toda la variedad de lectores que se pudiera. Eso es lo que realmente por algún tiempo nos robó el sueño. En este sentido va el siguiente comentario cronológico, como una forma de dar al lector o al investigador, elementos de una historia aún por escribir.
- En el año 2018, como iniciativa conjunta entre el gran José Luis Bobadilla y un servidor, incluimos algunos textos del libro El fondo y la imagen, en el número 20 de la revista Mula Blanca, páginas 53 a 60. Va acompañado de un texto introductorio de mi autoría, titulado “Desconcentrar (dos poetas de Aguascalientes)”, porque también incluimos algunos poemas sugerentes de Desiderio Macías Silva. La selección de los textos de Farfán va precedida por una nota escrita por él especialmente para la ocasión. Aquí se puede consultar el número de Mula Blanca: https://issuu.com/mulablanca/docs/mula_blanca_20
- En mismo año de 2018, el 13 de noviembre, llevamos a cabo en Cas Puri la presentación de los libros Poesía cero. Antología y Oscuros ríos de los poetas chilenos Carlos Cociña y Juan Carlos Villavicencio. En los comentarios estuvimos Farfán y un servidor, y en la moderación de la mesa Giselle Ruiz. Aquí se puede ver el video de la presentación de los libros: https://www.facebook.com/events/608616126221069/?active_tab=discussion
- Derivado del anterior, en diciembre de 2018, el blog Revista Descontexto, dirigido por el poeta, editor y traductor chileno Juan Carlos Villavicencio, publicó un par de textos de La memoria verdadera. Aquí se pueden consultar: https://descontexto.blogspot.com/2018/12/la-memoria-verdadera-de-francisco.html?fbclid=IwY2xjawF5ClZleHRuA2FlbQIxMQABHcHbyDtGQSl4wYZ-UHXEI3cxgyFIxN6fydEL8QCoqqrdnJpW_zmhq_6Apg_aem_35oRikdZP8q2WCgUpavoxg&m=1&sfnsn=scwspwa
- En abril de 2020, con la anuencia y acompañamiento de Farfán, publicamos una primera edición de Criba que se puede descargar aquí: https://www.mediafire.com/file/pf58bad67k7nfga/CRIBA_-_Francisco_Mart%25C3%25ADnez_Farf%25C3%25A1n.pdf/file?fbclid=IwY2xjawGyVNZleHRuA2FlbQIxMAABHd9p88MwUlpW3zeO0NdJhqv2gQj7vi85SDtVIyKeT8L9_jugYfKKiLENlw_aem_J2GEMDktVxnWcFn2mDg9wA