Balance electoral del 2021: ni lo luminoso de la victoria, ni lo oscuro de la derrota

Leonardo Meza Jara

I.- En la democracia no se gana todo, tampoco se pierde todo. Durante las elecciones la historia se vuelve circunstancial y coyuntural. En las luchas por el poder en el siglo XXI no hay predeterminación histórica alguna. En este sentido, la historia es más heideggeriana o lacaniana, que marxista. Los procesos electorales están atravesados por lo indeterminado de la historia, que se manifiesta como una herida abierta en el cuerpo del poder, una herida que no puede ser suturada de forma alguna.

Las luchas políticas que se suceden cada tres o seis años durante las elecciones son la continuidad de una batalla que es diferente cada vez. Cada proceso electoral es una lección histórica para la izquierda. Durante las elecciones, la dialéctica puede quedar rebasada por lo circunstancial y lo coyuntural, más allá de la lógica marxista.  Una de las grandes limitaciones del marxismo en el siglo XXI, tiene que ver con las escasas herramientas teóricas y prácticas que le proporciona a la izquierda para entender las circunstancias coyunturales, y a partir de ello, posicionarse electoralmente en la lucha por el poder.

Habría que preguntarse, por ejemplo: ¿Dónde quedó la variable de la lucha de clases en el proceso electoral del 2021 en México? A manera de hipótesis, se afirma que la variable de la lucha de clases se jugó al lado de otras variables, que muy posiblemente, tuvieron un mayor peso electoral. La potencia ética y el ímpetu histórico de la lógica marxista, no bastan para que la izquierda tenga las razones y la fuerza política suficientes que le permitan ganar las elecciones.

Hay un territorio no marxista que define lo electoral, que atraviesa de lado a lado las múltiples batallas que la izquierda librará a lo largo del siglo XXI. No hay un manual para entender la pluralidad y la variabilidad de esas batallas, que se vuelven circunstanciales y coyunturales, que se escriben en un momento determinado de la historia y que se vuelven borrosas en lo que sigue.

II.- Morena abrió un boquete electoral en el norte del país, que durante décadas había sido dominado por una hegemonía priista y panista. El lópezobradorismo y sus aliados se perfilan para ganar las gubernaturas de Baja California Sur, Baja California Norte y Sonora.  Quizá el triunfo más significativo de Morena en el norte no sean estas tres gubernaturas. El partido de López Obrador y sus aliados ganarán diez u once gubernaturas en el 2021.

Tal vez, el avance de mayor peso para la izquierda en el norte del país es el estado de Tamaulipas, donde se libró una batalla por el Congreso Local y los Ayuntamientos. Con el 95 % de las actas computadas (a las 9 de la mañana del 7 de junio), las cifras dicen que Morena barrió en las elecciones locales de Tamaulipas. De los 22 distritos que se jugaron en ese estado, Morena estaría ganando 16 y el PAN únicamente 5. ¿Qué significa esto en términos políticos? Significa que al tomar posesión la nueva legislatura en Tamaulipas en los meses siguientes, con la mayoría de Morena en el Congreso, el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca estaría siendo desaforado para ser sometido a los procesos penales por las acusaciones en su contra.

Aunque quizá, López Obrador y Morena tendrían que repensar la estrategia de polarización y de confrontación por la que han optado desde hace más de un año. Hay una pregunta complicada de responder por el momento: ¿En términos electorales, cuáles son los dividendos positivos y negativos para Morena, derivados de la estrategia de polarización y confrontación inducidas? 

 

III.- En el sur del país, la coalición del PAN, el PRI y el PRD abrió un boquete a la hegemonía que la izquierda mantuvo por muchos años en la Ciudad de México. De las 16 Alcaldías, Morena estaría ganando 6, mientras la alianza opositora al presidente llegaría al número de 10. También en el Congreso de la Ciudad de México hay un triunfo significativo de la oposición. Hasta el momento (10 de la mañana del 7 de junio), el PREP de la ciudad de México señala que la composición de la Asamblea Legislativa (cuyo número es de 60 diputados) sería la siguiente: 22 diputados para Morena, 19 para el PRD, 7 para el PAN, 5 para el PRI y 7 para otros partidos. Morena estaría perdiendo la mayoría en la Asamblea Legislativa de la CDMX. La derrota en la capital del país es mayúscula para este partido, y tendrá repercusiones en la definición de la candidatura presidencial del 2024. El costo político que cargará Claudia Sheinbaum a este respecto, tiene un peso considerable.

IV.- Lo que nos permiten ver los dos anteriores puntos analizados, es que lo local de cada uno de los estados se impuso por sobre lo nacional, en un proceso electoral que resulta sumamente problemático y complejo. Cada una de las elecciones en cada uno de los estados requiere ser analizada respecto a sus particularidades. En este sentido, cabe señalar que el arrastre de la figura de López Obrador que refleja una alta aceptación en el ejercicio de su gobierno (cercana al 50% según varias casas encuestadoras), tiene un peso relativo ante las peculiaridades de cada una de las elecciones locales. Esta es una lección histórica que resulta novedosa para la izquierda electoral. Como fuerza política, Morena no se reduce a la figura del presidente y este partido tendrá que irse pensando e inventando más allá del lópezobradorismo.

 

V.- El boquete que Morena abrió en el norte y el boquete que la oposición abre en la ciudad de México, son un síntoma de la polarización electoral que seguirá proyectándose hacia lo futuro. Lo que hay que considerar a este respecto, es que las variables y las estrategias de polarización que fueron inducidas tanto por la izquierda como por la derecha, tienen alcances limitados. La polarización inducida como estrategia electoral es una forma de lanzar una moneda al aire, que puede traer resultados a favor o en contra, en el marco de las circunstancias y las coyunturas electorales que resultan variables. Hay que tomar en cuenta, que la polarización que atravesó de lado a lado las elecciones del 2021, es un reduccionismo de la vida política local y nacional que resultan sumamente complejas. La política no es en blanco y negro, el mapa electoral que surja del 2021 será un conjunto de escenarios diversos y variopintos en su configuración ideológica y política, que se estarán desenvolviendo conflictivamente.

 

VI.- ¿En el caso de las elecciones del 2021 en Chihuahua, cuánto pesa la derrota para la izquierda? Pesa bastante, en lo anímico y en lo histórico. Nunca la izquierda estuvo tan cerca de la posibilidad de ganar la gubernatura en el estado, y nunca una derrota había sido tan intempestiva para esta fuerza política. Morena perdió la gubernatura, la mayoría de las presidencias municipales y de las diputaciones federales y locales.

La derrota de la izquierda en Chihuahua es doble. Por un lado, es una derrota pragmática que denota que la estrategia electoral de Morena, que llevó a esta fuerza política a aliarse con una parte del priismo y del panismo en Chihuahua, fue fallida. El pragmatismo electoral de este partido en Chihuahua en su experimento histórico más radical en 2021, trajo consigo resultados insatisfactorios. Por otro lado, desde hace meses se deja ver una derrota ideológica y ética de la izquierda en Chihuahua, que electoral e históricamente arriesgó demasiado al nombrar como candidatos a priistas y panistas que son impresentables.

VII.- Puede afirmarse –con el todo el riesgo que conlleva- que en el caso del municipio de Juárez no ganó Morena. Quien ganó en Juárez es el proyecto político-personal de Cruz Pérez Cuéllar, quien va construyendo con solidez una escalera para trepar hacia la gubernatura del estado dentro de seis años. Pérez Cuéllar es una panista de origen, que se puso al servicio del priismo de César Duarte, cuando bajo las siglas de Movimiento Ciudadano compitió por la gubernatura en 2016. El triunfo de Pérez Cuéllar en Juárez, puede leerse como una derrota para la izquierda en Chihuahua. Hay veces, en que al ganar se pierde. Si de manera directa o indirecta, los restos del duartismo pueden colarse entre los corrillos del poder, cuando María Eugenia Campos asuma la gubernatura, esos mismos restos – o más- pueden abrirse puertas cuando Pérez Cuéllar busque la candidatura a la gubernatura por Morena en 2027.

VIII.- Entre los ganadores de las elecciones en Chihuahua, se identifican cuatro segmentos:

– El panismo de Maru Campos que logro sobreponerse, política y jurídicamente, a una coyuntura adversa sobremanera. La panista tiene procesos penales abiertos en su contra por haber sido beneficiaria de la nómina duartista. A pesar de ello, el PAN la postuló como candidata a gobernadora y ganó.

-Los empresarios y las fuerzas de la ultraderecha que acompañaron la candidatura de la gobernadora electa.

– El PRI que se alió con Campos y que por sus propios méritos se proyecta para ganar 28 presidencias municipales en el estado (según el corte del PREP a la 1 de la tarde del 6 de junio).

– El proyecto personalísimo y de grupo de Cruz Pérez Cuéllar, que se convertirá en el mayor polo de desarrollo del poder político de Morena en Chihuahua en los años siguientes. Respecto a esto último, se abre el camino hacia la Pérez-Cuellarización de Morena en Chihuahua.

IX.- Entre los derrotados en las elecciones de Chihuahua en 2021, se ubican cuatro segmentos:

– El panismo de Javier Corral que hizo alianza con una parte de la izquierda chihuahuense en 2016 y, que tendrá que pagar los costos políticos por las afrentas cometidas en contra de Maru Campos.

– La izquierda de Morena en el estado, que perdió una oportunidad histórica que difícilmente volverá a repetirse

– La izquierda del movimiento social en Chihuahua que se alió con Corral, y que comienza a perder el poder ganado. Lo más representativo de esta izquierda está en El Barzón, que logró colocar a tres de sus cuadros en candidaturas a diputados: Joaquín Solorio y Víctor Quintana que compitieron por distritos locales y, el Yako Rodríguez, quien repitió su candidatura en uno de los distritos federales. Los tres cuadros de El Barzón que compitieron por candidaturas a diputaciones perdieron por diferencias significativas.  Ante el triunfo del panismo que converge contra la ultraderecha, la izquierda social en Chihuahua que va mucho más allá del Barzón, requiere repensarse, autocriticarse y reconfigurarse hacia las batallas políticas que sigan.

– En Chihuahua, también fue derrotada la posibilidad de un ejercicio fidedigno de la justicia, por los casos de la nómina duartista y por otros asuntos relacionados con la corrupción del exgobernador preso en Miami. Queda demostrado, que cuando se pretende acceder y/o conservar el poder, no hay problema si lo útil se sobrepone a lo ético de la política, si lo pragmático atropella los principios de la ideología. Para los panistas, y tal parece que también para los morenistas en Chihuahua, el fin justifica los medios. A fin de cuentas, el poder es una escalera que puede ser trepada con los ojos cerrados.

X.- Morena, que tendría alrededor de 11 diputados en el Congreso de Chihuahua, será minoría. El PAN, junto con el PRI y con MC pueden acceder a la mayoría simple, y tal vez a la mayoría calificada en el Congreso del Estado. Eso está por verse. En un primer momento, las mayorías y minorías del Congreso en Chihuahua se definirán a partir de la repartición de las diputaciones plurinominales. En un segundo momento, el PAN (que se perfila para tener 14 diputados), junto con el PRI (que podría tener 5 diputados) y Movimiento Ciudadano (que tendría 3 curules), puede incluso aspirar a la mayoría calificada que le permita impulsar reformas y definiciones de fondo desde el poder legislativo. En los congresos los votos de los diputados se ganan o se pierden, con negociaciones políticas o incluso económicas.