¿Qué fue la globalización?

Carlos Humberto Contreras Tentzohua

Con dos décadas de iniciado el nuevo milenio, así como el nuevo siglo, el mundo ha pasado por diversos cambios estructurales de suma importancia, quizás uno de los más notorios sea el del colapso de la globalización frente a las posturas soberanistas como nacionalistas. Entre finales de la década de 1990 y principios del nuevo siglo diversos actores hablaron sobre la inevitabilidad de la globalización, sobre su eternidad e incluso sobre su bondad. Aunque a la fecha muchas personas siguen sin ponerse de acuerdo sobre la esencia de ésta, pues para algunos significa el fin del Estado-nación, para otros el libre tránsito de productos y de personas, mientras que para otros se refiere a la postindustrialización; no faltan incluso quienes hablan de que la globalización existe desde hace cinco siglos.

La realidad es que se escribieron muchas apologías sobre la globalización, e incluso sus críticos se basaron en esas apologías (un ejemplo sería Antonio Negri con su Imperio) para criticarla y buscar “alternativas”. Incluso hoy con la postglobalización se sigue debatiendo sobre lo que fue la globalización, pues no hay un acuerdo sobre lo que ésta fue en su esencia. Lejos de posturas apologistas lo cierto es que ésta no se puede desprender de fenómenos como el imperialismo y el colonialismo, particularmente anglosajón:

La teoría del «libre comercio», enunciada en el siglo XVIII, tenía como objetivo inicial impedir que los holandeses cerraran su imperio colonial al comercio inglés. Esta teoría sirvió de justificación política a la expansión colonial británica, imponiendo a escala internacional una división del trabajo que resultó mucho más eficaz que el propio sistema colonial en cuanto al saqueo de los recursos. En 1941, los anglosajones se fijaron como objetivo de guerra el paso del modo colonial de explotación al intercambio desigual después de la victoria sobre la Alemania nazi. Es por ello que la Carta del Atlántico promueve la descolonización, el libre intercambio y la libre circulación marítima. Este modelo se hizo regularizó en 1947 con los acuerdos del GATT y se fortaleció en la era Reagan-Thatcher a través de un gran movimiento de privatización y desregulación. (Réseau Voltaire,2018)

Es decir, la globalización fue desde el comienzo planeada para saquear los recursos de los países pobres para favorecer al imperialismo y colonialismo anglosajón, antes de Inglaterra, después de EEUU. y de sus aliados. Promueve el libre comercio tanto como el intercambio de recursos, pero sólo si favorece al imperialismo de sus promotores, provocando desigualdad. Es un proyecto que beneficia a unos pocos países, pero que perjudica gravemente a la gran mayoría de personas en el mundo. Aunado a eso promueve la desregulación y la privatización, con lo que modifica las características o funciones de los Estados en el siglo XX; los Estados ya no controlan sus propios recursos, también está en contra del bienestar y de los servicios públicos que los gobiernos pretenden ofrecer hacía su propia población.

Históricamente a la globalización se le han puesto limites, y una es el nacionalismo, como el alemán a inicios del siglo XX antes de la Primera Guerra Mundial; la otra opción es el comunismo como el de la URSS. Ambas opciones limitaron el poder anglosajón, e incluso obligaron a que éste pusiera en pausa a la globalización y tuvieran que adoptar medidas de economía mixta como de bienestar. Pero con la caída de la URSS y del bloque socialista EEUU. encontró el campo libre para llevar ahora sí su proyecto globalista, ya no había quien le pusiera límites:

En 1991, el presidente Bush padre dio a conocer su visión de un nuevo orden mundial: la globalización. El objetivo es aprovechar el vacío creado por la desaparición de la URSS para extender la dominación anglosajona, privilegiando la expansión económica antes que la expansión militar. El nuevo modelo tiene como objetivos no sólo la libre circulación de los productos sino también la libre circulación de los servicios y los capitales, todo bajo la regulación de un tribunal arbitral que corroe la soberanía de los Estados. Este nuevo modelo está representado hoy en día por la Organización Mundial del Comercio (OMC). (Réseau Voltaire,2018)

Y con ello gran parte de los gobiernos del mundo vieron su soberanía socavada, por lo que debían ceder sí o sí al nuevo proyecto de las élites globales, o correr el riesgo de enfrentarse al mundo unipolar y verse invadido militarmente y bloqueado política y económicamente, como lo fue en los casos de Yugoslavia, Irak o Libia. Aunado a eso países como México tenían una enorme deuda con el FMI, por lo que fue obligado a ceder parte de su soberanía, así como de sus recursos en favor de la globalización, convirtiéndolo en un país subdesarrollado y que aporta materias primas principalmente, entre éstos petróleo y drogas.

Es importante señalar que de cualquier manera México es un país cuya industria depende de EEUU., siempre ha estado subordinada, pero con la globalización México retrocedió. En cambio, EEUU. pasó a ser una sociedad postindustrial, hubo cierre de fábricas tanto como despidos masivos, así como la decadencia de lugares industriales como Detroit, Philadelphia o Chicago, lugares que nunca se recuperaron y siguen padeciendo las consecuencias de la era postindustrial. La gran mayoría de esas industrias fueron a parar a China, en donde los salarios eran bajos, por lo que la plusvalía a obtener iba a ser inmensa.

A pesar de esos problemas hubo quienes siguieron defendiendo a la globalización, como sus principales apologistas EEUU. e Inglaterra, quienes si bien renunciaron a la producción de mercancías, no obstante desarrollaron al máximo las finanzas así como el militarismo y el (neo) colonialismo:

En el siglo XXI, este proceso se prolonga con la desmaterialización de la economía. Los anglosajones cierran sus industrias de bienes de consumo y conservan únicamente su industria militar. Inventan una economía basada en los «productos financieros» (o sea, en la especulación) y en el cobro de derechos de «propiedad intelectual» (o sea, de derechos por el uso). Extienden al espacio aéreo su control sobre la libre circulación de bienes y servicios, con el pretexto de la «guerra contra el terrorismo», y también al espacio marítimo, con el pretexto de la «lucha contra la piratería». (Réseau Voltaire,2018)

De modo que la lucha contra el terrorismo y las guerras en Afganistán, Irak y Siria en realidad sólo eran una repetición del colonialismo del siglo XIX, en la que el saqueo de los recursos estaba más que justificado. Salvo que ahora el colonialismo se podía justificar en nombre de los derechos humanos, en su nombre se podía acabar con un Estado-Nación, poco importaba que eso acarreara más problemas, no había quien le impusiera límites a las grandes potencias y a su utopía neoliberal-globalista. Sólo la propia crisis inherente al capitalismo era capaz de lograr que las grandes potencias se replantearan en parte los enormes inconvenientes de la desregulación en la economía y del imperialismo:

Pero la anacrónica colonización de Irak en 2003 y su exorbitante costo están a punto de provocar el derrumbe financiero del Imperio. El presidente estadounidense Barack Obama y el primer ministro británico Gordon Brown tratan entonces de salvar el sistema vaciando las plazas financieras extranjeras y obligando los capitales a migrar hacia los paraísos fiscales anglosajones. Por otro lado, en un movimiento concertado, los Estados occidentales ponen todos los medios financieros públicos al servicio de un grupo de bancos privados que así logran no sólo evitar la quiebra sino también comprar las empresas y bancos con problemas, en lo que constituye un gigantesco movimiento de concentración de la riqueza.(Réseau Voltaire,2018)

Financierismo y una enorme concentración de la riqueza, eso sin contar el militarismo colonial, son problemas que desde siempre han ido al lado del capitalismo, lo cual va en contra de la tesis de los apologistas de la globalización, quienes afirmaron sin más que: “(…)asistimos a la constitución de un sistema económico radicalmente distinto al que hemos conocido hasta la fecha y no hay alternativa al proceso global de integración y recomposición.” (Petras: 10), lo cual resulta falso, pues ya antes el capitalismo había pasado por un proceso similar de financierismo, eso sin contar que: “Desde el principio la globalización estuvo ligada al imperialismo, por lo que difícilmente puede considerarse un fenómeno nuevo.” (Petras: 10)

Evidentemente que quienes se benefician de la globalización, como las grandes empresas estadunidenses o los centros financieros como Wall Street o la City de Londres difícilmente van a querer que el estado de cosas cambie, al contrario, les conviene decir que su orden impuesto es eterno e inevitable, e incluso nuevo, todo lo cual dista mucho de ser verdad, pues si con la globalización y el colonialismo en el siglo XIX hubo resistencias, límites y además proyectos alternativos, lo mismo iba a suceder con esta globalización:

constituye un grave error de concepto considerar que la globalización es un proceso inevitable o la última fase del capitalismo (la eliminación de la historia). La globalización es un fenómeno cíclico que se alterna con periodos de desarrollo nacional, producto de políticas estatales vinculadas a instituciones económicas internacionales. (Petras: 11)

Lo que existen son ciclos y procesos económicos, la historia humana no se queda quieta salvo que quiera el estancamiento. Los globalistas en sus monólogos pro-globalización se esforzaron por justificarlo,  hablaron del fin de la historia, del fin del hombre, de la naturaleza inevitable de la globalización etc, pero lo cierto es que simplemente se negaban a renunciar a sus privilegios, y con tal de conservarlos son capaces de provocar la más infame de las decadencias. Ni los hombres dejaron de hacer historia y la globalización no es eterna e inevitable, de hecho depende tanto de maniobras políticas como de luchas contra el poder popular: 

la aplastante derrota de la clase obrera, el campesinado y los pequeños empresarios a manos de las fuerzas capitalistas que, desde el poder, imponen políticas contrarias al Estado de Bienestar, con el consiguiente descenso en el nivel de vida, y crean incentivos estatales para promover las estrategias de exportación. (Petras :12)

Fueron un grupo de hombres quienes tomaron las decisiones políticas-económicas de acabar con el Estado de bienestar e imponer la globalización, pero también son hombres quienes se oponen al proyecto globalista y buscan crear proyectos que le pongan limites, o incluso su fin. Mientras exista el hombre existe la política y mientras haya política hay conflicto. La postpolítica afirma basarse en puros criterios técnicos e incluso científicos para tomar decisiones fuera de la ideología, pero eso no es así. Un ejemplo de eso radica en quienes siguen sosteniendo que con el internet y las nuevas tecnologías la globalización se hace inevitable, lo cual no es así:

El éxito del capital al socavar el poder popular, desmantelar el estado de bienestar y convertirlo en un instrumento para la expansión en el exterior, es la condición que sirve de base a la globalización, no los cambios tecnológicos, las exigencias del mercado mundial ni la lógica del capital. (Petras: 12)

Tanto el mercado mundial como el capitalismo, así como la tecnología dependen antes de las decisiones políticas. Si un país decide bloquearte comercialmente, como hace EEUU. con Cuba o ahora con Rusia, es una decisión política que automáticamente niega la globalización, pues demuestra que con conflictos, como el de ahora en Ucrania, la globalización no funciona. La tecnología puede funcionar perfectamente en cualquier sistema político e ideológico, sea el fascismo, el comunismo o la globalización, es apolítica. Finalmente, si seguimos viviendo bajo el modo de producción capitalista es debido a una decisión política, no porque sea el fin de la historia o del hombre, eso es un mito.

Con la actual operación especial en Ucrania la globalización se sigue despedazando. Mientras países como Rusia y China buscan alianzas económicas con diversos países en el mundo, y el ejemplo más claro son los BRICS: “Los países imperiales en declive optan por una globalización restrictiva y selectiva, buscando apertura allí donde siguen ostentando una posición competitivamente ventajosa, al tiempo que imponen restricciones estatales a la importación en los sectores donde han perdido competitividad.” (Petras 15) Y es que salvo la finanza, en muchos de los demás sectores occidente, sobre todo EEUU. ya no tiene como competir, China le gana en el sector manufacturero y Rusia en la producción de materias primas, sobre todo energéticos. Estamos en un momento inédito de la historia en el que los productores son quienes mandan, mientras que los países “desarrollados”, financieros y postindustriales deben de pagar aún más si quieren obtener los productos que requieren.     

Mientras duró la globalización: “Los países ascendentes en vías de desarrollo con una base industrial diversificada echan mano de la globalización como fórmula para la exportación, mientras conservan una estricta normativa estatal que controla las entradas del capital extranjero”(Petras:15), eso fue lo que hicieron países como Rusia y China, ellos estaban a favor de la globalización mientras funcionara para la exportación de sus productos. Pero en ningún momento quisieron la pérdida de su soberanía o la imposición de políticas contrarias a sus intereses, tampoco estuvieron de acuerdo con el mundo unipolar ni con la pax americana, y ahora con un EEUU. cada vez más decadente el rechazo al imperialismo yankee se vuelve más tajante.

La realidad es que la globalización fue un proceso temporal, sin la caída de la URSS y del bloque socialista no hubiera sido posible. Sus discursos apologéticos no fueron más que una demostración de soberbia de quien no es capaz de la autocrítica y sobredimensiona su victoria. Si la historia es un proceso que reúne diversos procesos, eso quiere decir que ésta no se estanca, y que los vencidos tienen posibilidad de redimirse, y eso ocurre con Rusia, quien esperó pacientemente hasta reunir la suficiente fuerza para acabar con el mundo unipolar y su globalización.

De momento la globalización ha dicho adiós, y quienes lo nieguen simplemente caerán junto a ella. Es momento de criticar duramente a quienes la defendieron, pero eso es parte de otro ensayo. ¿Volverá algún día la globalización? Puede ser, mientras exista el humano existe el conflicto y por tanto la historia, y podría retornar, pero de momento se ha ido junto con sus pretensiones posthistóricas, y eso se debería celebrar. 

Bibliografía.

Petras, J. (1999) Globalización una critica epistemológica. México. UNAM.

Réseau Voltaire. (1 de agosto de 2022) Globalización económica.   https://www.voltairenet.org/mot266.html?lang=es