Las finanzas públicas en el gobierno de la 4T: mitos y realidades

Enrique Vera Estrada

Ya todos aceptan que el gobierno actual hederá finanzas robustas. El gobierno federal actual ha gastado su presupuesto con responsabilidad. No ha endeudado al país a pesar de las circunstancias adversas por las que ha atravesado. Los tiempos en que se recurría a la figura del déficit presupuestario para darle un impulso artificial a la economía mexicana han quedado en el pasado. Una gran cantidad de analistas económicos, sin ningún sustento, externaban la preocupación de que se presentara una estatización de la economía mexicana, con un presupuesto elevado sin un respaldo tributario suficiente. De igual forma, los tiempos en que el gobierno federal aplicaba un presupuesto que perjudicaba al sector privado, también han quedado en el pasado. El gobierno actual es consciente de que su gasto debe coadyuvar a la estabilidad económica del país, sin absorber los escasos recursos financieros con que se cuenta.

En todo el mundo se está presentando un fuerte ajuste presupuestario, ya que los pesados gastos públicos de años recientes no fueron respaldados por una mayor recaudación tributaria, con lo cual las deudas públicas crecieron de manera importante. Esto quiere decir que se tendrán que practicar políticas de ajuste, así como hacer recortes en los gastos sociales prioritarios, reducir una importante cantidad de ayudas sociales, elevar el precio de las tarifas de servicios gubernamentales, y en donde los gobiernos tendrán que hacer fuertes recortes de gastos para comenzar a liquidar deudas contratadas con anterioridad. El gobierno de la 4T brindará en beneficio de todos los mexicanos una deuda limitada que no implicará hacer un sacrificio en el gasto público en años futuros. A pesar de que los desembolsos en pensiones, deuda y obras de infraestructura, el gasto del gobierno ha sido aplicado de una manera adecuada, con un nivel total acumulado de RFSP (Requerimientos Financieros del Sector Público) de una proporción del 50.2 % del PIB. Ese indicador es el nivel total acumulado de la deuda pública mexicana, lo cual nos hacer ver que el gasto ha sido responsable y en beneficio de todos los mexicanos. El mejor bien público que se puede ofrecer es una deuda y una inflación reducida (una estabilidad macroeconómica), ya que ésta última es el mejor apoyo a las clases más necesitadas. El gasto público se ha ajustado al ingreso presupuestario, en especial los impuestos.

Se critica el hecho de que no se haya elaborado una reforma fiscal de fondo. Sin embargo, el gobierno actual ha hecho un esfuerzo profundo para hacer una mayor fiscalización para que todos aquellos que no pagan impuestos ahora sí lo hagan. Se sabe que en México las empresas de gran tamaño son las que aportan más recursos al fisco. Datos recientes de Hacienda establecen que son ceca de 12 mil grandes contribuyentes los que sostienen al gobierno mexicano. Con base a ello, el gobierno actual ha considerado que se debe de hacer un esfuerzo fiscalizador empresarial. Es lamentable que una gran cantidad de empresas de gran tamaño en la actualidad paguen un ISR de tan sólo un 1 % en lugar de un 30 %, valiéndose de despachos de asesoría contable, gracias a una deducibilidad exagerada de gravámenes. De igual manera, una gran cantidad de empresas abusan del crédito fiscal, es decir, pagan sus impuestos a plazos y no en una sola exhibición. Todas ellas tienen grandes adeudos con el SAT. Esta situación se hizo palpable durante la pandemia en donde el gobierno aplazó el pago de responsabilidades tributarias a muchas empresas, pero no condonó el pago de las mismas a nadie. Con todo ello, se puede ver que la fiscalización y la no condonación de impuestos han sido valiosos instrumentos para preservar la fortaleza de la recaudación por concepto de ISR, que es la principal vía de ingresos tributarios del gobierno, por encima del IVA, el cual puede llegar a ser un impuesto regresivo, ya que es una losa más pesada que cargar para las clases populares, que cuentan con un ingreso más reducido.

Es de hacer notar que la recaudación tributaria no ha caído a pesar del enfriamiento de la economía en lo que va del actual gobierno federal. Para el presente año la bolsa federal ha crecido hasta llegar a casi los 8 billones de pesos. El gobierno siempre necesita recaudar más fondos porque las necesidades sociales son siempre crecientes. Si bien el gasto público no es en estos momentos el motor de la economía, si es vital para robustecer el ingreso nacional y para estimular las actividades de consumo e inversión privadas. El gasto del gobierno es importante porque a través de las compras públicas el gobierno incentiva la actividad del sector privado porque brinda programas sociales y se encarga de gastos de corte social que al sector privado no le interesa hacer por no haber lucro o rentabilidad suficiente; porque otorga bienes públicos como la seguridad nacional y diversas obras de infraestructura y porque a través de la tributación progresiva ayuda a mejorar la distribución de la renta.

El gasto público inclusive en países desarrollados alcanza en promedio una proporción 40% del PIB. Y en México se ha establecido reiteradamente que el gasto gubernamental debe de crecer con base a una mayor tributación y no a una mayor deuda, como sucedió en los años de gobiernos populistas. No hay que olvidar que la actividad interna representa el 60 por ciento de la economía. El gasto del gobierno debería de crecer sin lesionar o reducir la actividad del sector privado. Ese es el postulado de la neutralidad que manejan los financistas. La recaudación tributaria en nuestro país no alcanza ni siquiera un nivel del 20% del PIB, mientras que el promedio de los países de la OCDE alcanzan una proporción del 34% de sus productos. Hay un gran espacio fiscal o espacio para nutrir las arcas públicas en México. Y eso lo debe de tomar en cuenta el gobierno actual.