PT: partido politico minoritario

PT: partido politico minoritario

 

Dra. Ana Alicia Solís y Dr. Max Ortega[1]

Presentación

Los partidos minoritarios tienen o pueden llegar a tener, dentro del actual sistema electoral y de partidos, varias funciones. En situaciones de competencia electoral polarizada y de votaciones cerradas, la de ser fieles de la balanza, y decidir un determinado resultado. Apoyar los procesos de democratización electoral. La de servir, en el marco de regímenes autoritarios, para fragmentar el voto opositor e impedir la consolidación de partidos nacionales competitivos. La de legitimar, con su participación, el sistema electoral. Contribuir a mantener las ficciones del pluralismo y los derechos de las minorías, mediante el subterfugio de las coaliciones electorales y las candidaturas comunes, facilitadoras, unas y otras, de la conservación del registro electoral, el financiamiento público y las prerrogativas. En suma, los partidos minoritarios pueden ser, en un determinado momento, parte de las deformaciones de la vida democrática.

Contexto del nacimiento del PT

El contexto en el que nació el Partido del Trabajo estuvo marcado por dos hechos importantes: de una parte, el neoliberalismo; y de la otra, el maoísmo.

Neoliberalismo

Con arribo de Miguel de la Madrid Hurtado a la Presidencia de la República en 1982 culminó un ciclo histórico y se inició otro de reubicación de la tecnocracia[2] en la dirección del Estado y en el control del PRI. A lo largo de su gestión el nacionalismo fue sustituido por el globalismo, y el proyecto político de la Revolución Mexicana por el del neoliberalismo. Se llevó a cabo el desmantelamiento gradual del sector paraestatal y la compactación del sector central. Se impuso la liberalización comercial (ingreso al GATT)[3]. Se profundizó la integración subordinada de la economía de México a la economía norteamericana (TLC)[4]. Se impuso la reestructuración productiva y la modificación de las relaciones Estado – sindicato[5]. Y comenzó, sin más, la sustitución del Estado del bienestar por un Estado mínimo conservador[6]. A la continuidad neoliberal, Carlos Salinas de Gortari la denominó modernización.

Las inconformidades con el nuevo curso neoliberal se organizaron al interior del PRI en la Corriente Democrática. Constituida al principio tan solo por un reducido grupo de cuadros dirigentes, se convirtió rápidamente en un abierto movimiento de masas. Durante el desarrollo de la XIII Asamblea Nacional del PRI, celebrada en mayo de 1987, se rechazó el reclamo de democratización interna y las actividades de Cuauhtémoc Cárdenas y de la Corriente Democrática.

El 4 de octubre de 1987 se dio a conocer el “destape” de Carlos Salinas de Gortari como candidato del PRI a la Presidencia de la República. Diez días después, Cuauhtémoc Cárdenas aceptó su nominación por el partido Auténtico de la revolución Mexicana (PARM). Iniciándose con esta ruptura de las elites, un proceso de creación de nuevos equilibrios políticos[7].

Frente al triunfo electoral de Cuauhtémoc Cárdenas y los partidos del Frente Democrático Nacional, el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado, respondió con el fraude electoral del 6 de julio[8]. El 7 de julio, con el centro de cómputo interrumpido y sin cifras que respaldaran su dicho, de la Madrid proclamó el triunfo electoral de Carlos Salinas.

El 16 de julio de 1988, con el Zócalo lleno se inició la resistencia en contra del fraude electoral y la lucha por la democracia.

El fraude electoral, se consumó, sin embargo, cuando el 27 de agosto de 1988, Carlos Salinas de Gortari se reunió con Manuel J. Clouthier y el presidente del PAN, Luis H. Álvarez. El encuentro, realizado en secreto, tuvo lugar en la casa del empresario Juan Sánchez Navarro. Esa noche, el PAN y el PRI pactaron el arribo de Salinas al poder[9].

Lo que siguió después fue la demolición de la Nación y sus instituciones. El asesinato de militantes perredistas y una rigurosa política de aislamiento político (concertacesiones con el PAN) y la fragmentación del voto de izquierda (para restarle votos al PRD) mediante el apoyo a la creación y registro de nuevos partidos minoritarios.

 

Maoísmo mexicano

Son varias las raíces del maoísmo mexicano: el espartaquismo, el debate chino – soviético (PCCH – PCUS), el movimiento estudiantil popular de 1968 y el cardenismo (PRD).

El ascenso del movimiento de masas de los setentas fue el espacio de desarrollo del maoísmo. En efecto, a fines de 1968 había dos organizaciones maoístas importantes: el Seccional Ho Chi – Minh, más tarde Izquierda revolucionaria (OIR), y Política Popular. Después de la experiencia vivida en Ciudad Netzahualcóyotl, Política popular se escindió en tres fuerzas: la que dio origen al Movimiento de Acción Popular (MAP), la que creó el Movimiento Comunista Revolucionario (MCR), y la que dio origen a Línea de Masas y sus expresiones regionales. Frente Popular Tierra y Libertad de Monterrey, la organización de la Comarca Lagunera, el Movimiento Obrero Campesino Estudiantil Revolucionario (MOCER) de Zacatecas, y el Comité de Defensa Popular de Durango. Como resultado de la lucha interna de 1976 -1977, una parte de Línea de Masas de Monterrey se escindió y conformó junto con la organización de La Laguna, la fuerza Línea Proletaria. El Frente Popular Tierra y Libertad de Monterrey, el MOCER de Zacatecas y el Comité de Defensa Popular de Durango constituyeron en 1978, por su parte, la Coordinadora Línea de Masas (COLIMA). Cuatro años después, el Seccional Ho – Chi – Minh u Organización de Izquierda Revolucionaria se fusionó con aquellas tres organizaciones y constituyó la OIR -LM. La que, en el mismo año de su fundación apoyó la candidatura de Rosario Ibarra de Piedra con el Partido Revolucionario de los trabajadores (PRT). En 1987, nuevamente apoyó la candidatura de Ibarra de Piedra, luego la candidatura presidencial de Heberto Castillo (PMS), y finalmente, la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas[10].

Línea Proletaria, mientras tanto, se concentró en las colonias populares. Más tarde ganó la dirección sindical y política de la sección 147 del sindicato minero, la dirección de la sección 7 del SNTE, y el comité Ejecutivo del sindicato telefonista. Continuó al mismo tiempo con el trabajo campesino en las zonas de Chiapas, Sonora y Durango, organizando cafetaleros y uniones de crédito. En 1980 sufrió una nueva e importante escisión que se incorporó al MAP[11].

Grupo dirigente

Desde su fundación en 1990 y hasta 2025, el principal dirigente nacional del PT ha sido Alberto Anaya Gutiérrez. Y seguirá siéndolo por seis años más, ya que el pasado 27 de abril, durante el Décimo Segundo Congreso Nacional Extraordinario del Partido del Trabajo (PT), fue elegido por seis años más al frente de esta organización. Para entonces tendrá en su haber 41 años comandando al partido fundado por él[12].

Alberto Anaya obtuvo su primera diputación del Partido Mexicano Socialista para el periodo 1988 -1991. Se reeligió tres veces en la Cámara baja (1994 -1997, 2000 – 2003, 2012 -2015 y 2021 – 2024). Y tres veces senador (1997 – 2000, 2006 – 2012 y 2024 – 2030). Sumando 30 años de presencia plurinominal (RP)[13].

Otros integrantes del mismo grupo dirigente son, entre otros, Alejandro González Yáñez, Oscar González Yáñez, Pedro Vázquez González, Ricardo Cantú Garza, Rubén Aguilar Jiménez, Francisco Amadeo Espinosa Ramos y Reginaldo Sandoval Flores. Diputados locales, federales y senadores, plurinominales, todos ellos.

Este grupo monopoliza los puestos de representación popular mediante el control de “la Comisión Nacional de Elecciones y Procedimientos Internos, que de acuerdo con los artículos 50 Bis y 50 Bis 3 de los estatutos tiene tales prerrogativas en lo relativo a la vigilancia y desarrollo de la confección de candidaturas en todo tipo de circunscripción estatal y nacional”[14].

Participación electoral del PT

El Partido del Trabajo se fundó el 8 de diciembre de 1990, como resultado de la fragmentación del maoísmo mexicano. Tres días después solicitó su registro condicionado para participar en las elecciones federales de 1991. El Consejo General del IFE se lo concedió. Pero en las elecciones federales del 18 de agosto de ese año no alcanzó el porcentaje mínimo para obtener el registro definitivo (1.5% de la votación total emitida). Solamente obtuvo 262 670 votos (1.08 del total de la votación).

El 13 de enero de 1993, el PT obtuvo el registro definitivo, al cumplir el requisito de afiliación mínima de 65 mil ciudadanos[15]. El 5 de noviembre registró a Cecilia Soto, ex militante del PARM y diputada federal en la LV Legislatura, como su precandidata presidencial, misma que fue aprobada, nueve días después en su Convención Electoral. La inconformidad de los militantes, por la forma en cómo Alberto Anaya, había arreglado la candidatura, provocó dos escisiones. La corriente Alternativa Socialista y la corriente Convergencia Democrática, abandonaron al PT, y se sumaron a la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas[16].

Aunque magros, sus resultados electorales en la elección presidencial de 1994 le permitieron alcanzar el registro definitivo. Recibió 970 121 votos (2.75%) 0 diputados federales de mayoría relativa y 10 diputados plurinominales (RP) (2%)[17]. Estos resultados electorales le abrieron al PT, espacios que otros partidos habían obtenido en un tiempo mayor. Así lo constataron los estudiosos del tema electoral: “El partido del Trabajo ha pasado a ser la cuarta fuerza electoral del país, pero su situación no ha terminado de definirse pues se encuentra en los límites que dividen a los partidos pequeños de los partidos grandes. Sin duda es una posición incómoda e indefinida, que por una parte le permite tener acceso a la toma de decisiones y por otra lo puede hacer desaparecer en el limbo de la ‘chiquillada’ (los ‘partidos pequeños’)”[18]. Los límites, como se sabe, permanecieron, y treinta y un año después, el PT siguió siendo un partido minoritario. Un partido de diputados y senadores plurinominales.

En 1996, hubo elecciones en siete estados. El PT ganó un municipio en Hidalgo, 9 diputados locales de RP y 20 regidurías[19].

En 1997, hubo elecciones locales en 10 entidades. El PT obtuvo 640 724 votos y 7 diputados (1 de MR y 6 de RP) y 1 senador de RP[20]. Quedaba claro, que para conservar su registro electoral y sobrevivir, el PT necesitaba apoyarse en la fuerza electoral de un partido grande. El medio utilizado fueron las alianzas electorales (coaliciones y candidaturas únicas). Asimilada la lección, el PT participó en la elección presidencial de 2000, integrado a la coalición Alianza por México, junto al Partido de la Revolución Democrática, Convergencia (hoy Movimiento Ciudadano), Partido Alianza Social y Partido de la Sociedad Nacionalista. Y añadido en 2006, a la coalición Por el Bien de Todos, junto al PRD y Convergencia.

De 2000 a 2012, los resultados electorales del PT, fueron en diputados, como sigue: 7 escaños en 2000; en 2003, 640 724 votos y 6 escaños; en 2006, 16 escaños; en 2009, 1 234 497 votos y 13 escaños; y en 2012, 2 86 892 votos y 15 escaños. Y en senadores, 1 escaño en 2000; 4 escaños en 2006; y 2 325 956 votos y 5 escaños en 2012[21].

La debilidad del PT le plantea, como hemos dicho antes, un problema fundamental, la conservación de su registro electoral. En efecto, lo perdió en 1991 y lo recuperó en 1994. Y lo volvió a perder en 2015, cuando la Junta General ejecutiva del INE (en sesión extraordinaria del 3 de septiembre de 2025) atendiendo a los últimos resultados de la elección del año 2015, acordó dejar sin registro al PT, por no cumplir con el requisito del porcentaje del 3 por ciento. Dicho partido procedió contra esa resolución ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, mismo que resolvió que fuera el Consejo General del INE quien conociera y resolviera. Por segunda ocasión la mayoría del INE aprobó la pérdida del registro del PT. La minoría propuso, por su parte, esperar el resultado de la elección extraordinaria del Distrito 01 de Aguascalientes, para con base en ello poder determinar con mayor certeza la pérdida o conservación del registro, lo que implicaba tomar en consideración la votación de los 300 distritos electorales para obtener el panorama amplio de los resultados de la totalidad de las elecciones, considerando que esperar a tales resultados no retrasaban ni contravenían la integración definitiva de la Cámara de Diputados ni entorpecía el desarrollo de sus actividades y funciones de forma considerable.

El acuerdo mayoritario del INE fue nuevamente recurrido por el PT ante el TEPJF, quien ordenó al INE, esperar los resultados electorales del Distrito 01 de Aguascalientes con cabecera en Jesús María, a fin de determinar la pérdida del registro del PT.

Tal elección extraordinaria se justificó, por la intervención indebida del gobernador durante la jornada electoral.

El PT solo había obtenido una votación que representaba el 2.9958 por ciento de la votación nacional. Pudo cubrir el requisito del 3% solo después de la elección extraordinaria del Distrito 01 de Aguascalientes, en la que el PRD y Movimiento Ciudadano (MC) no se registraron para participar de nueva cuenta en la contienda extraordinaria. Al retirarse, salvaron al PT de perder el registro. Ello “se desprende de los propios resultados obtenidos en la elección extraordinaria donde el partido obtuvo un total de 7 mil 315 votos y en la extraordinaria un total de 14 mil 046 votos, con lo cual incrementó el porcentaje de forma considerable entre una y otra elección pasando de un 2.27 por ciento a un 12.88 por ciento. Tales resultados fueron definitivos, conjuntándose con los otros 299 distritos electorales federales, logrando un resultado total de 3.024 por ciento de votación, lo equivalente a un total de 1 millón 138 mil 864 votos, conservando con ello su registro así como el respectivo goce de sus derechos y prerrogativas otorgadas por ley, quedando así a salvo de su perdida y desaparición de la escena nacional”[22].

La alianza electoral del PT con Morena a partir de 2018, resultó, sin embargo, más provechosa que antes con el PRD. En 2018, el PT recibió 61 diputados federales (58 de mayoría relativa y 3 de RP)[23] y 6 senadores (5 de primera minoría y 1 de lista nacional)[24]. Y seis años después, en 2024, accedió a 49 diputados federales (36 de MR y 13 de RP) y 6 senadores[25]. Regalías que, por cierto, no deberían opacar el hecho decisivo, de que el PT sigue siendo un partido minoritario.

Consideraciones finales

1. El Partido del Trabajo (PT) tiene pocos afiliados (457 624 afiliados validados por el INE en 2023). Identidad política e ideológica difusa. Militancia reducida. Escasa organización territorial nacional y regional. Pocos electores. Actividad parlamentaria irrelevante. Y un proyecto político subordinado a la conservación de su registro electoral.

La existencia del PT, durante muchos años fue la de vivir a la sombra del PRD (Cuauhtémoc Cárdenas y López Obrador) y de 2018 a 2024 contando siempre con el apoyo de Morena (AMLO y Claudia Sheinbaum). Su lema publicitario actual es sintomático: “El PT es la 4T”.

2. En 34 años de vida electoral, el PT solo ha tenido una candidata presidencial externa, Cecilia Soto (1994). Nunca ha ganado una sola gubernatura.

3. Hasta antes de 2018, el número de sus diputados federales y locales, y de senadores, fue de número pequeños, prevaleciendo los plurinominales (RP) sobre los de mayoría relativa (MR).

4. Los resultados electorales del PT de 1991, 2000, 2006 y 2025, fueron toda una lección para este partido.  La enseñanza recibida fue definitiva: como partido individual, el PT estaba condenado a perder el registro electoral y a desaparecer; mientras que las coaliciones electorales y las candidaturas únicas, le garantizaban, ventajosamente, la conservación y la sobrevivencia. La cómoda vía de la coalición electoral lo convirtió, como antes había ocurrido con el PP (PPS) y el PARM, en un “partido satélite” del PRD, primero, y luego de Morena.

5. El PT tiene una vida interna caracterizada por el déficit democrático. Su dirigente principal es Alberto Anaya (1990 – 2025), quien ha permanecido en este puesto por más de tres décadas, al frente de dicha organización, junto con un pequeño grupo de dirigentes. Los cargos de diputados federales, locales y senadores se los reparten entre ellos. Sin que representen a nadie más que a sus propios intereses burocráticos.

6. Desde 2006, el PT fue un aliado incondicional del obradorismo. Su apoyo fue determinante en la permanencia y el desarrollo de este. Pero a partir de 2021, la lealtad política hacia AMLO y Morena, empezó a cambiar. Primero fue San Luis Potosí, después, Coahuila, y Estado de México. Y, finalmente, Veracruz. Este cambio en la política de alianzas electorales del PT parece ser una definición previa del PT, ante el proceso electoral de 2027. De ser el caso, Morena tendría que repensar la configuración de su coalición electoral futura.

 


[1] Dra. en Ciencias Sociales y Dr. en Ciencia Política

[2] Sobre la tecnocracia en México puede verse Sarah Babb, Proyecto México. Los economistas del nacionalismo al neoliberalismo, Fondo de Cultura Económica, México, 2003, 395 pp.; y Arnaldo Córdova, La revolución y el Estado en México, Ediciones Era, México,1989, pp. 207 – 267.

[3] Max Ortega y Ana Alicia Solís de Alba, La izquierda mexicana una historia inacabada, Editorial Itaca, México, 2012, p. 51

[4]Sidney Weintraub, El TLC cumple tres años. Un informe de sus avances, Fondo de Cultura Económica / Instituto Tecnológico Autónomo de México, México, 1997, 164 pp.; y Jaime Serra Puche, El TLC y la formación de una región, Fondo de Cultura Económica, México, 2015, 141 pp.

[5] Ana Alicia Solís de Alba, El movimiento sindical pintado de magenta. Productividad, sexismo y neocorporativismo, Editorial Itaca, Mexico, 2002, pp. 113 – 172; y Ana Alicia Solís de Alba y Max Ortega, Neoliberalismo y contrarreforma de la legislación laboral (1982 -2013), Editorial Itaca, Editorial Itaca, México, 2015, pp. 57 -104.

[6] Max Ortega y Ana Alicia Solís de Alba, Estado, crisis y reorganización sindical, Editorial Itaca, segunda edición, México, 2005, pp. 56 – 70; y Ana Alicia Solís de Alba, Mujer y neoliberalismo: el sexismo en México, Editorial Itaca, México, 2019, pp. 57 -95.

[7] Luis Javier Garrido, La ruptura. La Corriente Democrática del PRI, Editorial Grijalbo, México, 1993, 224 pp.; y Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano, La aurora de la democracia, prólogo y recopilación de Arturo Martínez Nateras, STUNAM/ Factor / Quinto Sol / Unidad Democrática, México, 1988, 140 pp.

[8] José Barberán, Cuauhtémoc Cárdenas, Adriana López Monjardín y Jorge Zavala, Radiografía del fraude. Análisis de los datos oficiales del 6 de julio, Editorial Nuestro Tiempo, México 1988, 153 pp.

[9] Martha Anaya, 1988: El año que calló el sistema, Random House Mondadori, México, 2008, p. 98.

[10] El núcleo universitario de la la OIR -LM, agrupado en el Comité Ejecutivo del STUNAM, y comandado por Rosario Robles, Armando Quintero y Luis Bravo, rompió y se reagrupó con una fracción del PRT y de la dirección del CEU, en el Movimiento al Socialismo (MAS), desde el cual impulsaron en 1988, la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas en la UNAM (Rosario Robles, Con todo el corazón. Una historia personal desde la izquierda, Random House Mondadori, México, 2005, pp. 33 y 34.

[11] Maximino Ortega Aguirre, La izquierda sindical mexicana, Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad Iztapalapa, México, s.f., pp. 46 – 60; y Octavio Rodríguez Araujo, Las izquierdas en México, Grupo Editor Orfila Valentini, México, 2015, pp. 31 – 46.

[12] sinembargo.mx, 10 de mayo de 2025, Blanca Juárez, “Alberto Anaya alarga su dirigencia en el PT, un satélite ligado a Salinas”.

[13] Esteban David Rodríguez , Los dueños del Congreso. Historias de dinastías y tráficos de influencias en el Poder Legislativo mexicano, Editorial Planeta Mexicana, México, 2015, pp. 69 y 70.

[14] Aldo Muñoz Armenta, “¿Democracia interna o cohesión partidaria? El factor de mayor peso en la selección de candidatos en México en las elecciones de 2021 y 2022. A manera de introducción del libro”, en Ma. Aidé Hernández García y Guillermo Rafael Gómez Romo de Vivar, Elección de candidaturas en los partidos políticos de México, Universidad de Guanajuato, México, 2024, pp. 15 y 16.

[15] “En 1993, en un esfuerzo por fragmentar los votos en favor de Cárdenas para las elecciones de 1994, el gobierno adoptó la estrategia de dividir a la oposición e impedir una nueva coalición de izquierda” (Jorge Alcocer V., “Las recientes reformas electorales en México: perspectivas para una democracia pluripartidista real”, en Riordan Roett (Compilador), El desafío de la reforma institucional en México, siglo veintiuno editores, México, 1996, p.102.

[16] Miguel González Madrid, “4. Los partidos políticos minoritarios”, en Leonardo Valdés (Coordinador), Elecciones y partidos políticos en México, 1993, Universidad Autónoma  Metropolitana. Unidad Iztapalapa, México, 1994, pp. 209 – 2016.

[17] IFE, Elección de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos. Estadística de las elecciones federales de 1994. Resultados nacionales y por entidad federativa; Pablo Javier Becerra Chávez, “La reforma electoral de 1996”, en Manuel Larrosa y Ricardo Espinoza (coordinadores), Elecciones y partidos políticos en México, 1996, Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad Iztapalapa, México, 1999, p. 42; José Woldenberg, La transición democrática en México, El Colegio de México, México, 2012, p.138 y 142; José Woldenberg, Pedro Salazar y Ricardo Becerra, La mecánica del cambio político. Elecciones, partidos y reformas, cuarta edición, ediciones cal y arena, México, 2011, p. 69 y 356; y Silvia Gómez Tagle, La transición inconclusa. treinta años de elecciones en México, El Colegio de México, México, 1997, pp. 40, 41 y 42.

[18] D. Óscar Barrera Ambriz y Francisco Díaz Orrostieta, “Partido del Trabajo. El partido que juega con la barrera”, en Elecciones y partidos políticos en México, 1996, Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad Iztapalapa, México, 1999, p. 191.

[19] Idem, p. 192.

[20] José Woldenberg, La transición democrática en México, p. 142; José Woldenberg, Pedro Salazar y Ricardo Becerra, La mecánica del cambio político, pp. 69 y 70.

[21] Jean Francois Prud’homme, “El Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática después de las elecciones de 2012”, en Arturo Alvarado Mendoza (coordinador), Elecciones en México: cambio, permanencias y retos, El Colegio de México, México, 2016, pp. 104 y 108; José Woldenberg, La transición democrática en México, p. 144.

[22] Guillermo Rafael Gómez Romo de Vivar, “Partido del Trabajo; entre claroscuros electorales y su bandera que no la baja nadie”, en Ma. Aidé Hernández García, Aldo Muñoz Armenta y Guillermo Rafael Gómez Romo de Vivar  (coordinadores), Los dilemas actuales de la izquierda en México, Grañén Porrúa / Universidad de Guanajuato, México, 2017, pp. 342 – 345.

[23] Cámara de Diputados, “Diputadas y Diputados de la LXVI Legislatura”.

[24] Ciro Murayama, La democracia a prueba. Elecciones en la era de la posverdad, ediciones cal y arena, México, 2019, p.43, 45, 50, 53 y 56.

[25] PT, “Directorio de senadores”.