El año 2020 se vislumbraba determinante para el panorama internacional tan sólo por los comicios presidenciales en Estados Unidos. No obstante, la pandemia de Covid-19 y sus consecuencias socioeconómicas globales han generado una serie de condiciones que otorgan al 2020 un carácter coyuntural a escala civilizatoria, pues la nueva normalidad ha acabado con la rentabilidad de los combustibles fósiles en beneficio de las tecnologías sustentables, digitales y las industrias enfocadas a internet.

La crisis sanitaria ocasionada por el virus SARS-CoV-2 tiene como génesis uno de los problemas más acuciantes a escala global, la destrucción de la biodiversidad y el medio ambiente. Varios estudios científicos han encontrado que el brote de Covid-19 y otras enfermedades surgen por la disminución de biodiversidad, el desequilibrio de ecosistemas y su invasión por poblaciones humanas. Lo anterior apunta a los hábitos de producción y consumo, es decir, al modelo de producción dominante; en otras palabras, el culpable no es el murciélago de herradura y su capacidad de coexistir con distintos virus, sino la incesante búsqueda del desarrollo económico y su expansión territorial.

La pandemia de Covid-19 ha servido para tomar consciencia de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Ursula von der Leyen propuso, en septiembre de 2020, un plan para recortar 55% las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a los niveles de 1990, hasta ser neutrales en su huella de carbono en 2050; en octubre de 2020 Xi Jinping, anunció a Naciones Unidas que China se comprometía a seguir los mismos pasos que la Unión Europea (UE) antes de 2060. A esto se suman los compromisos de Corea del Sur, Reino Unido y Japón en el mismo rubro. Por ello, los comicios estadounidenses de 2020 juegan un papel clave para consolidar esta tendencia debido a que Biden no coincide con la postura negacionista del actual gobierno. Y como señaló el ex-secretario de Estado, John Kerry, la pandemia de Covid-19 ha abierto el escenario completo, ya que las personas han aprendido lo que sucede si no se escucha a los científicos.

El cambio climático que se ha intensificado por la incidencia de las sociedades industriales ha ocasionado grandes desastres naturales en Estados Unidos durante los últimos años, sólo es necesario mencionar las 9 tormentas eléctricas que han azotado el suroeste estadounidense los últimos 3 años y los incendios forestales en California y Oregón, que han ido en aumento desde 2016.

No es extraño que la cuestión climática haya tomado una relevancia primordial desde las elecciones democráticas internas para la presidencia. El 4 de septiembre de 2019, el canal televisivo CNN transmitió 7 horas en las que se preguntó a los candidatos demócratas sobre su plan de acción para el cambio climático. Incluso, algunos políticos republicanos abandonaron el clásico negacionismo a manera de ganar simpatía.

Una alternativa para el mantenimiento del liderazgo económico mundial

El Green New Deal, propuesto por Alexandra Ocasio-Cortez en febrero de 2019, es una estrategia para conducir a las empresas a otros modelos de negocios ya que tiene como objetivo estimular el uso de fuentes energéticas limpias, renovables y libres de emisiones de gases de efecto invernadero.

No obstante, las implicaciones geoeconómicas y geopolíticas de tal proyecto a escala mundial le podrían brindar la oportunidad a Estados Unidos de renovar su liderazgo mundial. Tal y como lo señala Stephen Wertheim en el artículo The price of primacy, el gobierno estadounidense podría utilizar la influencia de su mercado para promover un cambio hacia la protección del medio ambiente mientras se reformulan sus intereses abstractos de protector del mundo por unos de carácter concreto.

Esto le brindaría dos fortalezas para enfrentar la disputa hegemónica con China: promover una renovación de su aparato industrial nacional y la fortaleza económica de colocarse como el exportador por excelencia de tecnologías verdes. Esto último le daría la liquidez para apoyar los programas gubernamentales para el desarrollo de las tecnologías de vanguardia como la tecnología 5G, inteligencia artificial y big data, en las que China tiene el liderazgo.

A partir de la propuesta de la congresista Ocasio-Cortez distintos candidatos mostraron sus propuestas para abordar el cambio climático: el Plan Marshall Verde ideado por Elizabeth Warren, cuya inversión de 100 mil millones de dólares de gasto federal se pensó para ayudar a otros países a comprar tecnología estadounidense contra el cambio climático; la movilización a nivel nacional de Bernie Sanders que supone una inversión de 16.3 billones de dólares; y la propuesta de Joe Biden por una revolución de energías limpias con presupuesto de 1.7 billones de dólares.

Es importante señalar la crisis de las grandes petroleras dentro de esta coyuntura, el petróleo junto con las industrias de plástico y fracking han sufrido una caída de precios y de rentabilidad, lo que ha significado despidos masivos, reducción en la producción y renegociación de contratos de perforación. En julio de 2020, Exxon Mobil, Shell y Chevron presentaron los peores resultados financieros en su historia. Más de 50 compañías estadounidenses se han declarado en «bancarrota» como protección, al deber más de 50 mil millones de dólares. A esto se suma que las compañías enfrentan una mayor incertidumbre por la imposición de las regulaciones sobre las emisiones de gases de efecto invernadero, sobre todo si Biden llega a la presidencia y los demócratas controlan el senado.

Sin embargo, sólo las petroleras europeas han optado por invertir en energías limpias. Al contrario de los combustibles fósiles, las compañías que desarrollan tecnología sustentable se han beneficiado de un aumento en su valoración bursátil. La productora de energía limpia NextEra, ha superado a ExxonMobilecomo la mayor productora estadounidense de energía y Tesla se valora en 385 mil millones de dólares, un aumento de 190% desde enero de 2020, más que el monto en conjunto de Toyota, General Motors y Volkswagen.

El próximo gobierno estadounidense, sin importar sus filiaciones ideológicas, tendrá que ser consciente del nuevo escenario a raíz de los cambios fraguados en 2020, y aprovechar las nuevas oportunidades que ofrece este momento coyuntural. Sobre todo si este cambio verde le ahorrará miles de millones de dólares en desastres naturales a futuro.

i Internacionalista por la Universidad Nacional Autónoma de México y colaborador del Laboratorio de Estudios sobre Empresas Transnacionales (LET).

Fuentes consultadas

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