El fortalecimiento de la economía familiar, gran mérito del gobierno de la 4T

Enrique Vera Estrada

Un objetivo crucial de toda política económica es que el bienestar de las familias –principal agente económico y protagonista de toda economía– se incremente con el transcurso del tiempo. Según datos recientes dados a conocer por la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, los niveles de ingresos y de gastos de las familias en México ya superan los niveles prepandémicos. Durante 2022 el gasto trimestral promedio nacional de las familias mexicanas, conformadas por dos cónyuges y dos hijos ya superó los 63 mil pesos trimestrales. Es decir, un ingreso mensual promedio de los 21 mil pesos al mes. Es una cifra sustancialmente mayor a la que se presentaba en 2020.

Aunque el trabajo asalariado es la base del ingreso familiar –con el 65 por ciento de las familias– han sido vitales dos reforzadores del ingreso familiar: los programas sociales otorgados por el gobierno federal y la recepción de las remesas. Según dicha encuesta, cerca del 15 por ciento del ingreso familiar, en especial de las familias más marginadas, proviene de los apoyos o transferencias públicas. El otorgamiento de los subsidios, de los servicios públicos gratuitos e incluso el reparto de bienes de primera necesidad han sido importantes para mantener e incluso incrementar el ingreso familiar. Peo no sólo eso: el mantener un presupuesto fiscal equilibrado ha sido vital para hacer caer el índice de precios o costo de la vida, y éste último factor también ha sido decisivo para fortalecer el ingreso familiar o popular. Si la inflación se hubiera salido de control, dichos apoyos públicos no hubieran repercutido en forma tan importante. Y aparte de ello la entrada de los “migra dólares o “dólares por concepto de remesas” han mejorado el nivel de vida de cerca de 7 millones de familias que reciben en promedio 300 dólares al mes. En este punto hay que hacer notar que la fuerte apreciación del peso frente al dólar ha perjudicado o mermado en cierta forma el poder adquisitivo de esa gran cantidad de familias que radican sobre todo en zonas rurales de nuestro país.

Es interesante ver que el gasto en alimentos constituye en promedio el 37.7% del gasto familiar en México. Se han registrado incrementos en 2022 en ciertos rubros como cuero y calzado, en entretenimiento y en la educación privada. Y a su vez los gastos en salud se han reducido, ya que la contingencia sanitaria fue superada y por lo tanto los gastos médicos han disminuido.

Sin embargo, un gran pendiente es que persiste una fuerte inequidad en el reparto del ingreso o la riqueza en nuestro país. Para 2022 dicha encuesta publicó que el 10 por ciento de las familias más ricas del país ganaban hasta 15 veces más que el 10 por ciento de las familias más pobres. En el primer caso, el ingreso familiar del 10 por ciento de las familias más ricas superaba los 200 mil pesos mensuales. Y en el caso de las familias ubicadas en el decil más pobre era de menos de los 20 mil pesos. Ni la tributación progresiva, ni la remesas ni los apoyos del gobierno han podido revertir este problema estructural de nuestra economía. Ese problema sólo tiene solución al largo plazo.

Por último, podemos decir que se equivoca la escuela neoliberal que afirma que todo individuo, con el sólo esfuerzo productivo de su trabajo, y sin necesidad de recibir ninguna ayuda del Estado puede aspirar a llevar una vida económica de calidad. En todos los países, inclusive los industrializados, el gobierno a través de su gasto se ha esforzado en mantener un mínimo de bienestar social, apoyando sobre todo a las familias más vulnerables. El Estado también ha sido fundamental para dar oportunidades a las clases más menesterosas con todos sus apoyos, como la salud y educación gratuitas. El bienestar familiar sin duda ha sido un pilar de toda política económica con el paso del tiempo.

Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.