Entrevista a Juan de la Fuente Hernández. Democracia y movimiento campesino

 

—Buenas tardes. Seguimos en la Feria del Libro Chapingo 2016, y hoy tengo oportunidad de hablar con el autor del libro Contra viento y marea, Juan Luis de la Fuente Hernández que habla sobre el contenido social que padece el país. ¿Qué piensa usted con respecto al contenido del libro y la participación del campesino y la izquierda en la democracia en México?

—Considero que esto es muy importante planteárselo en una universidad como la nuestra porque siempre se ha escamoteado y se ha borrado de la historia por la democracia en México al campesino; siempre se le ha visto como un actor que ha sido manipulado, que es poco menor de edad, que vengan otros de fuera, sobre todo de las ciudades, para que le digan qué tiene que hacer.  Sin embargo, el campesino tiene una larga lucha por la libertad y por la democracia en este país.

La idea también es que en las últimas historias hegemónicas de las derechas y las mismas de izquierda, aparentemente no hay izquierda en la lucha por la democracia. Pareciera que la derecha fuera la única preocupada por este tema, mientras que la izquierda siempre quiere irse al monte a dar catorrazos en los matorrales, porque somos una bola de intransigentes. A veces les hemos dado la razón y sobre todo hay momentos de mayor radicalidad, y tenemos un ADN que nos estamos peleando todo el tiempo entre nosotros y dicen “cuál es el ejemplo democrático”. Sin embargo, tanto a nivel local, regional como nacional, en la historia de este país ha habido experiencias de grupos de izquierda de un tinte o de otro, que han luchado por la democracia y la libertad, y que incluso han dado su vida. Este libro recoge los episodios de grupos organizados de campesinos con sus dirigentes, sus bases, sus programas y sus banderas, y grupos de izquierda en la coyuntura que se abre en el 63-64, cuando, de un lado, se forma una central campesina independiente del corporativismo.

Esto es muy importante porque, en esa época, la parte obrera formó una organización gremial independiente, pero que fue apadrinada por López Mateos, entonces, al final estamos hablando de lo mismo, casi hija menor de la CTM. Empero, en el campo, es cuando se forma una central campesina fuera del corporativismo y eso se ha borrado porque después la dividieron, como siempre ha actuado el régimen. Pero en esa época dieron una lucha muy importante. Por otro lado, grupos de izquierda que no se abstuvieron en la lucha electoral y que tampoco se vendieron, es decir, que no fueron por las canonjías que en ese momento ya les daba el régimen, sino que participaron de manera independiente.

Tenemos entonces una gesta protagonizada por el Frente Electoral del Pueblo y, sobre todo, por la Central Campesina Independiente. Es un movimiento, si lo vemos en términos numéricos, ridículo, porque dirán que a quién movieron, qué presencia tuvieron, pero tuvieron gran eco en ese momento, en el actuar del gobierno y del Estado. Sin ese movimiento de los campesinos, jamás se hubiera repartido la tierra en los setenta. Del otro lado tenemos que recorrer en la época histórica, que la democracia no surge a partir del 68, sino que surge una década atrás. El ciclo de luchas en este país por la democracia y en contra del corporativismo, estoy convencido, empiezan en el 58. Esto ya lo había dicho Octavio Paz, pero como ahora la historia oficial dice que todo empieza a partir del 68, se ha borrado lo previo, los que dieron su vida. Este libro es una remembranza a toda esa gesta que ocurrió en el primer lustro de los años sesenta.

—Bajo el contenido que maneja el libro del contenido social, ¿qué puede proponer a los jóvenes con respecto a lo político, a lo social que se está viviendo en el país?

—Les recomendaría que estudiaran, que se informaran, que aprendieran idiomas. Para qué queremos más grillos, si para eso ya estamos nosotros. Lo que se necesita es que se preparen y estén a la altura, porque la demanda es mucha y deben desarrollar nuevas formas de interpretar la realidad y reinterpretar las cosas que aparentemente ya están dichas; tienen que participar. Pero esa participación tiene que ligarla con una formación teórica y de disciplina.

—¿Qué opina de la propuesta de la coordinación de un nuevo canal de Chapingo conformada por encargados que están trabajando ese proyecto?

—Los felicito. Me parece que se habían tardado los compañeros, no por ellos, sino porque a veces no hay las oportunidades. Chapingo tiene voz y no podemos estar en el ombligo viéndonos en nuestros pequeños infiernitos que tenemos todas las universidades.