“En medio del camino hay una flor”. Un caminar, una experiencia, una comunidad pedagógica en Aguascalientes

Adrián Gerardo Rodríguez Sánchez
Historiador y Ex Enlace Educativo de la SEP en Aguascalientes
El presente texto expone nuestra experiencia pedagógica durante nuestra función como Enlace Educativo de la SEP en el Estado de Aguascalientes, cargo que ejercimos a lo largo del segundo trienio del primer Gobierno de la Cuarta Transformación en México, del año 2021 a 2024. Se concentra particularmente en la experiencia que vimos y vivimos con la metodología llamada Relación-Tutora, en la comunidad de La Fragua, en el municipio de Calvillo, donde existe un servicio educativo Conafe. Cabe señalar que una versión de este trabajo se presentó en una reunión nacional de Conafe en el mes de noviembre 2024, como parte de los resultados pedagógicos expuestos por la Coordinación territorial de Aguascalientes, encabezada por el Mtro. Álvaro de Ávila.
I
Desde que llegamos a la oficina de Enlace Educativo, como autoridad educativa federal en el Estado de Aguascalientes, nos abocamos a recorrer las escuelas. Caminamos y escuchamos a centenares de maestras y maestros, madres y padres de familia, alumnos y alumnas, directores y asesores técnicos pedagógicos, hablando con ellos, atendiéndolos en el territorio urbano y rural. Casi sin variación lo primero que nos externaban eran las necesidades materiales de los planteles. Eso predominaba en los andares. Es la costumbre arraigada de que la autoridad, antes que nada, debe acondicionar idóneamente la infraestructura de las escuelas. Nunca, o muy pocas veces, se le aborda para exponerle el trabajo pedagógico de los docentes. Se considera que ello para la autoridad es de poca relevancia, puesto que no es un elemento “tan vistoso” que se pueda presumir políticamente, como pueden ser los cambios en infraestructura de los planteles. “Qué ironía”, se podría pensar: ¿Realmente a la autoridad educativa le importa el tema pedagógico?
Nosotros planteamos que tal situación es producto del abandono en que se encuentran los planteles y las comunidades escolares; las autoridades educativas más bien se han convertido en una casta burocrática que desde lejos pretenden hacer valer sus decisiones sobre territorios que desconocen, con gente que solo le inspira desprecio o lástima. La costumbre es, pues, una maldición. Una corrupción de décadas ha desvirtuado la tarea de las autoridades educativas como servidores públicos y dirigentes pedagógicos, y con ello ha venido la distorsión del trabajo de las escuelas, los docentes, de las madres y padres, de los alumnos. Pero en medio del camino hay una flor…
Percibimos esa costumbre, y conforme fuimos avanzando en nuestros recorridos semanales, hicimos el ajuste. Las circunstancias generales también animaban ese cambio de enfoque. Desde la SEP, impulsada por el Gobierno de la Cuarta Transformación, se empezó a trabajar en cuatro ejes: las becas Benito Juárez, la revalorización y dignificación del magisterio, los recursos directos otorgados a los planteles a través del programa “La Escuela es Nuestra” y el cambio de paradigma pedagógico con el modelo de “La Nueva Escuela Mexicana”. Con ello en mente, empezamos también a buscar en nuestras visitas las experiencias docentes de enseñanza y aprendizaje, los desafíos y retos del nuevo modelo educativo: las dudas, las preguntas, las soluciones, las propuestas, los ejercicios, las actividades, la emoción y la incertidumbre de aprender y desaprender con los nuevos Libros de Texto Gratuitos, el Trabajo por Proyectos, el Plan Analítico, la Autonomía Profesional, etcétera.
En ese andar fuimos a parar a una comunidad llamada La Fragua, en el Municipio de Calvillo, al poniente del Estado de Aguascalientes. Una comunidad muy pequeña, ubicada sobre una ladera, a la orilla de una curva de asfalto. Hay ahí un servicio CONAFE. Pero nada había ahí que no se pareciera a otras escuelas CONAFE. Su elección no fue fortuita. El coordinador territorial de CONAFE en Aguascalientes, el Mtro. Álvaro de Ávila, sabedor de nuestros inquietos recorridos, nos recomendó realizar una visita y conocer de cerca la experiencia pedagógica que ahí se estaba construyendo en torno al método de la Relación-Tutora, dentro de la propuesta de Comunidad de Aprendizaje de CONAFE. Lo que vivimos lo describimos a continuación.
II
Al bajar de los carros y llegar al servicio CONAFE, atravesamos un pasillo al aire libre, previo al edificio principal, que estaba en parte obstruido por una gran mesa de concreto. Eso me llamó la atención, porque parecía una mesa en construcción. Igualmente, el piso del pasillo estaba cubierto en parte por una especie de tabiques, con diferentes formas geométricas. Esto es importante porque, como lo sabrá el lector más adelante, todo el material que conforma el servicio educativo tiene una razón pedagógica.
Al llegar al edificio principal me llamó inmediatamente la atención otro detalle: tanto adentro como afuera había parejas de personas, adultos y niños, mujeres y hombres, platicando, charlando de manera muy amena. Realmente no supe con quién dirigirme. No había nadie ahí que pareciera el Maestro o la Maestra que estuviera conduciendo una clase. Me atreví a interrumpir la mesa de una persona adulta con una niña, que supuse que era un padre de familia. El señor se llama Chuy Montejo, y es el maestro principal del servicio educativo. Eso me sorprendió. Me comentó que estaban llevando la sesión tal cual lo han estado haciendo desde hace mucho tiempo y me ofreció realizar un recorrido por la escuelita.
Yo ya traía conmigo varias lecturas de libros de Gabriel Cámara Cervera que amablemente el Mtro. Álvaro de Ávila me había obsequiado, por ello empecé a entender en la práctica observada lo que yo ya había asimilado en la lectura[1]. El Maestro Chuy Montejo me hablaba del trabajo por parejas, de los temas que estaban abordando, del interés de los niños por aprender, pero también por enseñar, del acompañamiento de las jóvenes maestras que han estado ahí en la misma ruta de generar confianza para un encuentro realmente pedagógico.
Mientras caminábamos, el maestro Chuy me hablaba de lo importante que era para la comunidad La Fragua realizar una consulta antes de tomar decisiones. Muchos temas de la escuela pasan por una consulta, se considera también la opinión de las madres y padres de familia; y cuando no es así, llegan los problemas. Debido a ello, la aplicación de los recursos del programa “La Escuela es Nuestra” podemos considerar que fue un éxito, puesto que la decisión de lo que se realizaría con ellos fue resultado de decisiones colectivas: un salón y una tejaban que diera sombra al patio.
Yo veía al maestro Chuy como una persona que estaba siempre dispuesto a aprender. Su función como autoridad se basaba en parte en escuchar y aprender, tal como lo pude observar, cuando me comentó el error que cometió alguna vez cuando tomó una decisión sin considerar antes todas las opiniones de la comunidad.
Dentro del tema material de la escuelita me llamaron la atención varias cosas. Casi todo era aprovechado o era producto de una práctica pedagógica. Pero no de cualquier práctica. La enseñanza era acompañada de transversalidad de contenidos y del aprender-haciendo. Por ejemplo, el lector recordará la mesa de concreto que mencioné al principio de mi llegada a la comunidad. Pues bien, la mesa la estaba construyendo el maestro Chuy en compañía de alumnos. No sólo veían temas técnicos de los materiales de construcción, que es importante, sino que en la práctica también se tocaban temas matemáticos: figuras geométricas y medidas. Lo mismo también en el pasillo de la entrada, sobre el cual se colocaban tabiques, que los jóvenes calculaban ordenar de cierta forma armoniosa, pero siempre haciendo uso de la geometría y las matemáticas.
En otras palabras, la práctica pedagógica desembocaba en un producto que venía a integrarse a la vida cotidiana de la comunidad, con una vida material útil dentro de ella. En ese sentido, yo podía observar que se fomentaba una pedagogía al servicio de la comunidad, nunca como algo abstracto. El sentido de utilidad de la práctica educativa, el “¿para qué aprendo esto?” o el “aprender con interés”, se expresaba plenamente en estas prácticas, que también podía observar en los huertos cultivados u otros trabajos realizados por los alumnos con material de reciclaje.
En esencia, lo que vimos en la comunidad la Fragua fue una práctica educativa donde todo lo que se enseñaba o aprendía venía en parte de la vida de la comunidad o de sus alrededores. El Maestro y Maestras del servicio educativo eran más bien orientadores, acompañantes, escuchas de los intereses de los niños y jóvenes, interlocutores, nunca una autoridad educativa en el sentido jerárquico, sino más una autoridad que aprendía con los demás, a travésde ellos. Más que maestros eran agentes que propiciaban el encuentro, tal como Gabriel Cámara lo describe en sus libros. Un encuentro a partir de la confianza, con la autonomía necesaria de tutores y aprendices. Todos estos elementos que pudimos percibir se relacionan, desde otra perspectiva metodológica y contextual, con la propuesta pedagógica de la Nueva Escuela Mexicana, como la “Autonomía Profesional” o la “Lectura de la realidad”. Por ello también dejamos como testimonio de ello este breve texto, el hallazgo de “esta flor en medio del camino”, que esperamos sea de utilidad o interés para docentes de todo México, y de más allá.
Posdata
Posteriormente a nuestra primera visita dimos seguimiento al trabajo de La Fragua. Esto a partir de peticiones que nos solicitaron maestros y maestras para ampliar el terreno de la escuela para llevar a cabo un proyecto de huertos. Pero también cuando nos enteramos de la visita de especialistas de la Universidad de Stanford, California, encabezados por el profesor Paul Kim, para analizar el grado de autonomía de los niños y jóvenes del servicio educativo. Yo particularmente me he sentido apelado a seguir con puntualidad el desarrollo de la comunidad, pero también en apoyar en sus gestiones que nos solicitan, aun cuando concluimos nuestra encomienda como Enlaces Educativos en enero del presente año 2025.
[1]Los libros de Gabriel Cámara, a los que me refiero específicamente, son dos: Enseñar y aprender con interés. Logros y testimonios en escuelas públicas, México, Siglo XXI editores, 2006, y Otra educación básica es posible, México, Siglo XXI editores, 2008.