El vaivén en los flujos internacionales de mercancías: así funciona el comercio intraindustrial y las cadenas globales de valor

Alejandra Trejo Nieto

Profesora-investigadora, El Colegio de México

La reciente controversia sobre el incremento de aranceles de Estados Unidos a México se centra en la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de imponer aranceles del 25% a todas las exportaciones mexicanas, con excepción de las exportaciones de petróleo y energía, que estarían gravadas con un 10%. La medida, anunciada el 31 de enero de 2025, fue pospuesta temporalmente, pero el presidente Trump ha fijado como nueva fecha de implementación el 4 de marzo de 2025 con el objetivo de reducir un supuesto déficit comercial estadounidense. Antes de anunciar esta nueva fecha,Trump había puesto la mira sobre dos insumos cruciales para la industria – el acero y el aluminio – convencido de que una gran parte de los excedentes chinos, exportados a bajo costo, llegan a Canadá y México, para su reexportación a Estados Unidos.

La situación ha generado incertidumbre económica tanto en México como en Estados Unidos, por las posibles afectaciones. Expertos han advertido que la imposición de aranceles podría tener consecuencias negativas tanto para México como para Estados Unidos, incluyendo efectos inflacionarios y pérdidas de empleo. Sin embargo, el gobierno mexicano ha manifestado su rechazo a las medidas unilaterales y ha señalado que una guerra comercial perjudicaría a ambos países, de tal manera que la presidenta Claudia Sheinbaum ha respondido principalmente con un llamado al diálogo, y las autoridades mexicanas – que incluyen a los secretaríos de economía y de relaciones exteriores – han reiterado la importancia de respetar los acuerdos comerciales existentes, básicamente el T-MEC.

Parte de la estrategia mexicana ha sido advertir puntualmente los impactos nocivos del incremento tarifario a los productos mexicanos comprados por Estados Unidos. El secretario de economía, Marcelo Ebrard, explicó el pasado 11 de febrero por qué la imposición de aranceles al acero y aluminio representa una estrategia contraproducente para Estados Unidos, instando a actuar con “sentido común”, y no darse un “balazo en el pie”. Expandiendo su explicación, presentó un video sobre el proceso de creación de pistones de acero, en el cuál se asegura que se requieren múltiples movimientos de piezas y partes entre las fronteras de los tres países miembros del T-MEC, demostrando en este ejemplo lo insostenible de los aranceles dado el grado de integración productiva regional en industrias como la automotriz. Pero, ¿qué hay detrás de esa interesante dinámica de flujos comerciales para la fabricación de determinados productos?: el comercio intra-industrial y las cadenas globales de valor.

El comercio intraindustrial y las cadenas globales de valor: una explicación sencilla

El comercio internacional intraindustrial —también llamado comercio de dos vías o de doble vía— es un fenómeno en el que los países intercambian productos de la misma industria o sector de actividad económica. A diferencia del comercio inter industrial, donde cada país exporta productos finales en los que tiene ventajas de eficiencia e importa aquellos en los que es menos eficiente, el comercio intra industrial ocurre cuando dos economías comercian bienes similares, pero con diferencias en diseño, calidad o tecnología, o bien, intercambian productos de la misma industria, pero que sufren su proceso de transformación en diferentes países.

Los flujos internacionales de mercancías dentro de un contexto intra industrial pueden ser vistos como un «vaivén», ya que los productos viajan entre distintos países en un constante movimiento, de acuerdo con las necesidades de producción y consumo. Este tipo de comercio es característico de economías con un alto grado de integración productiva. Un claro ejemplo es la relación comercial entre Estados Unidos y México, especialmente en la industria automotriz y otras manufacturas avanzadas.

El comercio intraindustrial es una parte vital del sistema económico global, impulsado por diferencias en los costos de producción, la diferenciación de productos y la búsqueda de competitividad. En particular, las cadenas de valor globales (CGV) implican que las empresas fragmentan su producción y localizan los distintos segmentos en diferentes países, lo que lleva a un comercio intensivo de productos que aún están en diferentes etapas de su fabricación. Antes de convertirse en un “bien final”, estas empresas habrán intercambiado bienes intermedios en diferentes grados de procesamiento.

En las CGV la producción de bienes y servicios finales se extiende a través de las fronteras nacionales, es decir, las CGV se distinguen no solo por la fragmentación, también por la dispersión geográfica de sus actividades. Fue precisamente la diversificación geográfica la que posicionó a las CGV en la agenda de los interesados en el comercio internacional. Las materias primas y componentes intermedios viajan de un país a otro como parte de cadenas de suministro. Por ejemplo, una parte o un componente de un automóvil pueden ser fabricados en un país, otra parte en otro, y el ensamblaje final puede realizarse en otro.

Así, las naciones suelen especializarse en la producción de bienes o partes específicas de un producto, lo que les permite comerciar con otros países que manufacturan productos similares, pero con características o especificaciones diferentes.

Impacto en la economía global

Los avances tecnológicos, especialmente en el área de las telecomunicaciones y el transporte, han permitido que los productos se muevan más rápidamente y de manera menos onerosa a través de las fronteras nacionales. Tratados como la Unión Europea, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, ahora T-MEC), y acuerdos bilaterales, han sido una base fundamental del comercio internacional dentro de las industrias al reducir barreras arancelarias. Por ello, el comercio intra industrial es considerado como una de las tendencias más intensas del proceso de globalización contemporánea, que en el caso de los procesos de integración regional parece acentuarse. Escapa del alcance de este ensayo capturar todo el sentido y la profundidad de estas tendencias, sin embargo, señalar su impacto y relevancia a partir de algunos casos concretos ayuda a comprenderlas de manera más sencilla.

El comercio intra industrial ofrece diversos beneficios. En primer lugar, permite una especialización más eficiente dentro de las cadenas de valor, donde cada país se enfoca en ciertas etapas de la producción de mercancías en función de sus capacidades. Además, genera economías de escala, pues la producción a gran escala reduce costos y mejora la competitividad de las industrias. Asimismo, la diversificación de mercados y la colaboración entre países pueden generar estabilidad, ya que el flujo constante de productos y componentes reduce los riesgos de depender de un solo mercado o sector.

Los países que se especializan en diferentes etapas de la producción de un producto pueden beneficiarse del crecimiento económico gracias a la integración de sus economías en cadenas de valor globales, por lo que la integración comercial permite impulsar la creación de empleo. Este tipo de comercio puede, además, fomentar la transferencia de tecnología y conocimientos, lo que contribuye a la modernización del sector productivo local. Pero el comercio intra industrial también conlleva una mayor interdependencia y vulnerabilidad económica, pues las economías nacionales están cada vez más integradas.

El comercio intraindustrial y las cadenas de valor entre Estados Unidos y México: el caso de los pistones

Estados Unidos y México mantienen una de las relaciones comerciales más dinámicas del mundo, impulsada en gran parte por el acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá. La industria automotriz es un claro ejemplo de comercio intraindustrial y de integración productiva entre ambos países. Las empresas automotrices estadounidenses, como Ford y General Motors, tienen plantas de producción en México que ensamblan vehículos. Pero en México también se fabrican partes y piezas, como motores, transmisiones o componentes electrónicos, que se exportan a Estados Unidos para su incorporación en vehículos finales, que a su vez pueden ser reexportados a México u otros mercados globales. De este modo, ambos países intercambian bienes de la misma industria, agregando valor en distintas etapas de la producción. Estas complejas relaciones comerciales y productivas atraviesan por múltiples factores que las condicionan; enseguida presento el ejemplo de los pistones para ilustrar, de una forma simplificada, el comercio intraindustrial y las cadenas de valor.

Un buen ejemplo del comercio intraindustrial entre México y Estados Unidos es, en efecto, la producción y el intercambio de partes automotrices. Los pistones son un componente esencial en los motores de combustión interna y su fabricación involucra distintos procesos industriales distribuidos entre países. La secuencia podría describirse así:

  • Producción de materia prima y diseño: Algunas empresas estadounidenses producen aleaciones de aluminio y otros materiales utilizados en la fabricación de pistones. Estas materias primas pueden ser enviadas a México, donde hay plantas especializadas en la manufactura de autopartes.
  • Fabricación en México: Empresas en ciudades como Saltillo, Monterrey y Querétaro reciben los materiales y se encargan de la fundición, mecanizado y ensamblaje de los pistones. Gracias a menores costos de producción y mano de obra calificada, México se ha convertido en un centro clave para esta industria.
  • Exportación a Estados Unidos: Los pistones fabricados en México son enviados a plantas en Estados Unidos, donde son ensamblados en motores completos por empresas como Ford, General Motors y Stellantis.
  • Reexportación y mercado global: Una vez ensamblados, los motores pueden ser instalados en vehículos producidos en Estados Unidos o ser enviados de regreso a México para su ensamblaje en automóviles terminados. Estos vehículos pueden venderse en Norteamérica o exportarse a otros mercados internacionales.

Este proceso refleja cómo la integración entre México y Estados Unidos ha transformado la producción automotriz en una cadena de suministro altamente eficiente. Al especializarse en diferentes etapas del proceso productivo, ambos países logran reducir costos, aumentar el comercio y generar valor en la región.

Este ejemplo también demuestra cómo el comercio intraindustrial no solo implica el intercambio de productos terminados, sino también la división del trabajo dentro de una misma industria, aprovechando las ventajas de cada país en la manufactura avanzada.

Otro sector donde el comercio intraindustrial es relevante es la industria de dispositivos electrónicos. Empresas de tecnología producen componentes en México, los exportan a Estados Unidos para ser integrados en productos finales, y posteriormente, estos pueden ser enviados de regreso a México para su comercialización. En el caso de Estados Unidos y México, las CGV permiten que cada país participe según sus ventajas competitivas, optimizando costos y tiempos de producción. Es muy importante señalar, sin embargo, que en el caso de la relación entre Estados Unidos y México los procesos de mayor valor agregado siguen ocurriendo en Estados Unidos.

Conclusión

Las CGV y los flujos internacionales de mercancías que los acompañan son una pieza esencial del rompecabezas económico global. Estos flujos no solo reflejan cómo los países interactúan comercialmente, sino también cómo los mercados, las empresas y las economías se han globalizado y especializado a un nivel nunca antes visto. Este tipo de comercio refleja el dinamismo de la economía moderna y cómo la producción y el consumo de productos están distribuidos globalmente de manera compleja y eficiente.

El comercio internacional intra industrial y las cadenas de valor son piezas clave en la relación económica regional entre Estados Unidos y México. La integración productiva en sectores como la industria automotriz y electrónica demuestra que el comercio no solo implica competencia, sino también colaboración para generar eficiencia, productividad y crecimiento. A medida que ambos países continúan fortaleciendo sus lazos comerciales, el comercio y las cadenas de suministro seguirán siendo un motor fundamental para el desarrollo económico y la eficiencia global.

La posible entrada en vigor de los aranceles el 4 de marzo seguirá generando incertidumbre y tensiones en las relaciones económicas entre ambos países, pues las tarifas pueden tener impactos significativos en las cadenas de valor y el comercio. Uno de los sectores más afectados será el automotriz. Los aranceles amenazan con desincentivar la inversión en plantas en México y Estados Unidos, ya que la incertidumbre sobre los costos de exportación hace difícil la planificación de mediano y largo plazos. Las empresas podrían verse obligadas a reestructurar sus cadenas de suministro, buscar proveedores alternativos o trasladar costos adicionales a los consumidores finales. Tambén son posibles las relocalizaciones, aunque muchas empresas pueden optar por absorber los costos en lugar de reubicar sus plantas de producción entre países.

En resumen, los aranceles propuestos por la administración Trump en 2025 tienen el potencial de reconfigurar significativamente las dinámicas comerciales y las cadenas de valor entre Estados Unidos y México. Las acciones tomadas por México deberán reflejar una estrategia multifacética para diversificar sus relaciones, mitigar los impactos negativos y al mismo tiempo preservar la relación económica bilateral.