El Faro (2019): aspectos interesantes sobre una película
Esteban Morales Estrada
La película El Faro, dirigida por Robert Eggers, es comúnmente catalogada como una cinta de terror psicológico. Más allá de discutir el género, las características técnicas, las actuaciones de Dafoe y, entre otros asuntos especializados o particulares, pienso que podemos analizar aspectos implícitos presentes.
I
En medio de un ambiente oscuro y sombrío, transcurre la historia que nos trasmite el largometraje. Con una buena actuación de los dos protagonistas, y en medio de un paisaje inquietante, la trama tiene que ver con el día a día de dos hombres paradójicos en una lejana isla, a cargo de mantener en funcionamiento un faro, que desde un principio da la impresión de ser inútil o absurdo, debido a la misma ubicación inhóspita del sitio.
Ambos personajes tienen un pasado oscuro a cuestas con el que luchan, y poco a poco los límites entre lo real y lo ficticio desaparecen en la película, siendo cada vez más difícil distinguirlos. Se rompen los marcos lógicos y de tiempo o secuencia. No es claro si ambos personajes llevan semanas o meses en la isla. Suceden cosas misteriosas, y la relación de los hombres pasa de la camaradería al odio, de la amistad a la desconfianza mutua, de manera permanente en la historia. Solo el alcohol logra tranquilizar a los personajes frente a la realidad, actuando como único mecanismo de evasión eficaz.
Por otra parte, las condiciones climáticas y ambientales son hostiles, lo que se suma a la tensión entre dos hombres separados por un abismo en sus mentalidades y edades. Sin embargo, ambos tienen algo en común: pasados complejos. El viejo dice constantemente mentiras y se inventa un pasado; el joven lo hace también, y parece cargar con pesadas cadenas que lo amarran a sus acciones anteriores. La relación entre ambos personajes está marcada por los abusos y la explotación del joven por parte del viejo, que le asigna las tareas más duras y agotadoras de las labores cotidianas, así como las más desagradables. Se configura una interacción abusiva de veterano sobre novato.
La situación tensa y de rencor entre los personajes termina (como se podía presentir) con el asesinato del viejo, por parte del joven, mucho más vigoroso. Este último por fin logra acceder al faro (cosa que el viejo le tenía celosamente prohibido) y termina muerto en una playa devorado por aves.
II
En lo referente al análisis de la película, pueden extraerse algunos aspectos interesantes. En primer lugar, la cinta muestra las consecuencias del aislamiento social, sin normas claras que se apliquen, y con la explotación permanente del viejo sobre el joven. En ausencia de una serie de reglas (¿el Estado? ¿la empresa?), el hombre se torna en un “lobo para el hombre”, siguiendo a Hobbes, y la anarquía desborda los límites de la convivencia, lo que cuestiona la evolución moral del individuo. Sin unas reglas específicas, útiles, aplicables y concertadas, el hombre pone siempre en un primer lugar sus intereses frente a una situación problemática, como muestra la evolución de los personajes, que dejan de trabajar juntos para superar la situación adversa, y terminan enfrentados a muerte en medio del caos.
En un segundo lugar, asistimos en la película a un proceso de enloquecimiento gradual y mutuo de los personajes, debido al aislamiento social, el estrés, la ausencia de una normatividad clara y cotidiana, y la inclemencia climática. Dicho proceso se va manifestando progresivamente y trasciende las causas puramente materiales (ausencia de alimento, incomodidad), y parece dirimirse finalmente en las particularidades irracionales de los dos hombres. Mientras que el viejo construye un falso pasado como marinero aventurero, el otro, el joven, quiere alejarse del suyo como un leñador insignificante. Uno quiere romper con el pasado, el otro quiere alardear de él. Finalmente, la relación se vuelve imposible.
Adicionalmente, un tercer aspecto importante tiene que ver con que, pese a que el joven trabajador trata de cumplir con sus tareas y es incansable aprendiendo un oficio nuevo, el más viejo piensa que es un pésimo elemento, y de hecho, se queja constantemente del novato, anotando cosas negativas sobre su trabajo en la bitácora del lugar, aspecto que desata la ira del joven, que va progresivamente adquiriendo conciencia de su explotación laboral.
La esperanza de que un barco llegue y los salve de sus locuras, se da en medio de unas escenas extrañas, donde no se hace posible referenciar la duración del día, ni la separación de lo real y lo ficticio, sumado a las permanentes borracheras que los mantienen en una realidad alterna. Al final, y luego de analizar, parece que el problema no se constituye por la isla en sí, ni por las condiciones del clima, ni por la no llegada de la embarcación, sino por la misma inestabilidad mental de ambos personajes, que encuentran un marco perfecto para desatar sus locuras. Que la isla sea solitaria y el trabajo duro, es algo obvio, lo mismo que el mal clima y los desafíos de la soledad (que tienen que ver con pasar mucho tiempo, en condiciones extremas, con un desconocido) y la convivencia; sin embargo, es la inestabilidad mental de los trabajadores del faro en medio de una compleja situación lo que se vuelve determinante, sumado a la literal ausencia u omisión de las normas básicas de cooperación. Lo anterior desata un infierno pequeño en medio del inmenso y amplio mar, mostrando las nefastas consecuencias de un mundo sin regulaciones, donde termina imponiéndose la barbarie, el egoísmo, la violencia y la locura, dejando a los hombres a merced de sus pasiones incontrolables