Fue Lenin, quien en su texto Federico Engels (1895), señaló que él y Marx eran “extraordinariamente sensibles en el aspecto político”. ¿Dónde se muestra esa sensibilidad política que Lenin observa? Engels, quizá, como ningun otro dirigente del siglo XIX logró ser capaz de formar una concepción que permitiera tanto la ampliación de miras políticas –como en su “Testamento político”– como en otras regiones del pensamiento. Junto a los temas clásicos del marxismo, como lo son la explotación económica y la opresión política, observamos una mirada más atenta de la formas del colonialismo y de la explotación más allá de la economía. Engels advirtió, con claridad, que la transformación no podía quedarse en consigna, sino que tenía que avanzar en conocimientos y saberes. No es casual que explorara campos tan disímiles como el urbanismo, la filosofía, la biología, la antropología y la ciencia de lo militar.
Hacia finales del XIX y principios del XX un sector importante del movimiento obrero y socialista produjeron versiones populares de esta idea, que a nuestros ojos contemporáneos pueden pecar de cientificistas o positivistas. Lo cierto es que en su marco, expresaban el deseo de impulsar una política que desarrollara tanto los avances científicos como la participación de las mayorías sociales.
La reacción de un marxismo más refinado –particularmente el de veta hegeliana– se opuso a este formato y encontró en Engels el objeto de sus reclamos. De Lukács a Rubel, de Sartre a Schmitd, el marxismo occidental (hegeliano y humanista) negaron a Engels y separaron su obra de la de Marx.
La tardía reparación del daño hecho por esa operación típica del marxismo hegeliano condujo a una serie de producciones que conceden estatuto de autonomía a la producción teórica de Engels. 200 años después de su nacimiento, presentamos en Intervención y Coyuntura, algunos trabajos significativos, con el fin de contribuir a ampliar la bibliografía en torno al «General».