Perder a las clases medias “progresistas”: Elección de 2021 y el futuro de la izquierda en México

Jorge Puma

Un fantasma circula en redes, la izquierda pierde a los universitarios. Comencemos por darle un poco de contexto a esa encuesta de El Financiero

En México el nivel de educativo está fuertemente correlacionado con el ingreso y, con algo de precaución, podemos usarlo como un indicador de clase o estrato social. En plata, mayores estudios universitarios corresponden a clases medias y altas como regla general. Las historias de éxito familiares son más excepciones a la tendencia general que otra cosa.

Entremos a la elección, lo que esta encuesta muestra es algo que ya se veía desde la elección de 2018. En 2006 y 2012 el electorado de AMLO, a pesar del componente discursivo a favor de los trabajadores y los pobres, era un electorado de clases medias «progresistas», pero clases medias al fin. En 2018 eso comenzó a cambiar, parte de la victoria electoral en ese momento fue que la coalición de AMLO conectó con la población de menores ingresos. Ahora, en 2021, esa tendencia continúa y se acentúa.

Eso nos deja con una pregunta un poco más de interés particular para el público de «izquierdas». Durante casi todo el siglo XX las izquierdas buscaron integrarse con el pueblo y constituirse en su vanguardia. De sobra es conocida la queja de José Revueltas de la incapacidad de los comunistas de hacerlo y no falta quien haya leído a René Avilés Fávila haciendo mofa de la falta de conexión del medio radical con los trabajadores. Bueno, más de medio siglo después, un sector de las izquierdas logró lo que durante décadas parecía una fantasía. Por eso me resulta sumamente extraño que ahora, en sectores progresistas del centro del país, el grito sea por recuperar a las clases medias. Y no es que nos hayamos olvidado de 1989, pero México no es un país post-industrial y la agenda de libertades no es elemento suficiente para calificar de izquierda un proyecto político. Tenemos que hablar de qué es izquierda en México.

Sobre todo, porque habríamos que preguntarnos si AMLO ha conectado con las masas populares y roto los límites impuestos por el modelo neoliberal de democracia representativa con bajos niveles de participación popular. Es una pregunta incómoda y la respuesta rápida es: no. Generalmente, sobre todo entre las izquierdas radicales, los análisis se quedan ahí y la salida se busca en la auto-organización y la protesta. Estrategias que también han mostrado sus límites a la hora de detener la marcha implacable del capitalismo en general y el neoliberalismo en particular. Eso sin hablar de la falta de memoria histórica sobre por qué y cómo llegamos a la vía electoral en México. Por eso, dejando de lado la parte moral tan cara a autonomistas y ortodoxos, el tema es qué hacer con esta incipiente construcción de apoyo popular. Yo creo que va para largo en el mejor de los casos y venimos a lo mucho saliendo de una derrota histórica (1989 en el mundo, 1988, 2000, 2006, 2013 en México) en la que deshacer los nudos legales y fácticos nos va a costar más de un sexenio.