La 4T y José Revueltas

CE Intervención y Coyuntura

El presente ensayo pretende dialogar con el reciente artículo de Luis Hernández Navarro, “José Revueltas y la 4T”[1], en donde invita a preguntarnos por lo que Revueltas opinaría acerca del gobierno de la Cuarta Transformación. Para el estimado periodista de La Jornada, el actual gobierno lleva un proceso de apropiación de la memoria de la izquierda, de “próceres patrios o de pensadores relevantes” con la finalidad de construir una legitimidad. Sin embargo, en el caso del duranguense, advierte que si bien su pensamiento y mlitancia “nunca siguió una línea recta […] es muy difícil suponer que, de seguir vivo, se habría comprometido con [la 4T], a pesar de que algunos de sus compañeros y discípulos lo han hecho”.[2]

Son dos las argumentaciones que construye: 1) que las “ideas-fuerza de Revueltas sobre el papel mistificante del nacionalismo revolucionario, la independencia de clase, la lucha contra el capitalismo y la enajenación, la necesidad de un partido marxista histórico, su reivindicación de la autogestión, vuelven muy improbable una hipotética colaboración entre el duranguense y la 4T”[3]; 2) por medio de lo expresado por el duranguense en entrevistas, Hernández Navarro muestra a Revueltas como un intelectual esencialmente crítico del Estado –incluso de los países socialistas– así como firme en su negación en creer que “una sociedad no puede ser modificada por las brechitas [y que nunca cedería] hasta el último momento de [su] vida”.

Así, para Luis Hernández Navarro, Revueltas no cabe en la 4T. Sin embargo, queremos problematizar estas aseveraciones, no con la finalidad de mostrar que Revueltas tiene cabida en ese proyecto, sino que su pensamiento es necesario para la 4T y también para todo proyecto que trate de construir una sociedad más justa, independientemente del lugar privilegiado desde el cual se construya ese programa. Revueltas es parte del largo caudal de experiencias políticas del país y su presencia no es extraña en la retórica presidencial, ni en la de sus adversarios a la izquierda. En cualquier caso, Revueltas está presente.

Empecemos por la noción del “papel mistificante del nacionalismo”; como bien señala Hérnandez Navarro, es una de las grandes aportaciones que Revueltas hace en su Ensayo sobre un proletariado sin cabeza (1962), donde muestra al nacionalismo como un proceso de fetichización que, a partir de la Revolución Mexicana, ocultó la dirección de la burguesía nacional al perfilar al Estado y a los gobiernos emanados de la Revolución Mexicana como “una entidad abstracta, neutral, reguladora, proteccionista, aparentemente sin carácter de clase” (Revueltas, Ensayo: 94) que creó un mito: la “revolución [es] todo el pueblo; su programa no es el de una parcialidad social, sino el programa del país entero que se expresa en la Constitución, y su «conciencia organizada» no es otra que el gobierno mismo, a través del partido de Estado, cuyo jefe indiscutible […] no es otro también que el propio jefe del poder ejecutivo” (Revueltas, Ensayo: 81-82).

Revueltas muestra al nacionalismo como una mediación que enajenó al pensamiento comunista de las décadas de 1940 y 1950, ocasionando una pérdida de perspectiva, al no luchar con una “cabeza propia” –una ideología proletaria– y con independencia política. Sin embargo, a la par que muestra las terribles consecuencias de ello, en las que hay más de un elemento discutible, el autor de Los días terrenales realiza un proceso de resignificación a través de la recuperación de Ricardo Flores Magón como el primer ideólogo proletario que pensó en la emancipación de la clase obrera en el marco de sus luchas, fines y medios. Así, el Flores Magón de Revueltas, comprendía que la lucha por el puro restablecimiento de las libertades democráticas no era la demanda proletaria que la clase obrera debía exigir de la revolución, pero esta constituía esencialmente “la tarea histórica de la etapa del desarrollo: dar a la clase obrera la conciencia proletaria de la revolución democrático-burguesa; y no al contrario, que es como ha ocurrido históricamente: que la clase obrera tomara como suya la conciencia burguesa” (Revueltas, 1987: 205).

De esa manera Revueltas matiza la idea que se ha construido de Ricardo Flores Magón como alguien que anteponía la desaparición del Estado a las tareas históricas encomendadas al movimiento revolucionario (Revueltas, 1987: 206). Es decir, se traza la genealogía de otro pensamiento proletario con la finalidad de desmitificar aquel nacionalismo y con ello lo muestra como un terreno en disputa, en donde diversos actores se enfrentan por resignificarlo.

Lo mismo sucede con la figura de Zapata; la recuperación que Revueltas hace del caudillo del sur y de la constante aparición y mención de las figuras y mitos del indigenismo, no sólo como algo surgido de la revolución sino en continuidad con la resistencia indígena en la colonia, con su participación en las gesta de Hidalgo y Morelos, y por su puesto con su afirmación dentro del proceso de la revolución mexicana como un sector que fue traicionado. Ponen el énfasis en el agrarismo revolucionario como parte medular de esa historia insurrecta de la historia de la izquierda mexicana.

Las críticas de Revueltas hacia el nacionalismo, aunque negativas, dejan ver que sus raíces habría que buscarlas no en los herederos del régimen estatalista (luego priista), sino en el movimiento plebeyo que fue despojado por las oligarquías locales. Este movimiento plebeyo fue hecho a un lado, aún en su lugar subalternizado del discurso del nacionalismo revolucionario, cuando el priismo se comprometió con la ideología neoliberal. No tener en cuenta esta consideración de los cambios que ha sufrido el régimen político mexicano lleva a la confusión de considerar que el Estado que condenó a Revueltas es el mismo que tenemos hoy con la 4T.

Por otra parte, acerca de la “necesidad de un partido marxista histórico”, podemos decir que es una concepción que sufrió diversos cambios en la obra de Revueltas. Hasta 1962 el autor de El apandomantendrá la idea de la necesidad de un partido único del proletariado; la formulación más explícita de esta concepción está en el Ensayo sobre un proletariado sin cabeza en donde, considera que no basta con que una organización se autonombre como el partido de la clase obrera, sino que ésta debe tener una relación orgánica con el movimiento real, que para el duranguense se resumía en una especie de lema: “pensar por, para y con la clase”, el cual pretendía que el partido se convirtiera en un cerebro colectivo de la clase obrera (Revueltas, 1987: 193-196).

Sin embargo, para 1967, si bien la idea de la necesidad de la construcción del partido permanece, desconfía del centralismo democrático por tender más al centralismo que a la democracia. Para que el elemento democrático prevalezca, sugiere que al centralismo democrático lo debe acompañar la “democracia cognoscitiva” como medio para la toma de decisiones, la cual debe ser acompañada por el estudio adecuado del análisis de coyuntura.

Para 1968, de cara al movimiento estudiantil francés, en “Prohibido prohibir la revolución” llama a organizarse de manera independiente de los partidos comunistas y crear masivos movimientos que pongan en crisis a los distintos bloques burgueses. Ésta era la potencialidad que veía Revueltas en el movimiento estudiantil mexicano del 68: la capacidad de romper la hegemonía en sectores que habían sido aplastados, en el pasado reciente, por la represión de los gobiernos en turno.

Tratar de pormenorizar todos los cambios en la noción de partido de Revueltas amerita una investigación mucho mayor, pero nos parece que no es errado decir que dichas modificaciones siempre estuvieron en relación con el análisis de la coyuntura, errado o no, que pretendió hacerse cargo de los cambios en las circunstancias. Fue capaz de repensarse no sólo a él mismo, sino a las estrategias del movimiento obrero y comunista con la finalidad de proponer alternativas para la construcción del socialismo, el cual, al final de su vida creía que pasaba por la consolidación de libertades democráticas. De manera que decir que la visión de partido de Revueltas no es compatible con la de la 4T necesita un desarrollo mayor, o al menos uno que refiera a situaciones más concretas ¿Cómo sería eso en una época de profunda debilidad del movimiento obrero y de franca desaparición de las organizaciones de los trabajadores?

Acerca de la autonomía y la augestión, éstas fueron apuestas en la que Revueltas buscó combinar tres elementos: 1) la capacidad del movimiento estudiantil de caminar con independencia política ante los partidos y estructuras del régimen de Díaz Ordaz y Echeverría; 2) el trazar una ruta de organización popular que incluyera a todos los sectores de la sociedad; 3) Reproducir un esquema de organización en consejos populares con la finalidad de incidir en la lucha por la democracia. En el terreno académico buscó que las instituciones educativas se convirtieran en un centro de crítica y autocrítica de la sociedad que se enfocara en los problemas de la realidad que contiene cada materia de estudio, y que de allí surgiera un conocimiento que tuviese el propósito de transformar la realidad y no sólo contemplarla. Es decir, buscó a partir de procesos locales, configurar una organización que permitiera la aparición de nuevos sujetos sociales que no estuvieran maniatados como el proletariado mexicano y que conquistaran libertades democráticas que permitieran un mejor posicionamiento en la lucha por el socialismo.

Como vemos, no se trata de una incompatibilidad con el proyecto de la Cuarta Transformación, en la medida que muchas de esas tareas pueden ser propiciadas, por militantes y sostenedores, mediante su traducción a las condiciones concretas de nuestro tiempo. Configurar qué es lo interno o externo a la 4T tan sólo nos lleva a trazar una línea imaginaria que no da cuenta de una realidad que se muestra más diversa y que explica tanto las contradiciones como las posibilidades: la 4T es un proceso basto y complejo en el que diversos actores y tendencias interactúan y luchan por la dirección, el sentido común y otros elementos más inmediatos. Esto no es raro y no sólo es propio de cualquier proceso social, sino que es parte de la historia de la izquierda mexicana que no ha sido una, idéntica así misma, sino que ha mostrado múltiples expresiones. Las izquierdas a lo largo del siglo XX se enfrentaron en el terreno táctico, ideológico y de principios. Ello no implica que no sean izquierdas y que muchas de sus herencias hayan sido trasladadas al actual proceso de la 4T.

Como hemos señalado en Intervención y Coyuntura en otras ocasiones, el comunismo mexicano y sus múltiples luchas son una raíz de la 4T, más no su tronco único o principal, de manera que hay una fuerte tarea por reanimar estas ramificaciones. Muestra de ello es el esfuerzo que ahora se da en el seno de las escuelas de formación política de Morena, en donde Enrique Dussel y muchos otros compañeros buscan generar una noción diferente del partido: que éste se convierta en una escuela política y no sólo en una máquina electoral.

Ante ello, consideramos importante recuperar la novela Los errores de Revueltas, en donde el autor desarrolla la idea del partido como noción ética. En el capítulo X el narrador describe este concepto en voz del personaje Jacobo Ponce: “El partido como noción moral superior, no sólo en su papel de instrumento político, sino como conciencia humana, como la reapropiación de la conciencia”(Revueltas, 2001: 88). Esta noción es increpada en la novela por el dirigente del partido Patricio Robles: “-¿De dónde saca usted esas tonterías idealistas, camarada Jacobo, acerca del partido como noción ética? -Patricio lo había mirado con aire cruel y lleno de vehemente desprecio, un rictus de asco en la comisura de los labios-. ¡Pendejadas! El partido es la vanguardia del proletariado. Nosotros representamos en México esa vanguardia. Eso es lo que debe estar claro para todos” (Revueltas, 2001: 88). Tras ello, en voz del personaje Ismael Cabrera el autor plantea la imporatancia de la propuesta de Ponce:

En la comprensión [del partido como noción ética] radica el porvenir; No el porvenir inmediato, sino el de más adelante, el de los destinos de la conciencia socialista después del triunfo. De acuerdo por completo. Mira: la verdad es que caminamos por el filo de la navaja de esa fórmula horriblemente acariciante y tentadora, de que el fin justifica los medios. Un descuido y ahí estaremos ya, inconscientes, ciegos. Bien; esto acaso pudiera tolerarse en la lucha contra el capitalismo. Digo pudiera. No debe tolerarse en ninguna clase de circunstancias. Pero, ¿te lo imaginas después? Correríamos el riesgo de convertir en mentiras las grandes verdades históricas; de entregar la dirección de la sociedad a los locos de la inteligencia, a los santos malos de que tú hablas. Terminaríamos por pensar que los hombres no tienen salida (Revueltas, 2001: 90).

Como se puede apreciar hay ecos de la lectura de Revueltas en las propuestas de Dussel, y no sólo de su obra teórica. Así, se hace esencial la lectura de la obra del duranguense en el contexto del debate por el rumbo de la 4T; y, en el caso de Morena, lo necesario que es que deje atrás ciertas prácticas burocráticas, la imposición de candidatos, la ausencia de una claridad ideológica y muchos otros fenómenos que tienden a la reproducción de los errores y oportunismos vividos en el PRD.

Esto nos lleva a otro punto en el cual quizá, de una manera más pertinente, la figura de Revueltas puede aportar al desarrollo de la 4T: el tema de la ética, los intelectuales y el poder. AMLO ha señalado que aquello que recupera de los comunistas es su ética inquebrantable. Ante una intelectualidad que actuó como mercaderes y sicarios culturales del neoliberalismo, una figura como la de Revueltas y la de tantos otros comunistas pueden ayudar a pensar en la consolidación de una intelectualidad, que en un verdadero ejercicio de autonomía, no se deje comprar por las mafias del poder (culturales o mediáticas) y que pueda tener en su ejercicio crítico siempre un horizonte que marque la dirección por el cual la política debe transcurrir. Sin duda podemos imaginar que Revueltas sería crítico con la política de Morena o la 4T así como lo ha hecho el maestro Enrique Dussel y está bien, no hay porque espantarse por ello, pues esta crítica es en beneficio del desarrollo de un proyecto que está mudando de régimen político y arando los surcos de relaciones y prácticas políticas para que contenidos plebeyos y popular sean el horizonte mínimo y posible. Esto puede ser tal vez poco para las expectativas socialistas, pero es un gran avance ante la miseria neoliberal.

Revueltas fue un marxista heterodoxo con una trayectoria que lo llevó por diversos caminos, algunos de ellos con rumbos hacia el dogmatismo y otros hacia grandes elucubraciones que tuvieron como eje la emancipación de la humanidad. No se puede esperar que sea de otro modo, fue un hombre excepcional en situaciones excepcionales. Con fallas y aciertos nos ha dejado un impresionante legado que hace falta entenderlo en sus circunstancias concretas. Tratar de imaginar qué haría en el presente José Revueltas cae en el terreno de la imaginación y del deseo y, por otro lado, muestra la vitalidad de la memoria para la configuración de horizontes de sentidos en la izquierda.

Referencias

Hernández Navarro, Luis (2021). “Jose Revueltas y la 4T” en La Jornada, 13 de abril de 2021. https://www.jornada.com.mx/2021/04/13/opinion/017a2pol

Dussel, Enrique (2021). “¿Maquinaria electoral o escuela de política?” en La Jornada, 29 de septiembre de 2019 https://www.jornada.com.mx/2019/09/29/opinion/015a1pol

Revueltas, José (1984). “La «guerra. fría» entre las potencias socialistas: parte del contexto de la tercera guerra mundial” en Escritos Político III. México, Ediciones Era.

–––––––––––– (1987). Ensayo sobre un proletariado sin cabeza. México, Ediciones Era.

–––––––––––– (2001). Los errores. México, Ediciones Era.

[1] La Jornada, 13 de abril de 2021. https://www.jornada.com.mx/2021/04/13/opinion/017a2pol

[2] La Jornada, 13 de abril de 2021. https://www.jornada.com.mx/2021/04/13/opinion/017a2pol

[3] La Jornada, 13 de abril de 2021. https://www.jornada.com.mx/2021/04/13/opinion/017a2pol