Un hallazgo científico que podría cambiar cómo entendemos la dependencia y el subdesarrollo

Esteban Mora

Introducción

Encontramos una fundamentación del dependentismo y el subdesarrollo mucho mejor que el intercambio desigual de Emmanuel o que los términos de intercambio de Raúl Prebisch, los cuales son enfoques ricardianos (admitido por el propio autor, en el caso de Emmanuel), y que confunde precios de términos de intercambio con trabajo, etc. Entre otros aspectos que ya hemos señalado hasta la saciedad, y no creo necesario repetir (si lo desean, los refiero al siguiente trabajo, existente solo en inglés, hasta el momento). Además, es una razón novedosa dentro del marxismo, porque aunque habla sobre la relación entre la composición de capital (orgánicas/de valor), lo hace desde un aspecto monetario que se involucra en los costos y el poder adquisitivo de las monedas. El dependentismo tiene razón acerca de la repatriación de ganancias que menciona Paul Baran, además de la multiplicidad de pagos que se hacen al exterior que van más allá de los intereses de deuda externa, etc. La deuda externa no “exprime” a las sociedades “tercermundistas”. Lo hizo en su tiempo, en los tiempos de la crisis de deuda de finales de los 70’s (recordemos que mucha de esa deuda era también ayuda para la revolución verde, etc), pero en la actualidad las cosas han cambiado: el ingreso por IED (inversión extranjera directa) desde finales de los 90’s, la inversión de cartera especialmente desde la segunda década del siglo XXI, etc, de los países “tercermundistas” y de bajo ingreso por lo general ya supera sus pagos de intereses por deuda externa. Esa consigna debe ser revisada o reformulada con atención, aunque no se debe renunciar a la deposición de la deuda externa: los países subdesarrollados ya tienen suficientes desequilibrios como los demostrados en el siguiente texto, y se debe apoyar la propuesta de Petro ahora en su reciente visita con el presidente Joe Biden de los EEUU, concerniente al no pago de la deuda externa.

En todo caso, esto explica el viejo problema que le ha roto a más de uno la cabeza en la antropología, la sociología, la historia y la economía del subdesarrollo y del “Tercer Mundo”: el estancamiento de la inversión, la falta de innovación en técnicas y la baja intensidad en capital de los procesos productivos periféricos. Esto lo señalaba célebremente Utsa Patnaik de la India, y era una paradoja que recorría todos los análisis, la modernización, el desarrollismo, etc. La respuesta o al menos una parte de la respuesta a dicho problema, se encuentra resuelta en esta formulación. Este mecanismo es monetario, pero valoriza o desvaloriza los costos de modo dialéctico: el valor nominal en precios de los costos sube para el país con la moneda débil o devaluada, y al mismo tiempo, es una composición orgánica menor y una devaluación del capital constante. Esto produce la apariencia contradictoria de darle una ventaja al país débil, debido a su capital constante atrasado y composición orgánica reducida, pero su costo está tan inflado que produce una valorización y encarecimiento del capital constante mismo, aún con el precio siendo exactamente el mismo que el precio en dólares o de las potencias de países con monedas fuertes. Es decir, en nuestra demostración no hay cambio en los costos de ningún tipo, valen exactamente igual o de modo equivalente en dólares que en la moneda local, y los procesos productivos de los países fuertes y débiles ambos obtienen la misma exacta cantidad equivalente de ganancia, pero lo que produce desequilibrio es los costos: a pesar de ser exactamente iguales, al mismo tiempo, los costos aumentan más para el país con desventaja monetaria en términos del tipo de cambio, por lo que aunque reciban como ganancia neta una cantidad idéntica de ganancias entre ambos, esté incurriendo en mayores costos el país débil, atrasando su capacidad de reproducción ampliada y acumulación. Un aumento de los costos en capital constante y variable, pero no basada en un aumento nominal de sus precios, sino en una pérdida de poder adquisitivo monetario. La pérdida de poder adquisitivo monetario se traduce en valorización y desvalorización del capital constante y variable, de la composición de capitales (orgánica/de valor), y este es el desbalance real que el intercambio desigual pretendía demostrar de modo aparente, o en cierto modo, es la confirmación del intercambio desigual, sin que sea un tema simplemente de intercambio de comercio internacional entre exportaciones e importaciones, sino en este novedoso aspecto monetario. El problema no eran los precios, ni su ecualización o no, como tanto trabajo le costó a Emmanuel elaborarlo, sino en este otro aspecto monetario.

Formalización

Asumimos una tasa de 100% de ganancia. Un proceso productivo en una moneda dominante equivalente al dólar y el otro en una moneda local con tipo de cambio nominal de 2 entre ambas. Un empresario A en el país de moneda fuerte (d), y un empresario B en el país de moneda débil (c).

El costo del proceso productivo es de:

A

B

25d

50c

 

Lo que quiere decir que reciben una ganancia de 25d y 50c.

Si con esos 25d y 50c los empresarios deciden invertir en procesos productivos nuevos de las mismas dimensiones que los primeros, entonces los costos serían:

           

A

B

 

50d

100c

ganancia

50d

100c

revenue

100d

200c

 

Y la ganancia recibida sería de 50d y 100c respectivamente. Ahora, si el empresario de la moneda fuerte decide reinvertir la ganancia en un proceso productivo de nuevo, pero esta vez en el país de moneda débil, puede comprar un proceso productivo idéntico al local de la moneda débil, solo que en lugar de empezar desde 50c, puede saltar de una vez a usar sus 50d para comprar o financiar un proceso de 100c, que le dará 100c en ganancia y 200c en revenues totales para cubrir los costos y tener esa ganancia. Es decir, gana 200d de revenue gastando 100d, y 100d de ganancia. En cambio, si el otro empresario local y de moneda débil tomara la misma decisión simultáneamente, compraría un proceso productivo de 50d, y sumado a su propio proceso local de 100c, recibiría como ganancia 200c con 300c de revenues habiendo gastado 200c.

 

A

B

 

50d

100c

 

100c

50d

ganancia

100d

200c

revenue

200d

300c

 

Como vemos, incluso parecería que el país débil tiene una ventaja: mientras el país fuerte recibe el 50% de los revenues, el país débil recibe el 66,66% de los revenues como ganancia. Esto coincidiría con lo intensivo en capital de los países fuertes, y la baja intensidad en capital de los países débiles: 50% de los revenues cubren costos en el país fuerte, mientras solo 33,33% de los revenues se utilizan para cubrir los costos débiles.

Pero si ocurre una vez más este ciclo de reproducción, el desequilibrio empieza:

 

A

B

 

50d

100c

 

300c

100d

ganancia

200d

300c

(150d)

revenue

400d

600c (300d)

 

Con 200d de revenue, se reinicia un proceso de 50d y uno de 100c, y sobrarían 100d para invertir en el país débil, es decir, para un proceso de 200c, que generaría en total 50d + 50d + 100d, es decir, 200d no de revenues, sino solo de ganancia neta en el global. En cambio, el empresario débil, si hace o toma exactamente la misma decisión, cubriría los costos de su proceso local de 100c y de su proceso externo en 100c también, y le quedarían solo 100c (es decir, 50d -como vemos, en lugar de pegar un salto en la capacidad de inversión como lo hizo el empresario fuerte, aquí el empresario débil no puede traspasar ese tope) para generar 200c + 100c, es decir, 300c de ganancia neta habiendo gastado 300c también, o lo que es equivalente a una suma de apenas 150d de ganancia neta. Mientras el empresario fuerte pasa de 100d a 200d con un costo de 200d, el empresario débil solo pasa de 100d a 150d también, pero con un costo de 150d. La ganancia fuerte es de 100%, mientras la ganancia débil es solo de 50%. En términos de revenues, el empresario A ahora ha logrado producir 400d frente a solamente 300d del empresario B, ensanchando la desigualdad y la divergencia entre los dos procesos. Ambos reciben el 50% de los revenues como ganancia, pero tanto los revenues como la ganancia, son superiores para el capital A.

Consecuencias o conclusiones

Entonces sí hay una relación entre la devaluación y valuación del capital constante, pero además del capital total y sus costos tanto en el sentido de la ley de acumulación del tomo I, donde la masa compensa o hace offset con respecto al aumento de composición orgánica, y ahora donde vemos la inserción del mecanismo monetario del tipo de cambio. No se trata entonces solo de diferenciales de salarios, como insisten Smith et al, en el marxismo contemporáneo, a la hora de explicar los bajos salarios periféricos comparados con los altos salarios de las potencias[1], ni se trata en lo más mínimo de las medidas de intercambio desigual basadas en exportaciones e importaciones entre países, etc. El mismo Ruy Marini muestra que es falso que solo se concentre en los salarios, cuando desarrolla claramente las composiciones orgánicas, solo que nunca formaliza este aspecto más allá del intercambio desigual. Lo mismo tenemos que decir sobre Vania Vambirra, quien junto con Marini presentan las interpretaciones más avanzadas al respecto de este tema.

Por otro lado, esto se suma a la ausencia de común denominador o de conmensurabilidad en el mercado mundial, por la sola traducción o equivalencia de los valores en términos de un común denominador ya sea el dólar o una ficción como la paridad de poder de compra (PPP en inglés), etc, los cuales jamás van a ser capaces de revelar estos verdaderos desequilibrios (demostrado en el siguiente trabajo). Como vemos, el solo hecho de presentar figuras o números de ganancias o revenues (ganancias totales, en terminología de Marx) en un común denominador como el dólar, por ejemplo, no logra determinar más allá de la apariencia de sus cifras, que hay un desequilibrio subyacente en los costos, cambiando las tasas de ganancia. Es, de hecho, una vía diferente para llegar a la misma paradoja o contradicción dialéctica de tasas de ganancia ecualizadas u homogéneas, que co-existen con tasas de ganancia desiguales y heterogéneas. Es el descubrimiento ante el cual Ricardo no pudo desarrollar más su trabajo, o ni siquiera Mill, pero que es resuelto por la transformación de valores en precios de producción que descubre Marx y que, como señala Roman Rosdolsky, es la verdadera razón para el cambio de plan de El Capital que hace Marx, y para la formulación del tomo III como la forma acabada del “capital global” y de solución de estas contradicciones con las cuales nunca pudo lidiar ni la economía burguesa neoclásica, como tampoco la ricardiana.

Asimismo, y tal vez la conclusión más importante del trabajo, es que el dólar no es el centro de las monedas dominantes, del mismo modo que no hay un común denominador universal en el sentido de homogéneo. Igualmente, el dólar no es dominante por sí mismo (ya que no estamos negando que sea dominante) debido a la mayor masa de liquidez o la mayor cantidad de dólares y transacciones en dólares (aunque no decimos que esto no tenga su influencia), sino que se basa en el tipo de cambio. ¿Qué quiere decir esto? Básicamente usted está teniendo una relación desigual y de ‘dependencia’, con cualquier otra moneda con respecto a la cual usted y su moneda estén devaluadas, no solo frente al dólar. Es decir, cualquier devaluación nominal del tipo de cambio nominal tal cual existe empíricamente en la realidad de la economía mundial (en lugar de tipos de cambio como el tipo de cambio real multilateral, que es conocido por su distorsión y su irrealidad inexistente como variable empírica: por ejemplo, el hecho de que el tipo de cambio real multilateral solo muestra una repreciación exponencial, y nunca fluctuaciones entre repreciación y devaluación), implica una pérdida de poder adquisitivo relativo a esa economía, y un encarecimiento de sus costos (o viceversa: una ventaja comparativa para la sociedad con la otra moneda, etc), que significa un crecimiento del capital constante y variable relativo a la ganancia.

Por último, creemos incluso que hace mucha falta un análisis propiamente filosófico y propiamente hegeliano, de todas estas determinaciones cuantitativas y en los números mismos, en las cosas y no en las categorías, aprovechando precisamente estos desarrollos. ¿No es este ejemplo numérico presentado aquí, un ejemplo de la identidad misma violando el principio de no-contradicción, no por negar el principio de identidad, sino por sostener la identidad misma? ¿No es esto precisamente lo que sucede en los números cuando los capitales equivalentes y homogéneos empiezan a demostrar características desiguales, contradictorias y heterogéneas que rompen su identidad, precisamente por reafirmar su propia identidad? ¿No es esto el mejor ejemplo y confirmación de la Ciencia de la lógica de Hegel?

[1] De hecho es evidente que nominalmente los salarios de las potencias son más bajos, es decir, la cantidad de dólares como número nominal, como cifra absoluta, son mucho más bajos que los salarios nominalmente más altos de los países periféricos. Esto quiere decir que en efecto estamos en el terreno del concepto preciso de poder adquisitivo, no de movimientos de precios. Esto es importante también para recalcar la relación entre circulación y producción, y en el hecho de que es una visión monetaria, pero de los costos, no simplemente del choque o contraste de monedas internacionales entre sí. Demuestra que el monetarismo de Marx no es de circulación solo por ser monetario, sino que se inmiscuye en la totalidad de la concepción marxista de la economía, tal y como lo ha dejado claro el intercambio entre Bellofiore y Moseley.