La llegada de Tesla a México y el fenómeno globalizador, ventajas y desventajas
Enrique Vera Estrada
Recientemente se ha hecho notar que, como consecuencia de la relocalización de las cadenas de suministro a nivel mundial, se están presentando dos fenómenos: la desinversión en ciertos países como China, en donde los capitales salen de aquel país para colocarse en otras latitudes en donde hay ventajas comparativas, como la mano de obra barata y en donde hay certidumbre para invertir. El conflicto comercial entre ese país y Estados Unidos ha significado una gran oportunidad para países como el nuestro, en donde la estrechez comercial y política con el país más rico del mundo podría tener ciertos beneficios. Esto provocará que la inversión extranjera directa se acrecenté en nuestro territorio, ya que las grandes empresas trasnacionales buscarán un refugio seguro.
El conflicto geopolítico actual ha hecho que se formen nuevos grupos económicos regionales. Rusia se alía con China para encontrar un nevo mercado a donde dirigir sus exportaciones de petróleo, ya que las sanciones de Occidente han provocado un bloqueo para las exportaciones de tal país. Por su parte, India está estrechando sus lazos comerciales con el gigante asiático que, a su vez, está buscando nuevos mercados en países con cierto rezago, como los de América Latina. Es de hacer notar que las inversiones chinas están penetrando con gran fuerza en países como Argentina, en donde se construyen grandes obras de infraestructura. El suministro de capitales que antes eran exclusivos de los Estados Unidos, ahora son mucho más diversificados. China está expandiendo su presencia financiera y económica en todo el orbe, utilizando sus grandes fondos de ahorro provenientes de sus elevados superávits comerciales. Esa gran montaña de dólares está encontrando salida en otros mercados. Quizás esa gran exportación de dinero sea una forma de esterilizar sus excedentes en cuenta corriente a través de la inversión internacional.
Como consecuencia de toda esta situación, las grandes empresas estadounidenses están replanteando sus inversiones. Es de hacer notar que el fenómeno globalizador está propiciando que las grandes empresas internacionales obtengan materias primas en ciertas partes del mundo ricas en recursos naturales; en otro país o mercado fabriquen sus manufacturas, y finalmente el producto fabricado se venda en otro mercado del mundo. Esta situación se da, por ejemplo, en el mercado automotriz, en donde las grandes empresas se surten de materias primas baratas en algunos lugares estratégicos; ubiquen sus plantas de producción en donde hay mano de obra barata y finalmente esos automóviles son comercializados o vendidos en mercados avanzados o de mayor poder adquisitivo, como el mercado estadunidense o quizás el mercado europeo. En este punto hay que hacer notar que el 90 % de los automóviles producidos en México se destinan a la exportación. Es decir, cerca del 10 % de la producción se destina al mercado nacional. Ese será el caso de la empresa de automóviles eléctricos Tesla en México, que producirá exclusivamente para los mercados internacionales en donde el poder adquisitivo es mayor.
Los críticos de tal fenómeno de mundialización o globalización afirman que las grandes empresas trasnacionales se aprovechan de la mano de obra barata, de las materias primas baratas y de un trato fiscal preferencial para producir en serie una gran cantidad de mercancías, sobre todo de alto valor agregado. También critican que su producción no la destinen al mercado en donde se produce su producto, sino que se destinen a mercados ricios. El resultado – establecen- es la explotación de mano de obra barata, de impuestos bajos y de materias primas a precios muy ventajosos. Se establece que la expansión de las empresas trasnacionales es una forma de penetración poco conveniente, como la que se da en países en vías de desarrollo. Y ligado a esto establecen que su mayor penetración económica quizás sea una forma de ejercer un control político sobre muchos países.
Por su parte están los promotores de la globalización que establecen que es benéfica la expansión de capitales que llegan a países rezagados, los cuales, aparte de estar hambrientos de financiamiento, necesitan nuevas tecnologías . Afirman que la llegada de grandes empresas permite utilizar mano de obra en tareas más adelantadas, en donde la paga es más elevada. Además establecen que las haciendas pública se ven favorecidas por los altos impuestos que dichos gigantes empresariales pagan a los gobiernos de países rezagados, y no sólo ello, sino que también la presencia de las grandes empresas trasnacionales provocan que se expandan los gastos en infraestructura, ya que son necesarios diversos servicios como las comunicaciones y el transporte terrestre. Por todas estas razones, la penetración de las grandes empresas trasnacionales traería grandes beneficios. Mas impuestos, empleos mejor remunerados y quizás un efecto de arrastre en las pequeñas y medianas empresas en todas las economías en donde se colocan grandes inversiones, ya que deberían de utilizar a proveedores nacionales para emplear insumos y bienes intermedios de los países de origen. Este efecto de “arrastre” en todas las economías es algo dudosa, ya que la experiencia nos muestra que, por ejemplo, en el caso de México, solamente el 28 % de los insumos utilizados por las empresas extranjeras son de origen nacional, por lo tanto, no se utiliza la proveeduría y tal efecto de arrastre es bajo.
Hace un par de años en el Foro Davos se estableció que la baratura de la mano de obra no debe de convertirse como la ventaja competitiva en los sectores exportadores de los países en vías de desarrollo. Se estableció que la mano de obra que utilizan las grandes empresas trasnacionales debe de ser bien retribuida. Es importante hacer notar que esa baratura de la mano de obra es la que propicia que los costos de producción de los grandes conglomerados internacionales sean bajos y de ahí que sus precios de venta sean competitivos.
Pensamos que lo verdaderamente importante de este fenómeno de relocalización de las cadenas productivas, que en teoría beneficiaría a países como el nuestro, es que la inversión se dará en activos físicos, es decir, se dará bajo la forma de inversión extranjera directa y no será inversión especulativa o “golondrina”, la que es nociva y riesgosa , pues está invertida en papeles financieros que sólo buscan interés y que no aportan nada a la economía real, es decir , a la economía de producción real de bienes y servicios para consumirse. Esa inversión especulativa es considerada como el principal problema o riesgo del fenómeno globalizador, ya que desde hace más de tres décadas esta inversión ha provocado que muchos países se encuentren contra la pared de un momento a otro ya que dicha inversión puede fugarse en un periodo muy corto de tiempo, originando un déficit en cuenta corriente, presionando las paridades cambiarias y a su vez, ha provocado una seria descapitalización de muchas economías. Por tal motivo vemos a la inversión extranjera directa como algo positivo, aunque también creemos que la mano de obra mexicana utilizada en una empresa como Tesla sea mejor remunerada y que de verdad utilice a proveedores mexicanos, ya que tal efecto de arrastre en toda la economía podría ser mayor .