El pueblo obradorista y el fantasma de la representación

CE, Intervención y Coyuntura

Durante la campaña de Clara Brugada se suscitó un minúsculo incidente que devela las contradicciones de la Cuarta Transformación. Durante una de sus visitas a un distrito de la Alcaldía Benito Juárez sucedió lo siguiente: al dar su discurso una mujer de origen popular, representante de un mercado de la zona, le gritó airadamente que debía apoyar a esos espacios de intercambio y comercialización. Inmediatamente un joven –al que nos referiremos como el “candidato P” (puesto que X puede confundir a las y los lectores)– se levantó para callar a la señora. En todo de regaño, el joven “candidato P”, más o menos, le dijo que eso no se hacía. Que respetara a la candidata.

Unos días después, en las sesiones de preparación de la defensa del voto y la estructura electoral, la señora representante del mercado popular y el “candidato P” se volvieron a encontrar, y de nuevo entraron en contradicción. Las razones de la mujer eran claras: ella no tiene oportunidad de reunirse con Brugada de manera directa para expresarle sus necesidades. Ella declaró que apoyaba a Claudia Sheinbaum y lo hará por Brugada, pero su realidad es que no había existido un apoyo específico para ese sector. El “candidato P” tuvo que escuchar las razones, más aún, cuando la señora le dijo que él no era nadie para callarla ni regañarla, que si era un aspirante a representante popular debía atender lo que decían sus representados.

¿Qué expresa esta anécdota? La contradicción entre el pueblo obradorista, ese que sabe que faltan muchas cosas por hacer, pero que siente lealtad por un proyecto plebeyo y popular. En su contra, un aspirante a representante que expresa lo peor de la vario pinta alianza que se tramó bajo las siglas de Morena. Hijo de comerciantes, muestra que el dinero aun pesa en la selección de candidaturas; al tiempo que, ideológicamente muestra los grandes huecos de la formación, de ahí su nacionalismo xenófobo (escribió que había que arrebatar la propiedad a los ecuatorianos residentes en México) y de una falta de cultura política (sus loas a Luis Echeverría fueron usadas con plácemes por la “verdadera izquierda”; al tiempo que olvida que para AMLO esa época fue la de despilfarro) esencial.

Es grave que exista un “candidato P”, no porque le de armas a la “verdadera izquierda” con su rememoración jubilosa por un cuestionado ex presidente, ni su anti comunismo de segunda mano, sino porque, aun sin haber llegado al espacio de representación ya zanjó su diferencia con el pueblo. Él regañó, porque él es el candidato, porque él se tomó una foto con Harfusch…. Etc, etc, etc. Representantes que aspiran a ser ordenados y callados para recibir más, frente a un pueblo insumiso, que demanda, exige, pero responde cuando debe responder. Las dos caras de la Cuarta Transformación.