El corazón delator de Edgar Allan Poe: el pavor a lo desconocido en una era convulsa
Omar Cruz
Desde la concepción del mundo, nos hemos dado cuenta de que todo deja huella. Nada está oculto y la verdad siempre ve la luz aun cuando la oscuridad ha hecho que su manto se extienda por lo largo y ancho de nuestra existencia. En la posmodernidad, esa visión de la historia retoma mucha más vigencia, porque nuestro mundo ahora está más invadido por diversos controles e incluso normas en las diferentes plataformas virtuales que miden el nivel de nuestro comportamiento y de nuestros gustos, para así saber si somos personas con algún tipo de problema o enfermedad que pueda devastar todo a nuestro alrededor.
Pero la humanidad, tanto en tiempos remotos como en la actualidad ha encontrado diferentes mecanismos para evadir esos controles, y en otras ocasiones violentarlos, siempre y cuando estos le dejen contar con su tan ansiado libre albedrío, que a veces, y en casos aislados, es mal usado y termina convirtiéndose en una catástrofe sin precedentes.
En el año mil ochocientos cuarenta y tres Edgar Allan Poe, en su cuento “El corazón delator” nos dio una cátedra impecable en la cual nos cuenta el funcionamiento de los controles estrictos y de cómo éstos elementos pueden llevar a debatir si una persona está cuerda o si la locura se ha convertido en algo más que un término y ha sido llevada a un lenguaje extremo, que roza lo inaceptable y evoca la figura pálida, retorcida e inevitable de la muerte.
El autor, también nos muestra una obra con un estilo innovador, inspirada en la literatura gótica y el vanguardismo germano. Que hacen de este cuento una narrativa cruda, oscura y también a priori una reflexión del individuo que al parecer ha perdido los estribos, y el camino que desea seguir es caer en los brazos indomables de la locura y dejarse llevar por esta, hasta donde le sea permitido. Algo que Edgar Allan Poe realizaba con hondura y que siempre lo acompañaba era la profunda reflexión sobre el comportamiento del hombre, a veces demoníaco y otras, como regurgitado de una tensa pasividad llegando a volverse mucho más reflexivo.
Hay otros elementos que se deben destacar en esta obra, ya que Poe también era un autor que no dejaba pasar por alto el embellecimiento de sus cuentos. Entonces, el uso de las figuras literarias toma vigencia y el escritor hace que las mismas transiten en todo el texto, siendo las metáforas e hipérbatones la columna vertebral que sostienen “El corazón delator”, que también transita entre el pavor a lo desconocido y la ansiedad que le causa a un hombre, el hecho de no adaptarse socialmente y no encontrar quien comprenda cada una de sus penas.
“El corazón delator” es un cuento que toma mucha vigencia hoy día, mientras la humanidad se enfrenta a diferentes retos sociales que la hacen perder los estribos y acercarse a lo más enfermo y retorcido del pensamiento en esta era convulsa, marcada por la batalla escarnecida a la que el hombre ha sido arrastrado por otros hombres faltos de escrúpulos.
“El corazón delator” no solo es un cuento que narra las batallas personales de quienes en sus adentros aun sufren de enfermedades como la esquizofrenia o aquellos temores heredados por problemas que se vienen arrastrando desde su infancia. Este cuento, también es una premisa para desnudar los males y horrores que habitan a los hombres. Edgar Allan Poe, supo narrar con sobriedad en su cuento la transfiguración del hombre posmoderno y la terrible rutina a la que ha sido arrastrado.