La vigencia del proyecto político de la Unión Patriótica en Colombia
Grecia Cristóbal Ramírez
El triunfo del proyecto del Pacto Histórico encabezado por Gustavo Petro y Francia Márquez el 19 de junio pasado, puede ser catalogado como un triunfo histórico de alcance regional. Es la primera vez que un proyecto de izquierda asumirá el rumbo nacional en Colombia, con grandes desafíos y demandas históricas que han buscado una solución desde el siglo pasado. Entre las demandas existentes, la democracia sigue siendo un pendiente para la mayoría de las clases populares. Si bien la lucha por ocupar espacios y dar cauce a proyectos alternativos ha ido en aumento, el camino por recorrer es largo.
La victoria de la izquierda es resultado de la acumulación de fuerzas y de experiencias que se pueden rastrear décadas atrás. En esa historia, la Unión Patriótica (UP) ocupa un lugar importante por haber propuesto y construido una democracia popular, con participación del pueblo en la década de los ochenta. No obstante, el sistema político bipartidista con la colaboración de grupos armados ilegales, logró frenar el avance de dicho proyecto. La UP fue víctima de genocidio, hecho que ha sido reconocido por diversos organismos de derechos humanos y como víctima de violaciones a los derechos humanos por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en 2017.
A la par de la violencia que vivían los miembros y simpatizantes de la UP, había un trabajo político por pensar y construir un proyecto democrático y popular, que respondiera a las demandas y problemas que atravesaban las mayorías. Justo ese proyecto se construyó a partir de su fundación en 1985, y continuó hasta 1990.
Antecedentes y surgimiento de la Unión Patriótica
La actividad de las guerrillas continuaba presente en Centroamérica, el Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN) había triunfado en julio de 1979, mientras la coordinadora guerrillera Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) continuaba en lucha. Dentro de ese contexto, fue en Colombia donde se dio el primer ejercicio de diálogos de paz tanto a nivel regional como nacional. Las FARC fueron quienes tuvieron la disposición a dialogar con los gobiernos en turno. En el gobierno de Julio César Turbay (1978-1982) eso no fue posible debido a que no se reconoció a las guerrillas como sujetos políticos, a pesar de que se creó una Comisión de Paz, la cual fracasó. En el gobierno de Belisario Betancur (1982-1986) las condiciones cambiaron y se logró el primer Acuerdo de Cese al fuego, aunque después se resquebrajó y tuvo muchas dificultades en el periodo que estuvo vigente.
Una vez que Betancur fue elegido presidente de Colombia, las FARC sacaron un comunicado el 28 de julio de 1982, donde propusieron que “en lo que respecta a nosotros, diga cuando comenzamos a conversar”[1]. Además de mencionar algunos elementos como la solución del conflicto armado, “amnistía general para los alzados en armas y los presos políticos, desmilitarización de las zonas agrarias y medidas sociales y económicas de fondo”[2].
En los siguientes meses de 1983, los diálogos continuaron a pesar de la falta de disposición de las Fuerzas Armadas y de la renuncia del presidente de la Comisión de Paz, Otto Morales Benítez, quien declaró que “los enemigos de la paz están agazapados por dentro y por fuera del gobierno”[3]. Finalmente se dio la firma de los Acuerdos de la Uribe el 28 de marzo de 1984 en la Uribe, municipio de Mesetas, Meta.
Casi dos meses después de los acuerdos de la Uribe, las FARC se reunieron para discutir y plantear su futuro en el nuevo contexto. El 11 de mayo de 1984 se pronunciaron en un documento conocido como “20 Puntos de las FARC” o “Plataforma de lucha de la Unión Patriótica”. En este pronunciamiento, se abordaron aspectos sobre la lucha política después de la desmovilización, rescatando los primeros puntos:
1) Las FARC-EP encabezarán en unión con otros partidos y movimientos democráticos y de izquierda, la lucha de las masas populares por el retorno a la normalidad, a la controversia civilizada, por una apertura democrática (…) 2) Las FARC encabezarán dentro del marco de la apertura democrática, las FARC-EP, en unión con otros partidos y corrientes de izquierda, lucharán utilizando todos los medios a su alcance por una reforma de las costumbres políticas, en dirección a desmontar el monopolio de la opinión ejercido por los partidos tradicionales para abrir cauce a la participación de las mayorías nacionales en los asuntos de Gobierno[4].
La Unión Patriótica fue producto de la desmovilización y acuerdos firmados por las FARC, pero no se limitó a esos orígenes. En palabras de Nicolás Buenaventura, el movimiento no solo fue un espacio de lucha de ex guerrilleros, sino que “le corresponde ser la expresión política de todo el amplio movimiento social de masas que se expresa en la multiplicación de los paros cívicos, los éxodos y marchas campesinas, en la recuperación de la toma de la tierra como forma de lucha indígena y campesina”[5]. Justo en los 20 puntos de las FARC, se mencionó que en la UP “caben liberales, conservadores, socialistas y gentes sin partido, obreros, campesinos, intelectuales, artistas, estudiantes y en general toda la gente colombiana que quiera cambios en la vida del país”[6].
El 21 de marzo de 1985 se fundó la Unión Patriótica en el centro de Convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada en Bogotá, donde se concretó el “programa político, banderas de lucha, símbolos e identidad del nuevo movimiento”[7]. En ese evento, se “expidieron 3,249 credenciales, para un total de 2,706 delegados plenos y 543 observadores. De estos 2,638 son hombres y 611 mujeres. Asistieron delegaciones de 22 departamentos, de dos intendencias y de las comisarías”[8]. Entre el 14 y 16 de noviembre se celebró el primer Congreso Nacional que reunió a representantes de todo el país en el teatro Jorge Eliécer Gaitán.
La UP tuvo la característica de surgir como movimiento político y posteriormente como partido político, esto es, de luchar en expresiones populares como espacios institucionales. En las Conclusiones Generales del I Congreso, se definieron como “frente amplio, en el cual tiene cabida todos los sectores sociales, partidos políticos, organizacionales gremiales, etcétera, interesados en impulsar el proceso de Apertura Democrática y defender la soberanía e independencia de la Nación”[9]. En posteriores definiciones, Nicolás Buenaventura, militante comunista y adherente a la UP, definió a la organización como:
un movimiento político, en el sentido más preciso de este término, es decir, un movimiento por el poder, que busca el poder para el pueblo por el único camino posible en Colombia: uniendo el campo y la ciudad en acción conjunta, tendiendo un puente entre las distintas y fundamentales formas de lucha de nuestro pueblo[10].
Para 1986, el movimiento político hizo su debut como partido, fue la primera vez que participó en elecciones. En marzo de ese año, las posiciones conquistadas fueron “14 congresistas de la UP en el senado y la cámara, 18 diputados en un total de 11 asambleas departamentales, 20 consejeros en los territorios nacionales y 335 concejales en 187 consejos”[11]. En el siguiente año, participó en las primeras elecciones presidenciales con el candidato Jaime Pardo Leal, asesinado después de los comicios, y posteriormente con Bernardo Jaramillo Ossa en 1990. En 1988, fue la primera vez que participó en la elección popular de alcaldes, ya que fue la primera experiencia de ese tipo. La ocupación de cargos políticos era vista como la entrada “al debate electoral porque queremos la paz y estamos por la democracia, porque nuestro objetivo es ganar un amplio espacio político de convergencia de todas las diferentes luchas del pueblo”[12].
El proyecto político: principales postulados, ideas y propuestas
A partir de 1986, la Unión Patriótica comenzó a participar en el escenario político, primero como frente amplio y movimiento político, después como partido. El surgimiento de este nuevo actor trajo el nacimiento de un nuevo proyecto de izquierda. Desde sus comienzos, la UP tuvo una propuesta alternativa a la establecida en ese periodo. La propuesta de la democracia y la paz como demandas nacionales fueron los ejes que articularon esa propuesta política. En ese sentido, se distinguen dos periodos: el primero de 1985 a 1987, el cual fue de formación político-ideológica, donde todavía no se tenía una propuesta clara de democracia, pero elevaron el tema a debate nacional. La segunda etapa de mediados de 1987 a 1990 fue de consolidación del proyecto y propuesta puntual de democracia. La ruptura de 1987 se situó después del asesinato del candidato presidencial Jaime Pardo Leal, lo cual llevó a una reformulación interna de sus propuestas y acciones políticas.
La primera etapa del proyecto de democratización retomó las demandas planteadas en los Acuerdos de la Uribe, sobre las reformas necesarias y posibles para dar paso a la apertura democrática. En la Plataforma de lucha de 1984, se abordaron las siguientes: 1) La reforma electoral, acceso de las minorías a la vicepresidencia, 2) reforma agraria democrática, entrega gratuita de tierras a campesinos, 3) reforma urbana, plan de construcción de vivienda para destechados, 4) reforma de la justicia, 5) educación gratuita en universidades[13].
La reforma política y la reforma agraria fueron aquellas que se repitieron más en los discursos y proclamas upecistas. En las Conclusiones del I Congreso en 1985, ambas estuvieron presentes, la primera se mencionó como “una reforma de las costumbres políticas en dirección a desmontar el monopolio de la opinión ejercida por los partidos tradicionales para abrir cauce a la participación de las mayorías nacionales en los asuntos de Gobierno”[14]. En una declaración del exguerrillero Braulio Herrera, habló de la importancia de la reforma política como “una verdadera renovación democrática del país; por la conquista de nuevas posiciones a través de la elección popular de alcaldes”[15]. En ambos enunciados, la reforma se percibió como un punto importante para dar paso a la democracia y a los sectores populares, los cuales estaban excluidos hasta ese momento.
La reforma agraria también estuvo en las Conclusiones del I Congreso: “la entrega gratuita de tierras a campesinos sobre la base de la expropiación de la gran propiedad latifundista y con apoyo a la colonización de los baldíos nacionales”[16]. Eso se planteó desde comienzos del siglo XX, lo cual provocó en buena medida que las contradicciones sociales se agudizaran, dando como resultado un conflicto en torno a la tierra. No hay que olvidar que el sector campesino se adhirió a la UP, por lo que la presencia de estas demandas no resultó casual.
Las reformas fueron percibidas como el motor necesario para desmontar al Bipartidismo, cambiar las relaciones políticas desiguales y ocupar espacios públicos por actores alternativos. La elección popular de alcaldes fue una demanda que hasta 1986 fue posible, la cual desde la Constitución de Tunja se planteó como la elección “por los vecinos de cada lugar”. Todos estos puntos eran fundamentales para la concreción de una verdadera democracia en Colombia.
La democracia fue el eje que articuló el proyecto upecista, aunque en esta primera etapa es muy mencionada pero pocas veces definida. En algunos momentos hablaron de una democratización del sistema y en otros, de la instauración de una democracia plena. La idea de democracia avanzada es mencionada en el I Congreso Nacional:
Efectivamente en Colombia, existen posibilidades democráticas muy importantes que de unirse pueden generar cambios políticos de significación (…) para que sobre la base de una nueva correlación de fuerzas políticas, hagan posible la apertura democrática, base fundamental para progresar hacia una democracia avanzada[17].
La democracia fue percibida como un régimen político alcanzable en el futuro, después de lograr la apertura democrática con las respectivas reformas. En palabras de Braulio Herrera, “la acción parlamentaria y legislativa tendrá como contenido la lucha por reformas que establezcan en Colombia un régimen de democracia avanzada”[18]. La apertura fue interpretada como el momento histórico donde se aprobarían reformas políticas, sociales y económicas que lograrían desplazar al Bipartidismo. El siguiente paso sería la instauración de una democracia avanzada, donde las mayorías nacionales tuvieran participación en el Estado.
La unidad y la convergencia fueron postulados necesarios en la UP, para construir un frente amplio a escala nacional. En el IV Plenum, se hizo un llamado a todos “los sectores progresistas de las distintas clases sociales a integrarse a esta magna obra de democratización del país, de pacificación nacional, de convergencia política, para construir una sociedad más amable, más participativa y más justa”[19]. Ambos conceptos fungieron como articuladores del discurso, ya que en reiteradas ocasiones se subrayó la magna tarea de lograr aglutinar a distintos sectores, partidos, movimientos, organizaciones para hacer un frente que impulsara diversas demandas a favor del pueblo.
La propuesta de la consolidación de un frente político tuvo similitud con la realidad de Centroamérica. Las experiencias de los sandinistas en Nicaragua, la propuesta del FMLN en El Salvador y la experiencia chilena en 1973, eran los ejemplos más claros en los que se basó la Unión Patriótica. Bernardo Jaramillo expresó que el movimiento seguía con atención lo que sucedía en los países vecinos, especialmente el caso salvadoreño, pues “allí todavía se está desarrollando el combate y porque allí se da un amplio frente a nivel de la acción armada, el FMLN, y a nivel de la acción política, el Frente Democrático Revolucionario”[20]. La idea de frente fue un aporte y apropiación de la experiencia centroamericana, la cual tenía semejanza con el caso colombiano, tanto por el conflicto armado como por las propuestas políticas.
En la segunda etapa del proyecto de democratización (1988-1990), las nociones de Estado y democracia fueron propuestas claras. Sobre el poder estatal, se mencionó en el II Congreso Nacional que “la Unión Patriótica plantea la inaplazable necesidad de organizar un nuevo Estado, eficiente y democrático que incorpore enérgicamente la ciencia y la tecnología al servicio del desarrollo colectivo”[21]. Se continuó con la idea de concebir el proyecto nacional dentro de los marcos del Estado, pero en uno diferente. En el discurso del lanzamiento de la campaña presidencial de Jaramillo Ossa, afirmó que “vamos a ser gobierno para resolver los problemas de la gente y gobernar con ella, con ustedes, queridos hermanos de Urabá”[22].
La propuesta sobre el Estado planteó que aspectos debía controlar y cuáles no. Sobre la economía, se habló de un Plan Económico Popular, con las siguientes acciones: 1) Integración de economía solidaria en la Constitución, la facilidad de expropiación de manera administrativa en torno a la reforma agraria, urbana y de recursos petroleros y minerales; 2) reforma fiscal con bajos impuestos a sectores populares y 3) una reforma agraria democrática contra el minifundio, latifundio[23]. El protagonismo del Estado en asuntos económicos se presentó como una solución, contrario a las políticas neoliberales que en esa época cobraron fuerza. En ese sentido, se propuso “un papel más protagónico del Estado, a través del Instituto de Fomento Industrial, e inversión privada. También la participación del capital extranjero, pero estableciendo un estatuto, con el fin que sea Colombia, quien imponga los parámetros de inversión”[24] .
En esa etapa, la UP dotó de contenido sus propuestas. Se habló de una democracia integral y la paz se alzó como otra demanda a escala nacional. Quedó atrás la necesidad de la apertura democrática y las reformas, para dar avance a la formulación del proyecto político. En el II Congreso Nacional, se habló de una democracia integral como aquella que:
Logre real participación popular en lo económico, político, social y cultural. Un régimen que borre hasta las últimas huellas del absolutismo, la violencia y la injusticia social, que han acompañado secularmente la vida republicana y que rescate los valores institucionales y democráticos de nuestras mejores tradiciones populares nacionales[25].
La democracia integral abordó distintas estructuras, desde la economía hasta la cultura, todo dirigido a lograr una democracia en las distintas esferas del país. Sobre la democracia política, se abogó por un estado social de derecho que garantizara la participación y representación del pueblo en los centros de poder y decisión. Además de reformas de corte indígenas: autonomía de las comunidades, integración de grupos minoritarios y la participación de movimientos sociales en el estado[26]. Esas reformas fueron nuevas respecto a las planteadas en la primera etapa, donde las reformas retomadas se enfocaban en la apertura de los espacios institucionales y de función pública.
El tema de la paz es el segundo eje que atravesó el programa, reflejo de la preocupación en torno a la escalada de violencia que vivía Colombia. La paz es definida como un objetivo alcanzable, donde “cese el fuego unilateral, que está contemplado en la Iniciativa de Gobierno, que se convierta en cese al fuego bilateral”[27]. En ese sentido, es necesario que ambos actores políticos den un paso atrás en el conflicto y retomen el diálogo como único camino resolutivo de ese problema. En el lanzamiento de la campaña presidencial de 1989, Jaramillo Ossa afirmó que la UP estaba en pie “para conquistar la paz y la democracia, para impedir que se sigan asesinando los mejores hijos de Colombia y que otros tengan que abandonar su tierra”[28]. En síntesis, la UP medió por evitar más enfrentamientos armados y parar la violencia en su contra.
En la propuesta política mencionaron otros actores políticos que en la etapa de conformación no estaban presentes. La idea de frente amplio continuó, pero se añadió el sector empresarial y la juventud. Bernardo Jaramillo interpeló en varios de sus discursos a dichos sectores, presentando a la UP como “un movimiento incluso para sectores empresariales que han sido maltratados por la política neoliberal de Barco”[29]. El sector empresarial y lo pequeños y medianos comerciantes fueron vistos como actores estratégicos para el proyecto económico, además de evitar una polarización más radical en el país.
La juventud fue otro sector social interpelado, el cual fue percibido como un agente de cambio. En un discurso de Jaramillo, la UP se planteó como “la expresión y el sentimiento de la juventud estudiosa de nuestra patria, que quiere un país mejor, que quiere un mejor vivir y que sólo en la UP y en la gran convergencia va a encontrar el mecanismo para hacer realidad su sueño”[30]. El movimiento se mostró a la juventud como el mejor espacio político para canalizar sus demandas, anhelos y preocupaciones, ya que eran un movimiento por “la esperanza y la renovación”.
En los distintos documentos, discursos y Plenums, hay un destinatario explícito, un llamado amplio y heterogéneo. La UP interpela a las “masas populares”, “mayorías nacionales” o “multitudes marginales del país”, a quienes dirigieron sus discursos y propuestas. Además de “liberales, conservadores, socialistas y gentes sin partido, obreros, campesinos, intelectuales, artistas, estudiantes y en general toda la gente colombiana que quiera cambios en la vida del país”[31]. Esto responde a la propuesta de frente amplio y movimiento político que pretendía aglutinar a las mayorías del país, con la finalidad de lograr transformaciones nacionales. El movimiento sabía de su oportunidad histórica, por lo que no podía dejar fuera a ningún sector excluido, pero tampoco a aquellos sectores ya organizados como “partidos políticos, organizaciones gremiales, etcétera, interesados en impulsar el proceso de apertura democrática y defender la soberanía e independencia de la nación”[32].
La mención de los militares también fue una novedad, producto de la situación de violencia que pretendían frenar. Caso contrario a los culpables de la situación, donde el gobierno de Barco se señaló como un gobierno de doble moral, “pues convoca al pueblo a que ponga muertos, a que ponga la destrucción de la economía nacional con las bombas del narcoterrorismo, mientras que por debajo de la mesa, a espaldas del pueblo, a espaldas del país y de la comunidad internacional, negocia con el narcoterrorismo”[33].
El proyecto político de la Unión Patriótica giró en torno a la democracia, por lo que la mayoría de las propuestas estuvieron dotadas de ese contenido. Es así como la reforma agraria, la reforma política, la reforma de alcaldes, entre otras, estuvieron articuladas bajo el concepto de democracia. Dichas reformas fueron percibidas como pilares políticos para generar un país con mayores igualdades, tanto en el nivel social como en el nivel político. La UP fue el primer movimiento de izquierda que elevó la democracia a demanda nacional, lo cual se reflejó en sus distintas propuestas y acciones.
En conclusión, la Unión Patriótica articuló tres momentos en su discurso: el pasado, el presente y el futuro. Sobre el primero, rescató las demandas históricas del sector campesino y de los comunistas: la reforma agraria y la elección popular de alcaldes. Si bien el primer punto sigue como un pendiente en Colombia, la elección de alcaldes si se materializó y propició la participación de sujetos antes marginados. La noción del “aquí y ahora” se tomó como una posibilidad de cambio para cortar las ataduras y restricciones producto del Bipartidismo. Esa visión es importante, porque a partir de ello se construyó otra forma de hacer política con sectores populares, en sindicatos bananeros y mineros, barrios urbanos, veredas rurales, etc. No se cerró la idea a hacer política para obtener espacios institucionales. Finalmente, el futuro se proyectó como el tiempo a conquistar, como el momento en el cual las luchas pasadas tendrían sus frutos. La construcción de la democracia pasaba por la apertura democrática del ahora, el futuro era alentador.
Bibliografía
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Nizo, Nicanor. Estudio comparado de la acción política de las organizaciones A Luchar y Unión Patriótica en Colombia, años 1985-1990. Tesis de Maestría no publicada. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, Colombia,2016. Disponible en: http://www.bdigital.unal.edu.co/54353/7/nayibgustavonizo.2016.pdf
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HEMEROGRAFÍA:
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Frente amplio contra el continuismo convoca la UP. Semanario VOZ, la verdad el pueblo. Marzo 1986, pp.12.
Llamamiento del V Plenum de la UP ¡La respuesta es el frente más amplio! Semanario Voz, la verdad del pueblo. Febrero 1987, pp.7.
¡La Unión Patriótica marcha hacia una candidatura de convergencia! Semanario Voz, la verdad del pueblo, 16 de enero de 1986. pp.11.
[1] Romero Ospina, Roberto. Unión Patriótica. Expedientes contra el olvido. Bogotá, Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, 2015. pp. 144.
[2] Ibidem
[3] Ibidem
[4] “Plataforma de lucha de la Unión Patriótica. Propuesta del Estado Mayor Central de las FARC-EP, 11 de mayo de 1984”. Romero Ospina, Roberto. Op. Cit., pp.252.
[5] Buenaventura, Nicolás. Unión Patriótica y poder popular. Bogotá, Ediciones CEIS, 1986. pp.78.
[6] “Plataforma de lucha de la Unión Patriótica. Propuesta del Estado Mayor Central de las FARC-EP, 11 de mayo de 1984”. Op.Cit., pp. 253.
[7] Nizo, Nicanor. Estudio comparado de la acción política de las organizaciones A Luchar y Unión Patriótica en Colombia, años 1985-1990. Tesis de Maestría no publicada. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, Colombia,2016. Disponible en: http://www.bdigital.unal.edu.co/54353/7/nayibgustavonizo.2016.pdf Pp. 120.
[8] Cepeda, Manuel. ¡A reconstruir la patria! Semanario Voz, la verdad del pueblo. 21 de noviembre de 1985, pp.20.
[9]“Plataforma de la Unión Patriótica. Conclusiones generales del Primer Congreso Nacional, Bogotá, noviembre 14-16 de 1985”. Romero Ospina, Roberto. Op. Cit., pp. 253.
[10] Buenaventura, Nicolás. Unión Patriótica y poder popular. Bogotá, Ediciones CEIS, 1986. pp. 81.
[11] Ibid., pp. 94.
[12] Buenaventura, Nicolás. Fajardo, Nelson. Et. Al. Tregua y Unión Patriótica. Bogotá, CEIS, 1985. pp. 117.
[13] “Plataforma de lucha de la UP- Propuesta del estado mayor central de las FARC-EP, 11 de mayo de 1984”. Romero Ospina, Roberto. Op. Cit., pp.252-253.
[14] “Plataforma de la UP. Conclusiones generales del I Congreso Nacional 14-16 nov 1985”. Romero Ospina, Roberto. Op. Cit., pp. 254.
[15] Herrera, Braulio. ¡Así crecerá nuestra unión! Semanario Voz, la verdad del pueblo, 1986. pp. 5.
[16] “Plataforma de la UP. Conclusiones generales del I Congreso Nacional 14-16 nov 1985”. Romero Ospina, Roberto. Op. Cit., pp. 254.
[17] Giraldo, Fernando. Op. Cit. pp.34.
[18] Herrera, Braulio. ¡Así crecerá nuestra unión! Semanario Voz, la verdad del pueblo, 1986. pp. 5.
[19] citado en Giraldo, Fernando, Op. Cit., pp. 65.
[20] Harnecker, Martha. Colombia: entrevista con la nueva izquierda. México, Centro de Documentación y Estudios Latinoamericanos, 1989. pp. 27.
[21] Programa de la Unión Patriótica. II Congreso Nacional. Convocatoria de la Unión Patriótica. Convocatoria al pueblo y la nación colombiana” Disponible en: https://otramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/Programa-UP.pdf
[22] “Lanzamiento de la campaña presidencial” Apartadó, Antioquia, 8 de octubre de 1989. Vanegas, Napoleón. Op. Cit., pp. 159.
[23] Programa de la Unión Patriótica. II Congreso Nacional. Convocatoria de la Unión Patriótica. Convocatoria al pueblo y la nación colombiana” Disponible en: https://otramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/Programa-UP.pdf
[24] “La negociación es el mayor aporte”. Vanegas, Napoleón. Op. Cit., pp. 130.
[25] Programa de la Unión Patriótica. II Congreso Nacional. Convocatoria de la Unión Patriótica. Convocatoria al pueblo y la nación colombiana” Disponible en: https://otramiradadelconflicto.wikispaces.com/file/view/Programa-UP.pdf
[26] Ibidem
[27] “Por la paz” Discurso de Bernardo Jaramillo en Encuentro por la paz. Ibagué, 17 de febrero de 1989. Vanegas, Napoleón. Op. Cit. pp. 54.
[28] “Lanzamiento de la campaña presidencial” Apartadó, Antioquia, 8 de octubre de 1989. Vanegas, Napoleón. Op. Cit., pp. 158.
[29] Ibid., pp. 162.
[30] “Lanzamiento de la campaña presidencial” Apartadó, Antioquia, 8 de octubre de 1989. Vanegas, Napoleón. Op. Cit., pp. 163.
[31] “Plataforma de lucha de la up- Propuesta del estado mayor central de las FARC-EP, 11 de mayo de 1984”. Romero Ospina, Roberto. Op. Cit., pp. 253.
[32] Ibidem
[33] “Lanzamiento de la campaña presidencial” Apartadó, Antioquia, 8 de octubre de 1989. Vanegas, Napoleón. Op. Cit., pp. 160.