El INE. Un enclave neoliberal

CE, Intervención y Coyuntura

La creación del Instituto Federal Electoral en 1990 respondió a la gran desconfianza en el gobierno mexicano como instancia para velar en la transparencia de las elecciones; no obstante, su trayectoria ha estado llena de irregularidades que dan cuenta de que su autonomía fue sólo una manera de encubrir su verdadero fin: funcionar como un enclave que garantizara la continuidad del proyecto neoliberal. A continuación repasaremos algunos de los instantes del bestiario que compone la corrupta historia de este órgano “autónomo”.

El 31 de octubre de 2003, en el marco de la renovación en la dirección del Instituto, las bancadas del PRI, PAN y PVEM impusieron su mayoría calificada en la Cámara de Diputados para designar a los nuevos consejeros del IFE.[1]Ello, en realidad, se trató de una renovación “negociada” del IFE, pues existieron grandes intereses de por medio y, como marco general, la recién derrota del PRI en los comicios presidenciales del 2000, así como la cercanía de las elecciones intermedias de ese mismo año. Por ello, dicho partido pretendía imponer a “uno de los suyos”, Luis Carlos Ugalde, como presidente del nuevo IFE. Estaban también otras cuestiones, como el interés de ciertos sectores del PRI por detener la influencia que había logrado Elba Esther Gordillo en el nuevo régimen panista. Sobre Gordillo, antigua aliada incondicional del PRI, pesaban acusaciones de traición en las presidenciales del año 2000 que significaron la “alternancia del poder”, ahora en manos del PAN.[2]

Tres años más adelante, en abril del 2006, el IFE fue advertido, previo a las elecciones de aquel año, de las relaciones comprometedoras del gobierno foxista con la transnacional de la información, Oracle de México, que sería el proveedor de la Base de Datos del llamado Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) del IFE. Oracle resultó ser asociada de la empresa de software Hildebrando, cuyo director general había sido Heriberto Zavala Gómez del Campo, cuñado de Felipe Calderón, quien fuera el candidato en esa elección por el Partido Acción Nacional (PAN).

Oracle entonces tenía como clientes a varias dependencias del gobierno, entre otras, las secretarías de economía, educación pública, hacienda, y recursos naturales. También eran sus clientes, Petróleos Mexicanos (Pemex), la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y el Instituto Federal Electoral (IFE).

Es decir, Oracle era entonces un “socio” estratégico del gobierno de Vicente Fox. Por ello fue denunciado ante el IFE, quien habría iniciado una investigación para determinar las condiciones de los contratos de Oracle y los vínculos con Hildebrando, sin embargo, ésta no prosperó porque el mismo día de la denuncia, Zavala se retiró como accionista de la empresa de software, negando que elIFE fuera su cliente, que él no tenía ningún contrato con ese organismo ni con Oracle, y, por tanto, que él nunca había participado en el sistema del PREP y ni había tenido acceso a la Base de Datos. Estos “argumentos” alcanzaron al IFE para suspender la investigación, aunque los sucesos mostraron que el IFE no era confiable.

Por ello, cuando el fraude del 2 de julio de 2006, ilustrado por la “famosa” curva de tendencia del conteo rápido del PREP, que registró dos curvas «en espejo» una de la otra: mientras más avanzaba el conteo, más disminuía el voto para Obrador e, inversamente, aumentaba para Calderón, hasta que se produce un cruce de las curvas cuando se llegó al recuento del 94% de actas. No obstante, para los burócratas del IFE, todo fue legal, incluidas las sucias maniobras previas a la elección, como el gasto de campaña excesivo o el apoyo descarado de Fox y su gobierno al sucesor panista. Tampoco mereció investigación la asfixiante cobertura de los medios de comunicación, impresos y electrónicos, todo en favor del candidato del gobierno y de las transnacionales.

El IFE todavía pudo (des)organizar una elección más, la de 2012, en la cual resultó electo Peña Nieto, también mediante un apabullante operativo de estado que, a través de la compra del voto mediante el reparto de tarjetas electrónicas de prepago (Monex), que avaló el IFE y cuyo descrédito llevó, en 2014, a su transformación en el actual Instituto Nacional Electoral (INE), acordado por las cúpulas en el tristemente célebre «Pacto por México».

Otro hecho destacable es que el actual consejero presidente del INE, lo fue también del Consejo General de su predecesor, el IFE (Lorenzo Córdova Vianello, de 2008 a 2013), quien continúa en el INE (Lorenzo Córdova Vianello, desde abril de 2014 a la fecha). Es decir, el hijo de Arnaldo Córdova lleva nada menos que 13 años en el cargo y le quedan aún dos más.

Como se puede apreciar, el ahora INE, aunque joven institución, ha sido una pieza clave para los gobiernos neoliberales. No han sido parte de la transformación democrática, sino del enmascaramiento que ha justificado el despojo.

[1] Reynaldo Yunuen Ortega Ortiz María Fernanda Somuano Ventura . «El nuevo consejo del IFE y el acierdo Pri-Pan-PVEM” en Confianza y cambio político en México: Contiendas electorales y el IFE. COLMEX, 2015

[2] https://www.jornada.com.mx/2003/10/31/008n1pol.php?origen=index.html&fly=2