Elecciones y crisis en el imperio. El sistema electoral en USA

 

Dra. Ana Alicia Solís de Alba y Dr. Max Ortega[1]

El mundo empieza a derretirse

John Updike, Conejo en paz

Con 330 millones de habitantes y 161 millones de votantes registrados, Estados Unidos eligió, el 5 de noviembre a su presidente, a 435 congresistas y a 33 Senadores. (renovación de un tercio del Senado para los próximos 6 años). Y a los gobernadores de 11 Estados (Delawer, Indiana, Missouri, Montana, New Hampshire, North Carolina, North Dakota, Vermont, Utah, Washington, West Virginia).

Sus elecciones tienen interés porque sus resultados afectan a los 8.000 millones de personas del planeta, ya sea a través de la política exterior, el comercio, las finanzas, la política climática o la tecnología.

En el caso de México, estas elecciones son doblemente importantes por sus relaciones siempre conflictivas con este país, sus gobernantes y sus instituciones. T-MEC, remesas, migración, tráfico de armas o transgénicos, son solo algunos de los problemas en cuestión.

Sistema electoral

El “sistema es mayoritario puro”. Las elecciones presidenciales son indirectas. Los votantes eligen desde cada estado a los 538 miembros del Colegio electoral. En cada Estado de la unión el ganador del voto popular “gana” todos los compromisarios del Colegio Electoral puestos en juego en cada Estado. Este sistema convierte a los estados más poblados en clave para la elección, en particular California, pone en juego 54 compromisarios, Texas 40, Florida 30 y Nueva York 28[2]

Para ganar la presidencia de Estados Unidos se requieren 270 de los 538 votos del Colegio Electoral repartidos entre las 50 entidades federativas, territorios y estados asociados, por lo que un candidato o candidata puede obtener la mayoría del voto popular y perder la elección[3] .

Esto es así, porque la lógica electoral no es la de una contienda nacional, sino de una competencia de estado por Estado. Cada estado tiene una cantidad concreta de votos electorales, aproximadamente acorde con el tamaño de su población. California, por ejemplo, cuenta con la mayor cantidad, 54, mientras que un puñado de estados escasamente poblados como Wyoming, Alaska y Dakota del Norte (y la capital del país, Washington DC) tienen tres. Salvo muy pocas excepciones, cada estado otorga todos sus votos del Colegio Electoral al candidato que haya ganado en su territorio; esto es, el que haya logrado la mayoría del voto popular a nivel estatal. Por ejemplo, si un candidato gana el 50,1% de los votos en Texas, se le otorgan los 40 votos electorales de ese estado. Un candidato que ganara un estado por una mayoría aplastante obtendría la misma cantidad de votos electorales que si se hubiera impuesto por un solo sufragio. Es posible, de este modo ganar las elecciones sin haber obtenido la mayoría a nivel nacional, solo por haberse impuesto en algunos estados clave. Eso ha ocurrido cinco veces en la historia del país.  Los ejemplos más recientes son los de 2000, cuando Al Gore ganó el voto popular (medio millón más de votos), pero George W. Bush se impuso en el Colegio Electoral tras una sentencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, y 2016, cuando Hillary Clinton obtuvo más votos en todo el país que Donald Trump (tres millones de votos), pero perdió en el Colegio electoral[4].

En relación con las elecciones para la Cámara de Representantes, Estados Unidos utiliza el sistema de mayoría relativa en circunscripciones uninominales, es decir, que triunfa aquel candidato que haya obtenido la mayoría de votos en su respectivo distrito electoral, sin que exista forma alguna de elección por representación proporcional.

En la actualidad existen 435 distritos electorales, que responden al doble criterio de un representante por cada 500 mil habitantes y por lo menos un representante por estado. Cada 10 años se lleva a cabo un censo que sirve como base para evaluar y corregir la distribución de los distritos electorales.

Las elecciones para renovar a la Cámara de Representantes se realizan cada dos años, el primer martes de noviembre de los años pares

Sistema de partidos

El sistema de partidos estadounidense es bipartidista[5]. Desde 1852, todos los presidentes de Estados Unidos han pertenecido a solo dos partidos, el Republicano o el Demócrata. La dominación política de solo dos grandes partidos burgueses que se alternan la presidencia se puede observar en las rotaciones del poder ejecutivo en las últimas décadas. Gobiernos republicanos: 1953-1961; 1969-1977; 1981-1993; 2001-2009; y 2016-2020. Gobiernos demócratas: 1945-1953; 1961-1969; 1977-1981; 1993-2001;  2009-2016, 2020-2024[6].

El Partido Demócrata y el Partido Republicano no cuentan con una estructura nacional vertical o centralizada, sino que más bien se basan en las instancias locales para definir los métodos de elección de candidatos a los distintos cargos y a la Asamblea Nacional del partido, así como en las políticas locales. Operan como coaliciones de intereses diversos, unidos durante los procesos electorales para asegurar el acceso a los órganos de elección popular.

Cada cuatro años, en Convención Nacional eligen a la planilla que habrá de competir en las elecciones presidenciales y aprueban la plataforma electoral.

El bipartidismo, no es, por otra parte, fortuito, tiene algunas causalidades que lo explican. Estados Unidos se formó como una nación bajo los principios del republicanismo y el liberalismo. Estas ideologías son dominantes. Cualquier partido que difiera de ellas encuentra fuertes resistencias culturales en la población. La hegemonía cultural fue acompañada además por la fuerza del Estado. A las clases subalternas y sus ideologías, se les persiguió y reprimió sistemáticamente para impedir el desarrollo de su fuerza política organizada. Los sindicatos anarcosindicalistas (Industrial Workers of the World), el Partido Socialista de América (PSA), el Partido Comunista de los Estados Unidos de América (CPUSA), y el Partido Socialista de los Trabajadores (SWP), fueron aniquilados uno tras otro.

El sistema electoral también explica la persistencia del bipartidismo. En este sistema, el candidato, con la mayoría de votos, en un distrito gana la elección, lo que fomenta la votación estratégica para evitar «desperdiciar» el voto en terceros partidos. De hecho, tanto el Congreso como la presidencia se eligen por el método llamado ‘winners take all’ (el ganador se lo lleva todo). En 48 de los 50 estados, los candidatos a la presidencia obtienen todos los votos de un estado si obtienen la mayoría de los votos. Además, los dos principales partidos tienen una ventaja sustancial en términos de financiamiento de gastos de campañas, que no tienen los partidos minoritarios o independientes[7].

A todo esto, hay que añadir que tanto las primarias como el sistema de financiación desincentivan la aparición de terceras fuerzas. Un candidato alternativo difícilmente podrá acceder a los fondos públicos y tampoco atraerá a contribuyentes privados, ya que estos concentran sus esfuerzos en aquellos con expectativas reales de ganar.

El financiamiento privado de las campaña electorales opera, desde 2010, ya que de acuerdo con fallo de la Suprema Corte se anularon los límites para para las aportaciones económicas de personas o empresas, aduciendo que el dinero de éstos al proceso electoral estaba protegido porque era una forma de “libertad de expresión”[8].

Otro tanto ocurre con los medios. La prensa focaliza su atención en los grandes partidos y deja al margen a los third parties y a los candidatos independientes.

Así, en el sistema bipartidista de partidos, partido demócratas y republicanos se reparten entre ellos, la Cámara de Representantes y el Senado, conformada, la primera, por 435 miembros elegidos, divididos entre los 50 estados de manera proporcional de acuerdo a sus poblaciones totales; y el segundo por 100 senadores, 2 senadores por cada Estado[9]

Proceso electoral

El proceso electoral consta de cinco momentos: Primarias, debates presidenciales, votaciones anticipadas, votación en urnas, y recuento de votos en el Colegio Electoral.

Durante las elecciones Primarias que se celebran durante todo el semestre, de enero a junio, se selecciona en cada Estado de la Unión a los delegados que representarán a los distintos candidatos en las convenciones que los dos partidos celebrarán en el verano. Será en estas convenciones que se proclamará a los candidatos a la presidencia de Estados Unidos del partido republicano y demócrata. La Convención Republicana fue entre el 15 y el 18 de julio en Milwakee, Wisconsin, mientras que la Convención Nacional Demócrata fue entre el 19 y el 22 de agosto en Chicago, Illinois.

Las primarias republicanas requieren 1215 delegados (mayoría simple) para designar al candidato presidencial.

En el caso de los demócratas, que también celebran primarias, es tradicional que los presidentes salientes que se presentan a la reelección –permitida por una sola vez– acostumbran obtener la nominación de su partido.

Antes, de las Convenciones partidarias, el 5 de marzo, se celebra el «supermartes», primarias simultáneas en más de 15 Estados, incluidos los dos más poblados del país, California y Texas, donde se decide la asignación de un tercio de los delegados. Dos semanas después, es el turno de otros seis, entre ellos Florida, Illinois y Ohio. Estas determinaciones definen el destino de las primarias.

Suelen celebrarse 3 debates presidenciales, el 16 de septiembre en San Marcos Texas, el 1 de octubre en Petesburg, Virginia, y el 9 de octubre en Salt Lake City, Utah[10]. Esta vez el debate Trump / Kamala, se realizó el miércoles 11 de septiembre. Según las encuestas, la candidata demócrata ganó el debate. Después de esta derrota, Trump se negó rotundamente a participar en un nuevo debate con Kamala Harris. Tres meses antes, en Atlanta, le había ganado el debate a Joe Biden.

Para finales de octubre ya se habían realizado las primarias, se había hecho un debate presidencial, habían votado por anticipado más de 50 millones de personas. Y Ambos candidatos cruzaban el país entre los estados claves, bisagras, como Carolina del Norte, Atlanta, Pensilvania, Nevada, Georgia, Michigan y Wisconsin. Mientras que la gran mayoría de otros Estados se pensaba que ya estaban definidos, como California y Nueva York, mayoritariamente demócratas, mientras que Texas y Florida estaban en la columna republicana.

Sociedad y política

Los habitantes de EEUU eran, en 2024, 335.893.238, de los cuales, en 2023, de acuerdo con la Oficina del Censo, el 12,9% de los estadounidenses vivían en la pobreza frente al 12. 4% de 2022. Bajo la medición oficial, al cierre de 2022, en EU había 37.9 millones de personas pobres que representaban el 11. 5% de la población[11]. De estos, el 50% más pobre de la población solo poseía el 1.5% de la riqueza privada del país[12].

La generación de pobreza en el país más rico del mundo tenía entre otras causas, la caída salarial, la distribución polarizada del ingreso y la reducción del gasto social frente al gasto militar.

A partir de la década de 1970, los salarios del 80 por ciento inferior de los trabajadores se mantuvieron estancados; y 64 millones de personas trabajaban por menos de $ 15por hora. Mientras tanto, la parte superior del 1 por ciento de la economía casi se duplicó a más del 20 por ciento del ingreso nacional. En 2017, los 400 estadounidenses más ricos poseían más riqueza que el 64 por ciento inferior de toda la población estadounidense, o 204 millones de personas. Solo tres personas poseían una riqueza combinada de $ 248.5 mil millones, una cantidad igual de riqueza que el 50 por ciento inferior del país.

Además de que el salario mínimo federal de $7.25 la hora no cambió en 12 años; 87 millones de personas carecían de atención médica o no tenían seguro; muriendo 700 personas cada día a causa de la pobreza y la desigualdad, y eso fue antes del COVID[13].

Igualmente, marcada era la desigualdad de la riqueza: el 50 % más pobre de la población de EEUU. posee solo el 1, 5 % de la riqueza privada del país[14].

Pero al mismo tiempo, los costos de las necesidades básicas como vivienda, atención médica y educación aumentaron dramáticamente. Los alquileres de la vivienda aumentaron más rápidos que los ingresos, precipitando una crisis de la vivienda, con 2.5 a un número significativo de mujeres, niños, jóvenes, GBTQIA, veteranos y ancianos. Y se estima que otros 7.4 millones de personas estaban a punto de quedarse sin hogar. Se estimaba, además, que el 40 por ciento de los estadounidenses habían contraído deudas debido a problemas médicos, lo que convertía a la deuda médica en la causa principal de solicitudes de quiebra personal. De hecho, el 90 por ciento inferior de los estadounidenses tenía más del 70 por ciento de la deuda en el país.

La deuda estudiantil aumentó a $1.34 billones afectando a 44 millones de estadounidenses. Excluyendo el valor del automóvil familiar, el 19 por ciento de todos los hogares de los Estados Unidos tenían cero riqueza o valor neto negativo. Debían más de lo que poseían.

El gasto militar en 2017 fue de $ 668 mil millones y del gasto discrecional federal solo $ 190 mil millones fue para programas contra la pobreza. Según el presupuesto propuesto por la administración actual, para 2023, 66 centavos de cada dólar de gasto discrecional federal irían al ejército y solo 12 centavos a programas contra la pobreza.

La mayoría de estos recursos asignados a la guerra beneficiaron a la industria militar y a sus contratistas. En 2015, el Departamento de Defensa comprometió más dinero en contratos federales, $ 274 mil millones, que todas las demás agencias federales combinadas. En 2016, los CEO de los cinco principales contratistas militares ganaron en promedio $ 19.2 millones cada uno, más de 90 veces que los $ 214,000 ganados por un general estadounidense con 20 años de experiencia y 640 veces los $30,000 ganados por soldados del Ejército en combate[15].

En el marco de esta profunda crisis social se produjo la crisis política

Esta crisis del sistema político norteamericano afloró y se hizo visible cuando el 6 de enero de 2021, Trump instó a sus seguidores a ir al Capitolio, que después fue tomado por asalto, con la intención de frenar la certificación de la elección presidencial que había perdido (pero que hasta hoy día rehúsa reconocer) en lo que algunos califican de intento de golpe de Estado. El saldo fueron cinco muertos[16].

Dos factores de esta crisis, fueron el funcionamiento del sistema electoral y del sistema de partidos. Durante todo el siglo XX y en parte del XXI fueron funcionales, pero ya no lo son.

Agréguese a lo anterior, la crisis de representación y representatividad. “Sólo 16 por ciento de los estadunidenses aprueban la labor del Congreso de Estados Unidos, según la encuesta más reciente de Gallup, mientras 51 por ciento desaprueban la gestión de la Suprema Corte. La presidencia de Joe Biden ahora tiene 41 por ciento de aprobación (aunque vale recordar que al final de su periodo, Trump tenía sólo 34 por ciento de aprobación). Sólo 22 por ciento de los estadunidenses confían en que el gobierno hará lo correcto casi siempre o la mayoría del tiempo, según Pew Research Center. Y 63.1 por ciento opinan que el país va en una ‘dirección equivoca’, según encuestas nacionales”[17]

[1] Doctora en Ciencias Sociales y Doctor en Ciencia Política, respectivamente.

[2] CELAG, Silvina Romano y Aníbal García Fernández, “2024, elecciones en EEUU”.

[3]proceso, 23 de octubre de 2024, J. Jesús Esquivel, “20 millones de personas ya realizaron votación adelantada por Donald Trump y Kamala Harris”.  Como sucedió en 2016 cuando Hillary Clinton predió la elección, pero recibió más votos que Trump.

[4]  BBC News Mundo, 21 de octubre de 2024, “Cómo se elige al presidente de EE.UU. y por qué no siempre gana el que obtiene mayoría”. Debe señalarse, sin embargo, que este sistema de elección solo se utiliza para elegir al presidente; todas las demás elecciones estadounidenses se deciden mediante el voto popular; y Joshua Holzer, “Ningún país sigue utilizando el colegio electoral, salvo los EE.UU”, en sinpermiso, 27 de octubre de 2024, Elecciones de EE.UU: La estafa del Colegio Electoral Dossier.

[5]  La Casa Blanca, “La Rama Legislativa”, en https://www.whitehouse.gov/es/acerca-de-la-casa-blanca/nuestro-gbierno/la-rama-legislativa/#:~:text=La%20C%C3%A1mara%20de%20Representantes%20est%C3%A1,acuerdo%20a%20sus%20poblaciones%20totales.

[6] INE, Pedro Aguirre, Sistemas Políticos y Electorales Contemporáneos ESTADOS UNIDOS, en https://portalanterior.ine.mx/documentos/DECEYEC/eua.htm ; y elEconomista.es, “Presidentes de los Estados Unidos”.

[7] The Conversation, 23 de septiembre de 2024, José Alberto España, “Por qué sólo hay dos grandes partidos políticos en Estados Unidos”.

[8] “Uno de los factores claves en toda elección estadunidense es el voto de los dólares, y los ricos que los tienen. Ambos partidos recaudan enormes cantidades de dinero privado para comprar publicidad, contratar personal de apoyo y pagar casi todos los gastos de cada candidato y del partido en esta contienda. Para los grandes donantes es una inversión; esperan que sus dólares compren por lo menos acceso a los políticos una vez electos, y así puedan influir en sus decisiones.

Según cálculos de Open Secrets, proyecto independiente de monitoreo sobre dinero en comicios, esta elección presidencial ha costado 5.5 mil millones de dólares hasta la fecha; la legislativa federal asciende a 10 mil millones, lo que hace un total para la elección nacional de 15.9 mil millones de dólares.

Por ahora es la segunda elección más cara en la historia del país , sólo superada por la nacional de 2020, que costó 18.3 mil millones en términos reales, aunque se pronostica que ésta, al final, será la más cara de todas” (La Jornada, 6 de noviembre de 2024, David Brooks y Jim Cason, “Esta elección nacional ha costado 16 mil mdd”).

 

[10] CELAG, Silvina Romano y Aníbal García Fernández, “2024, elecciones en EEUU”.

[11] De acuerdo con la Oficina del Censo de Estados Unidos, en este país una familia de dos adultos y dos niños era clasificada como pobre si el ingreso familiar no pasaba de los US $26.000 anuales. Aproximadamente un 12% de la población estadounidense estaba en esa calificación. Con otra medición de la pobreza (Medida de Pobreza Suplementaria), opuesta a la Medida Oficial de Pobreza, la Campaña de los Pobres, organización de sindicados, Iglesias, comunidades y otros grupos sociales, estimaba que en estados Unidos había 140 millones de personas pobres o de bajos ingresos (Campaña de los Pobres, “Nuestras demandas”.

[12] Human Rights Watch, Informe Mundial 2024: Estados Unidos.

[13] Campaña de los pobres, 21 de septiembre de 2022, “Los líderes religiosos declaran una emergencia moral: la falta de un salario digno, la supresión de votantes cada uno impacta a más de 50 millones, mientras que la inacción del Congreso empuja a más de 20 millones a la pobreza”.

[14] Human Rights Watch, Informe Mundial 2024: Estados Unidos.

[15]  Campaña de los pobres, “Nuestras demandas”, p. 8

[16] La Jornada, 31 de octubre de 2023, Jorge S. del Villar, “Elección 2024: fin de la hegemonía de EU”

[17] La Jornada, 4 de noviembre de 2024, David Brooks, “Al borde de…”