Carta a un poeta sobre Vallejo (Merton a Eshleman)

Notas y versión de Raúl Soto
1. ¿Quién introdujo la obra poética de César Vallejo a los lectores estadounidenses? Federico de Onís y Arturo Torres Rioseco entreabrieron la primera puerta a un reducido círculo académico. De Onís jugó un papel fundamental en la difusión de las literaturas hispánicas desde su llegada a la universidad de Columbia en 1916, convirtiendo el departamento de español en el más importante de EE. UU. Establece además el doctorado de literatura latinoamericana en 1923 y Miguel de Unamuno, su maestro, fue quien le inculcó apreciar la literatura de Nuestra América. De Onís publica en 1934 su monumental Antología de la poesía española e hispanoamericana, 1882-1932, donde incluye poemas de Los heraldos negros y Trilce. De Onís y Torres Rioseco son mencionados por Luis Monguió en su libro dedicado al poeta peruano. César Vallejo (1892-1938). Vida y obra. Bibliografía, antología fue publicado en 1952 por el Hispanic Institute de Columbia University. El texto crítico y antológico de Monguió fue el primer estudio sistemático sobre Vallejo y había salido dos años antes en la Revista Hispánica Moderna (Año 16, No. 1/4, 1950), fundada por de Onís. Parece paradójico, pero la difusión de los poemas de Vallejo en el ámbito angloparlante empieza poco tiempo después de su muerte, precediendo a cualquier otro idioma. Monguió consigna en su bibliografía inaugural la traducción al inglés por Edna Worthley Underwood. La escritora políglota había publicado en 1935 la antología Spirit of the Andes del poeta peruano José Santos Chocano en Portland, Maine. Sin embargo, su selección «Poemas de César Vallejo» no salió en los EE. UU. sino en Jamaica, en The West Indian Review (Kingston, 1939). ¿Qué fuentes primarias usó y qué poemas escogió? En 1924, Underwood hizo un periplo por la región del Caribe, recorriendo Jamaica, Colombia, Panamá y Cuba. Nunca puso un pie en el Perú. Underwood era además traductora de escritores franceses y visitó París en distintas ocasiones. ¿Tuvo acceso a Poemas humanos (1923-1938) de la editorial Les Editions des Presses Modernes, publicada el 15 de julio de 1939? Lo dudo. (Aquí una pista a seguir por los archivistas). La primera edición parisina de los poemas póstumos fue incluida en la bibliografía de Anthology of Contemporary Latin-American Poetry (1942), a cargo de Dudley Fitts, al igual que Los heraldos negros, Trilce y la edición mexicana de España, aparta de mi este cáliz (Séneca, 1940). Esta antología bilingüe de hecho es la primera dirigida al público lector estadounidense, ampliando el círculo de la recepción de Vallejo, aunque todavía limitado al ámbito universitario. Fitts dedica el libro «A la memoria de José María Eguren. 1892 (sic)-1942». Esta compilación solo incluye seis poemas de Vallejo. En orden de publicación: tres de Trilce, dos de Los heraldos negros y «España, aparta de mí este cáliz». Los poemas III, LXVI, XXXIII no llevan el título original sino el primer verso y fueron traducidos por D. D. Walsh, así como «La araña» y «España, aparta de mí este cáliz». Muna Lee hace una excelente versión de «Heces». H. R. Hays, otro de los colaboradores de la antología y futuro traductor de Vallejo, escribe las «Notas biográficas y bibliográficas» donde afirma: «Su humanitarismo y filosofía social están mejor ejemplificados en su libro póstumo, Poemas humanos, publicado en Paris por su viuda. España, aparta de mí este cálizcontiene poemas verdaderamente heroicos y que constituyen probablemente las páginas más bellas inspiradas por la agonía de España».
2. Hays publicará meses después su propia antología bilingüe, 12 Spanish American Poets (1943), donde incluye doce poemas de Vallejo, superando en número a Borges, Neruda y Huidobro, respectivamente. Hays sí traduce tres textos de Poemas humanos: «Los mineros salieron de la mina…», «La cólera que quiebra al hombre en niños…» y «Los nueve monstruos». Del primer libro escoge «Los heraldos negros», «La araña» y «Los pasos lejanos». Los poemas de Trilce sí llevan los títulos originales: XVIII, XXVIII y XLIV. De España, aparta de mí este cáliz incluye «Pequeño responso a un héroe de la República», «Masa» y «Solía escribir con un dedo grande en el aire…», con el título «Pedro Rojas». Hays amplía la información sobre Vallejo de la antología de Dudley Fitts —a dos páginas— y predice una tendencia que continúa hasta hoy: «Vallejo es un poeta cuya verdadera trascendencia recién ha empezado a ser valorada desde su reciente y temprana muerte». Refiriéndose a los poemas póstumos afirma: «Su poesía madura es generalmente difícil, no por obscurantismo literario sino por la complejidad e intensidad de su imaginación. La multiplicidad de referencias e imágenes complejas crean una textura intrincada». Comentando «Los nueve monstruos», Hays enfatiza la formación ideológica —ética—de Vallejo que se ha permeado en su poética postrera: «La inspiración marxista nunca es explícita, ha sido absorbida en la compasión infinita del poeta por el sufrimiento. El estilo es torturado, áspero, como si el escritor estuviese luchando para encontrar los símbolos adecuados, como si la intensidad de su visión inundara la limitación de las palabras. Y, no obstante, el material intrínseco del poema es terrenal y realista». Hays también actualiza la bibliografía vallejiana agregando Escalas melografiadas, Fabla salvaje, las ediciones madrileñas de El tungsteno y Rusia en 1931 y la Antología de César Vallejo (1942), publicada por iniciativa de Xavier Abril en Buenos Aires. Es muy probable que la información bibliográfica la obtuviera del poeta Manuel Moreno Jimeno, a quien le agradece en «Ackowledgment». Hays continuará traduciendo a Vallejo: en 1955 New Directions 15. International Issue incluye diez poemas inéditos en inglés de los cuatro poemarios y el ensayo «The Passion of César Vallejo». Dicha revista era publicada con un tiraje considerable por la editorial neoyorquina del mismo nombre.
Los poetas Robert Bly y James Wright descubrirán a Vallejo leyendo la antología de Hays, motivándolos a publicar, junto con John Knoepfle, Twenty Poems of César Vallejo (1962). Otro joven poeta del medio oeste, Clayton Eshleman, leerá las antologías de Fitts y Hays y quedará deslumbrado. Eshleman dedicará toda una vida a traducir y retraducir la poesía completa de César Vallejo.
3. Si el mundo académico estadounidense acoge a Vallejo desde la década de 1940, la recepción se ampliará al público angloparlante gracias a Thomas Merton. El poeta y teólogo trapense ya tenía un considerable número de lectores cuando publica su traducción Four Poems of Cesar Vallejo (1960), en la revista neoyorquina Pax. Merton consideraba que la poesía producida en América Latina tenía mayor relevancia que la de su país adoptivo porque, como le escribe a Margaret Randall, «tiene algo que ver con la vida». Su actitud hacia los poetas latinoamericanos era de admiración y respeto —sin ningún rasgo etnocéntrico— lo que se refleja en sus traducciones. Uno de los poemas publicados en Pax es el LXXV de Trilce. Merton, en vez de mantener los números romanos, prefiere titularlo con el primer verso del texto en prosa: «Estáis muertos», en castellano, anticipando así la traducción extranjerizante propuesta por Susan Bernofsky. En 1963 Merton publica Emblems of a Season of Fury. El poemario tiene un formato heterodoxo porque incluye traducciones de Vallejo, Ernesto Cardenal y Pablo Antonio Cuadra, entre otros. De esa manera Merton establece un diálogo armónico —una comunión, como le habría gustado decir— entre sus propios textos y los de sus pares de Nuestra América: el otro, el desconocido por los lectores estadounidenses. Y esa parece ser la motivación ética de Merton al contrastar su propia poesía con la producida South of the Border —prefiero Sur Global— para dejar escuchar la otra voz de América en el imperio. En la nota biográfica que escribe sobre Vallejo ubica su obra como uno de «los logros creadores más auténticos de nuestro tiempo». Y será en una carta al joven poeta Clayton Eshleman donde Merton se explayará en su valoración acerca del poeta peruano.
4. El crítico rumano Stefan Baciu —más papista que Breton, por etiquetar a Vallejo de «surrealizante» en su Antología de la poesía surrealista latinoamericana (1974)— escribe uno de los primeros ensayos sobre la conexión de Merton con la literatura hispanohablante. En «Latin America and Spain in the Poetic World of Thomas Merton» (1969), resalta la relevancia de Vallejo. Si bien Baciu lo reconoce como uno de los poetas latinoamericanos más importantes, minimiza el valor ideológico y político de su poesía, destacando la impronta cristiana del humanismo de Vallejo. Aunque sí destaca las traducciones de Merton como las más fidedignas del logos vallejiano. Es más, encuentra una afinidad entre las obras de ambos poetas por poseer «los mismos sonidos, de la misma manera y en el mismo grado de intensidad como los Poemas humanos, la más humana de toda la poesía». (Aquí otra pista a seguir por los autodenominados vallejólogos). Baciu fundamenta sus ideas acerca de Vallejo citando ampliamente la carta de Merton a Eshleman que la adjunta en su ensayo bajo el título «Letter to a Poet about Vallejo». La carta fue originalmente traducida por José Coronel Urtecho y publicada por La Prensa de Managua, el 18 de agosto de 1963, aunque no he podido acceder a ella. Aquí mi versión:
Thomas Merton
Carta a un poeta sobre Vallejo
Ha tomado cierto tiempo para recibir una carta como la tuya, entre las otras cartas de editores, locos, ofendidos; de los ricos con sus propuestas y de los fanáticos con sus acusaciones.
Solo he traducido media docena de poemas de Vallejo (me parece que todos estaban en Poemas humanos), cuatro serán incluidos en mi nuevo libro de este otoño,[1] así que ahora no estoy traduciendo ni haciendo nada al respecto. Me alegro saber que tú sí.[2] Me parece que si todos los poetas de Estados Unidos pudieran traducirlo ni siquiera empezarían a entenderlo.
De alguna manera entendiendo lo que quieres decir acerca de Japón, y estás en lo cierto sobre las rocas y los bosques.[3] No mencionas la arena. Pero eso no excluye ningún lugar como el adecuado para leer y entender a Vallejo. Ello se debe, en mi opinión, a que es el poeta más universal, católico en ese sentido (el único sentido real) de esta época, el más católico y universal de todos los poetas modernos, el único poeta real desde (¿Quién? ¿Dante?) que no es parecido a Dante. Quizás Leopardi, a quien no leo frecuentemente, por supuesto que Quasimodo tiene algo de ello también.[4]
Entonces, lo que quiero decir es que Vallejo es completamente humano, lo contrario de nuestros poetas zombis, nuestras poetas niñas y nuestros verborreicos.[5] Realmente nunca he pensado todo lo que se debe empezar a decir sobre Vallejo, pero él es inmenso y extraordinario, un fenómeno grandioso, mucho más espléndido (en el sentido clásico) que Neruda, precisamente porque es en todo sentido más pobre.[6] No importa lo que hagan con Vallejo, nunca podrán encasillarlo. (Neruda se parapetó fácilmente sin dar ningún problema).
Por eso creo que una traducción de Vallejo no solo es una tarea agradable e interesante, sino un proyecto de gran urgencia e importancia para la humanidad.
No obstante, me gustaría ver tus traducciones de Neruda.[7]
Si hablamos de cantidad no he leído todo, ni siquiera la mayoría de la excelente poesía latinoamericana. Hay demasiado. No creo que ninguno de los que conozco siquiera se acerque a la estatura de Vallejo, pero son buenos en aspectos menos profundos. Ninguno puede ser más directo, adentrarse tanto en el meollo de la cuestión y nunca estancarse ahí. Pero los latinoamericanos son mejores, en conjunto, que los norteamericanos.[8] No conozco a Cid Corman. Muchos de los otros, inclusive cuando demuestran sinceridad, dan la impresión de posar implícitamente y sobre todo en su sinceridad. Simplemente no tienen nada que decir, incluso cuando se indignan uno siente que su indignación (en el buen sentido, claro) todavía no ha superado la indignación consigo mismos y con el hecho de que aún no son apreciados por todos.
Vallejo es un gran poeta escatológico,[9] con un gran sentido del final y, a la vez, de los nuevos inicios (de los que no habla). Todos los otros corren en círculos reventando cohetes, gritando es un feriado nacional o una emergencia o algo parecido. O simplemente se regodean en una tina de palabras tontas.
No conozco a Hays, no he visto New Directions 15 y no estoy al tanto de lo que se publica. No estoy bien informado y tú lo entenderás.[10]
En cuanto a mí, no voy a traducir un libro completo de Vallejo, pero quizás algún día haré mi propia antología de los poetas latinoamericanos que más me gustan, donde incluiría muchos de él. Pero no creo que las traducciones repetidas de tal ser humano se yuxtapongan, especialmente de los Poemas humanos. Puede que trabaje más en Los heraldos negrosporque me gusta la calidad inca inherente que tiene.
Envíame algo tuyo: no te he leído, aunque tu nombre me suena familiar. Rara vez leo revistas, aunque las reciba. Probablemente haya sido publicado algo contigo y no lo he sabido.
Hays sienta las bases para la recepción inicial de la poesía de Vallejo por parte del lector común estadounidense y Merton la consolida. Uno de esos lectores tempranos fue Samuel Shepard Rogers: piloto durante la segunda guerra mundial que gracias a una beca pudo asistir a la universidad, donde leyó a Vallejo y despues de graduarse se convirtió en profesor secundario de español. Esa pasión de Rogers por Vallejo fue heredada por su hijo —el dramaturgo Sam Shepard— quien gustaba recitar los poemas del poeta peruano de memoria. En una entrevista de 1984 le preguntaron a Shepard si se consideraba un poeta. Su respuesta: «Eso es algo elevado de ser, un poeta. César Vallejo es un poeta». Luego Shepard se refiere a la musicalidad de la poesía y quién sabe si el ritmo fracturado de sus obras y personajes fragmentarios sea la conexión intertextual con Vallejo. El magisterio del poeta Merton —al igual que las antologías de Fitts y Hays— será fundamental para instituir un grupo de futuros vallejistas estadounidenses.
Difícil trabajo la traducción de poesía. A Clayton Eshleman le tomó cinco décadas para verter al inglés la obra poética completa de Vallejo y cuando tuvo en sus manos la edición bilingüe del 2007, publicada por University of California Press, quizás continuó trabajando en sus versiones.
[1] Emblems of a Season of Fury será publicado por New Directions en diciembre de 1963. Esta carta de junio del mismo año es la respuesta a la primera misiva enviada por Eshleman a Merton.
[2] Eshleman empieza a publicar traducciones de Vallejo desde 1960. Su primer libro completo fue Human Poems, Grove Press, 1968.
[3] Eshleman trabajó como profesor de inglés en Japón de 1962 a 1964. Aquí el diálogo implícito indica que se encuentra traduciendo Poemas humanos.
[4] Merton no es literal al usar el término «católico» y no se refiere a dicha variante del cristianismo. A pesar de que enfatiza el sentido primigenio de «universal», “inclusivo», «total»; no faltan los textos críticos que destacan solo la religiosidad y el humanismo cristiano de Vallejo.
[5] Estas afirmaciones guardan coherencia con la convicción de Merton que la poesía latinoamericana era más autentica y trascendente que la poesía estadounidense. En una carta dirigida a Baciu y citada en el ensayo referido, Merton identifica la propensión de los poetas académicos de jugar con el lenguaje usando trucos esotéricos. Al único que considera un «poeta genuino» es a Robert Lowell.
[6] Yo lo leo en el sentido de austero, opuesto a grandilocuente.
[7] El año anterior Eshleman había publicado una selección de Residencia en la tierra.
[8] «North Americans» en el original. Merton evitaba usar American, por considerarlo inexacto y peyorativo.
[9] En el sentido teológico del destino final del ser humano y toda la humanidad. No en el sentido establecido por André Coyné para referirse a una poética del cuerpo relacionado con las excreciones.
[10] Merton tenía acceso limitado a libros debido a su vida monástica y muchas veces tuvo conflictos con el abad de la orden trapense. Como hemos mencionado, New Directions era la revista literaria publicada por la editorial homónima. El # 15, edición internacional, salió en diciembre de 1955.
(Publicado en Hueso Húmero 80, Lima, marzo 2025)