Ecuador: la persistencia oligárquica y el momento latinoamericano

CE, Intervención y Coyuntura

Desde Intervención y Coyuntura rechazamos el criminal asalto a la embajada mexicana, al tiempo que exigimos el respeto a la integridad del personal diplomático. De especial importancia es exigir la libertad y salvoconducto de Jorge Glas.

La situación ecuatoriana resulta emblemática del tiempo político. Ataviado por un régimen oligárquico-financiero, títere norteamericano y aliado al capital criminal, que expresa el verdadero ensayo de destrucción estatal de nuestros días. A diferencia de las voces que ven en Javier Milei el peligro más evidente de las derechas, estas no dejan de ser más aspavientos que realidades. Pero el verdadero eslabón débil en medio de la crisis del neoliberalismo es Ecuador.

La alianza entre el capital-financiero y la economía criminal, a manos de un gobierno derechista, deja al pueblo ecuatoriano en una grave situación. Solo la escalada militarista interna –a la Felipe Calderón en 2008– que busca reconfigurar el escenario y la legitimidad política tras profundas crisis, ha logrado posicionar a Novoa con alta popularidad. Falsa y con grave costo, como ya le sucedió a México.

El escenario de ayer, que articula la presencia norteamericana, la destrucción de la estatalidad ecuatoriana, la timoratez de las elites locales y un proceso de descomposición cubierto bajo la supuesta guerra interna, abre un capítulo triste para el pueblo ecuatoriano. Como toda oligarquía, la ecuatoriana está entregada al imperio, al tiempo que realiza sendos negocios sobre la base de la economía criminal, que ha escalado su presencia y su capacidad de movilización interna. Ecuador alerta de la importancia de disputar el sentido nacional-popular de la dimensión estatal como un elemento clave de nuestros tiempos.