El Protréptico de Aristóteles: una ontología del pasado

Andrés Piña

Introducción

La estructura de una invitación a la filosofía en la época clásica estaba constituida por la forma esencial, mediante la cual viajaban tanto el contenido de los conceptos, como las estructuras epistemológicas, las cuales proyectaban los fines establecidos por determinada escuela de corte filosófico en la Grecia Antigua. Dichas relaciones y concepciones eminentemente arraigadas en la cosmovisión griega implicaban la composición del contenido semántico de la palabra: σοφία. Estableciendo así, la función de lo que propiamente representaba la figura crítica del saber, en términos éticos y políticos. Pues la tan anunciada autonomía de saberes que sólo se dará en la modernidad constituirá un dilema, mediante el cual se tendrá que mover tiempo después el discurso filosófico, para encontrar una certeza relativa a su quehacer.

Sin embargo, anclados en la época de la Academia de Platón, dicha independencia no se encontraba todavía establecida. De ahí que Werner Jaeger analice la función del Protréptico aristotélico, como condición de posibilidad tanto gnoseológica como política, de las normas de la Academia. Ya que afirma:

Lo que debemos suponer con certeza es que el propósito de su epístola formaba parte de las actividades políticas de largo alcance a que estaba entregada por aquel tiempo la Academia.[1]

Es así, que el texto del Protréptico[2] escrito por Aristóteles se transforma en un binomio conformado por una ética, que propone una vida dedicada al saber dentro del sistema de la πόλις. De ahí, que bajo este prisma Aristóteles le dirija a Temisón, o Temisonte, según ciertas traducciones[3], una epístola que será en sí misma un testimonio primigenio sobre la importancia de pensar, tanto en términos filosóficos como sociales.

Propósito que a la par establece en sí, toda una ontología del pasado que nos permite revelar el vehículo auténtico de una exhortación, que dentro del escenario griego se presentaba como un acontecimiento, cuya gramática no sólo versaba sobre el sentido mismo de las cosas y sus significados, sino alrededor del mundo y sus objetos. Por lo mismo, Friedrich Schelling comenta en Las Edades del Mundo que:

Si el mundo que tenemos ante nosotros ha llegado finalmente a ser el que es pasando por numerosos tiempos intermedios, ¿cómo podríamos conocer lo presente sin la ciencia de lo pasado?[4]

Y es que sin duda, gracias a un estudio concreto sobre aquello denominado como: “ciencia de lo pasado”[5]es que podemos volver la vista atrás y analizar los antecedentes que brindan las primeras pautas, para la construcción de esta invitación filosófica que vendría a reformular lo establecido por la Academia de Platón y por la “exhortación o παραίνεσις isocrática”[6].

Codificaciones temporales

Jaeger comenta, que previamente había ocurrido entre los griegos una evolución en la “educación moral”[7]. Lo que significaba haber pasado de la llamada “poesía gnómica”[8] hacia un renovado estilo en “prosa”[9]. Un ejemplo claro de este cambio de paradigma son los sofistas, lo cuales aparecen referidos en el Aristóteles de Werner Jaeger[10], como los primeros en realizar dicha transición. Sin embargo, no se profundiza más en la aseveración.

Detengámonos entonces un poco aquí y analicemos dicha tesis, que sin duda muestra el movimiento de la poesía a la prosa. Es así, que tomando el fragmento de Isócrates podemos ver, la propuesta inicial de una ecuación cuya resolución dependerá tanto de la transición hecha por los sofistas, como de la importancia que tuvo la producción cultural, social y artística de la época. Ya que Isócrates comenta:

¡Cómo se podría superar a Gorgias, que tuvo la osadía de declarar que nada de lo que es existe, o a Zenón, que trata de probar que las mismas proposiciones son posibles y, a la vez imposibles![11]

Referencia que sin duda nos muestra, un argumento cuya depuración poética permite la construcción de una conceptualización referida, puesto que carece de metáforas y analogías.

Sin embargo, también habría que mencionar que la “segunda mitad del siglo V a. C. supone el momento culminante del clasicismo helénico”[12]. Época en la historia que trae consigo todo un nuevo establecimiento comprensivo, artístico y político, mismo que buscará anclarse en la cosmovisión de la época, tomando el carisma propio de un resurgimiento en toda la topología del saber griego. Por eso, no solamente habría que mencionar a los sofistas como esa transición de “poesía gnómica”[13] a “prosa”[14], sino en general a toda una corriente de renovación en el ámbito cultural.

Situación que en términos concretos: anunciaba ya la emergencia de las epístolas y en general de la prosa como medio privilegiado de construcción pedagógica[15]. El cual en Aristóteles se presenta por una parte, como la proyección de la imagen del pensamiento propio de la Academia. Allí, donde Platón[16] previamente había comenzado a separar su obra de las formas poéticas, buscando en el ejercicio dialógico una constitución que no dependiera de la esfera de la δόξα. Y por otra parte, también se encuentra una fuerte crítica al llamado: “método isocrático de educación”[17]. Tal y como se menciona a continuación, cuando se dice que:

Aristóteles mostraba que ni un buen estilo de escritor, ni una vida llena de sensibilidad, ni una actividad política creadora- las metas a que Isócrates hacía profesión de conducir- eran posibles sin una verdadera solidez en los últimos principios de las convicciones humanas.[18]

Es decir, aquí en el Protréptico la textura de la exhortación adquiere matices filosóficos, mismos que se emparejan con los modelos formativos y sociales del tiempo, buscando fundirse en el propósito del pensar dentro de un esquema de vida, que ya no se ancle solamente en una somera “educación moral”[19]. Sino en la anunciación de una nueva forma de aproximación al sistema epistémico establecido por el λóγος. Y es justo por eso, que nos hemos posicionado desde la línea crítica para analizar específicamente los conceptos de: πότε[20] y pou[21], cuyo orden lógico muestra las relaciones sociales a través de la invitación a la filosofía que plantea Aristóteles.

De ahí, que Jaeger mencione:

El «Protréptico» no trata un problema único. Su importancia rebasa los límites de la filosofía especializada, pues reside en la universalidad de la cuestión que plantea sobre la conducta en la vida-la cuestión del sentido y la justificación de la filosofía y de su lugar dentro de la totalidad de la vida humana.[22]

Bibliografía

  • Werner Jaeger, Aristóteles, traducción de José Gaos, México, FCE, 2011.
  • Friederich Wilhelm Joseph Schelling, Las Edades del Mundo, traducción notas de Jorge Navarro Pérez, en Schelling: Sistema del idealismo trascendental/Las Edades del Mundo con estudio introductorio de Raúl Gabas, España, Editorial Gredos, 2015.
  • Jenofonte, Anábasis y Obras Menores, introducción de Carlos García Gual, traducción y notas de Ramón Bach Pellicer, España, Editorial Gredos, 2015.
  • Sofistas Obras, Protágoras-Jeníades-Gorgias-Licofrón-Pródico-Trasímaco-Hipias-Antifonte-Critias-Anónimo de Jámblico, introducción general de Eugenio R. Luján, traducción y notas de Antonio Melero Bellido, España, Editorial Gredos, 2015.
  • Aristóteles, Categorías, traducción, notas e introducción de Eduardo Sinnot, Argentina, Ediciones Colihue, 2009.
  • Aristóteles, Protréptico. Una exhortación a la filosofía, en Aristóteles 1, estudio introductorio por Miguel Candel, traducción y notas de Carlos Megino Rodríguez, España, Editorial Gredos, 2014.

[1] Werner Jaeger, Aristóteles, traducción de José Gaos, México, FCE, 2011. Pág. 69. Poco antes, en la misma página se afirma que a partir del “siglo IV rivalizaban las escuelas  en esta forma por obtener la atención de los poderes temporales, con el fin de ganar influencia en la política”. Con esto entendemos, que la forma era en sí a la par, un acontecimiento para transformar la vida, de aquél que se aventuraba a la filosofía, al mismo tiempo que obedecía en sus propios fundamentos, a un fin político establecido.

[2] Cfr. Protréptico Una exhortación a la filosofía, en Aristóteles T. 1, estudio introductorio por Miguel Candel, traducción y notas de Carlos Megino Rodríguez, España, Editorial Gredos, 2014. Donde se analiza en el aparato crítico, fuentes bibliográficas y se estudia al mismo tiempo, la procedencia de los fragmentos.

[3] Cfr. Werner Jaeger, Aristóteles, traducción de José Gaos, México, FCE, 2011.

[4] Friederich Wilhelm Joseph Schelling, Las Edades del Mundo, traducción y notas de Jorge Navarro Pérez, en Schelling: Sistema del idealismo trascendental/Las Edades del Mundo con estudio introductorio de Raúl Gabas, España, Editorial Gredos, 2015. Pág. 255, § 5. Libro Primero, en la versión de 1813 publicada en Die Weltater. Fragmente. In den Urfassungen von 1811 un 1813.

[5] Ídem. Pág 255, § 5.

[6] Werner Jaeger, Aristóteles, traducción de José Gaos, México, FCE, 2011. Pág. 72.

[7] Werner Jaeger, Aristóteles, traducción de José Gaos, México, FCE, 2011. Pág. 71.

[8] Loc. Cit.

[9] Cfr. Jenofonte, Anábasis y Obras Menores, introducción de Carlos García Gual, traducción y notas de Ramón Bach Pellicer, España, Editorial Gredos, 2015. Obra donde claramente se pueden ver los alcances de la prosa, como estructura formal de los acontecimientos históricos. Es decir, aquí ya hay una clara preponderancia , de dicho vehículo dentro de la tradición clásica.

[10] Cfr. Werner Jaeger, Aristóteles, traducción de José Gaos, México, FCE, 2011.

[11]  Sofistas Obras, Protágoras-Jeníades-Gorgias-Licofrón-Pródico-Trasímaco-Hipias-Antifonte-Critias-Anónimo de Jámblico, introducción general de Eugenio R. Luján, traducción y notas de Antonio Melero Bellido, España, Editorial Gredos, 2015. Pág, 106. Apartado: «B. Fragmentos», donde se encuentra lo referido al tratado de Gorgias: Sobre lo que no es o sobre la naturaleza. El fragmento de  Isócrates que hemos citado se encuentra como: «1 Isócrates X 3».

[12] Eugenio R. Luján en la Introducción General a Sofistas Obras, Protágoras-Jeníades-Gorgias-Licofrón-Pródico-Trasímaco-Hipias-Antifonte-Critias-Anónimo de Jámblico, traducción y notas de Antonio Melero Bellido, España, Editorial Gredos, 2015. Pág. VII.

[13] Cfr. Werner Jaeger, Aristóteles, traducción de José Gaos, México, FCE, 2011.

[14] Ídem.

[15] Cfr. Werner Jaeger, Aristóteles, traducción de José Gaos, México, FCE, 2011. Pág. 71. Donde se afirma que: “Dirigirse a una persona particular es un recurso de estilo sumamente antiguo en toda clase de enseñanza moral y discurso didáctico”.

[16] Cfr. Platón, Diálogos, T. 1, prólogo por Carlos García Gual, estudio introductorio por Antonio Alegre Gorri,  Crátilo, traducción y notas de José Luis Calvo, España, Editorial Gredos, 2010, 393d-393c.

[17] Werner Jaeger, Aristóteles, traducción de José Gaos, México, FCE, 2011. Pág. 71.

[18] Werner Jaeger, Aristóteles, traducción de José Gaos, México, FCE, 2011. Pág. 74.

[19] Cfr. Werner Jaeger, Aristóteles, traducción de José Gaos, México, FCE, 2011. Pág. 71.

[20] Cfr. Aristóteles, Categorías, traducción, notas e introducción de Eduardo Sinnot, Argentina, Ediciones Colihue, 2009. En la introducción,  πότε aparece traducida como: “tiempo”. Sin embargo el vocablo latino, la colocaría como: quando. Es decir, el qué de un momento donde transcurre determinada acción. En este caso, la emergencia del Protréptico en la Grecia Antigua, cuyo tiempo anuncia el porqué de una invitación a la filosofía. Plantea un análisis historiográfico, anclado en el sistema lógico-aristotélico. Que se nutre continuamente tanto de la filosofía proveniente de la Academia de Platón, como de las nuevas discusiones en torno a la composición de “exhortaciones”, específicamente en Isócrates. Para lo anterior véase: Werner Jaeger, Aristóteles, traducción de José Gaos, FCE, México, 2011.

[21] Cfr. Aristóteles, Categorías, traducción, notas e introducción de Eduardo Sinnot, Argentina, Ediciones Colihue, 2009. Pág XVII de la introducción, donde aparece pou traducido como lugar. Cuya latinización sería: ubi. Siendo la función que nos da la condición de posibilidad de establecer el cuándo de una acción y por qué ella misma, entendida aquí como la emergencia de una invitación a la filosofía por parte de Aristóteles, se comprende bajo una serie de relaciones sociales propias de un lugar determinado.

[22] Werner Jaeger, Aristóteles, traducción de José Gaos, México, FCE, 2011. Pág. 98. El entrecomillado es mío, en el original viene en cursivas..