Corrupción Judicial: el doctor Mora y el ‘esprit de corps’

César Martínez (@cesar19_87)*
El espíritu de cuerpo difundido
por todas las clases de la sociedad
debilita y destruye el espíritu nacional
José María Luis Mora
Casi un siglo antes de que el sociólogo alemán Max Weber definiera el “patrimonialismo” como el tipo de dominación mediante la cual un aparato burocrático que cobra vida e intereses propios atenta contra la sociedad, el liberal mexicano José María Luis Mora ya hablaba en 1837 de eso que actualmente se observa en la cerrazón del Poder Judicial a democratizarse: el espíritu de cuerpo.
Weber lo llamaba patrimonialismo, pues la burocracia es usada como patrimonio o propiedad privada de un grupo o facción, mientras que el doctor Mora usaba el concepto francés esprit de corps para hablar de un fenómeno ubicado en esa zona emocional a donde difícilmente llegan las razones del derecho positivo. En teoría liberal, esta zona de emociones y sentimientos antecede al Estado moderno ya que se refiere a formas tradicionales de organización e identificación como el gremio, la tribu, el clan y la familia.
Pese a que los ataques del Poder Judicial contra el Poder Legislativo para impedir que en México la ciudadanía elija por voto a jueces, magistrados y ministros han incluido actos publicitados por el periodismo corporativo (como el viaje de un ministro de la Suprema Corte a Harvard y las simulaciones de una jueza de distrito para eliminar la reforma constitucional del Diario Oficial de la Federación), fue un dato elocuente, pero pasado por alto, el que indica con cifras que el poder juzgador en el fondo actúa defendiendo sus intereses particulares.
Una tabla mostrada en la conferencia matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum el 21 de octubre pasado, y explicada por la secretaria de gobernación Rosa Icela Rodríguez, presentó el número de suspensiones de amparo que el Poder Judicial de la Federación (PJF) emitió en contra de distintas reformas promovidas por el expresidente Andrés Manuel López Obrador: cinco suspensiones contra la Guardia Nacional, 161 suspensiones contra la Comisión Federal de Electricidad y 717 suspensiones contra la extinción de fideicomisos del Poder Judicial.
En otras palabras, el PJF se beneficia a sí mismo, en cuanto aparato burocrático dotado de cuantiosos fondos públicos que utiliza en la opacidad, en más de un 400% respecto de lo que ha amparado causas promovidas por quienes dicen estar en contra de la “militarización” o del uso de “combustibles fósiles”. Esto es, que ni siquiera en causas de presunto interés general el Poder Judicial actúa con la misma enjundia que usa para conservar sus propios fueros.
Las más de 700 suspensiones concedidas por el Poder Judicial para conservar los fideicomisos del Poder Judicial exhiben a un poder operando, según las ideas del doctor Mora, bajo la lógica del espíritu de cuerpo incurriendo en aberrantes conflictos de interés.
Tras exiliarse en París en 1837 luego de que el clero y el ejército impusieron en México una dictadura encabezada por Antonio López de Santa Anna con el propósito de conservar el antiguo régimen de privilegios y prebendas legales, el intelectual oriundo de Guanajuato, lector de Jeremy Bentham y de Benjamín Constant, escribía: “He aquí el espíritu de cuerpo, destruyendo el espíritu público.”
Como defensor de un constitucionalismo basado en la supremacía del poder civil y de la igualdad ante la ley, Mora efectivamente previó antes que Weber un escenario como el de México, cuyos habitantes todavía en 2024 dividen sus intereses entre el superior o general de la Nación, e intereses particulares como los de sus asociaciones gremiales, partidistas, burocráticas, académicas, religiosas o familiares.
En su faceta más brillante como mordaz crítico de la cultura mexicana, Mora acuñó su original concepto de la “empleomanía”, que hoy vemos reflejado en un Poder Judicial cuya planta laboral en casi el 50% está formada por familiares con parentesco directo (madres, padres, hijas, hijos, sobrinos), sin contar parentescos políticos (suegros, cuñadas, yernos, cónyuges).
Más aún, Mora narró el drama de un país cuya Constitución Política suprime los fueros, pero en cuya cotidianidad prevalecen las relaciones motivadas por conveniencia. El patrimonialismo, el espíritu del cuerpo y el corporativismo, de acuerdo con el doctor, acabarían por degradar la calidad humana de un sector importante de nuestra sociedad: “quienes pertenecen a estos cuerpos se identifican con los intereses que les son peculiares y con los dogmas de su símbolo particular; porque, aun cuando lleguen a formar una opinión contraria, temen hacerla pública y exponer su tranquilidad al espíritu faccioso y calumniador de estas asociaciones.”
El bochornoso espectáculo protagonizado en los últimos meses por un Poder Judicial aferrado a sus fueros y enfrentado contra el interés público, irrumpiendo con violencia en el Senado de la República, usando amparos para mutilar la Constitución y viajando a Harvard para buscar en el extranjero una credibilidad que no se tiene en México confirma que el esprit de corps y la empleomanía siguen siendo lacras de nuestra vida nacional.
El doctor Mora se le adelantó a Max Weber y su pensamiento es vigente en 2024: no puede haber igualdad jurídica donde haya complicidades gremiales, burocráticas y familiares.
*Maestro en Relaciones Internacionales por la Universidad de Bristol y en Literatura de Estados Unidos por la Universidad de Exeter.
Bibliografía:
José María Luis Mora, “Revista Política de las diversas administraciones que la república mexicana ha tenido hasta 1837” http://ru.juridicas.unam.mx/xmlui/handle/123456789/29670