Reseña del libro "Teorizando desde los pequeños lugares".

Mayte Velázquez Santiago

En el libro Teorizando desde los pequeños lugares uno se sitúa desde una epistemología (o creación del conocimiento) concreta que emana del Sur global. Las investigaciones que aquí se recuperan están imbuidas por la reformulación de planteamientos, la documentación, el análisis, la reflexión y la crítica desde diversas latitudes de las Américas que comparten dinámicas, contextos, geografías, crisis, memorias y luchas similares. Hay un énfasis en la cuestión de la negritud y del colonialismo, entre otros tópicos que se ven atravesados por situaciones de violencia, colonialidad, capitalismo y racismo, temas transversales a las problemáticas del género o de las diásporas. Este es un llamamiento a un diálogo polifónico, que implicó un fuerte trabajo de traducción para ofrecer un acercamiento a discusiones que no son muy comunes en nuestros medios académicos. El libro trae consigo un ejercicio inter y multidisciplinar que trata de reformular relaciones de carácter sociológico, político, antropológico, estudios de género e incluso psicológico, que resignifican y abren una discusión dentro del enfoque de los Estudios Latinoamericanos.

El hilo conductor de estas investigaciones se concentra en gran medida en el tema del colonialismo. Si bien el texto de Michael Monahan, donde categorías como “razón”, “raza” y “proyecto humano” de Sylvia Wynter se ven entrelazados para encausar una racionalidad dominante y colonialista, al mismo tiempo propone analizar las complejidades y contradicciones que interactúan de las formas en que se desarrolla el conocimiento en las Américas. Acto seguido, en el capítulo de Douglas Ficek se ahonda en reflexiones y pensamientos puntuales , sobre los fracasos y las dinámicas de petrificación política que se han heredado con el colonialismo.

En un diálogo continuo, pero pensando desde la individualidad de las y los sujetos colonizados, se presenta el análisis de la situación de existencia y de la negación del ser hacia los cuerpos racializados, todo ello desde una lectura que pone en perspectiva la mirada de Franz Fanon en el contexto del surgimiento del chavismo en Venezuela. Así, George Ciccariello-Maher recupera la situación de la violencia decolonial cómo la de las barreras ontológicas del ser. Profundizando aún más en nociones como violencia simbólica, Lydia González Meza y Gómez Farías llama la atención del lugar que le fue negado a Zora Neale Hurston, por cuestiones de género y de “raza”, en la sociedad norteamericana como la primera antropóloga afroamericana.

La investigación de Yuri M. Gómez Cervantes vislumbra el proyecto de nación en países periféricos y colonizados de las Américas con respecto a las deudas colonialistas e históricas que tiene Occidente (Europa y Estados Unidos) unificado al sistema capitalista sobre el Sur global. Por su parte, Abraham Ramírez al analizar el pensamiento de W. E. B. Du Bois, contesta en gran parte cuestiones de cómo impera la colonialidad en los seres humanos periféricos o del Tercer Mundo, ello desde la noción de autoconciencia o incluso de múltiples conciencias. Abraham Ramírez lo propone como otra forma de experiencias propias cuando se mira con la visión del colonizado, como sujeto humillado e inferiorizado aunado a esas cadenas de dominaciones; pero que tiene su cuerpo, su voz y su grito. Es el grito que inaugura su existencia y su agencia histórica. Por otra parte, estos cuerpos también enuncian narraciones y memorias cuyo motivo permite una oralidad o algo performático, las cuales generan epistemologías nuevas como lo señala Maria Antonieta Antonacci en su indagación. Paralelamente, hay lecturas como la de Sonia Dayan-Herzbrun quien toma a Karl Marx y a Ngũgĩ wa Thiong’o para enlazarlos en un mismo diálogo de compromiso hacia las territorialidades periféricas.

Al señalar algunos errores y contradicciones de la teoría decolonial se recupera la pertinencia de establecer un diálogo con el marxismo y otras vertientes y tradiciones de pensamiento subalternizadas en espacios académicos o en la práctica social para medir los alcances del giro epistemológico decolonial. Aquí resulta imperdible el apartado de Danilla Aguiar para pensar la descolonización del pensamiento, de la teoría y de las ciencias sociales latinoamericanas. En una línea semejante se encuentra el escrito de Mariana Ortega quien trabaja desde el imaginario decolonial y en específico desde el feminismo chicano. En el capítulo de José Guadalupe Gandarilla Salgado se presenta una discusión de la teoría decolonial a partir de los aportes de autores como Pablo González Casanova y Rodolfo Stavenhagen.

El trabajo de Marcela Landazábal viene a situar la experiencia de la diáspora de la gente de Laos para explicar la composición identitaria en la región de Argentina y la Guyana Francesa. Roberto Almanza por su parte, cierra esta compilación con una reflexión sobre la filosofía afrocaribeña preguntándose por el lugar de Calibán como el sujeto colonizado, mestizo, indómito, antiimperialista y revolucionario. Plantea a Calibán como sujetx a través de diversos matices que posicionan dentro del colonialismo a las/los/lxs individuos colonizados, que en su actuar adquieren y anhelan la posibilidad de liberación ante lo feroz de la colonialidad y la modernidad capitalista.

Estas lecturas también plantean algunos capítulos que engloban una territorialidad no únicamente geográfica sino de territorialidades corporales que se ven atravesadas por la colonialidad. Ahí se reformulan las identidades racializadas o de distintas luchas sociales como llega a ser con las relaciones fronterizas en Estados Unidos o de las lecturas y aportes de la Comunidad Afronorteamericana y su importancia en el movimiento Black Lives Matter. Es decir, las indagaciones se concentran en ampliar la mirada crítica al pensar dinámicas sociales y respuestas políticas de tales circunstancias. Pero también atraviesan una autoconciencia crítica de situaciones de memorias, de cuerpos que explican su representatividad y su agencia en sus propios territorios.

En resumen, podemos recomendar esta obra por poner en cuestión y en tensión tradiciones histórico-sociales de la producción del conocimiento que complejidad la crítica de lo social,  las estructuras vigentes y la misma investigación que trata de aprehenderla y explicarla. Es decir, se aproxima críticamente a muchas de las experiencias del sur global puesto que ahí se concentran con ahínco las dinámicas coloniales. Paralelamente, llega incluso a criticar nuestras propias prácticas decoloniales para pensar desde dónde debemos situarnos/posicionarnos/localizarnos. Se busca una advertencia a la serie de males coloniales que hemos heredado para preguntar, ¿Qué se produce en América Latina? ¿Qué opciones y propuestas deben de dar nuestros intelectuales? ¿Cómo se comprometen quienes desde aquí escriben? ¿Para qué investigar nuestras regiones y pequeños lugares?

La densidad e innovación de la obra que se nos presenta, junto con el trabajo de los compiladores Roberto Almanza y Víctor Hugo Pacheco, quienes lograron la búsqueda y enunciación de esos pequeños lugares, es el de poder confluir con nuevas categorías para explicar las distintas geografías de las Américas. Algo sin duda trascendente, es el punto de encuentro para comprender las raíces de las situaciones y estudios que se ven permeados por contextos similares. Los compiladores comprometen al lector y al poder de la palabra escrita –el texto— para situar marcos referenciales desde lo que está produciendo la misma América para entenderse y redescubrirse desde los diálogos de su propio conocimiento.

Las y los investigadores involucrados en la antología reconstruyen ese trazado y puntos de encuentro de aquello que estructura, visualiza, estudia, nombran y reescribe los estudios decoloniales. Asimismo hay una mención importante sobre los estudios de las y los sujetos subalternos y su papel de agencia en las realidades periféricas, y esto también se toma como un posicionamiento desde los “no-lugares” o “no-seres”. En síntesis, ayuda a guiarnos por y hacia nuevas metodologías y trabajos de análisis para cartografiar y escribir esos pequeños lugares.