El Mito de Medea como una modalidad de Justicia. El amor como horror, pasión y venganza
- Oscar Ariel Cabezas. Medea, la Barbarie de Pier Pasolini. Santiago, Palinodia, 2023
Nicol A. Barria-Asenjo
- Palabras de Apertura: el amor como horror y la venganza como justicia.
La excepcionalidad de Medea, pertenece a mundos sacros desaparecidos, perdidos o residuales y, por lo mismo, inaccesible para la historicidad de los modernos, cuya característica principal es la lógica sacrifican de la guerra y su correlato en la obsesión por el poder. Oscar Ariel Cabezas, 2023, Medea, la Barbarie de Pier Pasolini.
Conviene iniciar esta exploración con algunas preguntas: ¿Por qué traer el Mito de Medea a nuestros tiempos? ¿Cuáles son las grandes lecciones filosóficas que podemos extraer de este mito que dialoga con el horror, la venganza y el amor?
Es la pasión del amor uno de los grandes horrores de la existencia humana, es el amor una esencia de la locura. El amor es una forma de psicosis. Al mismo tiempo, de ser un monstruo demoníaco es un elixir que en tanto se prueba cubre la existencia, opera en la existencia humana como uno de los vicios y vulnerabilidades más brutales. El amor despoja a cualquiera, incluso al más sabio de su cordura y uso de razón. El amor vuelve débil y sumiso al guerrero más implacable.
La condena del amor es una condena que vas más allá de las lógicas dominantes en todas las épocas. He de afirmar que el amor tiene una potencia infinita que destroza todos los parámetros de la normalidad. Va contra todos los estándares que intentan categorizar lo posible e imposible. El amor está más allá, es escurridizo y volátil.
Las palabras de Medea, son muy lúcidas en la desesperanza de su dolor: “Con mucho prefiero ir tres veces a la guerra. A los desgarros del vientre en único parto”, ¿no es esta una crítica a la dominación masculina y las bajezas a las cuales los hombres históricamente han sometido a las mujeres?
Medea, puede ser patoligizada en su crimen y pase al acto SOLO si se olvida el gatillante y fondo de la situación. En defensa del héroe caído se puede patologizar.
Medea con sabiduría explícita: “Si a nosotras, las mujeres. La naturaleza nos ha hecho totalmente incapaces para el bien, para el mal no ha creado, artistas más expertas” (p. 26).
En esta dirección, Oscar Ariel Cabezas (2023) dirá lo siguiente:
El crimen de Medea es un acto premeditado contra las arbitrariedades del poder. Sabemos que donde hay premeditación hay también trabajo de elaboración de la ira y, por lo mismo, la ira no podría ser inmediata. Se puede decir que la venganza de Medea es la de una obra maestra donde la maldad y la locura, tal como modernamente la entendemos, es decir, patologizadas según la positividad del orden moderno –o, si se prefiere, premoderno– no tiene traducción en una teología-política (p.13).
Despojada de dignidad y valor, Medea emprende una guerra en nombre del amor y la búsqueda de justicia, ataca sin piedad contra la humillación.
La dominación de lo masculino ha sometido a la mujer, esto no es nada nuevo, la figura de lo femenino ha prevalecido como lo destinado a soportar aquello que algunos hombres creen que las mujeres deben soportar, ya sean infidelidades, violencia, vulneración, dominación, humillaciones y un amplio etcétera, la mujer lucha desde temprana data para reivindicar lo que históricamente le han quitado y ocultado.
Medea, en medio de los desgarros de su existencia, entrega grandes lecciones de las profundidades del amor desde la mirada del desdichado. Su lucha surge no desde el odio sino desde la potencia de sus pasiones, su acto nace desde un amor desesperado, un amor que es despojado y eclipsado por la traición, una traición que no es aceptada por Medea, algo así, no es pensable dentro del ideario del amor que tenía Medea
Medea, es arrojada a aceptar la desgracia y el horror del desamor, se resiste a tomar una posición de vencida. Medea se levanta y ataca la injusticia de frente quemando todo a su paso.
Es la justicia una de las búsquedas desesperadas de Medea, una búsqueda que emprende desde el sentirse abandonada ante las injusticias a las cuales el poder dominante la lanza sin piedad.
El exilio, el olvido, el hastío, el perderlo todo. Medea en esta situación desesperada, no hace sino perder el velo, ve con claridad su panorama, su presente, sus pérdidas, sus sacrificios y su porvenir. Medea es estratégica al asegurar un horizonte en el cual luego de su búsqueda de justicia pueda re-construirse.
Medea, en su lucha por la dignidad y la justicia, se sacrifica así misma, sus hijos, piedra preciosa y amada. Es por ello que se los lleva consigo, incluso muertos, son el reflejo del sacrificio y de la huella, como llaga y espada atravesada en su corazón, aquellos fuegos de amor que han activado lo más hermoso y lo horroroso.
Oscar Ariel Cabezas (2023) escribe al respecto:
El poeta y cineasta Pier Paolo Pasolini (1922-1975), fiel a una tradición de pensamiento que se opone al olvido de lo que la interpretación convencional, inmediata o jurídica de Medea, deja en el afuera, imagina la penumbra, la desdicha, la soledad, pero también la potencia de la pensatividad de la más peligrosa de las hechiceras. Lo que Pasolini sabe es que Medea no pone el orden político y la reproducción de éste en crisis. Por el contrario, la fuerza de la inteligencia de Medea se consuma en la destruccion de un orden que ha puesto la justicia al servicio de las lógicas patriarcales del poder. Por lo mismo, sería equívoco comenzar por reducir el mito de Medea a un simple acto criminal donde la justicia ni siquiera tiene posibilidad de ser pensada. (p. 11)
El amor como locura, el destino como locura, la culminación del mito lo explícita claramente: “Con inesperados y horribles acontecimientos Tejen los Dioses nuestra vida. Lo que habría tenido que suceder
No ocurrió nunca. Lo que esperábamos no se cumple; y a lo inesperado la divinidad abre paso” (p.79)
El amor nos deja a todos desnudos, avergonzados y en la estupidez más hermosa. El amor es vulnerabilidad. Aun así, el amor es aquello que está más allá de nosotros y que intentaremos atrapar una y otra vez. Las batallas del amor, las guerras en nombre del amor están más allá de las lecturas clásicas y patologizantes.
Viviremos tantas vidas como amores. Cambiaremos nuestra vida misma en nombre del amor: Por cada amor una nueva forma de conocer y aproximarnos al abismo de la vida.
El mito Medea de Euripides, nos da grandes lecciones sobre aquellos laberintos obscuros del deseo, la pasión y la venganza.
Si así fuera, nunca mi señora, Medea, habría zarpado, Hacia las torres de la tierra de Yolco,
Con el corazón hecho una llaga,
En su amor por Jason. (Euripides, p.5)
El amor invita al ser humanos a aproximarse a aquellos abismos que solo son mirados por el amor. Solo el amor crea y destruye.
No es casualidad que el mito inicia con el cuestionamiento por aquello que nunca habría tenido lugar –si las condiciones fueran otras–. La ilusión del amor, la ilusión de la mirada retrospectiva de quién amó, podrá entender el desgarro que hay en todos esos finales y situaciones o escenarios posibles que aseguraban un final diferente.
Podríamos pensar en diversos finales diversos a la historia de Medea. Pero en la existencia de Medea, todo llevaba a un solo desenlace. Aquellos nunca y siempre imaginables solo existen en la idealización que permite la fantasía.
El corazón se vuelve una llaga cuando el desamor nos abraza, quizás, por eso, algunos pensadores proponen pensar el amor como una caída: caemos enamorados, pero no somos conscientes de aquella caída hasta el momento en que nos desplomamos y somos destruidos por el insoportable e indescriptible dolor que nos trae la evaporación y extinción del amor.
Mientras el amor está ahí, mientras somos correspondidos, mientras nuestra historia de amor tiene posibilidades, lo imposible se hace posible, los sacrificios no son mirados como sacrificios.
Cuando el amor se ha ido, sin previo aviso, comenzamos a pensar libres del parásito del amor y abrazados por el virus del desamor. Medea, conoció bien la intensidad de la pasión del amor y la desdicha del desencuentro.
En el mito, al inicio se escribe sobre Medea:
Tiene un temperamento muy violento.
Y no soportará ser maltratada.
Yo la conozco y tiemblo:
Es terrible. A sus enemigos no le concede
Una victoria fácil. (p.6)
Es la potencia de lo femenino y de la subjetividad humana aquello que se atraviesa como una lanza en su mundo. Tan solo unos fragmentos más adelante, encontramos en palabras de la nodriza: “La desgracia está empezando. Falta mucho para el final”.
El poder establecido y todo lo conocido hasta ese momento comenzaba a temblar. De esta manera se adelantaban aquellas desgracias que vendrían y de las cuales es difícil quedar indiferente: ¿no es esta una de las grandes lecciones de dualidad que contiene el amor? una potencia destructora incomparable y una belleza creadora imparable co-existen en los destellos que surgen en nombre del amor.
Medea, otredad monstruosa, es carne abierta a la porosidad del cuerpo, materia viva que ama y que, sin duda, puede hacernos doler cuando lo que domina las relaciones es la miseria de la ambición de poder y gloria. Sin embargo, no sería justo reducir a Medea a los desenfrenos de la pasión o del romanticismo del amor inmediato de las pulsiones eróticas” (p. 17).
Escribe Oscar Ariel (2023) dejando un nuevo ingreso al laberinto del deseo, las pasiones, la justicia y el amor.
Precisamente es el amor, el manto que cubre toda la historia que se desarrolla en el mito de Medea y en la obra que nos convoca y que hemos de revisar a continuación. El amor y sus misterios, el amor y sus bellezas, el amor y sus tragedias, el amor con sus grandes lecciones.
II. Medea adentro y afuera de la política: la búsqueda de un horizonte de justicia.
Oscar Ariel Cabezas, abre su última obra publicada, con un título sugerente: “Medea La Barbarie de Pier Paolo Pasolini”, al hojear las primeras páginas, el lector será confrontado con 2 importantes mensajes.
El primero, a mí parecer es una fundamental aproximación a aquello que sostiene la edificación y construcción de su libro, “ a mis amores de siempre. Elixabete, Aimar Irune”, escribe el intelectual chileno, dejando de esta forma una huella de aquello que sostiene el monumento intelectual que ha creado para nosotros en tanto lectores atentos: ¿no es esta una inicial aproximación a aquellos nexos adentro y afuera, que nos permiten ver que el intelectual del siglo XXI es también un humano, inserto no solo en un mundo determinado, sino por sobre todo una mixtura existencial y textual, con amores y afectos que dialogan en su producción teórica-conceptual?
Cabezas (2023) posteriormente nos comparte una frase de Pier Paolo Pasolini: “Confieso que la palabra barbarie es la palabra que más me gusta en el mundo”.
El libro contiene bellas imágenes y argumentos críticos interesantes que no hacen sino contribuir a los debates contemporáneos, hemos de retomar la siguiente frase: “lo que es sagrado se conserva junto a su nueva forma desconsagrada” (Medea, 1969, Pier Paolo Pasolini), esa frase que utiliza el autor del libro es en sí misma una hermosa extrapolación de lo que el libro es y será, una conservación sagrada que es renovada y lanzada en una nueva forma al complejo mundo de la producción en las ciencias sociales y humanidades.
En términos estructurales hemos de encontrarnos con un total de 6 capítulos, apartados atravesados por el ideario de autores tales como: Hegel, Walter Benjamin, Heidegger, y un amplio etcétera. Una variada riqueza de conceptos que operan como hilo conductor de los argumentos del autor.
Ya en el prefacio encontramos lo siguiente:
En Medea se muestra la pasión de la ira y la sed de venganza, afectada por la infidelidad y la desafección de su amado, hombre griego ambicioso y deseoso de los escenarios que le ofrece el poder, desata la furia de los hechizos y el felicidio premeditado por la inteligencia de la hechicera. (p. 13)
Es el poder y el deseo del poder aquello que abraza a toda la humanidad. Para bien o para mal, incluso más allá del bien y del mal, el poder es un diamante precioso que atrae incluso a los más ciegos e ingenuos en el terreno de la política y lo político.
Cabezas (2023) en su libro escribe: “Medea no trasgrede ninguna ley, por el contrario, la suspende en el vacío de la arbitrariedad de las leyes abstractas del Estado. No duda en destruir el reconocimiento de la ley, así, también el orden constituido por los rituales de la muerte y del matrimonio arreglado y/o por conveniencia” (p.14)
La fisura en lo establecido y suspendido es aquello que llama la atención del Mito, en este mito hallamos aquello que García Linera define como “el sentido común” de las sociedades, aquellos movimientos políticos y escenarios dominantes que contienen en su sentido común a los dominantes y los dominados y más allá, creando una comunidad ilusoria llena de fantasías aceptadas, normalizadas y poco cuestionadas, es aquello en lo que interviene Medea, rompiendo lógicas ilusorias del poder establecido en un tablero en blanco con apariencia de tonos.
Pero ¿quién es Jason para merecer la ira de la hechicera Medea?, se pregunta en su libro Oscar Ariel Cabezas, y se responde la siguiente manera: “Jasón es griego y el barbecho “masculino” de los hombres de guerra del occidente cristianizado. Es el héroe que junto a los argonautas logrará obtener el objeto que le permitirá el acceso al trono del poder. Su éxito, el cual ocurre en el epicentro de las pasariones por el poder, hubiese sido imposible sin la excepcionalidad del amor que le profesa Medea.
Jasón funciona como la imagen alegórica del héroe-navegante que llega a tierras bárbaras a hacerse con el poder y la gloria. El héroe Griego, casi como si fuese la figura premonitoria de Cristóbal Colón, es aún mucho más tenaz que los colonizadores modernos para hacer la guerra y conquistar la gloria en las tierras extranjeras de Medea” (p.15).
Jasón nos enseña que la ambición, tiene un precio muy alto, nada es fácil en el camino hacia el poder y aquellos que son aplastados en el camino si son subestimados, pueden contra -atacar.
En la célebre obra “El Príncipe” Nicolás Maquiavelo afirma lo siguiente: “A los hombres se les ha de mimar o aplastar, pues se vengan de las ofensas ligeras ya que de las graves no pueden: la afrenta que se hace a un hombre debe ser, por tanto, tal que no haya ocasión de temer su venganza”.
¿No es este el error que cometió Jasón? Subestimar a Medea, creerla débil y “conquistada”, y por tanto, inmóvil, las condiciones de su tiempo y las lógicas del poder no hacían más que asegurar el triunfo de Jasón, Medea era otra conquista y otro abandono que por ser héroe podía permitirse.
Jasón jamás logró prever que Medea, quién había sido un paso importante en su camino hacia el poder, mediante el amor que sentía, derribaría su realidad con el látigo de la justicia.
Solo retrospectivamente Jasón al final del Mito toma consciencia de la fortaleza de Medea y también de lo que ella era, así como toma consciencia de su decisión: “yo entre tantas mujeres, te elegí a tí, por sobre ellas”, vociferaba entre el desgarro de su ideal de búsquedas de poder a Medea que se marchaba alejándose de aquel héroe impotente.
Continúa en su libro Cabezas: “El héroe guerrero que, además de conquistar tierras bárbaras, conquistó el corazón de una extranjera cuyo poder es inconmensurable e incomprensible para nuestra cultura. Es Jasón y no Medea la mismidad de lo que somos, pues siempre es más fácil identificarnos con el héroe conquistador que con la rebelión de una resistencia que destruye sin dejar nada para la reconstrucción o la reproducción del viejo orden” (p. 16).
El libro de Oscar Ariel es una invitación a criticar todo lo establecido, utiliza el mito para invitar a los lectores a mirar el escenario actual. La actualidad y la vigencia del Mito de Medea es un importante acceso a los debates pendientes de nuestra época.
Algunas Conclusiones Provisorias: Re-pensar la libertad detrás del sacrificio del amor.
La libertad es un concepto que deambula en el inmenso vacío de la fragmentación, hay tantas direcciones para pensarlo como oposiciones entre debates para argumentar lo que es o no es la libertad y como la humanidad se enlaza y vivencia la libertad.
El polvo de la historia ha ido enterrando diversas concepciones dominantes de la libertad, lo que prevalece es innegablemente aquella ilusión de libertad y omnipotencia que da el amor: nunca nos sentimos más libres de la sociedad que cuando amamos y al mismo tiempo somos prisioneros del amor que sentimos, estamos a merced de un otro.
En el libro de Cabezas (2023) tenemos la imagen de la libertad de la potencia feminina, la libertad y la infinita creatividad que tiene Medea para derrocar y hacer temblar aquellas construcciones limitadas de libertad que el poder dominante ha mantenido: “El Pathos de una mujer sabía que tiene la potencia de herir la estructura de poder carga con el estima de quien tiene habilidades en el arte de la destrucción. Por eso, Creonte identificará la potencia de urdir e infringir daño con la premonición de que su reino podría desaparecer ante la sabiduría salvaje de Medea, hija del Sol” (P. 25)
El libro de Cabezas, es una obra imprescindible para la academia de nuestro tiempo, tenemos el deber y la responsabilidad de leer su trabajo y argumentos con seriedad y retomar aquellas hipótesis pendientes.