¿Quién no quiere a López Gatell en el senado?

CE, Intervención y Coyuntura

Una vez concluida la fase de elección de la Coordinación de Defensa de la 4T en la Ciudad de México, el reacomodo se ha hecho sentir. Las piezas se engarzan hacia lo que parece una gran alianza política e ideológica atrás de Claudia Sheinbaum. La apertura que este liderazgo ha hecho opera en la lógica de obtener una victoria tan aplastante como la del 2018. O quizá más. El variopinto núcleo que ha decidido sumarse a la candidatura morenista (que no a Morena en tanto partido-estructura) se nutre día a día.

Es por ello que no es de sorprender la fake news lanzada por Irving Pineda y respaldada por Arreola en SDP sobre la candidatura de Hugo López-Gatell a la alcaldía de Coyoacán. Esta bomba de humo, ya desmentida por el propio epidemiólogo, alerta sobre la posibilidad de su arribo a otro espacio, quizá el senado, lugar natural.

Recordemos que López-Gatell –y este espacio acompañó militantemente su recorrido– incursionó, contra viento y marea, en la disputa local. Sin estructura, sin parafernalia, en trabajo hormiga y a ras de suelo, disputó el sentido de la transformación en el ámbito local. Demostró que no era lo oneroso ni el dispendio, lo que daba el sentido político a un emprendimiento en sintonía con el obradorismo, sino la forma de dotarlo de contenido. Su tercer lugar, con un presupuesto exiguo, es un triunfo: a él lo reconocen los militantes de la perspectiva plebeya y de quienes, desde sectores medios e intermediarios, aspiran a que en el gobierno se practique una técnica no tenocrática.

Sin embargo, hay que pensar que Gatell encontró aliados, pero también (re)descubrió a sus enemigos. Y estos no son pequeños, todo lo contrario. Es factible pensar que, el que no se le mencione como una posibilidad en el senado –justa, en la medida en que se le reconocío en la encuesta capitalina–, habla de intereses que operan en forma de contención. ¿Quiénes son los enemigos de Gatell? Aquellos que podrían verse en problemas ante sus iniciativas y, aunque formalmente como subsecretario ya operó como legislador al incursionar en la generación de leyes que han afectado a industrias y sectores del capital, el enemigo de Gatell y los principales operadores en contra de una centralidad política son los grandes consorcios farmaceúticos y de la industria del alimento. La batalla de Gatell en su época de subsecretario, apostando por una salud pública y comunitaria de gran alcance, que atacara las raíces de múltiples enfermedades y padecimientos –dejando de responsabilizar al consumido-individuo– le granjeó una fuerte oposición.

El Senado, como entidad legislativa, puede ser un espacio, no para que Gatell muestre sus capacidades –demostradas– ni su visión –también comprobada–, sino para sostener una perspectiva plebeya que erosione, o al menos debilite, los mecanismos de reproducción de zonas claves del capital. No se trata, así, de una perspectiva puramente individual, sino de una corriente que habita la transformación, misma que apuesta a atacar la raíz de los problemas.

Tarea de quienes apostamos por el reforzamiento de posiciones plebeyas –contra el privilegio y por la igualdad radical– es sostener a manos y voces, como las de quien enfrentó y desafió a las grandes corporaciones trasnacionales y ha pagado, con campañas de desinformación y odio, sostenerse en esa perspectiva.